Farben

30/05/2006 17:17:59

Era una bonita mañana, recién amanecida, el sol brillaba, pero no hacía excesivo calor y las gaviotas sobrevolaban el barco. En el puente, junto al timonel y el capitán, una figura recia e inmóvil sonreía mientras veía cómo se acercaban al muelle de Calimport. El fin de su viaje estaba cerca, habían sido meses de viaje con alguna que otra parada obligatoria, pero por fin había llegado.

Un poco antes de su llegada, el barco comenzó a maniobrar para entrar en la dársena del puerto y atracar. Los hombres iban y venían a toda prisa cumpliendo a rajatabla las órdenes que el capitán les daba a gritos. Eran hombres rudos, acostumbrados a la dureza del mar, y sobre todo obedientes, tal como debía ser. Mientras el barco arribaba, se fijó en los otros barcos, reconociendo a dos buques de guerra perfectamente equipados y listos para la batalla; entre ellos se encontraba un buque mercante que había visto en una de sus escalas durante el viaje. Cuando por fin el barco en el que viajaba terminó de atracar, una pasarela tosca unió la quilla del barco con el puerto y el pasajero bajó con paso firme y gran parsimonia. Pisó el puerto y una gran, tétrica y malévola sonrisa se esbozó bajo su capucha.

Su largo viaje había por fin concluido. Ahora estaba en Puerto Calim, y un mundo de posibilidades se encontraba ante él. De todas maneras, su pasión estaba clara: la magia. Desde pequeño había estado estudiando magia, más por curiosidad que por otra cosa, y, al final, se decidió a ir a estudiarla de forma más seria a Calimport. Había oido que un tal Kaatos, un liche, poseía una escuela en la que se daban clases formales de magia. Iría a verle, pero antes tenía algunas cosas que hacer totalmente lógicas en una ciudad sólo conocida a través de las lecturas de los libros.

Farben

30/05/2006 17:42:45

El tiempo pasaba y por fin se decidió a ver a Kaatos. antes de darle permiso para vere, le impusieron una prueba, la cual superó con gran facilidad. Realmente, esas lecturas que por aficción había tenido portunidad de ver cuando pequeño habían servido de algo.

Ya como miembro de la escuela de magia, pudo comprobar que su poder aumentaba con el paso de los dias y los meses. Mientras tanto estableció contactos útiles para hacerle la vida más cómoda.

Pero algo pasaba... El plano de las sombras le atraía sobremanera, y él parecía aceptar esa atracción quién sabe si fatal. De momento, y por lo que había oido y leído, para viajar de forma segura por el plano de las sombras era necesario un gran poder y quienes lo conseguían podían desparecer en ese plano delante de las narices de cualquiera... y morir en él. Eso sin duda suponía un enorme poder a su alcance, pero aún era pronto, no quería dejarse influenciar demasiado pr las sombras, pues sabía que al final acabarían dominándole, y eso no era una opción. Debía hacerse aún más poderoso para utilizar las sombras en su beneficio sin riesgos. Su ansia de poder iba creciendo a medida que veía las posibilidades, pero no debía perder la sangre fría, cada paso debía ser meditado o las sombras se adueñarían de él.

Con el paso del tiempo llegaría a dominar a las sombras, y quién sabe si alcanzar la inmortalidad... pero eso... requería aún muchisimo más poder del que poseía ahora. Burlar a la muerte no era asunto de tomar en broma.

Farben

19/03/2007 23:12:33

Un barco se alejaba lentamente de Puerto Calim en la oscura noche. Era una noche tranquila, corría una ligera brisa y el mar casi podía considerarse una balsa de aceite. Podría haberse teleportado a su destino, algo sencillo para él, incluso un poco más sencillo que para la mayoría, pues siempre podía saber si iría dónde él quería, minimizando así los fallos; sin embargo, el viaje en barco era algo que siempre le relajaba, le gustaba el olor del mar.

