Dilvish

13/12/2007 12:48:56

[size=18:44b9be8533]La Destrucción de Vado de la Daga.

Capítulo VII "Puerta de Báldur"

[i:44b9be8533]Paskinel y Sir Kian llegaron por fin a una loma, desde la que pudieron ver las murallas de Puerta de Báldur. Una vez allí decidieron acampar, hasta que desde la ciudad les indicasen si eran bienvenidos.

A su espalda, protegidos por la Orden del Fénix y por los Batidores de Vado de la Daga, una columna de refugiados cargaba con el terror vivido, la incertidumbre sobre su nueva vida y el dolor por la péridida de sus seres queridos.

Días más tarde, cansados y con la desesperación mirando a través de sus ojos, los pocos soldados supervivientes de la Batalla de Vado se reunieron con los vadaguenses ya acampados antes de que desde la ciudad tuvieran noticias.

Willhem, Indreth y Farben cabalgaban a la cabeza."[/i:44b9be8533]

//Último post de la saga. Aqui postead todos los implicados los planes que vuestros pjs tienen después de la caída de Vado de la Daga. Todas las historias tienen cabida. Habrá quien quiera quedarse en Báldur, otros seguir hacia el sur a Weldazh o Calim.

Vosotros direis. Gracias de nuevo.

1saludo

Breogan

13/12/2007 13:16:28

Jame hizo todo el camino al lado de Ohr. Este durante el viaje cuido de el le fue curando sus heridas y dandole animos.

---Jame pronto veras a tu esposa empezaras de nuevo y sobre todo piensa que pronto tendras un hijo al que educar.

---Lo se lo se ,pero resultara difidil olvidar tanta destruccion tanto odio
(recuerda su epico combate con el Usurpador) que puede mover a un ser a causar tanta muerte y desesperacion.

---Y a que piensas dedicarte ahora Jame *tratando de que su amigo olvide los hechos acaecidos*

---Pues tu lo has dicho tratare de educar a mi hijo .Y para ganarme el sustento he pensado que tal vez en el Puño Llameante quieran a un viejo capitan.Baldur es una ciudad prospera y con esta avalancha de gente lo sera mas , me imagino que necesitaran engrosar sus filas y no creo que desprecien la esperiencia de un veterano *sonrie tristemente*.
Tambien con los ahorrillos que tengo me comprere una casa para tener un techo que nos cobije y ahora que mis amigos seguramente se desperdigaran ,para tener un lugar donde cobijarlos cuando vengan a visitarnos

lachean

13/12/2007 14:16:31

- Unos ahorrillos,no?*sorie picaramente*, claro, claro.*jaja*

El sol calentaba debilmente el lento paso de los hombres. De vez en cuando el mago mira hacia el cielo en busca de dragones, pero solo algun aguila solitaria sobrevolaba sobre sus cabezas. A pesar de todo lo ocurrido, se sentía feliz de que al menos Jame estuviese con vida. No sabia del paradero de sus demas compañeros, pero confiaba que todo hubiese salido bien y que los veria en la gran ciudad en breve tiempo.

Las horas pasan lentas, dando tiempo a reflexionar sobre años atras. Una vida en continuo éxodo podria definir la vida del arcano. Lejos quedan ya aquellos años pasados en la bella ciudad de Aguas, ciudad que tuvo que abandonar para dirigirse al sur. Fue entonces cuando sus mejores momentos estarian por llegar.

Los territorios del sur se encontraban bajo la amenaza de una cruenta guerra contra miles de orcos que habian tomado la ciudad de Vado. Su querido amigo Meroippi se encontraba enrolado en las filas de las milicias que intentarian un asalto a las murallas. Entonces decidió poner sus escasas dotes arcanas al servicio de aquellos hombres. Al principio no por una cuestion de politica. Realmente esa no era su tierra y poco le importaba lo que alli ocurriera. Pero el coraje y determinacion de aquellos hombres y mujeres despertó la admiracion del mago. En su circulo, estos eran valores que escaseaban.

Fue en esta época cuando conoció a los que hoy son sus mejores aliados. Mas que aliados..amigos. Jame, Paskinel, Willhelm...Sonrie mirando a Jame...

-Que te pasa ahora barbudo?

