davidsanesc

31/08/2006 16:07:18

Las voces se distinguían más cuanto menor era la distancia que los separaba. El viento desértico azotaba con fuerza viajando sobre él millones de partículas areniscas alrededor del camino; mientras aquellas personas hablaban las unas con las otras alrededor de un nuevo pilar saliente de la tierra. Parecía un gran obelisco mágico. La gente se tapaba la cabeza con las capuchas parando la arena que impactaba contra ellos. Un grupo asombrado se mantenía de pie mirando la nueva piedra mientras otros mantenían oídos alerta a las luces apenas visibles que se encontraban cerca la piedra. Parecía raro, sí. Pero aquello que revoloteaba el obelisco eran grandes labios que tal vez quisieran profetizar algo. No se sabía, no aun, no por el momento.

davidsanesc

31/08/2006 16:57:50

[i:8f03e736e1]Una maga pedía al maese un par de cosas mientras Aioleth esperaba unos días en la ciudad de Calim para sacar a su amigo Rusco de la cárcel. Esperaba la información de ese mercenario que un día aceptó un encargo. Al parecer Fibrizo era amigo de Rusco “el comerciante”.

La maga se fijó en Aioleth.

- ¿Aioleth? ¿Qué hace usted por aquí?

Decía con unas sonrisa algo malvada, mientras no separaba sus ojos de las bolsas de la arcana.

- Nada importante. Solo comprobaba como en la ciudad calishita no viven herreros suficientes para que los imbuidores hagan sus prácticas.

- Prácticas con armas. Ya entiendo. Ahora que pienso. Tengo aun ese hacha que me prestó. Me ha gustado. En poco tiempo le pediré una parecida.

- Casi lo olvidaba. El hacha poseedora de ácidos. No estaría mal probarla ahora. Se me va a perder lo único que poseo de mi padre.

Sonreía a la vez que se acordaba de su padre ofreciéndole un palo de madera corto en forma de espada para que jugara a guerreros contra él. Sonrisas se sucedían entre padre e hija mientras sonaban los palos secamente al chocar el uno al otro.

Ambas arcanas tomaron camino saliendo de la ciudad, atravesando aquella inmensa puerta forjada con el mejor acero. A la salida algo extraño había ocurrido...
El elemental de fuego, aquel que no era muy amable se veía rodeado de obeliscos en todo su entorno, rodeando su cuerpo envuelto en llamas.

Aioleth rodeaba las pequeñas montañas junto a ella, la señorita Morigan, una mujer no muy divertida, conocedora de grandes conjuros, especializada en a saber qué escuela ...

La empalizada bordeaba el territorio de aquel ser. Ambas arcanas hablaban mirando los obeliscos.

- Eso no es todo Aioleth. Algo más lejos ha salido otro aun mas grande. Venga, se lo mostraré.

Atónita al llegar frente a él y viéndose rodeada por bastante gente que admiraba la piedra sobresaliente de la arena del desierto, comenzó a deslizar sus dedos sobre las runas más cercanas a su nivel. Recordaba algunas, aquellas que no leía desde hacía muchísimo tiempo. Aquellas runas que solo le traían y le habían traído desdicha y mala suerte. Runas de convocación. Sí, eran del mismo tipo. Pero no sabía nada más. Tal vez si se hubiera especializado en esa escuela, hubiera sabido, mejor dicho, descifrado el contenido del obelisco. Pero aquellos símbolos le habían traído mala suerte desde pequeña . En ese instante se vió azotada por una fuente mágica, el obelisco la estaba rechazando, impidiendo que se acercara demasiado, como sabiendo que no era la persona adecuada para activar, para descifrar su enigma, pues los obeliscos desde siempre traían un enigma.

La mujer cayó al suelo una decena de metros mas atrás tras el choque mágico. Se levantó desaturdiéndose mientras la gente de alrededor exclamaba una sola frase:

- LO SABÍA LO SABÍA, ES PELIGROSO!! NO SE ACERQUEN, NO SE ACERQUEN.

