annael

18/10/2010 14:25:56

Kaen intentaba comprender que le ocurría a la pequeña Eva, que se encontraba tumbada en la cama en posición fetal y con la mirada perdida….
El enano que acompañaba a kaen observaba también la escena mientras Ahoshi entro en la habitación con algo de información sobre lo que podría haberle sucedido a la pequeña.
El elfo guardián del señor kaen vigilaba constantemente la puerta cuando un tremendo estruendo la hizo volar por los aires…
Un extraño ser con forma de elemental de aire intento entrar, Dwaw raudo freno el avance de el extraño ser mientras Osk y Ahoshi se le unían al combate, que sucedió de forma rápida, los guerreros le impedían que entrase en la habitación mientras kaen protegía a la pequeña eva..
Tras el combate el ser desapareció pero en su defecto dejo un libro, Dwaw lo recogió del suelo pero el simple hecho de tocarlo le cubrió de sangre por completo…
El libro sangraba de manera inusual, el reguero de liquido rojo cubría las ropas y la piel del elfo que asustado lo dejo en el suelo…
El elfo saco una piel de venado que usaba como manta en las noches fría y envolvió el libro, y la sangre se seco tornándose un extraño polvo negro que sacudió sin mas…
Ahoshi y Kaen se retiraron a una esquina de la estancia y estudiaron el extraño manuscrito con un vistazo rápido…
Un acertijo escrito en sangre se hallaba en su interior…
El elfo los observaba de lejos pensativo…-Esto no ha hecho mas que empezar –dijo para si mientras se arrodillaba a intentar calmar a la pequeña Eva.

Gludar

18/10/2010 23:36:03

Hay días que se complican a medida que van avanzando, obviamente éste era uno de ellos.

Tras dejar firmado los permisos pertinentes en el Gremio de Comerciantes, se dirigió a hablar con Rita, hacía horas que no sabía nada de Eva y aún le quedaba una responsabilidad antes de terminar el día, tomarle la lección a la pequeña.

Conocedor de sus hábitos de juego en el mercado se encaminó al mismo con paso decidido. Allí una cresta roja resaltaba sobre los demás, a pesar de su corta estatura. Saludó al joven Osk, viendo en él la oportunidad de mandarle un mensaje al Clan. Su charla fue interrumpida por uno de los guardias.

-Señor Kaen, siento interrumpiros, es sobre la pequeña.
-¿Eva?, ¿qué pasa?, ¿ha hecho alguna pillería?- ya se imaginaba que tendría que reprenderla pero con sólo ver el rostro del guardia comprendió que la situación era muy distinta.
-No mi señor, está sana pero...la han llevado a la Torre del Grano.

Por el camino simuló no mostrar preocupación, le pidió al joven maese que lo acompañase, aún no había termina la conversación con él.

Una vez en la puerta de la torre, varios guardias estaban apostados, con sus armas desenfundadas. Preguntó a uno de éllos por la pequeña, informándole éste de su ubicación dentro.
La joven se encontraba acurrada en un rincón, palida, con una expresiónde terror. Sin dudarlo la recogió en sus brazos, ¿como alguien tan joven y pequeño podía haber visto tanto mal en su breve vida?. Entonó una suave nana que concía del pasado para calmar a la joven.
Al ver que la joven no reaccionaba partieron presto hacia sus aposentos. Justo al aslir observó a los guardias, se dirigió a Osk, y depositó con toda la ternura que pudo a la joven en sus brazos. La expresión del enano alivió durante un brevísimo instante la preocupación de Kaen. luego preguntó a los guardias si sabían que había pasado...ninguno supo darle la respuesta concreta.


Por el camino no paraba de preguntarle que podía haber visto a la joven.
Llegaron al Gremio, allí con la ayuda de Osk, depositó a la joven en la cama, se arrodilló a su lado congiendo su pequeñísima mano y usando todas sus habilidades, intentó calmar los temblores de la joven, pero seguía sin obtener respuesta.

