koningtiger

24/04/2005 18:04:14

El pequeño diablillo revoloteaba de aquí para allá totalmente confuso, no sabía que hacia en aquella estancia, vió una piscina en el centro de la gran sala y se acercó a curiosear.

De pronto frenó en seco su avance, pues acababa de ver una figura que lo observaba desde el otro extremo de la sala.

Era un elfo, con una larga melena rubia, y una extraña sonrisa en el rostro. El elfo no decía nada, solo observaba.

El diablillo retrocedió asustado poco a poco, estaba claro que el poder que emanaba de aquel nigromante podía acabar con él en lo que dura un pestañeo, pero extrañametne el elfo seguía sonriendo sin hacer nada.

El diablillo empezó a buscar alguna ruta de escape, y entonces lo vió, en uno de los laterales de la sala un pequeño cubo metálico un poco mas grande que un puño humano descansaba sobre un pedestal metálico. El pequeño ser diabólico dudó, sabía que debía escapar de los alrededores del elfo rápidamente...pero que habría en aquella cajita? Al final su curiosidad natural lo venció y olvidándose del nigromante empezó a dar vueltas contento alrededor del pequeño artefacto.

Los labios del elfo se curvaron en una sonrisa más pronunciada, mientras colocaba las manos en la posición precisa y susurraba la sílaba que servía como desencadenador del conjuro secuenciador.

Un leve sonido de pequeños engranajes surgió de la caja metálica sobresaltando al diablillo, y en menos de un segundo un gran destello inundo la sala, la figura del diablillo empezó a perder nitidez, para seguidamente difuminarse y desaparecer totalmente. Los destellos se sucedían en la sala, y siguieron asi un buen rato mientras Gildor los contaba mentalmente.

-....nueve y diez....perfecto!

Sin poder contenerse más el elfo saltó de su silla y gritó:

-Magnífico!.

Recobrando la compostura, recogió la caja y se retiró a su mesa de trabajo para retocar el mecanismo. Mientras hacía esto pensaba en lo provechosas que habían sido sus charlas con la hechicera Cyra, los gnomos eran unos maestros en el arte de la fabricación,y ello unido al saber arcano de Gildor parecía estar dando sus frutos.

Una pequeña alegría en esos tiempos de tribulación, pensó Gildor....esa noche probaría con un Balor....