Kallagan

10/10/2005 04:13:05

El olor se hacía insoportable nada más cruzar el río que delimitaba las fronteras del pantano. La densa bruma del cenagal apenas dejaba distinguir unas pocas tonalidades de entre las múltimples formas que poblaban aquel entorno. Aquella niebla hacía imperceptible la linde que separaba el suelo del cielo, pero las pocas alimañanas que habitaban la ciénaga estaban muy acostumbradas a todas esas adversidades.
Se trataba de la ciénaga del Alto Pármao, una de las más grandes e inexploradas de Faêrun, una de la que muy poco se sabía pues nadie tenía motivo alguno para adentrarse en ese infierno de putrefacción.
Rara vez se dejaba ver por aquel lugar una mano de más de cuatro dedos, pero aquel día, aquella mañana de invierno, algo fuera de lo cotidiano irrumpió la tradicional rutina de supervivencia de las deleznables y aberrantes criaturas del cieno. Un pequeño brazo emergió de entre el barro, una brazo armado con una manita peluda, con cinco deditos acabados en cinco diminutas garras negras.
Parecía como si algo abocado al olvido hubiese despertado bajo el fango. La mano permaneció quieta durante unos instantes y al cabo de un rato, como sacudido por una descarga, el barzo volvió a moverse de nuevo. La tierra empezó a removerse y poco a poco una bola peluda fue abriéndose paso hasta salir a la superficie. La criatura no medía mas de un metro y su pelaje negro, rallado con betas blancas, estaba totalmente impregnado de tierra y humus....


continuará

Kallagan

11/10/2005 00:16:14

...Aquella dívaga criatura intentó situarse, analizó su entorno y escudrió en su memoria recien estrenada para ver si podía sacar alguna conclusión de su situación... nada, no podía recordar absolutamete nada. Intentó vocalizar algún sonido, pero de su boca no salía ninguna palabra coherente, podía pensar con claridad, sabía que podía usar la razón, pero lo único que conseguía decir, y repetía una y otra vez, era Odiphus. ¿Qué significaba aquello? ¿porqué era lo único que podía vocalizar?
Fuese lo que fuese tenía que abandonar aquel horrendo paraje, la peste le estaba empezando a marear.





Volverá a continuar.

Kallagan

14/10/2005 21:22:30

-Mira Zaran, otro lagarto-
-Kurgan, tenemos ya la bolsa llena, con esto tenemos más que suficiente para llenar el pedido.

Kurgan se acercó un poco más a lo que, a primera vista, le había parecido un simple reptil.
-Pero éste es enorme, seguro que el jefe pagará bien por él- reprimió Kurgan.
El contrabandista se acercó un poco más para poder verlo con claridad, estaba embadurando de fango y tan solo se podían apreciar su silueta a causa de la bruma. La criatura estaba acurrucada en cuclillas masticando algo, ajena a la presencia de los dos humanos.
Kurgan extendió el brazo para tocarlo pero en ese momento la embarrada criatura se volvió hacia ellos estrepitosamente. Para cuando pudieron ver su cara con claridad, aquella alimaña se había lanzado contra el cuello de Kurgan.

-¡Kurgan!- exclamó Zaran.
El otro cazarrecompensas buscó rápidamente la cachiporra que llevaba sujeta en su cinto y la estampó contra la cabeza del maloliente ser dejándolo inconsciente.
-¡Que asco!- dijo Kurgan tocándose la herida del cuello -¿qué era eso?-
Zaran analizó el cuerpecito de la alimaña, incosciente olía aun peor.
-no tengo ni idea, pero el jefe pagará bien por esto. Atale y métele en la jaula, le llevaremos a Camildor con el resto del cargamento. No aguanto ni un minuto más en esta apestosa ciénaga....







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Kallagan

14/10/2005 21:45:38

Los contrabandistas llevaban meses de camino, recorriendo todo el camino de comercio a la vera de su carromato tirado por mulas.
Su cargamento estaba compuesto, básicamante, de lagartos vivos para subastarlos en el bazar, exceptuando el extraño humanoide que guardaban en una de sus jaulas. Tenían la esperanza de que aquel hedor desapareciese al dejar la ciénaga, pero la criatura seguia emanando su peste particular.
Habían intentado darle un baño, pero había sido inutil, el agua pura parecía quemar la fina piel que se ocultaba bajo su denso pelaje negro y blanco.
La intención de los cazarrecompensas era la de mantener a la criatura en buen estado para venderla al mejor postor, así que habían prescindido de arriesgarse dándole de nuevo otro baño.

La caravana ya se había adentrado de lleno en el desierto y ahora era cuestión de suerte sortear a los salteadore de caminos.
El primer obstáculo se encontraba sobre la cima del acantilado que se alzaba a unos pocos metros. Unos salteadores orcos estaban apostados con sus arcos al acecho de viajeros desprevenidos.
-Mira Kurgan- avisó Zaran -Esos estúpidos pieles verdes se creen que van a piyarnos desprevenidos-
-Deberían ser más sutiles a la hora de lplanear emboscadas, será mejor que demos un rodeo.

Kurgan azuzó las riendas de la carreta para cambiar el rumbo, pero al girar, las cara de los contrabandistas se descompusieron. Otra partida de orcos, que nisiquiera habían visto, había conseguido rodearles por detras mientras ellos se distraían contemplando la escuadra de orcos de la cima del acantilado.
-¿alguna idea brillante?- preguntó Zaran echandose la mano a la cachiporra.
-Creo que deberíamos dejarlo en un empate, compañero-
-opino lo mismo, pero creo que ellos no estarán de acuerdo con nuestro parecer- respondió Zaran señalando a los orcos.

Los contrabandistas no tardaron mucho en caer, dos saetas disparadas desde el acantilado sesgaron rápidamente sus vidas y el grueso proyectil de una balista desmoronó rápidamente la carreta en mi pedazos.

Odiphus, en su jaula, salió disparado por los aires en el impacto y cayó a varios metros de distancia. Cuando recuperó la noción del espacio descubrió que algunas soldaduras de la jaula se habñian soltado, dejando hueco entre algunos barrotes.
Odiphus no lo pensó dos veces y aprobechó la situación para escapar.
corrió y corrió por entre las dunas sin descanso y finalmente se topó con el gran asentamiento de Calim....