Piconsi

16/10/2006 00:12:33

Anochecia el octavo dia tras el ultimatum de Khandelthor a los miembros de la orden del Brazo de los Justos. Muchos esperaban, apostados en las murallas del Bastion, el inminente ataque de las Umbras.

Los nervios estaban a flor de piel, cuando los paladines divisaron al enorme dragon de sombra que ya habian visto en ocasiones anteriores. Pero esta vez pudieron percibir un detalle diferente... Una figura de ropajes anchos y oscuros montaba a la bestia, lista para la batalla. Al mismo tiempo, podian escucharse las trompetas de guerra en el desierto, anunciando la marcha del ejercito de las sombras.

La milicia enviada por AguasProfundas se escondia en una cueva del desierto, al mando de varios paladines, esperando la señal de Essael para atacar el campamento Umbra.

Las tropas llegaron por fin a las puertas del Bastion, matando a los defensores que encontraban por el camino. Pero una barrera de luz divina impedia su paso.

Era el turno de Khandelthor. Ejecutando un ritual arcano que pocos humanos podrian haber comprendido, y menos aun realizado, la barrera fue debilitandose hasta quedar inutilizada, y las tropas continuaron avanzando.

Sin embargo, algo ocurria... las murallas estaban desiertas! Las tropas tomaron posiciones, aniquilando a los pocos defensores que quedaban, mientras el dragon y su Señor vigilaban el cielo y observaban su trofeo.

Los drow cumplieron su parte del trato con eficacia, eliminando cualquier enemigo que pudiera quedar en el interior de la fortaleza, y enseguida los clerigos de shar se pusieron manos a la obra, comenzando a desacralizar el terreno.

El Príncipe, desde su posicion aventajada, pudo ver como varios paladines asaltaban su campamento en el Erial, pero era algo que poco le importaba, teniendo ahora una fortaleza en su poder.

En ese momento, el suelo comenzo a temblar. Los muros del Bastion se derrubaron, sepultando los golems del drow. Los arcanos umbrinos, rapidos para estas cosas, invocaron muros de fuerza que pudieron sostener las murallas exteriores, el tiempo suficiente para que el ejercito evacuara su posicion.

El Príncipe Lamórak estaba furioso. ¡Ese maldito celestial le habia arrebatado su conquista! Y el campamento estaba en peligro... Mediante ordenes rapidas, el ejercito se replego y volvio al campamento, listo para matar a quienes osaban hacerles frente.

En el Erial se desarrollo la ultima parte de la batalla, Umbras, humanos, elfos y enanos, luchando por sus ideales. La arcana Aioleth trabajaba desbaratando el portal a la ciudad Umbra, en mitad de la confusion de la batalla, y hasta el ultimo momento los arcanos umbrinos no se dieron cuenta de ello. En ese momento intentaron detenerla, pero ya era tarde. El Portal estalló con una explosion que tumbó tanto a umbras como a paladines.

Pocos pudieron escapar de la masacre. La mayor parte de milicianos y defensores del bien cayeron ese dia en el Erial enfrentandose a tan poderosas criaturas. Las umbras, furiosas, pasaron a cuchillo a los heridos y caidos, sin asomo de piedad alguna.



Al amanecer, las ruinas de lo que antaño fuera una fortaleza del Bien y la Justicia se plaga de cuervos y otros animales carroñeros, que vienen a alimentarse de los cuerpos caidos. El viento matinal cubre de arena roja los cadaveres del desierto, ocultandolos a la vista.

La Guardia de Calimport cambia de turno, felices al ver que nadie ataca su ciudad.

En la entrada del Erial del esclavo, numerosas picas encantadas provocan espasmos en los cadaveres empalados de aquellos que han muerto durante el ataque, sacrificando su vida defendiendo al Brazo de los Justos. Ni siquiera los buitres se atreven a acercarse a ellos. Las umbras, obligadas a replegarse, pero no vencidas ni destruidas, reconstruyen su campamento inicial, mientras el Príncipe Lamórak lamenta el resultado final de la batalla, y maquina con inquina su próximo movimiento.

Kentara

16/10/2006 00:43:15

Sonrie, da cuenta de los trasgos de la zona, está feliz. Camina.

Levanta polvo al paso de sus botas bajo el caluroso sol del medio dia y ha visto las murallas, ha visto las defensas y las empalizadas. Ha visto la hermandad y la cooperación de los que se atrevian a ayudar, siempre sonriente.


En su mente se dibujan las imagenes, cada defensa, cada posición, en su mente marcadas las frases, los comentarios, los que van a ayudar y los que no, el miedo de los que temen y la euforia de los que no ven el peligro real.


Camina por el desierto largo tiempo, seguro de que nadie la sigue, llega a la entrada del campamento de las Umbras. Llega con otras ropas, llega con otro yelmo, totalmente distinta, su otra cara. Llega con el tomo, con el simbolo de ella sobre las tapas. Llega solemne, en silencio, concentrada.


Alza la mano, muestra el volumen, elige las palabras adecuadas.


El guardian no le quita la vida.




La corrupción llega hasta todo lo que existe, la información es poder.
Parecen ver las ventajas de la colaboración, la conversación es la justa y la necesaria, lejos de ojos que no deben ver se llega a un acuerdo; vuelve al bastión.


El bastión de los Justos, su mirada recorre las murallas, las defensas ya vistas la noche anterior. Unos cuantos paladines a la entrada. Es recibida sin aparentes complicaciones, se confian, inocentes débiles desmerecedores de todo lo que tienen, de la vida.

Al fondo arcanos, arqueros, combatientes. La urdimbre puede dar rienda suelta a su poder, pero se arriesgan...ignorantes.
Criaturas convocadas, familiares, magia por doquier, esperan la batalla con una falsa esperanza de vivir.


El mal les rodea, les manipula, y tiene lo que debe saber pues cada una de las palabras son sabiamente elegidas, con sumo cuidado, una vez más. No es mentir, la mentira no es contemplada, pero la verdad se oculta parcialmente. Inocentes...


Fuera el desierto es salvaje, todavia llegan aventureros dispuestos a ayudar. Exploradores Umbra aparecen de la nada. Llega a su destino.
Cae, pues el poder de ella es inmenso y los que bien la sirven no contemplan debilidad alguna. Es llevada ante ellos...


Se serena, recupera el sentido, sus palabras fluyen con pausa, con todo lujo de detalles.

Tras ellos...una figura...


"Ahora tenemos una batalla entre manos, vuelve cuando todo acabe. Cambiaremos nuestro emplazamiento, ve al bastión".

*rie*


Y desaparece como ha aparecido, no llamar la atención es la clave.
Y vuelve a la ciudad, allí muchos esperan, temerosos, de lo que lejos de allí sucede.

Se siente un gran temblor, todas las vistas enfocan un mismo lugar, el bastión se derrumba...cae... sea buena noticia o no.
El nerviosismo aumenta entre ellos, en unos por un motivo...en otros, por otro motivo.

Horas y horas de espera, plegarias a la dama, llegan noticias de una arcana... llega casi sin aliento, asustada e incapaz de esclarecer demasiado las cosas, pero habla...las palabras surgen de su boca y son palabras de victoria.

Otros pueden llegar, la información aparece, no sólo los guardias agradecen que la ciudad no sea atacada. Otros sin embargo, lloran a los caidos pues parece ser, han sido muchos.


Se apena, la victoria ha sido victoria pero no completa, ahora es momento para la calma, para admitir fallos pero no para permitirlos, más tarde llegará el momento de volver con la información y planear el siguiente movimiento.

Quién sabe...quién caerá...



// Se que es muy lioso, pero quiero evitar posible metagameo no nombrando ni dando mucho detalle...

davidsanesc

16/10/2006 00:48:52

[color=yellow:075b9c8948]//REEDITADO CON 1 FOTO[/color:075b9c8948]

[color=yellow:075b9c8948] Parte 1. ENTRE LA ESPERA Y LA PRIMERA "RETIRADA"

[i:075b9c8948]Llegaban guerreros, paladines, arcanos, arqueros, enanos fornidos, semidragones argenteos, empuñando espadas, hachas; portando vistosas armaduras, doradas, plateadas, con diferentes insignias, pero todas ellas iguales. El resplandor de todas ellas iba a deslumbrar a aquellos que se acercaran en poco tiempo.