De pie, apoyado en el castillo de popa, observaba cómo las luces de la ciudad iban quedando más lejos a cada momento que pasaba al mismo tiempo que los recuerdos invadían su mente. Los dejó fluir libremente:

- (Ah, Calimport. Ha sido un centro de operaciones excelente. Aún recuerdo cuando llegué al enclave, jaja, todo el mundo se creyó que había venido a estudiar magia en la escuela de Kaatos, hasta ese liche infeliz se tragó el anzuelo, cientos de años de existencia para ser engañado tan fácilmente)-.

Una brisa un poco más brusca acaricia y agita su largo cabello, que se libera al viento, libre como hace mucho que no era, obligado como estaba a llevar siempre el rostro tapado con una capucha para disimular su identidad. Su cabello agitado le sacó de sus pensamientos y le introdujo de repente en otros. Recordó cómo había tramado aquel plan para acabar con la Maestra de Adivinación, aquella que le había grabado tatuajes mágicos que lo identificaban como un graduado, un Mago Rojo de pleno derecho:

- (Maldita imbécil, aún me duele cuando recuerdo cómo los grabó en carne viva, a pesar de que hace años que los hizo. Fue justa mi venganza, infeliz, ni siquiera pudieron resucitarla, ciertamente, Khromntelion hizo un buen trabajo. Aunque enviar a aquel engendro tras ella me costase mi alma, lo cierto es que me dejó el camino libre para acceder al puesto de Maestro de Adivinación, y sin levantar sospechas. Nadie en el Enclave se explicó qué había pasado y cómo alguien de su poder adivinatorio no pudo preveerlo, jaja, el poder nos hace descuidados si nos dejamos cegar por él)-.

Unos pasos resuenan en la madera a la espalda del mago, no se movió, no era necesario girarse para saber que era el capitán del navío.

-Excelencia, pronto entraremos en mar abierto, ya hemos abandonado la dársena del puerto hace unos minutos. Si todo sigue así, llegaremos a su destino tal y como estaba previsto.

-Gracias, capitán. Siga haciendo su trabajo tan bien y al final tendrá una recompensa extra (tu muerte y la de toda la tripulación, inepto, es increíble como unas monedas y una sonrisa dan títulos nobiliarios)- *sonríe amablemente al cápitan, que se marcha más contento imaginando una bolsa llena de monedas.*

-(Aún recuerdo a aquellos inocentes del Refugio, que no era más que un lugar donde se reunía la peor mezcla de engendros que he conocido: semiorcos, semidragones, hechiceros *hace un gesto de asco y desprecio*, y gentuza, seres inferiores que sólo me servirían para ultimar mi plan de usurpación del poder en Calimport, y luego en el Enclave. Fue fácil convencer a esos tontainas de que sólo buscaba el bien del Refugio siendo el comerciante oficial del mismo mientras me construía a escondidas un portal, convenientemente oculto y protegido por guardias thayinos, hacia el Enclave, situado en la parte de atrás de la tienda que ellos mismos me construyeron)-.*sonríe ampliamente*

*De repente nota un alboroto en la bolsa y un pequeño pixi asomó su cabecita por la boca de la bolsa, miró alrededor y sonrió a su amo. Era la única criatura por la que el oscuro conjurador sentía algo que podría llamarse ¿afecto? No, más bién era admitir que el pixi le había sido y le sería aún muy útil*

- Hola amo-
- Hola, ¿ya te has despertado? - *sonrie al pixi*.
- Sí amo ¿dónde estamos?¿en el barco?-.
- Sí, ya hemos salido de Calimport, ve a dar una vuelta por cubierta, pero no molestes-.

El pixi se fue muy contento de poder saciar su curiosidad, dejando a Nebrax de nuevo con sus pensamientos, que volvieron al punto en que había sido interrumpido: su Plan Maestro. El plan en sí era extremadamente peligroso y difícil en su ejecución, por lo que debía planearlo sutilmente, sin dejar cabos sueltos, así que dedicó todo el tiempo que estuvo en el Enclave a ello, tanto de aprendiz de mago, como Mago Rojo. Básicamente consistía en jugar a tres bandas: por un lado, aparentar que era un Mago Rojo fiel al Enclave, a su maestro y al Maestro del Círculo, ascendiendo todo lo posible en la jerarquía del mismo; por otro, entablar contactos con grupos contrarios a Calimport que pudieran ayudarle si el asunto se torcía; y por otro, conseguir entrar en el Consejo que dominaba la ciudad. En realidad, toda su vida pública era una farsa, una máscara de falsa amabilidad y sucia bondad que ocultaba al verdadero Nebrax, alguien sin escrúpulos y tremendamente ambicioso, capaz de vender la cabeza de su propia madre si ello le beneficiaba en algo, alguien que no dudaba en cortar dedos a trozos pequeños para que el torturado sufriese más sin dejar de ser útil, alguien que aprovechando en propio beneficio su traje de Mago Rojo no dudó en iniciar relaciones comerciales con drows mientras en su vida pública decía despreciarlos.

