Nelandra

25/05/2006 23:27:22

Thay, en el lejano este. De esta tierra sólo llegan rumores extraños y la existencia de viles magos con ansias de poder y fortuna, los llamados Magos Rojos de Thay. Dichos magos gobiernan a sus gentes con puño de hierro y son poseedores de terribles poderes mágicos. Pero no son los únicos magos que existen...o al menos no eran los únicos.

Bajo las muchas sombras de las ciudades thayinas existen organizaciones secretas que tratan todo tipo de temas, y fue una de ellas la que se sobrepasó. Se trataba de la Orden de los Caminantes, una secta de magos cuyo objetivo, mediante la manipulación y obtención de poder mágico a mansalva, era ascender a seres divinos.

La secta estaba formada en su mayoría por familias de mulan nobles, que fingiendo ser fieles a los Magos Rojos practicaban su arte en la clandestinidad. Y fue en una de estas familias donde nacieron dos hermanos mellizos. Uno era chico, de cabellos oscuros como la noche y la otra fue una chica, de cabellos plateados. La familia noble de Brumaoscura estaba realmente feliz pues detectaban en ellos un potencial mágico prometedor y desde muy niños fueron entrenados en el arte de lo arcano, ocultándolos de los grandes ojos de los Magos Rojos, pues los niños con potencial eran llevados a escuelas especiales, más si eran de casta noble.

Los hermanos crecieron fuertes y sanos, y ambos mostraron ser buenos en el arte de los magos tal como predijeron sus padres. Por aquel entonces la Orden de los Caminantes había conseguido algunos avances y habían conseguido infiltrarse dentro de los Magos Rojos, muchos de sus objetivos se habían cumplido y los miembros más importantes gozaban de poder, si bien entre ellos, y riquezas.

Sin embargo, Nelandra, la hermana de los mellizos, no podía quitársele de la cabeza a los Magos Rojos, estaba encantada con aquellas túnicas relucientes y el descaro con el cual impartían el poder en su tierra. Ella no deseaba seguir el aburrido camino de los Caminantes, Demasiada paciencia tendría que tener, y quizás el fruto de la divinidad no llegaría nunca o al menos en su generación.

Los Magos Rojos sospechaban del culto de los Caminantes, pero no tenían indicios ni sabían quienes eran, necesitaban nombres y el lugar donde se encontraban y reunían. Y sin quererlo ni beberlo, encontraron a la mejor de las fuentes de información, y lo peor de todo es que ella misma se había presentado ante ellos, la hija prodigio de los Caminantes, Nelandra Brumaoscura. Ella forjó un trato con los Magos Rojos, éstos prometieron convertirla en una de ellos y ella serviría como topo dentro del culto.

Pasaron algunos meses y los infiltrados en los Magos Rojos habían desaparecido, la Orden estaba en crisis y decidieron reunirse todos en la sede principal, el sótano de la casa noble de los Brumaoscura. Todos estaban ahí, incluidos el hermano de Nelandra y sus padres. Sin embargo ella no estaba, pues aquel día fue el último y más fatídico para la secta. Decenas de gnolls, orcos y mercenarios entraron en la sede y empezaron a asesinar a las gentes que ahí dentro habían. La lucha fue encarnizada, pero por mucho poder arcano desatado no podían frente al número de criaturas que avanzaban. Al final toda resistencia cedió, y no quedó nadie con vida. Nelandra entró minutos después con unos cuantos Magos Rojos para comprobar la muerte de su familia, ahora ella era la única Brumaoscura con vida y pronto sería una Maga Roja, sin embargo por mucho que busco entre sus antiguos compañeros ensangrentados jamás encontró a su hermano Nithel. Ella decidió ocultarlo y darle por muerto, sabiendo que era imposible que escapase con vida del lugar.

Tal como se le prometió se le concedió permiso para convertirse en Maga Roja y fue mandada al enclave de Puerto Calim para disipar las dudas de la masacre de tanta gente noble. Antes de viajar hasta la tierra desértica escucho varios rumores, entre ellos que un grupo de nobles había sido asesinado por una banda de esclavos huída o que existía un grupo de nobles que fingían ser Magos Rojos y por eso fueron pasados a cuchillo. Sea como sea ella sabían la verdad y cargaba con la culpa con mucha ligereza, su sueño se estaba cumpliendo...pero aún le quedaba y le queda la duda de la desaparición de su “querido” hermano mellizo.