Dilvish

26/01/2006 14:52:04

[i:e87e50e287]Las sombras seguían al joven duergar cuando vio, a lo lejos, el resplandor de Narboldel.

El pilar de luces fantasmagóricas, se alzaba en la enorme caverna de la ciudad de Menzoberranzan. Desde luego era un curioso modo de contabilizar el paso del tiempo... aunque a Barak, en su tercer viaje a la ciudad, no le sorprendía el derroche de medios propio de los drow.

Su mano, inconscientemente, se acercó a su cara, cubierta por una capucha calada con firmeza. Al pensar en el gesto, el oscuro enano la detuvo. El curandero de la caravana le había advertido de que la cicatriz estaba tierna todavía. Ligado a su herida estaba el recuerdo de Gamil Z'irak, el semielfo drow que le traicionó.

Y recordó.

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Largos años pasó en Mantol-Derith, comerciando desde su exilio de Gracklstugh. Golpear a un seguidor de Laduguer estaba penado con la muerte en la Ciudad de las Cuchillas y solo la intervención de su padre, capitán de un clan mercenario, cambió ese destino por el exilio.

Pero consiguió abrirse camino en la ciudad encrucijada. Su habilidades de armero y su fuerza de carácter, le procuraron una reputación de comerciar con buen acero y de cumplir la palabra dada.

Ese había sido el secreto de su éxito. Nunca rompía un contrato. Daba igual el fin que sus clientes le dieran a las armas que fabricaba... como si con ellas querían arrasar su antiguo hogar. El negocio es lo primero y el oro de todos es igual de bueno.

El ampliar los negocios le hizo asociarse con Gamil Z'irak, un semielfo drow magnifico con un don para los negocios y dos rápidas cimitarras que hicieron que en poco tiempo comenzaran a enviar caavanas de mercadería hacia lugares tan distantes como Khed Nasad o la propia Menzoberranzan.

Hasta que Gamil decidió seguir en solitario.

Al volver del último viaje Barak se encontró los almacenes en Mantol-Derith extrañamente desiertos. Numerosos esclavos y lagartos de carga inundaban siempre la zona con el ajetreo de las armas vendidas y del acero o mithril comprado para forjar.

-"Veo que has regresado... amigo.".- recordó. La voz de Gamil resonó a sus espaldas y algo en su tono le dijo que las cosas no marchaban del todo bien.

Despacio y con una mano en la empuñadura de la cimitarra, Barak se volvió para encontrar a su socio y a dos elfos oscuros mas. Dos ballestas de mano le apuntaban. De las puntas de las saetas, goteaba un líquido negro que todos en la Antípoda Oscura conocían bien... el veneno de sueño drow.

Barak no dijo nada. Las intenciones eran obvias y sus posibilidades nulas. Desenvainando la cimitarra y empuñando la rodela que llevaba a la espalda, invocó su magia natural y se hizo invisible.

Inmediatamente se arrojó al suelo y dos virotes de aspecto maligno atravesaron el aire encima de su cabeza.

-"Rápido idiotas debe estar ahí!".- gritó Gamil, desenvainado sus dos armas... fabricadas por Barak, como paradojicamente no podía ser de otro modo.

Los dos mercenarios contratados por su socio no tuvieron ninguna posibilidad. Emergiendo a su espalda, Barak golpeó las corvas de uno y girando con rapidez, hundió la cimitarra en el hígado del otro hasta la empuñadura.

Soltando el arma cuando el cuerpo cayó al suelo, Barak se giró esperando un ataque que no existió. Los gemidos del drow mutilado resonaron amplificados en los almacenes en total silencio.

-"Estas muerto Barak, no eres rival para mi. Mentiría si te dijera que me apena... ¡reza a tus dioses, hediondo enano!".- y se lanzó al ataque.

Sus cimitarras se movían con cegadora velocidad. El duergar solo fue capaz de deterner dos ataques... en el tercero, con su arma y escudo lejos de su rostro, sólo pudo observar la curva hoja de Gamil que hendía su rostro...

Horas más tarde despertó en manos de un curandero duergar. Uno de sus porteadores le descubrió en el lugar en el que Gamil le había tirado dándole por muerto. Enmudecido por la horrible herida que maracaba su rostro, Barak Mul entregó su oro para comprar el silenció y desapereció.

Una pocción de curación que llevaba en la bolsa premitió a sus piernas responder con normalidad y abandonar la ciudad. Antes de ello fue a la posada "El Cántico del Orco". El posadero semiorco era un antiguo contacto y durante años había guardado para él una mochila con provisiones.

La primera cimitarra que forjó en Gracklstugh, una bolsa con gemas de escaso valor y fácilmente intercambiables por víveres y unas mudas de ropa... en eso consistía el equipo con el que abandonó Mantol-Derith en la primera caravana que encontró. Era el mismo con el que llegó siete años más joven.

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Barak Mul obligó a su mente a volver hasta el momento actual.

Casi no tenía equipo y sólo la cimitarra que portaba en el costado y la licencia comercial que había obtenido gastando todas sus gemas, le daban algo de seguridad. Eso y un nombre.

J'elaugh.

El mago mercader drow con el que hizo negocios la última vez que pisó la ciudad. En ese momento le ofreció la posibilidad de trabajar con él en Menzoberranzan. Se habían entendido bien y con su magia convertía piezas hasta ese momento normales en obras de arte de mortal capacidad.

Esperaba que el trato siguiera en pie.[/i:e87e50e287]

//Bueno, si veis un pequeño enano encapuchado por el Bazar ya sabeis de donde sale.

1saludo

EDIT.- se me olvidaban los idiomas. Infracomun y duergar automáticos. Por Int 14 dos más, orco y drow.

thrilia

26/01/2006 15:00:40

Buena historia, a ver como se desarolla el pequeño artesano :)

arthang

30/01/2006 13:06:14

//Me gusta la historía del duergar neng. Muy buena.

A ver que tal marcha todo :D

Un saludo! 8)