Joganth

28/08/2006 14:26:45

Joganth llevaba ya un tiempo asentado en Calimshan, donde había conocido a amigos como Haris, Sheo, Azarian o Shuna y habían formado el naciente Brazo de los Justos, entonces un pequeño grupo de luchadores del bien. Se alegraba al fin de haber encontrado lo que parecía ser su lugar, y además trabajaba con el culto de Eilistrey por la aceptación de los elfos oscuros benevolos en la superficie.

Un día, saliendo de Calimport, Joganth topó con un viajero derrumbado en medio del camino: Estaba muerto. Pero había algo más...algo raro.

Mientras Joganth examinaba el cadaver, un hombre y una mujer salieron también de Calimport. Al ver la escena, preguntaron a Joganth que había ocurrido. Tras contarles lo poco que sabía, el hombre, que cortesmente se había presentado como Neyron, resolvió que le habían robado el alma.

"¡Pero que infamia!" Pensó Joganth, quien como siervo de Lazhander sentía particular repulsión hacia las artes oscuras de ese tipo.

La mujer, Nora, a quien Joganth había visto alguna vez, dijo que podrían aprovecharse si alcanzaban al ladron de almas. Esto escamó a Joganth, quien tras un breve interrogatorio, descubrió que pretendían conseguir almas para ellos.

Viendo que no convencerían al paladín, ambos hicieron alarde de su obvia superioridad: eran dos contra uno y no había forma de que Joganth pudiera derrotarlos.

Sin embargo, Joganth estaba resuelto: Era su deber luchar contra ellos, aun jugandose la vida: Los derrotaría o caería en el intento. Desenvainando su espada y encomendándose a su Señor del Alba, Joganth se lanzó al ataque.

El combate fue breve: Mientras intercambiaba algunos golpes con la potente maza de Neyron, la mujer se hizo a un lado y lanzó un hechizo. Lo último que vio Joganth fue una gran cantidad de luces destelleantes que se precipitaron sobre él y lo abatieron.

"Mi....señor....Lazhander...."

Joganth cayó, cayó en una gran oscuridad. ¿Acaso sería la oscuridad del sueño de la muerte? No lo descubriría.

Porque de pronto en medio de esa oscuridad brilló una luz tan potente como la del mismo Sol. Las fuerzas volvieron a Joganth, su espada brillaba como nunca y al tiempo que una misteriosa fuerza lo podía en pié, escuchó una voz.

[i:6a833cac7c]

Joganth abrió los ojos, y pudo ver como su cuerpo despedía chispas de luz, y por donde su espada se movía era iluminada por los rayos del Sol.

[i:6a833cac7c]Alza tu espada y lucha

Joganth alzó la espada y cargó hacia el asombrado Neyron.

[i:6a833cac7c]Tu dios te protege

En efecto, los golpes de Joganth ahora eran veloces y punzantes como la luz, los conjuros que Nora, desesperada, conjuraba sobre Joganth, se desvanecían antes de alcanzar a tocarlo, y pronto comprendieron que por alguna razón no podrían contra él, y acto seguido trataron de huir hacia el desierto.

Pero Joganth, como sabiendo lo que tenía que hacer, lanzó en la distancia un mandoble que dirigió a unas inmensas bolas de luz que se precipitaron desde el cielo y abatieron a sus enemigos, a los que terminó de derrotar él mismo.

El combate había terminado. Joganth aun estaba estupefacto con lo ocurrido cuando se dio cuenta de lo que le había ocurrido. Alzando una plegaria, ofreció y agradeció la victoria a Lazhander, al tiempo que se preguntaba que debía hacer con los dos malhechores que ahora yacían en el desierto. Volvio a oir la voz de su señor:

[i:6a833cac7c]Escoge, Joganth. Tienes el poder para hacer lo que decidas. Haz tu elección

Joganth se hallaba en una encrucijada: Por un lado, era posible que los criminales, tras haber visto el poder del bien, decidieran redimirse. Por otro lado, de no hacerlo, podrían suponer una amenaza...

Finalmente, y pidiendo a su señor no equivocarse, Joganth cometió lo que dentro de mucho tiempo consideraría el mayor error de su vida:

A un ademán suyo, los dos malhechores despertaron de su sueño mortal y se pusieron en pie, desorientados y escrutando a Joganth.

Este les prohibió terminantemente volver a poner los pies en Calimport, y les advirtió que si volvía a oir de ellos, emprenderían el camino del castigo divino.

Cuando ambos hubieron desaparecido de la vista de Joganth, y para su tranquilidad, volvió a oir una vez más la voz de su señor:

[i:6a833cac7c]Una noble elección. En adelante tu eres Joganth, mi Elegido, a quien yo escojo para proteger el bien en estas tierras de maldad

Desde ese día, la vida de Joganth cambió completamente.