Poco más tarde y con más tranquilidad Aioleth recordó al elemental, un ser que normalmente era conjurado desde otro plano para atraérsele hasta él. Aquel gran ser estaba rodeado por muchos obeliscos; tal vez el enigma fuera él. Y así Aioleth volvió a tomar camino hacias las cercanías de aquel ser envuelto en fuego mágico.[/i:8f03e736e1]

davidsanesc

31/08/2006 17:27:35

[i:59fee0497b]Paso tras paso, asustada de aquella magia se adelantó al grupo de aventureros que habían decidido seguirla para ver qué hacía esa mujer, portadora de armaduras y escudos pesados entre sus cosas de viaje. El foco llameante ya se comenzaba a vislumbrar entre el calor sofocante de aquel lugar, aquel lugar plagado de malditos trasgos que osaban enfrentarse a grandes grupos de personas armadas. Pobres ellos ilusos de nuevo que su capacidad mental daba apenas para hacer una retirada a tiempo de los ya molestados: “nosotros”.

El grupo miró a lo lejos viendo cómo lo que había comentado la mujer era cierto. Esa mole ardiente estaba rodeada de las mismas piedras. Aioleth curiosa desde nacimiento lanzó el marcador mágico tras la empalizada cayendo en lugar seguro. Sacó el teleportador mágico yyyyyyyyyyy .....

- Ahora vuelvo, voy a ver si ese elemental está bien. Espero que no se vea encerrado entre tanta piedra.

Decía la maga unos segundos después de haber lanzado el marcador.

Antes de acercarse a la mole le lanzó a un compañero el marcador de nuevo, para que lo dejara sobre el suelo por si había algún problema.

Aioleth daba pasitos diminutos dudando si acercarse o no, pero ya era demasiado tarde.

_ TÚ, ILUSA, ¿QUE HÁCES EN MI CASA? ¡MARCHATE YA!

Decía aquella voz estrondecedora y susurrante entre los cálidos vientos del desierto.

- Solo venía a ver si estaba bien.

- ESTOY BIEN, TU NO ERES .//persona X// PARA PREGUNTARME SI ESTOY BIEN O NO. HE DICHO QUE SALGAS DE AQUÍ!

Aioleth se quedó pensando un momento sobre la arena que pisaba, no sabiendo de quien demonios hablaba. Ese momento haría que alguien, o mejor dicho, algo se enfadara mucho mas.

Mientras estaba ensimismada temporalmente pensando en ese nombre el elemental decía palabras poco conocidas. Palabras que conocían solo los grandes magos, los grandes archimagos evocadores y otros tantos. Una bola al parecer salida de los mismísimos infiernos se creaba sobre el cuerpo llameante. La bola crecía viscosa cayendo líquidos sobre el cuerpo del elemental pero evaporándose antes de que tocasen su ente, tras unos segundos grandes llamas la envolvían llegando a parecer una estrella en formación. El fuego comenzaba a emitir sonidos agudos mientras quemaba ese ácido viscoso inmerso en la esfera creando una reacción raramente eléctrica.
Esa gran bola se disparó.... ZASSSS . Aioleth giró su cabeza al cielo saliendo de su ensimismamiento al oír ese raro sonido.

....................................... La gente corrió como nunca alejándose del lugar mientras la bola chocaba contra las manos de la maga que no pudo contenerla ni dos segundos.

La joven caída estaba repleta de llagas, quemaduras por ácido, por fuego ... Los tímpanos parecían haberle explotado, pero solo lo parecía y su armadura se había cargado positivamente por culpa de la electricidad. Varias chispas saltaban a la arena mientras aquellos cuerpos tirados sobre la tierra no daban crédito a lo sucedido.

Pronto comenzaría el rescate de la mujer; solo al ver que aquel mago venido de otro lugar se hubiera calmado. [/i:59fee0497b]