Aoshi, hizo acto de presencia en la estancia para posteriormente marcharse brevemente buscando el informe de lo ocurrido de uno de los guardas. En su ausencia llegó Dwaw, su semblante también cambió al ver a la joven, la cual se limitaba a acurrucarse en la cama , parecía que vivív una mal sueño del que no podía despertar

Cuando Aoshi regresó comentó los sucesos que podían haber desencadenando la situación actual de Eva. Los adultos de la estancia estabamos apunto de dejar a Eva descansar cuando éste levantó la cabeza y frontándose los ojos iba mirando uno a uno, Kaen, Dwaw, Osk y Aoshi. kaen rspiró aliviado, entrecerró entre sus manos la pequeñita mano de Eva y por unos instantes respiró aliviado.

Pero cuando todo parecía arreglarse, el destino volvió a dar muestras de lo peculiar que puede llegar a ser..sin saber cómo la puerta estalló en pedazos y un ser de extraña forma hizo ato de presencia. El valeroso Dwaw se enfrtó sin dudarlo a él, sin temor alguno, Osk y Aoshi se le unieron. Kaen se limitaba apreoteger a la joven Eva y en ayudar con sus habilidaes al resto de intréptidos guerreros.

El combate fue encarnizado, pero por suerte la bestia fue abatida. En su idioma Dwaw informó aKaen de que había recogido un libro pero...de sus manos comenzó a brotar sangre, como un río de vida fue llenando su blanca ropa. La pequeña Eva comenzó a gritar Con un gesto rápido Kaen pidió a Aoshi que sacara a la pequeña de la estancia, la cual se negaba rotundamente, pero nada podía hacer ante la mayor fuerza del guerrero, el cual con dulces palabras intentaba tranquilizarla a la par que Kaen intentaba lo mismo con el elfo. Eva no paraba de gritar que era culpa de ella, también lo de Baldur y los sucesos de Arion...

Mientras Osk, miraba la escena incrédulo, inlcuso su imagen con el parche levantado no evitaba lo desagradable de la misma.

Desde fuera de la estancia los gritos de Eva eran cada vez mayores mientras dentro...Kaen pidió a Dwaw que soltara el libro que había recogido...éste cayó al suelo abriendo por unas de sus páginas permitiendo que todos los presentes pudieran leerlo......



Había sido un día duro, muy duro y del que podía sacar varias conclusiones. Uno no se separaría de Eva, dos tendría que pasarse muchas horas en la Torre Arcana de Ambar buscando información sobre las palabras del libro y tercero había que tapiar ésa maldita puerta del fondo del gremio.

-Sangre manando...-dijo como para sí
-Perdone Señor, ¿qué decía usted?- interrumpió sus pensamientos la hermosa María.
-Nada hija nada, traeme un té por favor.-

Mientras saboreaba el té, pensó en Eva, en aquellas frases que había dicho de que todo era su culpa. Un joven de 12 años no debía tener esos pensamientos, debía tener otros conocimientos de la vida, juegos, alegría, ternura, amor...Cuando se despertase tendría que hablar con élla, quizás unas lágrimas ahora podrían aliviar su pequeño corazón...y quizás descubriría que atemorizaba constantemente los pensamientos de la pequeña...indudablemente había algo más, algo de lo que no le había hablado.

zurtnalon

21/10/2010 16:25:24

-Buenaaas, noches –dijo entrando en la torre de magia y esperando cerca de la puerta a ver a alguien.

Después de lo que había pasado hacia escasamente un par de noches y sabiendo que había pasado algo parecido en otras partes, decidió que quizás sería interesante preguntar a alguien sobre esas cosas, o como mínimo buscar entre algún libro de los que habría por allí sobre esas esferas de luz.
Miró alrededor por la sala y acabó por sentarse en uno de los sofás que había allí, lo mejor sería esperar a que alguien le diese permiso para curiosear por allí, después de todo seguro que no entendería ni la mitad de los escritos, así que o buscaba ilustraciones… o le pedía a alguien que buscase por ella.
Mientras esperaba sacó un libro maltrecho y anotó lo que había ocurrido, quizás así no se le olvidarían algunos detalles, si es que los había.

