Alaber

01/07/2006 18:48:10

EL DESCUBRIMIENTO

Puños y yo nos dirigiamos hacia una de las ciudades del norte donde parecía haber buenos comercios. Él estaba interesado en adquirir unos objetos nuevos para su equipo y yo sólo quería mirar algo que fuera útil por lo que no tuviera que pagar mucho.

En una ladera de una montaña había un letrero que decía algo asi como: ¡¡PELIGRO FANTASMAS!! -¡Genial!- fué mi primera reacción al leerlo- me gustaría ir por aquí y verlos, podemos?- Aunque me pareció ver cómo sacudia la cabeza, asintió.

Tras varios cientos de metros caminando entre lo que parecía una ciudad en ruinas no vimos ni un solo fantasma. Parecía que todos hubieran sido borrados del mapa por arte de magia...¿y si en realidad fuese asi, y hubieran sido borrados del mapa por arte de magia? Pero, ¿quién querría hacer una cosa así? Puños y yo estabamos resueltos a aclarar el dilema así que seguimos avanzando.

Varios metros más adelante encontramos la respuesta. Gigantes. Parece ser que estas enormes criaturas viven adyacentes al poblado de los fantasmas, por lo que seguramente llevan siglos peleando por la posesión de todo el terreno. Decidí hablar con ellos y preguntarles por lo que había pasado.

-Esepera- sonó desde el interior de la capucha- ¿realmente estás decidido a dialogar con ellos? –Claro- respondí animado- ¿quién si no va a desvelarnos el secreto?-. Tras una pequeña risa por su parte resolvió: -Tienes razón, puede ser interesante-. Así me gusta que no se cuestionen mis actos, pensé.

-¡Ahí están!- desde nuestra posición parecían árboles en las colinas de las montañas- ahora hablaré con ellos-. Y así me acerqué. A todo esto ya había anochecido por lo que iba tranquilo con mi antorcha y la luna brillaba llena en el centro mismo del cielo. Parecía estar ahi para alumbrar tan sólo las coronillas de unestras cabezas. Algo tapó el brillo de la luna en un segundo; lo que parecia ser un hermoso eclipse se convirtió en.... ¡¡¡UNA ENORME PIEDRA DIRIGIDA HACIA MI CABEZA!!!
Tiré la antorcha hacia un lado y, gracias a mi habilidad, pude escaparme hacia el otro. A los pocos segundos otra enorme piedra cayó sobre mi antorcha apagándola por completo. Corrí todo lo que pude hasta la posición de Puños que se había quedado más atras. -¡Derrumbamiento! La montaña se cae a pedazos- apuré en decirle antes de que siguieran lloviendo piedras. Desde la nueva posición pude ver que no era precisamente un derrubamiento. Esos gigantes portaban sobre sus cabezas las enormes piedras que acabaron con el cálido fuego de mi antorcha.

-Deben ser criaturas muy inteligentes para usar esas piedras como armas y haber eliminado a los fantasmas por arte de magia- le dije a puños. –¿Tu crees?- lo poco que vi de su rostro fue una mueca de extrañeza ante mis alegaciones. –Así es- me apuré en continuar- hablaré con ellos como gran dialogador que soy-. Tras otra pequeña sonrisa procedente de la capucha escuché unas palabras de asentimiento.

Resuelto a descubrir el dilema de los fantasmas y dialogar con “grandes” seres inteligentes marché con paso ligero

-¡Buenas tardes grandes conocedores del poder de las piedras!- les grité desde mi inferior posición- ¡me gustaría preguntaros por..... – miré hacia el cielo que se cubrió rápidamente por un manto oscuro que me impedía ver las etrellas. –¡¡¡PIEDRAS!!!- fue lo único que pude decir antes de empezar a rodar de un lado al otro esquivandolas. Apareció puños entre las sombras de la noche saltando por encima de éstas y en un abrir y cerrar de ojos ya había dos gigantes menos. Rápidamente saqué unos dardos de hielo que guardaba para estas ocasiones y empecé a lanzarlos hacia los “enormes arboles” de las colinas... aunque alguno, efectivamente, era árbol. El caso es que acabamos con ellos.

La decisión fue la de hablar con el lider directamente, estos seguro que no eran mas que ignorantes soldados que no sabían de qué hablábamos.

Entramos en la más pura discrección, y se acabó convirtiendo en una batalla sin precedentes. Tras arduos combates en una caberna hecha por gigantes, o sea más grande que el espacio abierto de donde veníamos, conseguimos llegar hasta el final de la cueva. Efectivamente alli encontramos lo que buscábamos. Aunque no pudimos alcanzarlo. Un enorme gignate, más grande que todos los demás, con una espada de fuego de unos diez metros de altura nos nos estaba aguardando.

No fue fácil pero lo conseguimos. Durante la batalla pude ver como un grupo de gigantes huían con baúles y otros objetos.

