Muri_Deejay

12/08/2005 12:05:43

*moja su pluma en el tintero y comienza a escribir* Memorias de Calia

Nací hace algo mas de un siglo en la bella ciudad de Noyvern, la Joya del Norte, una ciudad en la cual siempre se goza de un clima excelente pese a estar situada en una zona fria y boscosa. Es un centro de comercio fundamental de la Costa de la Espada, y la gobierna con mano de hierro Lord Nasher Alagondar, un viejo explorador. Pertenecía a una de las familias más poderosas de la ciudad, los Munesen; importantes mercaderes, guerreros, magos y artistas. Nuestra mansión era de las más espectaculares del distrito de Lago Negro, y despertabamos envidia y admiración allá dónde fueramos.

Desde pequeña mostré una gran inclinación por las artes marciales, a menudo acudía al templo de Yelmo en el Nido del Mendigo para ver como los monjes entrenaban y mostraban toda su energía ki canalizada en forma de golpes certeros. Sin embargo, los negocios, los libros, las espadas y los laudes, tan típicos en mi familia, no me llamaban en absoluto. Cuando se propagó la Muerte aullante en Noyvern, mi padre, Aldarion Munesen, decidió matricularme en la academia para tenerme alejada de las calles y pudiera hacer lo que más me gustaba, aprender artes marciales. Durante esa época nefasta, mi padre jamás dejó su negocio y seguía acudiendo a todas las barriadas de Noyvern acompañado de mis hermanos para comerciar sus objetos mágicos. Desgraciadamente, se contagiaron y murieron antes de que se encontrase una cura.

Me vi obligada a abandonar la academia con el aprendizaje aún sin finalizar, y tomé las riendas del negocio para poder dar de comer a mi hermana D'evra, una paladina al servicio de Tyr que colaboraba con Lady Aribeth. Fue una perdida de tiempo, ya que Aribeth nos traicionó, se pasó al bando enemigo cuando colgamos a Fenthick, y una de las primeras personas en ser apuñaladas por la espalda fue mi hermana.

Estaba sola frente a un negocio que no sabía manejar, pero que quería sacar a flote para no perder status.

La guerra estalló. Aribeth la Traidora nos invadió con una crueldad y una dureza extrema, y los efectos fueron devastadores. Lago Negro fue tomado por los invasores, y mi mansion fue saqueada. Es muy duro ver como tus hombres son asesinados y tus doncellas violadas delante de tus ojos. Yo no corrí la misma suerte ya que sabía defenderme, y pude huir antes de que me hicieran nada. Ver arder la casa donde has crecido tambien es muy duro...

Los pocos hombres leales a mi que quedaban con vida se unieron y nos replegamos al centrode la ciudad para ayudar a la milicia, solo nos quedaba esa alternativa. Las trombas de proyectiles, las rocas lanzadas de las catapultas y los gigantes de hielo estaban reventando nuestras defensas. El ejercito enemigo, poseido por una extraña fuerza, atacaba con una crueldad y un coraje antinatural. Hileras de hombres, enanos y orcos se colaban por las grietas de las murallas. La batalla estaba perdida pero...

De entre la multitud y el clamor de la batalla surgió una figura de aspecto élfico. Jamás comprendí aquella actitud: era Aribeth dispuesta a rendirse. Porque querría rendirse alguien que tenía una guerra ganada? La guardia la redujo y fue apresada. Una hora despues, una gran explosión proviniente del Castillo Noy provocó, no sé porqué, las dudas de nuestros enemigos. Una oleada de frio inmediato cubrió la ciudad. Ante la vacilacion y el desconcierto, atacamos con todas nuestras fuerzas, y en pocos minutos conseguimos expulsarlos de nuestra ciudad. Se decía que alguien habia conseguido derrotar a la lider de nuestros invasores, que habitaba en un objeto magico llamado Piedra Origen, el cual daba calor a nuestra ciudad y habia sido destruido. Sinceramente creo que eso eran tonterías e invenciones de bardos charlatanes; la guerra la ganamos los que estuvimos luchando en las calles.

Tras la ejecución de Aribeth me planteé que iba a hacer con mi vida. Lo primero que hice fue dejar la ciudad, puesto que allí ya no tenía nada y no quería seguir en una ciudad en la que había sufrido tanto. Con apenas 100 monedas de oro en mis bolsillos, una tunica que usé cuando estudiaba en la academia, y la rudimentaria kama que habia empleado en la defensa de Noyvern, decidí ir a ver mundo y mejorar mis conocimientos sobre artes marciales.

Durante meses vivi en una situación cercana a la extrema pobreza. Viajé y conoci lugares de los que solo había oido hablar, como Luskan, Aguas Profundas, Vado de la Daga, el Valle del Viento Helado, Cumbre, Amn, Beregost, el desierto de Anauroch, Bosquemado, Pozo de Beorunna, etc. Pero ningún lugar merecía el suficiente interés como para estar allí más de un mes, hasta que llegué a Calimport. Es realmente fascinante esta ciudad, creo que me estableceré aquí y recuperaré el poder y las riquezas que antaño tuve en Noyvern. Juro por la memoria de mis padres y hermanos que los Munesen volveran a ser poderosos y respetables.

Muri_Deejay

12/08/2005 15:50:09

LO SIENTO, NO ME HABIA FIJADO QUE HABIA UNA SECCION PARA HISTORIAS Y BIOGRAFIAS DE LOS PJ'S. MOVED ESTE HILO A SU SECCION CORRESPONDIENTE, POR FAVOR