Lo de aparentar que era un Mago Rojo fiel al Enclave lo consiguió con relativa facilidad al entregar la carta de recomendación que traía de Zhay al Maestro del Círculo de Calimport; sin embargo, tuvo que vender su alma y rendir pleitesía a Khromntelion para conseguir sus objetivos más rápidamente, pasando desde entonces a sesgar almas que eran entregadas en un ritual para que se alimentase su “señor”; esto en realidad no le importaba, puesto que más pronto o más tarde, le daría esquinazo, al menos confiaba en poder hacerlo aún a sabiendas de que tenía un lugar reservado en el peor sitio del infierno, por algo era un Adivinador experimentado, tanto que casi podía intuir los pensamientos de los demás. De todas formas, en cada ritual y con cada alma ofrecida aprendió a asimilar parte del poder que desprendía su “señor” para hacerse más poderoso y su sed de poder era insaciable...

Lo de entablar contactos con grupos contrarios a Calimport, le había costado más trabajo, pues ello supuso el tener que tratar con los despreciables y repulsivos engendros semi-humanos del Refugio, con los buenazos de los paladines, tan buenazos que fue fácil engañarles más de una vez, incluso para conseguir aquella Viento del Desierto de 8 runas. También lo logró. La verdad es que la gente que se tiene por buena persona, en realidad era muy incauta porque pensaba que sólo por sonreir amablemente ya se podía confiar en él. Los grupos que formaban esta parte del plan, eran fácilmente manipulables si sabía cómo hacerse. Si lo que tenía pensado para Calimport salía bien, podría controlar tanto la ciudad como a sus enemigos, y todo ello sin derramar una gota de sangre, bueno, alguna sí que se derramaría porque si no el mago no se sentiría satisfecho: más tarde sería cuestión de eliminar a quienes menos útiles le fuesen. Es más, ellos mismos lo harían entre ellos, sería relativamente sencillo hacerles coincidir durante la ejecución final de su Plan Maestro con la consecuencia de que luchasen entre ellos, luego sería más sencillo acabar con los que quedasen vivos.

Y por último, su gran objetivo: Calimport. Tras usar sus poderes para conocer mejor el entorno en que se movía, decidió que lo mejor era apuntarse a la escuela de magia de Kaatos y hacerse pasar por un ciudadano honorable. No fue muy difícil, pero aspiraba a mucho más. Sabía que había consejeros y que dependían del Pashá, y sabía que no era fácil aspirar a un puesto como ése, así que dejó todo correr un poco mientras veía la forma de utilizar el Enclave para sus propias ambiciones; tampoco podía presentarse y asesinar al Pashá por las buenas, contaba con demasiados aliados y crear un vacío de poder no era lo que quería, lo que quería era llenarlo él mismo una vez creado, además, las protecciones antimagia del palacio complicaban aún más el asunto.Para lograr us objetivos debía hacerse un nombre en la ciudad y empezó a trabajar en esa dirección, al mismo tiempo que aparentaba ser amigo de los del Refugio y de los paladines; a veces resultaba complicado compaginarlo todo. Su Plan iba tomando forma cuando desde el Enclave se encargaron de la burocracia y el Pashá lo consideró un hombre honorable y adecuado. Sí, por fin, estando en el Consejo de la ciudad sería fácil averiguar las identidades de los otros consejeros y anularles, máxime cuando supo el sistema que el Pashá utilizaba cuando quería deshacerse de un consejero, era tremendamente simple. Bastaría con estudiar bien los movimientos del Pashá, buscar la oportunidad y suplantarle con sutileza. Cuando lo encontrasen muerto, ninguno de los otros consejeros aparecería, pues no podrían hacerlo, y para entonces Nebrax ya se habría creado un nombre entre los guardias y el resto de nobles como para que le respaldaran en una situación tan difícil para la ciudad, situación en la que, vaya casualidad, él sería el único del Consejo disponible. Luego era iniciar una dictadura y enriquecerse... Y si no querían colaborar, ya tendría sobreaviso a los engendros del Refugio: les haría llegar por las alcantarillas con la farsa de atacar la ciudad que tanto les había hecho sufrir, y cuando estableciesen un poco el orden, sería el turno de los paladines, que no podrían resistirse a luchar contra el mal y contra los engendros. Luego bastarían unas falsas lágrimas para convencerles de que lo mejor para la ciudad era que un consejero de buen corazón la llevase, al fin y al cabo, los paladines pecaban mucho de inocentones. Más tarde los iría eliminando hasta acabar con el Refugio, con el Bastión y con cualquiera que tuviese la mala suerte de cruzarse en su camino... Más almas para Khromntelion.