[…]

Apareció de vete a saber donde una esfera de luz que aun me pregunto cómo, flotaba, el caso es que después de atraparla con una cosa de aquellas que tan poco me gustan me tocó acercarme a ver qué carajos era. Juraría que tenía algo dentro, pero cuando fui a cogerla la pequeña luz decidió que lo mejor era alumbrar un poco mas y caldear la situación.
Después de varios mamporros recibidos por el “pequeño” elemental y chamuscarme la ropa, conseguí despistarle entre unos árboles.
No tardó mucho en irse por el puente hacia el sur, y mucho menos tardó en volver hacia el norte. Le seguimos por el camino hasta que conseguimos por fin hacerle volver a su plano, o eso es lo que dijeron, yo solo le vi desaparecer sin más.

[…]

Se miró la ropa y arrugó la nariz.

-Claro… que puestos a desaparecer ya podría haberlo hecho antes de quemarme. En fin…

Echó las manos tras la cabeza despues de frotarse la oreja que le pitaba y se estiró en el sofá esperando, no se oía un alma por allí, quizás era demasiado tarde, solo esperaba no dormirse allí antes de averiguar algo.

Gludar

25/10/2010 22:50:43

Por desgracia para Kaen, ninguno de los maestros arcanos se encontraba accesible para poder hablar con él.
Aunque no le hacía mucha gracia, despues de los últimos sucesos, tuvo que dejar a la pequeña Eva al cuidado de Rita dentro del Gremio, estaba seguro que la joven buscaría la forma de escabullirse, siempre lo hacía...su inventiva la hacía más extraordinaria aún.

Una vez el asunto de Eva estaba dentro de lo posible controlado, partió junto a Dwaw a los dominios de Sir Leobald, quizás el recto caballero pudiera dar más pistas sobre el contenido del mismo, además no sería la primera vez que las ideas de Nork salvaran la vida de mucha gente.

Dentro del Ducado, la charla con leobald, fue rápida y directa, una gran cualidad del Caballero. Dwaw relató lo ocurrido dentro de los muros del Gremio de Comerciantes y con la colaboración dela traducción de Kaen, éste último pudo hacerse una ida más o menos fiable de lo ocurrido.

LLegó el momento de enseñar el libro. Leobald realizó un salmo que hizo que nuestros corazones se sientieran más protegido. Kaen se colocó unos guantes, sacó una pinza y con sumo cuidado depositó el libro envuelto en piel encima de la mesa. Durante breves segundos todos se quedaron en silencio. Silencio roto por el mismo Leobald, el cual hizo alusión a ciertas profecías antiguas.
Así como la petición de que regresaramos para un mayor estudio del libro.

Tras despedirnos cortésmente y asegurando una pronta visita. Nos encaminamos con calma a nuestra hermosa ciudad. Quizás Leobald estuviera en lo cierto y hablara de un mal presagio, de una profecía. Por lo menos la visita no había sido en vano ya que hizo alusión a otras apariciones de elementales similares cerca de los Picos Nevados.