Había ultimado creando pociones, acabando hasta el último bote. Todos tomaron posiciones.

Arcanos a los laterales en la parte trasera, arqueros dispuestos linealmente en la misma fila, guerreros humanos, enanos y de las demás razas en el centro tomando una posición defensiva ofensiva. Y Mystra allá donde estuviere preparada para ver cómo se iba a llevar a cabo, cómo la oscuridad se iba a enfrentar a la luz, cómo la luz iba a intentar atravesar la noche en el día.

La gente estaba tensa, los arqueros, muchos elfos no apartaban la mirada del camino. Los guerreros apretaban fuertemente las armas. Aioleth apoyada en la roca miraba el cielo rezando a su diosa para que la ayudara, para que todo saliera bien. Pronto vería algo pasar entre la oscuridad.... .... ....

http://photos1.blogger.com/blogger/6873/3722/1600/BASTION1.jpg
[color=red:075b9c8948]http://www.neverun.com/coppermine/displayimage.php?album=lastup&cat=0&pos=0[/color:075b9c8948]

Algo se estaba reuniendo a lo lejos. Estaba segura.

Únicamente se oía el viento soplar y rozar contra las paredes rocosas que rodeaban las puertas del Bastión, aquella fortificación protegida en sus flancos. En cada uno de ellos, menos en el... Aioleth miraba al cielo pensando que ese, aparte de la entrada principal, era el único lugar por el que podrían entrar. Y por ahí solo podía pasar él, el dragón de las sombras del que había escuchado rumores.

De repente una neblina se acercaba. Asustada la semielfa se acercó a ella queriéndola alejar, pero ... debía ser muy densa, o tal vez no fuera eso.

Se alejo algo de su posición acercándose a la puerta mientras los demás comenzaban a mirar inquietos el camino. Alzó las manos a la altura del pecho creando una ligera ráfaga frente a ella que no pudo esparcir aquella lisa oscuridad. Olía mal, y no de olor, si no de sentimiento. Algo estaba a punto de estallar en aquel entonces.

Oscuridad maléfica, magia sacada tal vez de otra diosa hermana de Mystra y desconocida estaba mostrándose ante los ojos de todos. Nubes gaseosas cubrían ahora un poco más de altura, diferentes a las anteriores, algo mas ... olorosas, que hacían que todo aquel que pasara cerca se sintiese mal. Aquella cosa parecía calarse en el cuerpo de las personas que allí estábamos.

-¡SE ACERCAN!

Sonaban voces a la vez todos mirábamos y no veíamos más que nubes acercarse más rápidamente. De repente aquello empezó a arder. Mujeres guerreras, no, tal vez clérigas se acercaban al agua salida de las rocas para llenar un recipiente improvisado y apagar aquel fuego.

- Disípate, maldita sea, deja que veamos lo que escondes.

Tanto Aioleth como los demás queríamos saber a que nos enfrentábamos, pero no había forma. Aquella magía resistía duramente. ¿Era una ilusión?. No lo era, puesto que aquello hacía daño y la puerta estaba quemada realmente. Comenzaron a salir zarzas oscuras de entre la arena. Se acercaba mas y mas rápido. Muchos nos alejamos hacia las murallas tras la barrera que protegía la fortificación y esperábamos ordenes de él: “Essael”.[/i:075b9c8948]

anbu

16/10/2006 01:06:04

he de llegra he de llegar...tengo que llegar

Esos eran los pensamientos de Aurora corriendo desde vado hasta el bastion no habia echo mas que llegar a avdo para luego volver sobre sus pasos habriendo recolectado pociones de agaunte y de velocidad pra no tener ni que dormir e ir lo mas rapido posible los enemigos del camino no podian hacer mas que verla pasar asi pasaron los dias con el pensamiento recurrente de llegar a tiempo en la mente de la paladina

Y al fin piso la arena del desierto y se encamino al bastion para ver como se derrumbaba....como caia sin poder hacer nada habia una mujer preguntandole que le importaba ahora habia llegado tarde y puso rumbo por donde habia venido pero aparecio un arcano que la derribo su magia la protegio de la muerte cuando se levanto vio soldados salir del bastion corriendo hacia el erial levanto a uno con el escudo y en el suelo le clavo su espada parecia que no la veian la ignoraban corriendo al erial otro baiven de espada y otro menos y asi siguio hasta que desaparecieron sin mas fue algo extraño de pronto estaban y luego....nada se aventuro al erial y vio a alwien perseguido por las umbras lo siguio y luego vio a otro hombre mas derribaron a las umbras y aparecio Aldarion

Aurora se quedo muda la ultima carga de su baston de resurreccion la reservaba para el le alegro ver que no le hacia falta pero aun asi no hablo siguio a todos al erial pero....no pudieron entrar se quedaron fuera asi uno de los elfos los invito a Weldahz aceptaron y se encaminaron a la ciudad de los elfos

Nuborn

16/10/2006 01:50:21

El silencio pesaba en el ambiente, todos sabíamos lo que teníamos que hacer. Todos los pasos, todas las órdenes estaban dadas… no podíamos fallar, si lo hacíamos moriríamos en el intento. El plan parecía bueno, y también creíble, pero las miradas de mis compañeros antes de la batalla no parecían decir lo mismo.

Esperando la hora de la batalla, estábamos algunos frente al Bastión. No sabíamos cuando vendrían, pero cuando lo hicieran lo notaríamos, los glifos custodios nos darían la señal de alerta. Note temor en mi, sin embargo decidí no hacerle caso y empuñar todavía con más fuerza la cimitarra y el escudo que Aioleth me fabricó. Ella estaba a mi lado, quizás tan asustada como yo, pero sabía que teníamos que luchar hasta la muerte si era necesario para que la paz reinara en la región de Calimshan, si el Bastión caía, Puerto Calim lo haría con el. La miré a los ojos y me inspiró confianza, si mi corazón dejaba de latir en este sitio lo haría con una buena amiga al lado. Pero debíamos de ser cautos y acatar las órdenes, nuestro plan era sencillo… aguantar lo posible…. pero no caer… éramos el cebo… y teníamos que hacerlo creíble… en la cueva del desierto esperaba la otra parte de nuestro ejército. Tenía que salir bien.
Tras largo rato de espera oímos como se acercaban. Numerosos guerreros y sacerdotisas aparecían ante nuestros rostros al traspasar la cortina de arena que agitaba el viento, nos conjuramos tan bien como pudimos y aguantamos su embestida… aguantamos… y aguantamos hasta que no pudimos más… la gente se teletransportó. Yo no pude hacerlo de inmediato así que decidí entrar en el Bastión, más vacío que nunca, mi andar resonaba en las paredes de la fortaleza. Allí encontré a Earyl, me alegró mucho verle, pero en realidad una profunda tristeza me invadió, su presencia me reconfortaba, pero sabía que al notarla también podría dejar de sentirla para siempre. Como si supiera que nunca más volvería a verle. Los dos nos teletransportamos a la cueva del desierto. Allí estaban todos, Hash, Wil, Andruith, y también Aio!! Éramos muchos y estábamos preparados, pero lo estaban ellos?? Si todo salía como estaba previsto no nos esperarían, pero quizás tenían algún informador entre nosotros, también estaríamos preparados para ello. Nos adentramos en Eryal del Esclavo, y libramos una batalla que resolvimos con facilidad, todo parecía muy extraño, demasiadas facilidades. Aun quedaba el templo. Lentamente nos fuimos introduciendo por las dos entradas, la humedad y el silencio se apoderaron de nosotros, paso a paso avanzábamos por los oscuros pasillos de piedra. Sin embargo, no todos entramos, algunos se quedaron afuera, quizás esto fue nuestro gran error. Por sorpresa nuestra, dentro del lugar sacrílego nos esperaban muchos adversarios, de nuevo muchos guerreros salieron a nuestro encuentro, y sacerdotisas lanzaban sus conjuros des de las profundidades de la cueva. Algo estaba saliendo mal, eran demasiados, uno a uno vi como mis amigos iban cayendo… y como gritos de dolor se escuchaban provenientes de afuera el templo ¿Nos habían tendido una trampa? Pero nosotros también teníamos algo que decir, Ailoeth, sin que nadie la viera se encaminó junto a un portal que había y logró cerrarlo, conseguimos nuestro objetivo, pero a cuesta de la pérdida de muchos conocidos y amigos. Al fin conseguí escapar, dejando tras de mi, una sensación de odio, rencor y melancolía que nunca más conseguirá sacarme de dentro.