Hasta aquí todo era perfecto, pero algo se torció. Lo supo perfectamente en cuanto vio de reojo el Enclave plagado de guardias de Calimport y el cartel que habían colocado. La rabia le inundó cuando percibió lo que había pasado, la misma rabia que sentía ahora al recordarlo.

- (maldita sea, maldito sea mi maestro, él tuvo la culpa de que mi plan se torciese, pude predecir lo que iba a pasar, pero se torció demasiado como para poder arreglarlo, todo el trabajo a la basura. Debí preveer que haría algo así, no imaginé que podría fallar. Sólo consiguió echarnos encima a la guardia de Calimport. Maldita sea, al menos murió, pero eso no le va a librar de mi odio y tarde o temprano ajustaré las cuentas con él por haberme estropeado mi plan. ¡Años! ¡Años enteros me he tirado planeándolo y llevándolo a cabo paso a paso! Aunque una cosa es cierta: aún no soy lo bastante poderoso, debo continuar investigando la Urdimbre, y esa Urdimbre Sombría que mencionó aquella elfa en el camino de comercio)-.

Las luces de Calimport ya apenas si eran una vaga claridad en la oscuridad de la noche. En unos meses llegaría de nuevo a Zhay y seguiría buscando con aínco la forma de aumentar su poder lo más rápidamente posible. Andando con paso firme, llamó a su pixi y se fue a descansar a sus habitaciones. Sería un viaje tranquilo.

Tras varias escalas en las que el mago oscuro aprovechó para hacer negocios, el barco se aproximaba a puerto. Ahora venía la parte que más le gustaba: matar. Nadie debía saber que había vuelto a Zhay... al menos de momento, así que lanzó un poderoso conjuro, una brutal descarga de energía negativa que acabó con toda la vida en el barco, excepto la de su pixi y la suya, por supuesto; no quedaron vivas ni las ratas, cualquier ser vivo que hubiese en el barco se había convertido en un cascarón hueco de piel seca. Realmente había disfrutado con eso, pero aún no había acabado: vertió varias tinajas de aceite en la bodeja del barco y luego le prendió fuego. Más tarde, en medio de las llamas, se teleportó a un lugar indeterminado asegurándose de dejar el mínimo rastro posible... Por fin había llegado a su destino...

//Bueno, esto es un resumen de lo que tenía pensado para Nebrax, habría sido su historia de no haber sido por los acontecimientos que pasaron antes de que pudiese terminar de llevar a cabo esto que, por supuesto, era mp por lógica en caso de fallo (que era muy probable XD), aunque se quedó casi en los 3/4 de la historia. Hace mucho ya de esas andanzas, lo pongo para que los jugadores con los que se cruzó mi pj entiendan sus motivaciones y el porqué hacía lo que hacía. Esta explicación se lo debía a mas de uno (y a más de otro que se quedó con el alma marcada y devorada XD). Que nadie se ofenda por las palabras subiditas que lleva ¿vale? :wink: era necesario ponerlas, Nebrax pensaba así. Que bien lo pasé tramando muajaja.