Una vez en Ambar, Kaen volvió a entrar en la Torre Arcana, solicitó una habitación tranquila y pidió al bibliotecario una serie de libros. También pidió que no fueran molestados a no ser que Isendel o Tonan lo solicitase. Dejó pasar a Dwaw, cerró a puerta y con sumo cuidado volvió a sacar el libro.

zurtnalon

27/10/2010 21:48:10

si allí nunca pasa nada…

[…]

Menos mal que allí nunca pasaba nada, porque cuando llegué a las puertas las encontré cerradas y una extraña esfera brillante rondando por allí.
Se limitó a flotar por allí como buscando algo y a brillar un poco más al ver unas armas desenvainadas. Por suerte las puertas no tardaron en abrirse, la esfera no tuvo ocasión de entrar, pues los que estaban allí prefirieron salir a ver que ocurría.
Después de escuchar cómo me llamaban varias veces, y decirles que dejasen de desgastarme el nombre, la esfera se dirigió al señor Leobald, curiosamente según dijo, le buscaba. Claro que curiosamente también dijo cosas que no eran del todo correctas, sin contar que hablaba como si tuviese todo el tiempo del mundo, y que olvidaba a la mínima que estaba diciendo y prefería empezar de nuevo, por suerte no se repitió o a estas horas aun estaríamos allí escuchando.
Cuando parecía que le llevábamos la contraria, no tardo mucho en empezar a desvanecerse, según dijo, ya no tenía más tiempo, algo extraño, pues si andaba falto de tiempo tendría que haber empezado por preguntar y no dedicarse a danzar por ahí sin saber a dónde dirigirse.
En fin, ahora a esperar a ver qué pasa, o que no pasa.

[…]

Cerró el diario, y salió de la habitación zampando de buena mañana.
-Preguntar, preguntar… ahora toca preguntar, a ver a quien…

Jack_Botas

29/10/2010 00:56:22

*Leobald cubría al galope las leguas desde Ambar a Arion mientras reflexionaba sobre el encuentro en las murallas de Ambar. El hada que Valeria le había confiado se agarraba a la capucha del caballero y sonreía por la cabalgata ajena a las preocupaciones del fénix*

(...El mago que había tras la esfera de luz, que había sido vista en el Camino del Comercio, había estado buscándoles; al Fénix. Había algunas incongruencias en el discurso del arcano, que decía proteger a los supervivientes de cuantos fueron raptados durante el episodio de la niebla mágica, pero si hay una mínima oportunidad de encontrar aunque fuera a uno de los ciudadanos de Arion debe intentarse. La posibilidad de una celada es evidente, pero ha de intentarse. Ambar, si acaso decidiese actuar, no nos ayudará a tiempo, podrían tardar semanas en decidir el asunto en Consejo, ya lo he visto otras veces. Sin embargo, el Fénix aun tiene aliados sobre la superficie y bajo ella; quizá los enanos del rey Rugrim acepten a ayudarnos. El Brazo y lady Nyrnael nos asistirán también, no hay tiempo que perder... La relación con el libro del consejero Kaen no debe desdeñarse tampoco, hay demasiados cabos sueltos en todo esto, pero parece claro que hemos de buscar las claves en las montañas...)

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*Horas más tarde, los dos caballeros compartían una espartana comida a base de frutos secos y queso a la luz de la hoguera que iluminaba la cámara de la entrada al reino de Ghordor. Con el permiso del rey Rugrim habían montado una tienda junto al lago subterráneo en espera de los resultados de la consulta al viejo archivo y la llamada a los valientes enanos, siempre dispuestos a blandir acero contra el enemigo orco sin reservas. Quizá sumaran un par de espadas más, les vendrían bien.
Nyrnael se sació pronto y ocupó el tiempo en limpiar sus pertrechos hasta que las llamas de la hoguera arrancaron destellos dorados de su armadura y la balanza en el pecho. Leobald recogió los restos del almuerzo y afiló su acero. El silencio era la rúbrica de la determinación en la misión emprendida, todo estaba dicho al respecto, buscarían a los supervivientes y los traerían de vuelta. Si era una celada venderían caras sus vida pero tal soplo de esperanza merecía ser atendido.
El tiempo pasaba y los caballeros se arrodillaron uno frente a otro para pedir a la Triada por el éxito de la empresa.*