// Writed by, Nuborn Glash, xd

ElfoS

16/10/2006 02:29:39

[i:e0c96ce84a]Era de dia, aunque las sombras se cernian sobre el bastion.

Una bruma dañina se acercaba al bastion, hiriendo a todos aquellos que se acercasen a ella. Al no poder disiparla, a la orden de aldarion, todos retrocedieron tras la barrera que Essael mantenia. Ahí no podrian pasar, pero... cuando ivan retrocediendo... aparecio malherido Rond, perseguido por un guerrero de la umbra, a lo que aldarion salio disparado apra proteger su retirada, dandole muerte al perseguidor, y volviendose a replegar con presteza junto con el recienllegado. Tras momentos de desconcierto, la bruma parecia remitir.

Fue entonces cuando Essael encomendo a Aldarion la proteccion de los aventureros, tras explicarle el plan. Aldarion tras asegurarse de que todos se situaban en sus posiciones, combatio a la llegada de las tropas. Quedandose finalmente solo el el recobeco del templo del bastion. Luchaba y luchaba, parecia aguantar.... pero lo mas dificil aun estaba por llegar. Pensando en el plan, aldarion intento mantenerlos ocupados dentro del bastion, pero cuando parecia estar perdido, ya que empezaban a entrar los dirigentes de las tropas enemigas.... de pronto empezaron a retroceder en el mismo instante que el bastion comenzo a temblar......

De pronto, todo comenzo a derrumbarse, los primeros cascotes fueron esquivados, pero una viga cayo sobre la cabeza protegida del Paladin, la cual le sirvio de proteccion contra el resto de escombros, pero... ya era tarde, el paladin cayo inconsciente...

Tras agunas horas de batalla, replegandose las ultimas tropas de la umbra, despues de escuchar una voz calida que le invitaba a despertar, de entre los escombros se oyo un grito de fuerza y rabia y los escombros comenzaron a moverse timidamente. Al cabo de unos segundos, el brazo del paladin surgia de entre los cascotes, para terminar irguiendose sobre los escombros.

Al ver tal atrocidad, no supo reaccionar, era algo tan impresionante, que ni siquiera se lo creia.... En ese estado de shok, se percato de que algunos enemigos se retiraban en la lejania. Aldarion al ver que estaba solo, corrio tras ellos, y acabo por alcanzarlos. Cuando la mayor parte de los que se retiraban ya estaban en el erial, Aldarion consiguio darle alcance a los ultimos. Estos, estaban siguiendo a Wilhelm, el cual pedia curacion mientras los dejaba atras con su increible velocidad. Aldarion aprovecho esos momentos, al no tener medios para curarle, tras imponerse el las manos a si mismo, conjuro sus protecciones, y salio al quite de los guerreros. Cuando quiso reparar, perdio a wilhelm de vista, y despues de abatir a 2 guerreros, se encontro combatiendo con un grupo de 5 o 6 guerreros oscuros.

Algunos, parecian impresionados, parecian entender que Aldarion surgio de los escombros y tenia aun fuerzas para darles su castigo. El paladin acabo con los guerreros en poco tiempo, pero... no era suficiente...

Intento seguir a las demas tropas al erial... pero le cerraron el paso... viendose obligado a retroceder.

Impotente, Aldarion comenzo a reparar en lo ocurrido, y se percato de que no habia aventureros por ningun lado... todo parecia perdido... Su cuerpo parecia moribundo, solo le habia mantenido hasta entonces el coraje. Cubierto de sangre de los enemigos vencidos su rostro comenzo a limpiarse, con las lagrimas que brotaban de sus ojos, no habia llanto, sino desolacion en su tez. Aparecieron Nuborn, Wilhelm, y algun otro aventurero... Pero Aldarion seguia desolado... con los ojos perdidos en el horizonte, su espada comenzo a arrastrar, tan solo asintio al ofrecimiento de nuborn de ir a weldaz, sin palabras durante todo el camino. Ni siquiera prestaba atencion a los trasgos que asaltaron el grupo en varias ocasiones, tan solo un aguijoneador se atrevio a tocarlo, aldarion de manera inconsciente, con toda esa impotencia acumulada, aplasto el canto de su espada en el craneo del asaltante, sin posibilidades ante tamaña furia contenida, hundio la espada desde la coronilla hasta el pecho.

Una hora despues, llegaron a weldaz, donde el cuerpo de aldarion cedio, el coraje cambio a desolacion, el silencio se torno en balbuceos que parecian clamar a su hermano Feanthor. Comenzo el delirio.

Nuborn lo cargo en su espalda, y lo llevo a la arboleda, donde aldarion, con la vista nublada, seguia buscando a su hermano, como si estuviese solo en una niebla espesa, siendo el un crio. Con la sangre reseca en sus ropas, aldarion cayo rendido y durmio varias horas, pero poco despues se desperto, escucho a aioleth en las cercanias nombrar a los aventureros.... y acto seguido mostrando sin querer su increible fuerza de voluntad, medio arrastrandose al no tener fuerzas por los traumas de la batalla, consiguio alcanzar a aioleth q estaba sentada delirando a varios metros de el. Sin mas fuerzas, consiguio unir su mano con la suya, y sin ver claramente le decia:

- ¿Dónde estan todos, Joganth, rander, Andriuth, Draconiax,.... donde estan?

Aioleth lloraba medio dormida. Parecia escuchar al paladin moribundo entre sus sueños....

De pronto, Aldarion enmudecio, parecia no moverse, solo respiraba... Habia caido inconsciente, su mano seguia aferrada a las respuestas...[/i:e0c96ce84a]

davidsanesc

16/10/2006 02:42:36





[i:4528278e18]Retirada ante la incertidumbre de lo que se escondía tras esos fantasmas, tras esas ilusiones que hacían a uno temblar de miedo en días normales de la vida cotidiana. Pero ... ¿temblar ese día ante algo que no amenazaba directamente la salud de nuestros cuerpos?.
Así era, muchos guerreros se escondían tras los escudos, esos escudos que servían de algo. Aioleth les miraba a todos alzar las protecciones plateadas que les había portado desde Aguas Profundas, la voluntad de las personas ante aquel ataque se hacía visible en esos momentos en que todos esperaban impasibles el paso del tiempo. Sobre los escudos se reflejaban aquellas cosas altas; monstruos, ilusiones de otros lugares.

http://photos1.blogger.com/blogger/6873/3722/1600/BASTION%201_1.jpg
[color=brown:4528278e18]http://www.neverun.com/coppermine/displayimage.php?album=lastup&cat=0&pos=1[/color:4528278e18]

Pero así pasaba el tiempo, y todo se calmó ....

Los paladines tomarían guardia en aquellas horas al ver lo raro de la situación mientras los demás tomábamos posiciones elevadas en las murallas recién reconstruidas. Piedra tras piedra como gigante, Aioleth las colocó a un par de días junto a la ayuda de golems bajo las instrucciones del paladín.

Y allí estabamos, a la espera de que se hiciera visible la amenaza. Era grandioso ver la linea de efectivos arqueros ocupando toda la parte frontal del Bastión, dejando huecos a los demás, a los incorporados, a los elegidos para ayudar.

La semielfa no se fiaba de la tranquilidad. No era normal. Una amenaza como aquella hacía siete días y poco más y ...¿solo esto?

- Señorita Aioleth, deshagase de su magia ya mismo. Eso que ha ocurrido allí afuera es cosa de ustedes. No use la magia así por así sabiendo como está la Urdimbre.

Las palabras de Essael eran cortantes y disciplinadas. Estaba en su territorio; lo menos que podía hacer era hacerle caso. Pero ... no le gustaba deshacerse de su protección, aun así hizo sus deseos realidad.

La espera estaba siendo larga. Se comenzaba a hablar de turnos por horas y así se hizo. Todos tuvimos tiempo para descansar mientras los comandantes por así decirlo debían estar trazando un plan.

- Todos a sus puestos. Usted, señorita Aioleth, ¿se queda con nosotros o espera en el lugar estratégico para la contraofensiva?

