EspadaUngida

03/05/2009 14:23:38

En algun lugar del distrito de la magia...

No se divisaba ningun ventanal en la estancia, el mago se ajusto su picudo sombrero de su cabeza con el fin que no le estorbara mientras realizaba los ensalmos.
El olor se mezclo con los rayos arcanos pero por encima estaba la voz del arcano que se alzo por encima de los prodigios arcanos, entonces tras unos momentos de confusion el mago realizo el conjuro, su cuerpo se volvio invisible para los ojos no preparados, sus ropas y su cuerpo experimentaron los primeros sintomas de la transformacion y para él el mundo y la habitacion de pronto parecio alejarse cada vez mas y mas, lucho por no desmayarse hasta finalizarse el conjuro y al final lo logro.

Unos momentos después un mago correteaba por el distrito del palacio, nadie le veia pues su tamaño no era superior al de un dedal, pese a ir a una velocidad mayor de la normal le costo mucho tiempo dar con el enorme palacio, ya en su interior observo fascinado los numerosos tapices y ornamentos que en su interior habia mas no quiso entretenerse demasiado, el conjuro podria expirar y eso daria al traste con sus planes.

Al fin encontro un lugar donde poder realizar con tranquilidad su segundo conjuro, este deberia volverlo indetectable, para que ningun mago lo pudiera divisar con sus escrudiñamientos o ninguna alarma magica saltara en caso de cruzar el umbral.
Por supuesto, conocia su tarea y como realizarla le habia llevado un tiempo de valiosos gastos y energia gastada por los conjuros adivinatorios.
El mago completo el conjuro y su piel brillo de un color azulado, entonces se acerco a la entrada de las celdas donde un guardia custodiaba la entrada.
No le habria sido problema ocultarse y entrar por el hueco que habia entre barrotes, pero la segunda puerta no dejaba entrever ningun resquicio por donde entrar asi que pese a ese imprevisto decidio dar uso a otro conjuro, cogio un pergamino y lo enrollo dandole la forma de un cono, murmuro las palabras del conjuro y hablo sobre el mas el ruido de su voz no salia de su boca, sino de la puerta a donde pretendia llegar, escondido tras un pilar de marmol hablo con una voz grave.

-¡Eh compañero, el elfo quiere comer necesito que me bajes algo de comida! - dijo el mago con una voz diferente a la suya.
- ¿¡Hazlo tu mismo no ves que estoy solo en la guardia!? - Dijo gritando y masculló molesto.
- ¡Será solo un momento, el elfo es peligroso y no puedo dejarlo solo! - Dijo el mago y esperó paciente que la tensión hiciera mella en el guardia, que tardó en responder.
- Maldición, ya voy - masculló el guardia y fué corriendo a por la comida.
El mago esperó y cuando el guardia cruzó ambos umbrales lo hizo con él a su lado.
Ya en el piso inferior el mago se ocultó tras el cerco metálico de la puerta, los guardias discutieron.

- Traigo la comida del elfo - dijo el guardia.
- Nosotros no te hemos pedido nada - le miró con una mueca, el otro le miró furioso.
- No estoy para bromas...- dijo y soltó la bandeja en el suelo frente a la celda del elfo, los otros dos sacudieron la cabeza.

El mago espero a que el primer guardia se fuera y entonces volvio a usar el mismo conjuro de antes, poniendo sobre su boca el papiro doblado.

- Ay que daño! - dijo con una voz aguda el mago mas su voz provenia de unas celdas alejadas, los guardias miraron hacia donde venia la voz sin moverse.
- Hay un barrote roto! jaja soy libre - dijo el mago, improvisando, los guardias sacudieron la cabeza y se adelantaron un poco, lo suficiente.
- Callate ya estupido! - dijo uno y volvieron a su sitio, pero el mago ya habia pasado como una exalacion tras ellos hasta situarse en la celda de Elbereth.
Paso entre los barrotes y observo al elfo que estaba encadenado y amordazado.
Paso unos polvos magicos y su cuerpo se hizo visible, el mago elfo lo observo estupefacto, entonces disipo su conjuro y su cuerpo volvio al tamaño normal, sin tiempo para mas y sin hacer ruido coloco unos lingotes sobre el suelo en una posicion cuidada y realizo el conjuro que debia hacer un largo tunel, esperaba tener la suerte de ser lo suficientemente largo para encontrar alguno de los alcantarillados de la ciudad y así fue, tymora le sonrio y casi al expirar el conjuro diviso el alcantarillado a unos diez metros de profundidad.
Observo al elfo maniatado con numerosos candados y saco de su tunica una flauta magica que sin hacer ruido alguno hizo que todos los cerrojos calleran por su propio peso, desarticulados.
Por ultimo saco una pluma y recito el ultimo conjuro que como simil les haria caer por el largo tunel lentamente sin ningun daño para los dos.

Unas horas despues ambos estaban uno al lado del otro disfrutando del paisaje que les ofrecia arion, quedaba mucho por hacer y no podian entrar en peleas individuales ni venganzas, habia un conflicto por evitar y muchas gentes que salvar.

Elgatovolador

03/05/2009 17:51:41

Las horas pasaban muertas en la oscuridad de la celda, y el mago hacía la única cosa que sus condiciones le permitían hacer, algo que hacía a menudo y que en cierto modo la calma de su cautiverio le había dado pie y facilidad . . . pensar.

Algo se le escapaba de sus manos, intereses, un elfo amenazando al consejo , intereses, poder . . . todo lo que nunca había deseado y por circunstancias le había tocado vivir.

El interrogatorio había sido rápido y preciso , Eldreth Veluhzra, al menos tenía un nombre .

- Eh , ! aquí teneis la comida del elfo ¡ , alguien se acercaba y el vacío estómago del elfo comenzaba a retorcerse.

Pero algo fué diferente, un diminuto mago entraba en la celda mientras los ojos del elfo se abrían de par en par, este recobró su tamaño normal.

Salmodias , conjuros a unos metros de los guardias que se acercaban lentamente, atravesaron el túnel y el humano teleportó ambos cuerpos frente a un paisaje familiar , Arion.

La charla fué breve y aunque diferentes modos de actuar y pensar, llevaban al joven elfo y al anciano mago hasta las mismas disyuntivas . . . algo se estaba tramando, y la guerra parecía estar demasiado cercana, el elfo miraba con admiración al anciano preguntándose hasta que nivel de unión tenía este con la magia, tras repasar algunos conjuros del libro de su salvador el mago puso rumbo norte, quedaban pesquisas y charlas pendientes, demasiadas cosas habñían aún que no llegaba a comprender, aunque al final tendría que tragarse su orgullo y buscar una solución aunque esta vez una furia , y cierta sed de venganza turbaban el espíritu del elfo que susurró al viento

- Mystra, ayúdame .