-¡Bien! Acabamos con ellos- le dije a puños entusiasmado.
-Ya veo, ya, pero ¿a quién preguntamos por el artefacto?, están todos muertos- miraba a su alrededor.
-¡Han huido! Con el artefacto, no me cabe duda- le dije convencido por lo que había visto.
-Seguro, ahora salgamos de aqui- respondio con tranquilidad.
Nos dirigimos a la posada de la aldea más próxima.

Por el camino nos encotramos con otro aventurero y le explicamos la situación: -Los gigantes tienen en su poder un artefacto capaz de destruir a los fantasmas en cuestión de segundos y sabe Dios qué más cosas es capaz de hacer ese artefacto-. Parece que convencimos al hombre de lo sucedido y aceptó acompañarnos para buscar más información.

Mi experiencia me dice que cuando hay algo muy importante o poderoso, las posadas son el mejor sitio para buscar información. Los rumores se mueven como el viento en plena ventisca y sólo hay que ser un poco hábil, como yo, para saber cuál escuchar.

Nos sentamos en una mesa apartada de las demás para discutir sobre el plan a seguir. Yo no podía dejar de mirar a un hombre misterioso sentado solo en una mesa. Me acerqué a hablar con él. Intenté emborracharlo, y creo que asi hice. La verdad es que a partir de ese punto no me acuerdo bien de qué fue lo que pasó.

Creo que me dijo que sí había visto a los gigantes con un objeto mágico super poderoso dirigiendose al norte, y que iban matando fantasmas a cientos por su camino. Ese aparato era de infinito poder y no podia caer en manos de gente perversa.... curiosamente el sueño que tuve esa noche fue muy similar.

Abrí rápidamente los ojos... pensaba que había tenido un mal sueño. La verdad es que no le hago mucho caso a los sueños, pero este no me había gustado nada.

-¿Dónde estoy?- Miré alrededor para hacerme una idea de lo que había pasado la noche anterior y no descubrí nada nuevo... era una habitación como otra cualquiera en la que ya había estado antes. Todas mis cosas estaban ahi; las miré y pude tranquilizarme.
-¿¡¡Qué!!? ¿¡Tanto por este mediocre desayuno!?- Exclamé cuando creí ser timado por el posadero. Sólo había pedido una hogaza de pan y un vaso de leche de cabra, y más bien me daba la sensacion de tener que pagar por un suculento venado con sus patatas y buen vino.

Vaya... por un momento me dió la sensación de que esto lo había vivido antes...

Di un grito como de pánico y señalé al fondo del gran salón. Todos se giraron alarmados y yo aproveché para ocultarme bajo unas mesas y de ahi salir de la posada. No me apetecía pasar por una situación embarazosa de nuevo.

A varios kilómetros de la posada me encntré con un grupo de guerreros a los que conté la historia: -Es un secreto asi que no se si debería.....- fueron mis palabras. En seguida mostraron interés. No todos por supuesto, pero los que lo hicieron optaron por acompañarme a buscar dicho artefacto. Uno era “el” (Thôram), la verdad le llamo así porque no recuerdo haber oido su nombre;otro guerrero llamado Hitori con ganas de aventura y más gente que fué desapareciendo por el camino, entre ellos “el”.

Un poco más al norte encotramos otro grupo que, tras oir la misma historia, quiso unirse a nuestra causa. Uno se llamaba Juanito (se refiere a Kei) que debía ser medio demonio como descubriria más adelante y por sus enormes alas rojas; otra, más o menos de mi estatura, era una mediana... creo recordar que se llamaba Amalia o algo asi... (se trata de Kim) y otro guerrero llamado Khiros (si no es el nombre dímelo, porque tengo un pequeño lio con esto).

Al rato se nos unieron Puños con “el”, que, como no sabía su nombre, asi lo presenté a los demas:“él”. Una curandera... creo recordad que se llamaba Elennor (siento no acordarme de tu nombre... te llamaré la curandera, para no meter más la pata)

Decidimos dividir el grupo y Puños y “el” se fueron por un lado a buscar información y Los demás y yo nos fuimos a buscar de nuevo en las cavernas de los gigantes por si podrían haber vuelto.

A la altura del pueblo fantasma, descubrimos algo. ¡¡Estaba lleno de fantasmas!! No podía ser. Si los gignates tenían el artefacto, algo así no podía ser posible. Sólo cabía una posibilidad, que el artefacto ya no estuviera en manos de los gigantes... o quizá había otra. La curandera del grupo sugirió que bajo las tierras que pisábamos había una enorme cripta escondida de donde no pararían de generarse más y más fantasmas. Resultó ser cierto. Aun así el artefacto podría estar en manos de los gigantes. Tras entrar en la cueva y llegar hasta el lider, no descubrimos nada, y de nuevo no quedaban vivos para decirnos qué habían hecho con éste.

Juanito, la mediana y Khiros se enfadaron mucho conmigo. Hasta tal punto que me dejaron marcado el brazo con fuego y me abandonaron en la cueva a mi suerte. Pude descubrir que les había podido la codicia: querían el artefacto para ellos sin importar las consecuencias que esto tendría.

Conseguí salir de alli por mi cuenta con vida.