Apenas podía enterarse de lo que hablaban. Parecía como si todo estuviera perfectamente planeado. Grandes planes, era perfecto para todos. Eso animaba hasta a los mas inseguros. Así se haría entonces.

- Me quedo con ustedes Essael.


Mientras afirmaba su posición en la defensa miraba las caras de sus más allegados defensores, los defensores de la “fortaleza”.

- YA SABEN AMIGOS! TRAS LA BARRERA, Y A MIS ORDENES!
-¡Sí señor!

A la vez que oíamos las fuertes palabras del alado sonaban tambores a lo lejos. ¿Qué pasaba? ¿Era la hora?. Quedaba poco, pronto lo sabríamos.

Los demás estaban en aquel lugar, una cueva decían. El marcador de la semielfa fue portado por un guardia de Aguas Profundas. Sí, así era, habían llegado refuerzos.

Y, mientras sonaban tambores unos portales se abrían sobre nuestras cabezas. Todos alzamos la vista viendo bajar unas luces, luces celestiales que daban respeto y coraje. Eran ellos, los ocho celestiales, cuyo corazón estaba unido al de aquellas personas del bien. Así pues tomaron filas frente a nosotros. Las sonrisas se sucedían entre los que estábamos allí presentes mirándonos los unos a los otros esperando lo peor. Pero ...
Las horas pasaban y pasaban... y aquellos celestiales veían su fin en este plano, alzaban también la mirada viendo algo que no veíamos. ¿Qué era? ¿De qué temían?. Se alejaron de nosotros marchando al lugar de donde provenían. Este no era su día.

Miradas otra vez. Incertidumbre. Y ...el resonar de los tambores sonó unos instantes más, esta vez ....justo delante nuestra y se ...paró.

La puerta se abrió. Teníamos el ejercito ante nuestras narices.

- ¡A POR ELLOS!

- EEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!

Los cuerpos se lanzaron a por lo que parecía un grupo de personas imparables. Las umbras estaban invadiendo la entrada. Paso a paso era suya. La vida corría peligro, y mucho. Entre la sangre los amigos desaparecían entre la nada. Estaban yendo a la cueva.

Mientras tanto los ojos de varios magos, un par tal vez miraban como todo salía a la perfección.

La semielfa se dio cuenta de aquellos cascos. No eran normales, parecían los mayores, es decir, los jefes, los amos de las umbras, los magos, o ... lo que fueran. Sacó un pergamino rapidamente, pero ya la habían visto. Zas!!!!! Un corte de lado a lado de la barriga la dejó en el suelo.

http://photos1.blogger.com/blogger/6873/3722/1600/BASTION2.jpg
[color=red:4528278e18]http://www.neverun.com/coppermine/displayimage.php?album=lastup&cat=0&pos=2[/color:4528278e18]

Habían sido rápidos, muy rápidos. Tenía un pergamino en la mano, el cual se comenzaba a llenar de arena y sangre de su cuerpo, pero algo la levantó. Una fuerza....¿Mystra?. No, fue el alado, el cual tenía delante. Pero ...¿cuánto tiempo había permanecido insconsciente?. No lo sabía. Cogió el papel y lo leyó ....

Las sombras se movían distorsionadamente, la cúpula la protegía, nadie la veía. O eso creía... Eran muchos, el dragón descendía de las alturas mientras ella se atemorizaba por momentos y veía como los demás marchaban, los pocos que quedaban. ¿Dondé estaban todos?. Entro en el Bastión. Estaba vacío, o eso parecía.

- Aioleth, marcha ¡RÁPIDO! TELEPORTATE, YA!

La voz de Essael le retumbó al verla aun allí, y ella le hizo caso. La cara de Essael mostraba furia ante lo que se avecinaba. En unos instantes comenzaría la batalla dentro de la fortificación. Los seres ya estaban tomando la muralla, todo estaba siendo muy rápido. Y zas! Desapareció y reapareció. Su marcador estaba sobre la roca fría de la pequeña cueva de formicidas. Allí a la salida de Calim estaban todos reunidos ultimando sus defensas. La esperaban a ella.

http://photos1.blogger.com/blogger/6873/3722/1600/BASTION%203.jpg

- TODOS JUNTOS, ¡A POR LA VICTORIA!

Varias caras no eran precisamente muestras de felicidad. Draconiax, Dirk, y otros ya habían visto una muestra al igual que Aioleth. Pero ... estaban saliendo y ... no iban a dejar que salieran más. [/i:4528278e18]

Arkanus

16/10/2006 04:24:26

[i:4e8369f075]Quedaban 2 días para llegar a la fecha limite dada por el Mago Khandelthor, en el Bastión se notaba que el ambiente había cambiado, se respiraba tensión por todos los rincones de la fortaleza, algunos aventureros ya se encontraban acampados en la entrada a la base del brazo de los justos, las tiendas antes utilizadas para dar cobijo a los enfermos por la plaga ahora alojaban a las personas que habían decidido arriesgar su vida por una noble causa, librar al desierto de calimshan de la gran amenaza que aquel ejercito de humbras representaba.

Amanecía un nuevo día en el Bastión, y uno de los paladines miembros de la orden se despertaba con los primeros rayos de Sol. Dante Kenson era el nombre de este servidor de Torm, llevaba unos días con la misma pregunta rondando su mente, una cuestión que no le dejaba pensar en nada mas, ¿Y si no conseguimos vencer, que será de este desierto y de las gentes que pasan por el? Dante se negaba a si mismo esa posibilidad, no podían perder, no por el, ni por los miembros de la orden, ni siquiera por la fortaleza que a tantas personas había alojado cuando así les había hecho falta, no podían perder por que en esas tierras el mal era algo que abundaba en demasía, el mal lo recorría cada metro de esas arenas y ellos, los miembros del Brazo de los justos se habían convertido en la única esperanza para los que el mal había alcanzado.

Dante, apostado en una de las murallas de la fortaleza con la vista perdida en el horizonte, pensaba en los milicianos que debían llegar de Aguas profundas como refuerzo contra las Humbras, pensaba en que no serian suficientes y que se deberían buscar mas refuerzos, que en algún lugar seguramente hubiese mas paladines, clérigos o simplemente algunos aventureros mas que ofrecerían su ayuda si se les pedía, pensó que todavía le quedaba algo de tiempo para encontrar algún apoyo mas.
Tenia que intentarlo así que se apresuro a bajar de la muralla y acto seguido preparo una bolsa con víveres para el viaje que debía emprender. El rumbo no estaba claro, de Calimport no se podía esperar gran cosa, dada la mala relación entre los paladines y la ciudad, y si ofrecían una ayuda lo mas seguro es que pidieran algo a cambio, seguramente oro, cosa que no podía ofrecer. Aguas… demasiado lejos, además la ayuda que podía ofrecernos ya estaba en camino y no nos darían nada mas, la otra ciudad importante que quedaba seria Vado de la Daga, pero aun así estaba demasiado lejos para llegar pedir ayuda y regresar, así que lo mas lógico seria aventurarse por el desierto y volver con tiempo para la batalla con el mayor numero de aventureros que pudiese encontrar.

Solo quedaba un día para la batalla y debía darse prisa, así pues se puso en camino con la esperanza de volver con una cantidad considerable de personas puras de corazón que estuvieran dispuestas a ayudar a destruir a ese ejercito. El paladín se dirigió hacia las montañas de la marcha aun sabiendo que tenía pocas posibilidades de encontrar a alguien, pero no contaba con que cabía la posibilidad de verse envuelto en alguna lucha con las criaturas que moraban en esa zona del desierto.

Llevaba un dia entero buscando refuerzos sin encontrar a ningún ser capaz de mantener siquiera una conversación, solo encontraba orcos y alguna que otra serpiente en su camino, así que cansado, desanimado y a sabiendas de que no le quedaba tiempo se dispuso a volver para intentar que Kalenthor no se saliera con la suya. Pero no se esperaba que un grupo de orcos le sorprendieran con un ataque por la espalda, cuando se dio cuenta estaba rodeado por estos seres, que aunque nunca le habían dado ningún problema para derrotarles le estaban entreteniendo, y no tenia tiempo que perder. Uno a uno iban cayendo a merced de su espada, cuando sin saber de donde venían, escucho una palabras en algún extraño idioma, era un tipo de conjuro, Dante se dio la vuelta sobresaltado cuando vio un haz de luz que se le venia encima y no tuvo tiempo de esquivarlo, cerro los ojos y al abrirlos solo vio oscuridad, estaba ciego pero aun podía escuchar a aquel ser riéndose a ver el estado del paladín, esto hizo que Dante con se acercara rápidamente hacia donde sonaba esa desagradable risa y con un solo golpe dejara mudo a ese ser.