-Nada, nada.*disfrutando de la compañia de su camarada*

La guerra fue cruenta. Esos orcos carecen de moral en los conflictos, poniendo a prueba la propia moralidad de nuestros hombres. Finalmente y a un alto coste de vidas, la ciudad fue tomada y el mago se estableció en ella.

Retomó sus estudios arcanos y se interesó por la posibilidad de formar parte de los cuerpos de guardia de la misma. Era algo que jamas se le hubiese pasado por la cabeza. Someterse a un regimen militar. Pero pensaba que podria ayudar con su magia a defender lo que tanto habia costado conseguir.

El tiempo pasa rapido y su posicion en la ciudad aumenta en responsabilidad. Tras varios meses perteneciendo a la Guardia Arcana es citado para ofrecerle ingresar en el Cónclave, misteriosa organizacion de la cual solo ha oido hablar en escasas ocasiones. Era una oportunidad unica y que no debia dejar escapar. Todo parecia marchar a las mil maravillas...

El mago vuelve a mirar al cielo para despues fijar su mirada en el sinuoso camino que lleva hasta Baldur. Ese camino llevaba al futuro, y a pesar de no ser visionario, sabia que Baldur tampoco seria la ciudad donde, como dirian algunos, echar raices.

Es cierto que una nueva oportunidad se le ofrecia ante él, pero los años pasados pesaban sobre sus hombros.

- He de resolver unos asuntos del Conclave en Baldur. Despues de eso...*le da un puntapie a una pequeña piedra* no se, Jame. Iba a proponerle a Mer comprar alli una casa y poder al fin estudiar y descansar. Tú tienes ante tí una nueva era con Uralia y el pequeño. Will..ya sabes. Con su cargo estará alejado de nosotros. Tendra que tratar muchos asuntos en esa ciudad: refugiados, viveres... Y Pas*sonrie*. No le veo pasando el dia entre los muros de una ciudad desconocida.

*Su rostro se torna algo serio y apesumbrado* Es como si un ciclo llegara a su fin...

- Decididamente necesitas un baño caliente y dejar de pensar tonterias..Ja,jaj,ja. Podemos retomar nuestras vidas en Baldur, tiraluces. Aprovechemos esta nueva oportunidad que el destino nos ha dado.

- En eso tienes razon. Quizas ahora el Conclave vuelva con mas fuerza, aunque hace meses que no veo a los Maestros.

Sabia que no debia hablar del Conclave con nadie... Pero Jame no era nadie. Hay pocas personas por las que lo dejaria todo. Y Jame era una de ellas.

- Bah..Los magos teneis recursos suficientes como para poneros a salvo si las cosas se tuercen. Seguro que estan bien. Veras como cuando pasen unos meses casi no te acuerdas de lo ocurrido.

*Ohr sonrie* Bueno. Necesitareis una niñera para el pequeño. Ja,ja. Bien. Demos una oportunidad a esa ciudad. Arreglaré los asuntos pendientes e iremos a pescar a ese lago. Uralia me enseñará de una vez la receta de esa sopa y tomaremos el sol como lagartos..Lagartos de los chicos, eso si.Ja,ja.

- Pues claro! Ja,ja. Ya veras, ya. Mira! Las murallas de Baldur...!!

El rostro de arcano se vuelve serio.(Baldur...)

Quaco

13/12/2007 19:57:05

[i:242dabd308]Indreth divisó el campamento de desde su yegua, y una sonrisa iluminó su cara.

El viaje había sido agotador, dado el estado de todos los supervivientes. Algunos quedaron en el camino, sin que pudieran hacer nada por recuperarles de las heridas sufridas durante el asedio.
Al final, solo un puñado de soldados había logrado llegar..pero al menos ese puñado estaba ya a salvo.

Hace trotar a Mornisil a un paso más rápido para adelantarse a la comitiva y alcanzar la posición de los refugiados, a fin de poder comprobar su estado. Una breve mirada, y una charla con Paskinel le revelan la situación. Gente cansada, abatida, con una sombra de desesperación en los ojos…gente que ha perdido su hogar y gran parte de familia y amigos.

No les iba a ser fácil retomar sus vidas, pensó la elfa. Pero al menos ellos tenían una vida que retomar. No era así en el caso de los miles que cayeron con la plaga y en las luchas por Vado.
Esta gente tenía una oportunidad, e Indreth esperó que fueran capaces de aprovecharla.