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*La mañana era clara y fría. La compañía de la Buena Esperanza se reunió en la encrucijada del ducado de Arion: Nyrnael la paladín del Justo, Rugrim el rey bajo la montaña y Leobald del Quebrado y el Fénix. Se saludaron como amigos y partieron al norte. En poco tiempo alcanzaron las Montañas Nubladas, donde un contingente armado de Amn, acuartelado en la base del acceso a los pasos de montaña, les puso al corriente del movimiento de los orcos y de una extraña plaga que les consumía. La mortal enfermedad también se había cobrado las vidas de algunos soldados. No dejarían a nadie más bajar si mostraba signos de contagio.
Una explosión terrible les sobresaltó mientras hablaban, haciendo temblar la tierra. Uno de los soldados apuntó que había venido del valle de montaña del lago helado, mucho más arriba. Apenas tuvieron tiempo de ponerse a cubierto antes de que una cascada de roca, fuego y ceniza, los alcanzara. Por suerte no hubo víctimas, estaban demasiado lejos.
Cuando ya había decidido seguir marcha apareció Tabris el hechicero, que venía de las cumbres. El rey Rugrim lo instó al arresto y el hechicero consintió en acompañarlo a la prisión de Ghordor. La compañía perdía uno de sus más valiosos activos, pero entendían la deuda de honor del Rey con el Puño Llameante. Nyrnael y Leobald retomaron la marcha hacia las cumbres, en busca de los refugiados, intrigados por la tremenda detonación. Quizá fuera cosa del mago que los había puesto en la pista días atrás.
El paisaje era desolador, todo había cambiado. Los árboles estaban calcinados y pareciera que la montaña entera se hubiera movido de sitio. Cadáveres de orcos sembraban la ascensión aquí y allá, medio sepultados y ennegrecidos. Ascendieron durante largo rato, hasta que unos cientos de metros por debajo del collado que llevaba al lago alpino, la senda se hizo intransitable. El alud habían borrados caminos y escarpado los trancos. Los caballeros abandonaron los caballos y trataron de encontrar un paso. En su búsqueda escucharon unos sollozos. Bajo los escombros de una gran peña había quedado atrapada por las piernas una mujer, una campesina. Decía ser la vanguardia de un grupo más numeroso, prisioneros de los orcos. Habían huido con ayuda de un mago. La mujer estaba débil, la sacaron de su prisión y la abrigaron cuanto pudieron, debían tratar de encontrar al resto de sus compañeros.
Con dificultad, los caballeros treparon por los escombros hasta poder ver el valle. Si la visión de la ladera era desoladora lo que vieron les sobrecogió. Todo el valle estaba sembrado de rocas y ceniza. La montaña entera parecía haber saltado por los aires arrojando rocas y ceniza, aplastando arboles y cuanto había encontrado a su paso. De pronto, la tierra volvió a temblar presa de un estertor provocado por una enorme explosión en uno de los picos más altos. Esta vez estaban prevenidos, y los caballeros se pusieron a cubierto tras sus escudos y las rocas. La ola de destrucción pronto los rebasó para seguir su curso montaña abajo. Asomados tras sus escudos, los caballeros pudieron apreciar una luz mortecina que se atenuaba allá en lo alto, donde tal poder se había desatado. Era imposible seguir. Llamaron a los supervivientes a gritos, buscaron entre las rocas. No encontraron a nadie. Pensando en que quizá habían quedado atrapados en alguna de las grutas majo la montaña, los paladines volvieron atrás y exploraron cuantas encontraron, también sin éxito.
El rey Rugrim regresó, solo para ver disolver la compañía por el momento. Solo podían dar gracias a los dioses por haber encontrado al menos un alma con vida. En cuanto la campesina se repusiese podría arrojar más luz sobre los refugiados. Bajaron a la mujer hasta el campamento de los soldados donde todos pasaron la cuarentena con éxito. Rugrim regresó a la mina y los caballeros acamparon allí hasta que la campesina estuvo en condiciones de viajar a Arion.*