Erinkai

19/04/2011 16:07:50

Me han recomendado que escriba algo todas las noches siempre que me haya ocurrido algo en la ciudad,así no se me olvidará redactar cualquier acta necesaria para la guardia...

Hoy he vuelto a entrenar con Estenion, el señor Estenion; la verdad es que para ser un elfo pega duro.. Me ha advertido que debo abrir mi mente a nuevas disciplinas, y lo cierto es que el uso de la magia podría servirme bien, a decir verdad me encanta ver brotar las llamas de mi espadón, y así puede que no sufriese del acoso de los ardides de cualquier arcano o gente instruida en la lectura de pergaminos...

En fin...no se me dan bien estas cosas, pero cumplo con lo que se me dice, cualidad muy necesaria en un buen soldado. Buenas noches Ámbar, nos vemos a la próxima.

Erinkai

25/04/2011 10:58:33

Hola de nuevo fajo de pergaminos encuadernados.

El día de hoy no puede más que clasificarse de inusual, para empezar uno se entera de que dos personas allegadas, no escribiré nombres por quien pueda acceder a este diario, van a dar el paso de unirse en matrimonio bajo la bendición de Tymora.

Por si esta no fuese de por si una noticia dichosa, al cruzarme con Estenion para seguir con mi entrenamiento me "ofrece" una insignia que me identifica como miembro de la Guardia Escarlata de Ámbar, por fin llegó el día!!

Y para terminar se convocan elecciones y he tenido el honor de poder inaugurarlas, siendo mi voto el primero. Ahora solo queda esperar que aquellos que sean elegidos puedan conducir a esta ciudad hacia un futuro que irradie algo más de luz que el presente.

En fin, me despido diario, tengo que hacer saber mi nuevo rango a mis compañeros del cuartel.

Erinkai

28/04/2011 00:37:50

Aunque parezca una tontería, esto es algo que tengo que apuntar para que no se me pase por alto...

¿Desde cuándo frecuentan la zona Ámbar numerosos semidragones?

No es que me moleste, ya que estoy en el último baluarte de la mente abierta de todo Amn, pero en dos noches me he encontrado con dos diferentes y he recibido queja de que hay uno, no tiene por qué ser de ellos, que por lo visto gusta de asaltar a los viandantes del camino del comercio cerca de la ciudad...

Además he tenido el dudoso placer de conocer al "padre" de Nork, un caballero con los mismos modales que un osgo, o eso me ha dado a parecer.

Y por último parece ser que el comercio vuelve a Ámbar y puede que en breves pueda optar a conseguir un espadón decente de verdad... Parece que, aunque el pesimismo de Estenion es considerable, por fin algo empieza a marchar como es debido.

Erinkai

02/05/2011 19:12:34

Es increíble, justo acabamos un proceso electoral lleno de sorpresas y de repente, de golpe y porrazo, atacan tres gigantes de las cavernas y una vez nos libramos de ellos, con la participación de un semidragón llamado Lalkuas, llega el ejército de la reina y sitian la ciudad!

Esos malditos estirados, desde luego no seré yo quien les enseñe la ciudad, en cuanto Tabris se dio la vuelta uno de ellos le atacó por la espalda, lo cual significó una tunda que me tocó recibir a manos de sus 4 compañeros....

Las cosas están muy tensas por aquí y creo que parte tiene qué ver con ese extraño hombre que ha sido apresado hace unas horas.
Tendré que encontrar al teniente para que me explique a las claras lo que está pasando.

Erinkai

16/05/2011 16:14:33

Muchas cosas han ocurrido desde la última vez que escribí, por aquel entonces Ámbar era un pueblo con un visitante inesperado y ahora, de golpe y porrazo, resulta que es uno de los tesoros con el que la reina de hielo pretende pagar a las hordas de trolls que le sirven de refuerzo a su armada...

Vayamos por pasos, las turbulencias llegaron con un signo que siempre ha sido de mal augurio: un destacamento militar. Vinieron en nombre de su majestad pidiendo provisiones, qué digo pidiendo, exigiendo. Se llevaron sus carretas, diezmando nuestras reservas pero fueron castigados con la pérdida de unas cuantas de esas carretas ya que volvieron a por más.