En cuanto a ella..el Usurpador había caído, si..pero no el culto que le sustentaba. Seguía creyendo que eran responsables de la muerte de Corwin, y por los dioses que iban a pagarlo.
No tenía prisa, sí la paciencia propia de los elfos..y su larga vida. Y aprovecharía cada oportunidad que le surgiera para desbaratar a los seguidores de ese maldito culto, allá donde los encontrara.

Echó un vistazo a los soldados que llegaban y se instalaban en el campamento, ayudados por los que ya se encontraban allí.
Eran buenos soldados, habían demostrado su valor, y estaba segura de que cualquiera de ellos podría entrar en los cuerpos de Baldur si lo deseaba. Pero ella… Indreth miró las murallas de Baldur durante unos instantes.

No deseaba continuar por esa vía. Los últimos años habían sido intensos, llenos de experiencias, pero esa etapa había llegado a su fin. Tampoco pensaba en comprar algún terreno y retirarse, o en viajar a Siempreunidos. Ni siquiera en regresar al Bosque Alto. No tenía todavía claro dónde iba a dirigir sus pasos, pero sí sabía que la senda escogida sería distinta a la que había elegido estos años.

Miró de nuevo a los refugiados, localizando a Wilhelm con la vista. Tenía que hablar con él. Su estancia en Vado, y sus responsabilidades, se debían principalmente a Corwin.
Cuando él murió, las circunstancias hacían impensable abandonar la ciudad en ese momento. Una vez acabado todo, la hora de buscar de nuevo su propio camino había llegado.

Pero eso tendía que esperar un poco de tiempo más.
Lo primero era asegurar la tranquilidad de los refugiados, y obtener para ellos y sus soldados el asilo merecido. [/i:242dabd308]

magma

14/12/2007 01:30:01

Al fin parecia que el aire no olia a muerte, al menos eso le parecia a Garb mientras observaba a una distancia prudencial al grupo de refugiados y sus protectores. Seguramente no había pasado desapercibido para todos, pero el pequeño mediano preferia no estar cerca de la multitud. Metió la mano en el bolsillo asiendo el diamante que Uralia le habia regalado a cambio de su piedra. Tenia el cuerpo recubierto de mugre, el cabello lleno de pulgas que había ido coleccionando al cruzar el bosque y pasar la noche en una madriguera abandonada. Pero nada de eso le importaba, lo peor eran sus pesadillas... no podia conciliar el sueño porque temía que al abrir los ojos un dragon enorme descendiese de las alturas, siquiera el diamante podría detenerlo por muy contundentes que fuesen sus golpes.

El mediano preadolescente extrajo una lombriz de su bolsillo izquierdo observando que el alijo que habia reunido por el camino descendia y el hambre aumentaba, todo ello unido al hecho de que podria robar pocos alimentos a la carabana al caer la noche le hacia sentir una inseguridad que no le agradaba. Mientras degustaba la lombriz deshidratada miró esa nueva cuidad que se alzaba frente a él. ¿Encontraria allí comida?


El pequeño Garb, había escapado de la ciudad de Vado al abrirse sus murallas, un poco rezagado de la multitud y expulsado más por el hedor a muerte que impregnaba el aire que por la guerra inminente, pues el mediano tenia problemas de comunicación y no está acostumbrado a los quehaceres de las distintas sociedades. Al ver partir a toda los ciudadanos se sintió asustado y dudoso de cruzar con ellos al otro lado de las murallas. Fué entonces, justo al pasar al otro lado de la puerta, cuando vio al enorme dragon rojo descendiendo del cielo y haciendose una sabrosa parrillada. Garb había quedado congelado, petrificado, ese dragon le daba más miedo que Gurkham y más respeto que Jame. Se habia pasado unos dias buscando a su escogida, Uralia, en ocasiones recordaba su voz, y esas mariposas increibles que le enseñaba, sus guisos... pero Garb es un alma salvaje, y habia huido por una ventana en un descuido de la hermosa elfa, pasando unos cuantos dias fuera del hogar, dias que para su desgracia fueron decisivos. Al acometer la guardia de Vado y demás valientes contra los dragones Garb vió su oportunidad para tratar de huir de alli, no importaba dónde, pero lejos de ese ambiente de muerte que le tanto le asustaba. Se había limitado a seguir al grupo, confiando en todos aquellos que veia aniquiliaban el peligro, pero temiéndolos al mismo tiempo. Su prudencia le apelaba al anonimato, y ahora estaba allí, frente a otra ciudad, repleta de gente y contenida por sus murallas. Murallas que podian convertirse, nuevamente, en una jaula de muerte. Pero el bosque había quedado atras, y allí habian personas que devoraban personas... a Garb le desbordaban las dudas, quizas lo mejor fuese permanecer en las afueras... quizas...