Ciego y desorientado, el paladín no podía encontrar el camino de vuelta al Bastión, se sentó en la arena y rezo a Torm para que hiciera desaparecer el efecto de ese conjuro pero seguía ciego.

Así paso toda la noche, rezando sin obtener ningún resultado, al amanecer el sueño puedo con el paladín que cayo rendido en la arena. Al despertar de nuevo abrió los ojos y consiguió distinguir donde se encontraba, se puso de pie y corrió hacia el lugar donde seria la batalla.[/i:4e8369f075]


//Perdon a todos por no estar, pero no llegue a tiempo por lo visto, esto era lo unico que se me ocurria bueno mañana me enterare mejor de lo que ha pasado
1 Saludo

-La_Symbul-

16/10/2006 06:57:24

Una figura solitaría permanece escondida en los desiertos. Los tambores de sombra irrumpen en la llanura solitaria y despejada, tres figuras se unen a él en la larga espera. Empieza el atronador ruido de la batalla. Pasan los minutos, la oscura figura permanece oculta y agazapada. La impaciencia se nota en él y los que han acudido a otear desde las dunas.
La refriega se inicia con mágia poderosa desatada entre las dunas, plagas, fuego, hielo, todo tipo de conjuros caen sobre el camino que conduce al bastión...
Pasan los minutos, termina la batalla por el camino que conduce al bastión, las tropas umbrinas se internan entre los muros, ya sólo resiste el templo.
La impaciencia puede con la oscura sombra, se lanza todo tipo de protecciones, se arrebuja entre los pliegues de su capa y parte hacia el camino del bastión. Los hechiceros allí apostados no tardan en detectar su presencia tras unas rápidas órdenes, sacerdotisas inician las convocaciones que atacan a la oscura figura, termina con uno, dos ... tres magos, un elemental se cierne sobre él, luchan, los magos han sido diezmados de la puerta, las sacerdotisas lanzan nuevos conjuros sobre la figura que decide huir. Sale del camino al desierto y dos guardias de élite escoltando a un terrible elemental lo siguen, la luche prosigue en el desierto hasta que las tropas umbrinas son derrotadas.
Transcurren los minutos, durante los cuales el ruido de la lucha por entrar en la catedral continúa, la oscura figura no deja de pensar en un enano del que le han dado una breve descripción y el nombre: Murin Mournn "el artesano", habrá caído ya? seguirá vivo? No importa tan sólo debes hacerte con el cuerpo.
Las tropas han entrado en el bastion el ruido de la batalla se oye más levemente, decide que la espera ha llegado a su fin, decide hacer acopio de sus últimos conjuros y poniendose una capa de Santuário entra raudo a través de las tropas umbrinas, salta los muros del bastión, atraviesa las puertas y entra dentro del templo, allí un valiente soldado lucha por su vida con toda un compañía de.... Engendros, la oscura figura lo acosa con preguntas acerca del enano, el soldado le pide ayuda, como respuesta echa mano de sus pergaminos almacenados y cura a lo que parece un paladin una, dos curas, bendice su arma y el soldado vence al escudrón, tras esto las dos figuras parlamentan, el soldado dícese llamarse Aldarion, la figura Alurl. Impaciente la oscura figura le pide que le lleve ante el enano o en su defecto donde transcurre el combate, la figura le dice que no está en sus manos llevarlo y dándole las gracias por su ayuda desaparece en dirección al erial. La oscura figura sintiendo la pérdida del enano decide que su andadura por la batalla ha llegado a su fin, y se teleporta de nuevo al cálido y rojo desierto esa noche. Desde allí puede ver como los supervivientes de la batalla del bastión son pasados a cuchillo, descuartizados y masacrados.

joanmi84

16/10/2006 10:54:08

//Se que es muy largo, se que algunos pensaran dioooos que toston pero no se creo que aun me he quedado corto xD los que no han estado les invito a leerlo y se que de ese modo quizas puedan tener una idea de lo sucedido

Los tiempos de temor, diplomacia y trabajo habian terminado. Habia llegado el gran dia, el dia en que humanos, elfos y enanos lucharian por la vida de los que aman, por sus ideales o por su dios. Las ordenes estaban dadas, todo estaba organizado tal y como se habia dictaminado. Un grupo de paladines, milicianos y magos defenderian el bastion hasta que cayera, sabian perfectamente que esto sucederia, asi que se formo otro grupo escondido en una cueva, alli se reunirian con la parte del ejercito defensor que pudiera llegar y atacarian al mismo corazon del mal.
Tras levantarse temprano y asegurandose de la tranquilidad de Weldazh el guardabosque inicio su marcha hacia el desierto, habia dado su palabra que defenderia la causa de los paladines, que lucharia por la libertad de la region.
Al llegar al Bastion le indicaron que se reuniera con el grupo escondido en la cueva, una vez alli vio como los paladines estaban organizando el ataque. Las ordenes eran claras, una vez el ejercito de las sombras atacara el Bastion, ellos se dirigirian hacia el mismo nuclio de las sombras para terminar con todo.
Se sentia seguro, tranquilo, su respiracion era lenta y pausada, su mente estaba preparada para el combate. A su alrededor solo veia gente de buen corazon, bravos guerreros, gente de fe y ante todo amigos y conocidos. Un grupo de Weldazh tambien estaba allí, los elfos no iban a dejar solos a los humanos en esta lucha, almenos en parte.
El formaria parte del grupo de arqueros, su mision era clara, terminar con los magos de las sombras, divididos en dos grupos las flechas de Elenthyl y Hash marcarian el objetivo a atacar.
El tiempo de espera se hizo eterno, el arquero apretaba con fuerza un anillo en la mano esperando ordenes,otros mantenian la calma mientras que otros les podia el nerviosismo, el miedo. En sus ojos se reflejaba la realidad de la situacion, sabian muy bien que era un combate desigual, que tendrian muy pocas posibilidades de exito y eso queria decir de sobrevivir, muchos de ellos no volverian a casa esa noche.
El ruido de los rumores y el parloteo en la cueva ceso con el sonido de tambores en la lejania, el suelo retumbaba, la musica de la guerra, o quizas la danza de la muerte?. El tiempo de espera habia finalizado.
El grupo de combatientes inicio su marcha rapida hacia el Erial del Esclavo, por el camino, combatieron con un grupo de sombras, batidores sin duda del gran ejercito que ahora destruia el Bastion sin dilacion alguna.
El Erial se hacia visible a la lejania, estaban acercandose, de pronto justo en la entrada se oyeron los primeros salmos y las primeras flechas surcaron el cielo cubierto ya de un manto de sangre. El primer contacto termino pronto, apenas pocas bajas de algunos milicianos, debian darse prisa pues el ejercito no tardaria en volver. Tras un breve repliegue entraron en la cueva. No palabras acertadas para describir esos momentos. Caos, muerte, oscuridad,miedo, gritos que se oian del interior. Combatientes callendo continuamente. Aun sin el grueso de ejercito las sombras eran numerosas y con un gran poder. Disparando sin parar flechas recargando como podia el arquero se percataba de que aquella seria la ultima de sus batallas, de vez en cuando tenia que hacer uso de su arma de cuerpo a cuerpo para quitarse de encima a enemigos que se le tiraban encima. Tras un breve instante, algo habia canviado, consiguieron llegar algunos hasta la parte mas extensa del Erial, alli Aioleth trataba como podia de cerrar el portal mientras los otros daban su vida para que se puediera llevar a cabo. Ya eran heroes. En el suelo predominaba la muerte y la sangre, al lado de su amigo Willhelm se dieron cuenta que ya no iba nadie tras ellos, estaban solos almenos en esa zona, adelante solo ombras. Intentaron retirarse hacia el otro lado de la cueva en busca de focos de resistencia, por el camino, diviso en el suelo rostros de compañeros caidos, en sus rostros se divisiba el error de la muerte y en algunos, aun con los ojos abiertos el horror del golpe que les quito la vida. Conteniendo como podia la calma se encontraron con un grupo de combatientes, era el ultimo gran grupo, la esperanza. Des de afuera de la cueva se oian gritos al unisono. La vuelta del ejercito umbril era ya una realidad. Todo estaba perdido?. Algunos combatientes empezaron a entrar en la cueva enloquecidos, huian de la mismisima muerte para encontrarse con el mismo sino.
El guardabosque se dio cuenta de la situacion, en un instante cerro los ojos y continuo disparando sin parar, alli delante divisaba a Earyl, Nuborn, Will y a Johanth, alli delante, con su gran armadura estaba el bravo y casto paladin rodeado de hombras, cada uno de los golpes que recibia eran de muerte, pero el permanecia de pie, no se sabe bien si por inercia o por el coraje que se les es dado a algunos. Entre flecha y flecha una forma anomala surgio de la nada, sus canticos eran susurros resonando por la cueva, sus conjuraciones sombrias hicieron caer a muchos de los que alli aun luchaban, los gritos de heridos y amigos cayendo atormentaban su cabeza. DE golpe sintio frio, bajo la mirada y tras cerrar los ojos vio como un capitan de las furzas de las sombras le habia atrevesado el hombro con una alabarda. Su grito se mezclo con un enorme estruendo, Aioleth habia conseguido cerrar el portal. Dio una mirada atras y vio que estaba solo. Abatio al capitan y se dirigio a la entrada de la cueva. Alli se encontro con un enano, como el herido y con la mente en huir de aquel horror, aquel combate desigual y ya perdido. Tras cruzar las linias enemigos, perdio al enano de vista. Solo tenia en mente una cosa, sobrevivir. Puso su mano en el bolsillo y apreto con fuerza un anillo.
Estaba tumbado, escondido del ejercito de las sombras, jadeando y ensangrentado cogio tremulo dos pergaminos. Acto seguido respiro fuerte se hizo invisible y detuvo el tiempo...
Ahora ya solo tenia en mente una cosa, regresar a Weldazh, su paso era ligero, sus piernas se movian como la inercia de un engranaje. De sus ojos brotaban lagrimas y en su mente solo tenia la batalla, los rostros de los amigos alli caidos...
Weldazh se convirtio en el punto de reunion de los sobrevivientes, de todo el ejercito que habian conseguido reunir solo estaban alli, tristes, apenados y con rabia de la impotencia en sus ojos unas 6 o 7 personas.
Ansioso pregunto a Will cuantos habian llegado, empezo a dar nombres pero su amigo negaba apenado...
Su mente le atormentaba, no era por la batalla, ni el horror, era por la sensacion de vacio que le habia provocado la perdida de sus amigos y aun mas la sensacion de que no habia podido despedirse de ellos....nunca mas los volveria a ver. Y asi, sin mas, la gran batalla habia terminado, quizas la ultima gran batalla que viviria esa region. Quizas el ultimo sueño de esperanza....quizas el inicio de la oscuridad.