Al no poder satisfacer sus demandas a las gentes de Ámbar solo nos quedaba una vía de escape, la insurrección. Tomamos presos a todos los soldados que pudimos, ya que nuestro ilustre magister Gweenfrey decidió caldear el ambiente con unas cuantas llamaradas que acabaron con muchos de los amnianos.
A partir de ahí solo se que me vi embutido en una de sus armaduras fingiendo ser uno más junto a otros compañeros de la guardia, mientras intentamos infructuosamente infiltrarnos en el bando enemigo...

La batalla que sucedió al fracaso del subterfugio fue sobrecogedora, los amnianos morían a decenas mientras que sus magos hacían lo posible por frenar a nuestros valientes camaradas o aliados de ambas ciudades. Cuando nos reagrupamos en los Dientecillos poco podíamos saber de lo que nos esperaba más allá, creímos ser suficientes pero lo cierto es que esa presunción nos salió cara; la mayoría caímos en la primera refriega, así fue que cuando consiguieron levantarnos me di cuenta de que mi presencia en el campo de batalla poco podía desequilibrar la balanza a nuestro favor, por lo que decidí que el mejor curso de acción sería volver a Ámbar para prepararla contra la más que posible represalia.

Pasó la noche, y al día siguiente llegaron consejos del teniente sobre qué curso de acción tomar, así que nos pusimos a ello sin saber lo que nos deparaban las próximas horas...

Cuando desde la puerta avisaron de que la gobernadora había regresado todos nos alegramos y fuimos a recibir a los ambaritas que habían regresado, más bien contra todo pronóstico. Al principio no nos fijamos en la expresión taciturna de la gobernadora y del teniente, creyendo que se debían al agotamiento, pero la verdad cayó como una losa sobre nosotros al ver cómo se cerraban las puertas tras éste último, los que faltaban habían caído presos.

Los gobernantes que quedaban se dedicaron a buscarle una solución diplomática al problema de los presos, y tras varias discusiones y días de debate el Aldur y yo acompañamos a Nork al intercambio donde el ejército recuperó a varios hombres y la ciudad a uno de sus consejeros.

Creo que aquí queda bien resumido todo lo acontecido en estos días, no estoy acostumbrado a escribir tanto. Además debería acordarme de preguntarle al teniente qué está pasando y por qué nadie me avisó de su partida... En fin, vuelvo a mis tareas ya que un guardia que no realiza su trabajo no puede ostentar ese título.

Erinkai

13/10/2011 21:46:26

Ahhh... Mi querido diario, casi me había olvidado de tu existencia. Aprovechando lo que pareció un alto en la guerra decidí que era hora de volver a La Costa del Dragón a ver a mis padres. El pueblo seguía estando en su sitio, total qué eran 2 años para un sitio donde nunca pasa nada?

El viaje fue lo típico: miradas de orgullo de un padre que ve que su hijo prospera, las lágrimas de una madre que sabe que las visitas siempre escasearán y los cientos de pequeños trabajos que requieren de unos hombros fuertes y unas piernas largas.

No obstante la despedida fue dura, uno nunca se despide con una sonrisa verdadera de quienes le son queridos, ahora vuelvo a ser Erinkai Harla, soldado de la honorable Guardia Escarlata.

El deber llama.

Erinkai

25/10/2011 19:13:43

Parece ser que me había acostumbrado a la paz, sobre todo durante mi viaje, pero de nuevo la realidad golpea... y no lo hace con dulzura.

El ataque nos pilló desprevenidos y pagamos nuestra tranquilidad con suficientes vidas como para darse cuenta de que esto no está bien. Ayer acudí al velatorio por la muerte de buenos compañeros, soldados leales y, además, amigos de confianza. Mucho me temo que los rostros congestionados por el dolor de madres y esposas, las miradas de ira contenida de padres y amigos y sobre todo las miradas de incomprensión de las criaturas más jóvenes me acompañarán hasta el día en que deje este mundo.

Luego está el asunto de la charla con Lucien, por Tempus, en qué estaría pensando... Saltar y desahogarme con el primer conocido con el que me cruzo, ahora pensará que soy un gato asustadizo, pero juro por todo lo que es sagrado en este mundo que no tengo miedo, solo estoy harto de que siempre tenga que morir gente que nunca será protagonista de las canciones de los bardos por los gustos de aquellos que jamás pisarán un campo de batallas.

Malditos sean...