Arxaon

15/12/2007 19:56:08

Wilhelm caminó al lado de Indreth y Farben, cuyas caballerías ya solo disponían de fuerzas para ir al paso, hasta divisar las murallas de Puerta de Baldur. Ya pronto habría terminado todo. Para unos de una manera, para otros de otra.

Llegaron al campamento donde se encontraban los batidores y caballeros. Al principio se saludaron muchos de los presentes. Los que no tenían fuerzas, se dejaron caer fatigados. Tras los saludos, los supervivientes buscaban con la mirada viejos compañeros que, por desgracia, no volverían a ver.

Wilhelm agotó las últimas gotas de su cantimplora, sentado en una pequeña roca, encarado hacia las murallas. Luego observó el campamento durante unos instantes. Esperaba que esa gente encontrara un nuevo hogar. Quizá Puerta de Baldur se los ofreciera. Quizá a alguno le ofrecieran más que eso.

Permanecería junto a ellos hasta que se asentaran. Les debía eso y mucho más... por el fracaso de su gobierno. Pero una vez estuviesen establecidos, olvidaría la política. No volvería a cometer fallos así. Llegaba una nueva etapa de su vida, más parecida a sus inicios. Más libre, con menos responsabilidades, más... solitaria.

Almenos... esos eran sus pensamientos.

Blues

15/12/2007 21:32:03

Paskinel junto a los Batidores y algunos Paladines habia conseguido poner a salvo a los ciudadanos de Vado y observaba apartado como organizaban la larga estancia a las afueras.

Intento pasar desapercibido mientras los demas montaban tiendas y ayudaban a los heridos alojandolos en una cabaña habilitada por la ciudad.

Pensaba en la aldea Tirodarco y en sus amigas Veria y Ara,lo habia perdido todo,casi todos sus mapas seguramente habia ardido en la aldea,numerosos libros y algunos objetos valiosos que ahora no recordaba tambien podia darlos por desaparecido,la casa de Ara y la ciudad de Vado seguramente a estas horas estarian asoladas.

Se dio cuenta rapido de la situacion en que se encontraba,no tenia donde caerse muerto y con su alma rota.Por primera vez en mucho tiempo se encomendo a su Diosa Mielikki pues se sentia abatido y sin ganas de seguir viviendo.

En ese momento al norte diviso un grupo numeroso que se acercaban a paso lento.Jame,Ohr,Farben,Wilhelm,Indreth llegaban agotados por fin a la seguiridad de Baldur.Solo Indreth se percato de su presencia algo apartado. Paskinel observaba todo cuanto acontecia cuando una paloma blanca se poso en su hombro.Paskinel utilizo 2 de sus dedos para que esa paloma se subiera y la puso frente a el,entonces la paloma levanto el vuelo hacia el sur.

Paskinel siguio a la paloma sin decir adios ni despedirse de nadie,hacia el sur, hasta Weldazh,y por fin el templo de Mielikki.La Diosa escucho mis plegarias y me enviaba una señal.

Farben

18/12/2007 16:50:33

Durante el viaje, Farben iba pensando en todo lo ocurrido, sentía tristeza, pues no le gustaba el tener que irse de esa manera. Durante sus años de consejero de información, había ayudado a Vado en la sombra, tanto que ni siquiera estaba durante los combates ni fue visto en la ciudad durante largos períodos de tiempo; sin embargo, enviados suyos habían combatido por el triunfo del bien y habían dado su vida por ello. Eran buenas personas, y eso le apenaba, pero también es cierto que prometieron estar al servicio del bien antes que al propio de cada uno. Le apenaba que sus esfuerzos no hubiesen podido lograr lo que él buscaba: salvar a Vado una vez más.

