Axe_Blackshadow

21/05/2005 11:16:57

Era lV, El Retorno de los Señores

Un día se presentaron en las Cortes de los Señores Consejeros dos personas enmascaradas y vestidas como los Señores de Aguas Profundas de antaño. Nadie sabía a ciencia cierta de dónde procedían, pero aparecieron en la Gran Sala del castillo donde estaban las Cortes y ordenaron a los Señores Consejeros que abandonaran la ciudad en ese mismo instante.
Riendo, los Señores Consejeros se negaron y el más bajo de los intrusos enmascarados (la dama Shilam, aprendiza de Ahghairon y heredera no declarada al cargo de primer Señor de la Ciudad) los atacó con rayos y fuego, que derribaron y destruyeron sus tronos.
El más alto de los dos intrusos (Beron) exigió la presencia de los representantes de las estirpes nobles para antes del anochecer o, de lo contrario, deberían abandonar la ciudad de inmediato.

Todos los presentes en las Cortes escucharon y la voz se corrió como la pólvora por las calles de la ciudad. Los nobles supervivientes se presentaron de mala gana y escoltados en previsión de que este llamamiento fuera una trampa.
Beron se dirigió a ellos y a la multitud de ciudadanos curiosos que también había acudido y les dijo: “Este incidente no debe volver a repetirse”. Asimismo, les advirtió de que si querían que Aguas Profundas volviera a ser un lugar seguro, deberían apoyar sus planes, tal como habían hecho en el pasado con Ahghairon. Ambos nombrarían a unos Señores y gobernarían en secreto, al igual que antes, a excepción de él mismo. Y acto seguido, se quitó la máscara y dijo: “Yo soy Beron. Seré vuestro Señor como lo fue Ahghairon. De nuevo, estaré seguro en mi ciudad”. Y los ciudadanos de Aguas Profundas allí reunidos mostraron su conformidad.
Shilarn, aún enmascarada, ordenó que se declararan proscritas las estirpes de los dos Señores Consejeros. La multitud protestó y ella alzó las manos que antes habían destruido los tronos acallando a la multitud.

Las estirpes de Gildeggh y Zoar fueron proscritas. La paz volvió a la ciudad y los habitantes de Aguas Profundas a sus labores. Con el fin de evitar el posible descubrimiento de la identidad de los Señores, Beron eligió a una serie de hombres con carácter de su confianza y los nombró Consejeros (conocidos muy pronto como "Túnicas Negras" por sus vestimentas) bajo el mandato de los Señores, para juzgar y aplicar las leyes de Aguas Profundas en los asuntos cotidianos.
Asignó a los Consejeros un sueldo elevado para alejarlos de la tentación y ofreció asilo a aquéllos que temían por su seguridad viviendo entre el pueblo. Explicó a los ciudadanos que el hecho de ejercer un alto cargo constituía una gran responsabilidad y no un arrogante abuso de autoridad y que aquéllos que no desearan seguir desempeñando su cargo no debían ser objeto de denigración por ello, sino tratados con el debido respeto.

Por encima de los Consejeros, los Señores ocupaban su puesto en la Corte. Su función era la de corregir o anular los juicios pronunciados por los Consejeros. Beron dijo a los ciudadanos que nadie debería criticar o despreciar ninguno de los juicios emitidos por los Consejeros que los Señores hubiesen estimado oportunos alterar o revocar. Si alguien tenía una mala opinión de los cargos como tales o de aquéllos que los desempeñaban, podían volver a los tiempos en que cada uno se tomaba la justicia por su mano y perecer como lo habían hecho sus antecesores.

Beron incitó a los ciudadanos a que hicieran uso de su derecho a expresarse libremente ante la Corte de los Señores en el plazo previsto por la ley (lo que tarda una vela pequeña en consumirse), sin temor a ser castigados o censurados por ello con tal de que hablasen abiertamente y respondiesen a las preguntas formuladas o planteasen sus puntos de vista. Así pues, declaró que allí sólo se atenderían las reclamaciones del pueblo, por insignificante que fuera la naturaleza del asunto o la extracción social del reclamante.

Y así fue. Transcurrió mucho tiempo hasta que los ciudadanos llegaron a apreciar el valor de la justicia y el sistema judicial se consolidara, pero éste perduró más allá de los tiempos de Beeron y Shilarn e incluso más allá de los tiempos de su hija Lhestyn “La Dama Enmascarada”, esposa de Zelphar Arunsun de Noyvern y madre de Khelben “Vara Negra” Arunsun, hoy en día uno de los Señores de Aguas Profundas, que conoce los secretos de la longevidad al igual que Ahghairon.

Con el paso del tiempo, Aguas Profundas ha crecido en tamaño y diversidad, con un gran florecimiento gracias al buen comercio bajo la tolerancia y protección de un gobierno eficiente y un sistema de defensa fuerte. Los años transcurrieron sin problemas, desde la Guerra de los Dioses (en una época en que la ciudad albergaba a dioses que morían y ascendían) hasta episodios tan insólitos como el de un dragón verde atacando el Campo del Triunfo (parte de una conspiración de los Caballeros del Escudo para derrocar el gobierno de los Señores).
Pero aún así, la ciudad y sus habitantes lograron sobrevivir y vencer todas las adversidades. La Alianza de los Señores, cuyo centro es Aguas Profundas, asegura una protección constante a todos los asentamientos situados al norte de la Costa de la Espada y en el interior.

Aunque equiparable a otros lugares por su tamaño y actividad comercial, ninguna otra ciudad de los Reinos se puede comparar a la más absoluta diversidad de vida y experiencias encontradas en la bella Aguas Profundas, Corona del Norte, Ciudad de Esplendores.