Arxaon

16/10/2006 12:53:21

Wilhelm se dirigió al Bastión, pues había llegado el día. El día en que muchos caerían y posiblemente también él, pero sería por una causa justa, enfrentándose a aquel mal.

Nada más acercaerse vio una bruma extraña, mágica. Tuvo que atravesarla para poder acceder donde se encontraban sus amigos y compañeros. Había muchos defensores allí. Estaban nerviosos, impacientes, pero no era de extrañar, pues las fuerzas del enemigo eran realmente aterradoras.

Wilhelm se dispuso a las órdenes de los paladines, que se habían reunido con Essael para decidir una estrategia. Cuando terminaron hicieron ir a todos tras las murallas y allí explicaron la estrategia. Muchos iríamos a una cueva algo apartada de allí, a la espera de que los demás se retiraran del Bastión y se teleportaran allí, junto a ellos. El Bastión sería destruido y aplastaría a quien hubiera en él, a gran parte del ejército umbra.

La espera fue larga y los nervios se apoderaban de los guerreros. Algunos se lamentaban y decían que serían los últimos momentos de vida para nosotros, pero Joganth se imponía y daba ánimos a los presentes.

Llegó la hora. Nos pusimos rumbo al erial, los paladines, los arqueros y druidas a las órdenes de Elenthyl, arcanos, clérigos, guerreros y yo.

Antes de la entrada al Bastión encontramos pocas defensas, parecía que les habíamos cogido por sorpresa. Se sintió un temblor fuerte en el suelo, posiblemente la caída del Bastión. Nos dispusimos a entrar, pero cuando alrededor de la mitad se habían adentrado en su base aparecieron sus tropas detrás nuestro. Un gran ejército y poderosos magos acompañados del tan nombrado dragón y su amo.

De pronto y sin saber por qué, muchos guerreros que estaban luchando ahora yacían en el suelo. También algunos del ejército Umbra y el famoso dragón. Pudo ver a Andriuth en pie y fue a ayudarle... pero también cayó. Ahora estaba solo frente aquel ejército, era imposible sobrevivir a ellos... así que decidí adentrarme en la base.

Allí pude ver varios compañeros vivos, pero las umbras se defendían bien. Aioleth se dispuso a intentar cerrar el portal que dijo Essael. Pero tras ellos entraron esos magos con su ejército. Usaban una magia realmente poderosa. Algunos conseguimos aguantarla un tiempo, pero no para siempre. Luchaba contra las umbras mientras veía a sus compañeros caer y finalmente me tocó la hora. Me asestaron un golpe que apenas tuve tiempo de notar y caí.

Me desperté algo confuso. Lo primero que vi fue a Rander Asat, que hacía mucho tiempo me había enseñado a defenderme. Ese gran hombre había usado un cetro para resucitarme y me hizo una señal para que saliera de allí. Lo hice sin pensarlo, recibiendo golpes de los guerreros del bando contrario. Salí fuera y sus hombres no terminaban. Costaba moverse por allí, pues la arena ahora estaba cubierta de cadaveres, de sangre. Pude ponerme a salvo, me curé lo que pude y recordé que yo también tenía un cetro como el que usó Rander. Podía salvar a uno más, así que lo más rápido que pude, me adentré de nuevo y usé el cetro con el primer aliado que vi porque no me daría tiempo a reconocer a nadie. Y nuevamente, salí de allí como pude, malherido.

Quedaban algunos hombres del ejército umbra que venían malheridos del Bastión. Habían conseguido sobrevivir. Junto a Aldarion, que también venía de allí, acabamos con ellos. Nos alejamos de allí lo que pudimos y finalmente nos dirigimos a Weldazh.

Muy pocos habíamos quedado. Pude ver a Aldarion, Aioleth, Hash, Nuborn y Delduil entre otros. ¿Pero pudieron salvarse el resto? No podía evitar que las lágrimas se deslizaran por mi rostro... demasiadas pérdidas. Mi tan allegado amigo Earyl; Elenthyl, que aún esperaba su viaje a Siempreunidos con ansias; Los paladines, que lo dieron todo por su fe; y todos los que participaron en esa batalla, todos eran dignos de recordar como verdaderos héroes, pero no vivirían para verlo...

AnenWent

16/10/2006 14:22:24

En la Casa de la Tríada trece nieblas blancas flotaban ante los tres tronos de sus señores. Una de ellas, la mas brillante, se adelantó y esperó permiso para hablar. Tyr con un movimiento de mano les devolvió su forma corporea y con la cabeza le concedió permiso para hablar:

Essael: He fracasado. Todos mis protegidos han caido en la batalla y no hemos podido acabar con todas las sombras. No fui capaz de comandar a los mortales como merecían y por mi culpa todos han muerto de forma horrible. Los celestiales que enviasteis en mi ayuda lucharon con todas sus fuerzas y cumplieron con creces, pero eran insuficientes. *su voz siempre serena y sin sentimientos iba subiendo de volumen y transformandose en un llanto* Por que no enviasteis mas celestiales? Por que?!?! Eran vuestros servidores mortales los que luchaban y morían por vuestros ideales! Confiaron en la Tríada hasta el último momento y tan solo 12 celestiales fueron la respuesta!

Ilmater: Cálmate heraldo. Nosotros tambien sentimos la muerte de nuestros servidores.