Durante el camino, le resultaba curiosa la sensación de montar a caballo. Siempre había preferido ir a pie, pues los caminos son peligrosos, y yendo a pie podía reaccionar mejor ante los imprevistos; sin embargo, ahora era diferente. Era una enorme caravana de gente. Miró las caras de los que les acompañaban cuando se bajó del exhausto caballo.

Cierto es que, como ya le habían dicho alguna vez, para alguien como él, el tiempo y el espacio no eran nada, pero esta vez, habría necesitado más tiempo y menos espacio para poder moverse más rápido y ayudar mejor. Lamentó no poder haber estado en vado con la espada en la mano, y recordaba nostálgico cómo defendía vado contra los diversos problemas que tuvo, y cómo cuando hubo que empuñar las armas, Paskinel y él competían como arqueros contando los enemigos que conseguían abatir.

Estando en esos pensamientos, avistaron Puerta de Baldur, la ciudad que les daría asilo, gracias a las excelentes negociaciones de su amigo Willhelm. A pesar de estar al final de su viaje, lo que reflejaban los rostros de los desplazados no era alegría:echaban de menos su vado natal y les costaría adaptarse, pero él les ayudaría en lo que pudiese, como siempre, aunque su ayuda no fuese percibida tan claramente como la del clérigo que va curando heridas. Él prefería más que la gente se sintiese bien sin sentirse obligados a agradecer cosas que les harían sentirse como parias, por eso su ayuda sería como siempre, en la sombra, a través de sus numerosos contactos, gentes de todo tipo, unos buenos y otros malvados, pero todos indirectamente ayudarían en lo que pudiesen, sin saberlo si era necesario.

Miró un poco más adelante y vió a Paskinel correr tras una paloma. Nada podía escapar a la suma de la curiosidad y de la visión del mediano: durante sus muchos años en las sombras, había aprendido a mirar exactamente donde era necesario ver.

- (Pobre Paskinel, es un alma libre, sería incapaz de sobrevivir como exiliado en Baldur; no importa donde vayas, te encontraré cuando sepa que estás algo mejor y trataré de curar tus heridas. Hasta pronto, amigo...)

Farben dejó que Paskinel se alejase, sabedor de que el bosque cuidaría de él. Siempre lo había hecho y esta vez no sería menos. Y si lo era, bueno, recibiría ayuda "menos natural", de eso estaba seguro.

Casi cruzando las puertas del lugar al que habían sido destinados, Farben miró a Willhelm y a Indreth, también a Jame, suspiró profundamente y avanzó...

Varias semanas más tarde, un chiquillo, con las botas rotas de tanto buscarle, le entregó una extraña nota. Farben le dió unas de sus botas de repuesto, algo de comida y bebida y algunas cosas más y asintió al joven mientras sostenía una nota en sus manos, a lo que este respondió con una sonrisa y volvió al lugar de donde salió a toda prisa.

Farben

20/12/2007 10:10:46

Farben salió del gran edificio decepcionado. ¿Quién era aquella mujer para dudar de su palabra? No, no se quitaría la capucha. La última vez que lo hizo, le costó la vida al único que le vió la cara, y no estaba dispuesto a pasar por lo mismo. Desde hace 500 años, nadie le vio la cara excepto Andriuth, y luego se enteró de que las criaturas de la sombra se cebaron con él. Sabía que era complicado ser embajador con esa premisa, pero le ofreció una posibilidad a la mujer, pues tenía una capucha modificada mágicamente que utilizaba a modo de cara, estaba tan bien hecha que no se notaba diferencia. Sin embargo ella no aceptó, no supo comprender que alguien como él no puede ir mostrando el rostro por las buenas, a pesar de dar su nombre, que nadie sabe si es verdadero o no. Sus amigos le reconocen enseguida, por su voz, por sus "andares", por la forma de su boca (lo único que se le ve). Pero aquella dama era desconfiada y seguro que era porque era un mediano e iba vestido de negro, ya le había pasado más de una vez. ¿Por qué el ser de una raza y vestir de cierta manera condicionaba la forma en que te trataban? Era algo que no entendía, pues en sus años de vida, (y no-vida) había visto a los más horrendos seres hacer los mayorees sacrificios, y a los más honrados paladines cometer los más horrendos crímenes. Nunca entendería esa forma de clasificar a las personas.

Dilvish

01/02/2008 22:00:28

//Fin de la escena. Mil gracias a todos por participar.

1saludo