Essael: No! Cuando me enviasteis a Faerun no entendia a los mortales, pese a que una parte de mi es humana, no entendía por que eran tan débiles. Ahora lo comprendo. No son débiles, los debiles son sus señores, sentados en sus tronos esperando que sus siervos luchen por ellos sin mover un solo dedo...

Torm: Silencio heraldo! No consentiré esas palabras en este lugar!

Essael: No! Lo que no consentís es que alguien os diga que habeis cometido un error!!! *los otros docecelestiales se colocaron alrededor de Essael, previniendo lo que iba a suceder* Sois dioses, teneis el poder, pero no el valor para proteger a vuestros siervos! Si no lo haceis vosotros , lo haré yo!

Essael se arrancó de la piel los simbolos tatuados de la Tríada, los otros doce celestiales no tardaron en imitarle.

Essael: Buscaos un nuevo heraldo!!!

Tyr se levantó de su sillón y pronunció una letanía que comenzó a arrancar la esencia celestial de Essael y los suyos. Uno de los planetareos había imaginado que esto ocurriría y rápidamente abrió un portal a uno de los pocos planos donde ningún otro celestial podría encontrarlos. Uno a uno Essael y sus compañeros saltaron al portal mirando por última vez el lugar que había sido su hogar durante milenios.
Una vez el portal se cerró, los dioses enviaron a sus respectivos avatares al Plano de la Fuga, para recolectar las almas de sus servidores caidos en la batalla. Almas que fueron convertidas en celestiales menores en su mayoría y todas tratadas como héroes por toda la eternidad.

davidsanesc

16/10/2006 16:13:49



[i:4fff22c6db]Un paso, otro más. La resistencia vacilaba ante la salida de la cueva. Pero era la hora y había que hacerlo. Uno tras otro fuimos saliendo, espada en mano, escudo en otro, arcos y ballestas, manos sujetas a bolsas repletas de pergaminos.

La semielfa salió a la luz, el ambiente estaba cargado, la tensión aumentaba y la tranquilidad que se sentía al estar todos juntos se desvanecía por completo a medida que la distancia se acortaba.

En el Bastión se debía estar librando la última batalla. Era el momento de acabar con aquellos que aguardaban la entrada a este plano de aquellas cosas.

Corrían todos hacia el Erial. El sudor recorría a todos el cuerpo. Los guantes que llevaban podrían mantener las armas bien sujetas sin que éstas cayeran antes de enfrentarse a las umbras.

La semielfa comenzaba ya a conjurar para sí, sin necesidad de mover una mano, tan solo moviendo los labios, algo que había aprendido por si sola manteniendo una concentración total. Y de repente todo lo comenzó a ver en un tono diferente. Allí afuera, a unos pasos de ella sus amigos y recién conocidos comenzaban a destruir, a hacer caer a aquellas cosas. Aioleth mientras tanto mantenía sus conjuros para algo mas grande, tal vez para enfrentarse a Kandelthor con la ayuda de los demás o algo peor.

- ¡Ciego, ciego, estoy ciego, no veo! ¡Necesito ayuda!

Gritos de angustia se sucedían uno tras otro. Alguien había lanzado magia y ella no se había dado cuenta. ¿Qué pasaba? No había pensado en eso. ¿Ciegos? ¿Oscuridad?. El corazón le comenzó a latir más rápido al ver que por ahora estaban todos ellos bien, algunos cegados, pero se angustió al pensar que tal vez en poco tiempo fueran a llegar aquellos que estaban luchando en el Bastión. No podía hacer nada. El tiempo le era insuficiente para poder buscar entre otra bolsa llena de pergaminos desordenados uno encima de otro. Pero pronto se rehicieron. El susto había pasado esta vez.

Seguía viéndolo todo bajo aquel minúsculo lugar suyo. La bomba que la rodeaba atravesaba la luz que penetraba en ella y salía por el otro lado. No podían verla.

- Aioleth, el portal. RÁPIDO, NO HAY TIEMPO QUE PERDER.

Apareció disipando su esfera protectora, la gente la miraba y ella miraba las puertas de acceso al edificio soterrado. De nuevo la voz de Essael mandaba, pero esta vez no le importaba. Había visto que tanto él como los demás eran grandes “personas”.

- ¡ENTRA!.

No dudó. Algunos acababan de entrar para protegerla de los que aguardaran allí abajo. Eran dos, no le dio tiempo a fijarse en ellos, pero estaban allí, dando su vida por aquellos que habían caído, por aquellos que podían en un futuro caer bajo las garras de Khandelthor y los suyos.

<Vista y no vista, protección de la luz, hazme invisible y no solo eso, si no, no visible aquí ni allí, ni para él, ni para mí, muévete entre el haz de la luz, atraviesa mi cuerpo atraviésame a mí>

Y desapareció mientras algunos mantenían en el pasillo izquierdo a las tropas enemigas. Aioleth sabía que dentro del pequeño santuario podría moverse a sus anchas, pero ... siempre había magos que esperaban a otros magos. Siempre había una Aioleth esperando un Khandelthor y viceversa.

Miró de lado a lado mientras escuchaba gritos y más gritos, la cabeza le estallaba, las manos le temblaban, el corazón le palpitaba pareciendo que se le salía. No, no era suficiente, necesitaba un poco de calma. Miró en su bolsa y sacó aquel escrito.

Respiró profundamente y corrió algo más lentamente entre los cuerpos inmóviles pero vivos. Recorrió la sala. Algunas umbras estaban gesticulando con las manos terminando un conjuro. La cosa pintaba mal. Si se lanzaban aquel conjuro para verlo todo, la verían a ella y ... podría decirse que todo habría sido en vano. Pero no se paró, buscaba el portal y el activador. El portal estaba allí, en una esquina rodeado de varias umbras. Giró la cabeza para ver si veía algún tipo de artefacto mágico, pero no había forma de encontrarlo. Joganth estaba tras ella como sabiendo por donde podía estar moviéndose la semielfa instintivamente o quizás estaba buscando el portal y quería dejarle el paso libre para que ella actuara.

Todo comenzó a moverse de nuevo. Le vieron, le vieron a él, maldita sea. Se pensaban que él estaba yendo al portal y le fueron a masacrar todos a la vez. Parecía que en la entrada no había más movimiento. ¿Acaso habían caído los demás?. Parecía que sí porque las umbras que se encontraban en el pasillo comenzaban a acercarse rápidamente.

El corazón le volvía a pasar una mala pasada al ver que Joganth estaba solo. Nervios, y aun así sacó otro y lo leyó entre la tenue luz de aquel lugar.

Vio una alabarda rozando ya el cuerpo de Joganth preparada para hacerle un buen tajo. ¿Qué debía hacer? ¿Sacar un pergamino y lanzarle una maldita tromba de meteoritos a esa umbra? ¿Para qué? Si detrás de ella venían casi una decena más.

- Allí, allí, por fín.

Parado el tiempo para los demás vio el artefacto colgar del cinturón de un guardián, se lo arrancó de su cinturón y desactivó dicha puerta. Luego puso el artefacto en el suelo y .... comenzó a conjurar una tromba de isaac. Era tan poca la distancia entre ella y el artefacto que la energía la sentía casi en su propio cuerpo. Todo volvió de nuevo a moverse. Joganth estaba ya en el suelo. Las armas del enemigo le habían abatido.

Las umbras aun no se habían dado cuenta de lo que acababa de suceder. Aioleth vio como un remolino de energía se concentraba donde antes había estado la puerta. Conjuró sobre ella una protección lo más rápido que pudo. Los magos umbras la acababan de escuchar al oir su voz conjurar. Miró la energía concentrarse, luego el cuerpo de Joganth, luego la energía.

-¡Maldita sea!

Desequipó el cetro que llevaba colgado en la espalda. Mientras hacía esto el colgante que llevaba en su mano se deslizó hasta caer al suelo.

- ¡ EL TELERPORTADOR NOOO!

Mientras maldecía el habersele caído el teleportador empuñó el cetro y lo puso sobre el cuerpo de Joganth.

- ¡VIVE MALDITA SEA! ¡Y SAL DE AQUÍ YA!

Fue a coger aquello que se le había caído al suelo. Delante de ella tenía una umbra.

- MYSTRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

La explosión asoló la sala. Su barrera se vio desequilibrada dejándola en el suelo tendida, aquello parecía un oleaje, se iba a suceder otra ola de energía. Pero ....ya estaba en el desierto, tendida en la arena donde dejó el marcador tras salir de la cueva.

Levantó la mirada y allí estaba el caos. Rugidos incesantes. Magos a lo lejos, seres despreciables vagaban descuartizando los cuerpos de mis amigos por la furia de lo recién ocurrido.

Se levantó de allí antes de que nada o nadie pudiera ir a por ella y fue a Calim. La gente estaba esperando.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?

Acababa de entrar con casco y todo. ¿Leyes? Calim no tenía leyes para ella ahora, no en ese estado de pánico. Las manos le temblaban y su voz aun mas.

- ¡A aa aa lejaos de aquí. Vendrán a Calim!

- ¡HUID INSENSATOS! El portal actual se ha destruido pero no los magos, ni sus seguidores. Vendrán más.

Aioleth se iba a dirigir al puerto a coger un barco.

- No podemos salir de aquí. No hay barcos que zarpen a Aguas, ni a Vado.

Maldita sea. La semielfa estaba maldiciendo la ciudad. Correría, se arriesgaría a cruzarse con alguna umbra en el camino, pero ella allí, tan cerca de aquellas cosas no se quedaba. Así que corrió sin responder a las preguntas de aquellas personas. No tenía agua para combatir el calor del desierto, pero no le importaba, llegaría sedienta a Weldazh. Y allí descansaría.[/i:4fff22c6db]

Qisi

16/10/2006 17:12:45

Era la penultima noche antes de la batalla, Nathelis Willem llego al campamento del bastion donde se encontraban Israel Fenson y Aldarion cavando un foso, el cual Nathelis ayudo a hacer profundo, tarde se retiro cansado ya de cavar viendo que el foso ya era suficientemente profundo.
Al dia siguente Nathelis se dedico a entrenar con dureza su brazo diestro, preparandose para lo peor, nefastos sus intentos, pues no consiguio tener la suficiente habilidad para manejar la espada artesana que le regalo su maestro Dante.
Esa misma tarde, Nathelis se encontro con Murin, enano que se convirtio en uno de los estandartes de la defensa del bastion, y llego con su compañia al campamento del bastion, donde se encontro con Aldarion y Aioleth.
El enano estuvo hablando con Aldarion y dijo que prestaria ayuda a la defensa del bastion, mientras tanto, Aioleth le dio a Nathelis unas pociones y esta se retiro a descansar.
Nathelis permanecio un rato hasta que Aldarion termino de dialogar con Murin.
Cuando este ultimo se marcho a descansar, Aldarion dio palabras de animo a Nathelis, mostrandose muy optimista, sabiendo que Nathelis todavia tenia mucho camino que recorrer para ser un paladin tan fuerte como Andriuth, Joganth, Randel o Dante.
Finalmente Aldarion ordeno a Nathelis que se retirara a descansar, mientras este se quedaba haciendo guardia en el campamento, a las puertas del bastion.
Por fin llego el dia, algo no olia bien. Nathelis se desperto temprano y fue desesperadamente buscando una espada que se ajustara a sus posibilidades, ya que su arma era ineficaz ante enemigos de gran calibre, como los que pensaba encontrarse en el ataque.
Permanecio todo el dia en el campamento del bastion, donde finalmente hablo con Aioleth y le comento el problema que tenia con su arma. Esta ultima le cedio un espadon artesano como ultimo recurso, aunque Nathelis sabia que no dominaba bien el espadon a dos manos, ya que siempre llevaba un escudo en su zurda.
A mediodia llego Severus, un arcano que se comporto como un autentico caballero, donando un anillo magico y un amuleto a Nathelis, pocas horas antes de la batalla.
Fue pasando la tarde y llegaban efectivos al bastion; arqueros, arcanos, paladines y enanos.
Todo eran preparativos, se lanzaban conjuros para preparar a los que iban a luchar. El ambiente era muy tenso, aunque la defensa estaba bien organizada.
Israel fue el que actuo como mensajero de Essael, y el que les decia en todo momento lo que debia hacer cada uno.
Se creo una barrera de defensa a las puertas del bastion y todos se alinearon para combate, los paladines y guerreros mas fuertes delante, y en segunda linea de batalla, sanadores, arcanos y arqueros.
De repente una bruma blancuzca y temblores de tierra empezaron a poner un poco nerviosos a los defensores. Empezaron a llover los primeros ataques y el campamento empezo a arder. Aioleth apagaba el fuego con cubos de agua.
Mas tarde empezaron a llegar mas efectivos que aseguraban haber visto un dragon por el camino y fueron atacados por espectros en tal sitio, pero consiguieron llegar hasta el bastion e informar de la situacion fuera de este.
Cuando los ataques comenzaron a ser mas fuertes, Joganth ordeno que la defensa retrasase sus posiciones, mando a los arqueros a las torres y los guerreros mas debiles a la puerta del bastion.
Nathelis, loco de rabia por no tener una espada con la cual luchar, decidio subir a las torres con los arqueros, apuntando con su ballesta, sabiendo que con la espada, poco tenia que hacer.
Minutos mas tarde, Aldarion no se olvido del problema de Nathelis, subio a las torres y le dejo prestada una espada de acido, muy acorde a las posibilidades de Nathelis.
Este ultimo, orgulloso ya de tener un arma con la cual luchar cuerpo a cuerpo, bajo inmediatamente a la puerta con los demas paladines y guerreros.
Abajo, se encontro con un enano, Rond, el cual tenia que difundir el mensaje de estrategia; mando a los que no tenian capacidad para teleportarse a la cueva de las formícidas, donde debian esperar a que llegaran los que sí podian teleportarse, era la tipica estrategia conocida como "ratonera", cuando los guerreros Umbra entrasen en el bastion, los que alli quedaran, debian teleportarse a la cueva, y encontrarse asi, con todos los efectivos alli.
El bastion estaba destinado a caer, pero lo que se iba a conseguir con ello era destrozar al enemigo en el Erial, donde estaba afincado, y mas tarde volver al bastion y reconquistarlo.
Nathelis se fue en el primer grupo que se dirigio a la cueva, junto a otros paladines y arqueros.
La espera en la cueva fue interminable, el corazon de Nathelis palpitaba cada vez mas deprisa con la incentidumbre de lo que se iba a encontrar en el Erial.
Finalmente llegaron los que se teleportaban, habia llegado el momento, se oian tambores de guerra y el suelo temblaba, el ejercito de las umbras habia tomado el bastion y el principe a lomos del dragon sobrevolaba el bastion orgulloso con su trofeo.
Fue entonces cuando los arcanos prepararon a los guerreros y se daban instrucciones. Israel daba ordenes a los guerreros y Elenthyl, jefe de los arqueros explicaba la tactica que debian seguir.
Finalmente todos armados hasta los dientes, salieron de la cueva y se dirigieron hacia el Erial, matando en el camino a varios espectros malignos del ejercito de las umbras.
Al llegar a la entrada del Erial se libro la primera batalla campal, donde elementales convocados, soldados umbra y espectros cayeron a manos de los defensores del bastion.
Pero fue justo cuando los guerreros mas fuertes entraron a atacar dentro del Erial donde los arqueros y algunos paladines mas debiles vigilaban la retaguardia cuando de repente se vieron sorprendidos por el malvado mago Khandeltor e Issendur, los cuales acabaron con la vida de los que fuera del Erial se encontraban, entre ellos Nathelis, que no llego a entrar en el Erial.
Los que dentro del Erial se encontraban tampoco salieron con vida, salvo alguno que otro que pudo teleportarse.
Tan solo Aioleth fue la que pudo cumplir su tarea, destrozar la puerta infernal que Khandeltor tenia en la entrada del Erial y de la cual tambien pudo salir con vida de alli, con sus conjuros de arcana.
El desierto se tiño de rojo esa noche y el Bastion del Brazo de los Justos perdio a todos sus efectivos.
Los defensores no pudieron salir victoriosos, aunque el ejercito de las umbras tambien cayo junto al bastion, cuando este se vino abajo.
Este fue el final del Bastion de la orden del Brazo de los Justos.
Nathelis Willem sera recordado por los siglos como uno de los grandes paladines que dieron su vida a cambio de defender el bien.

Snif, sniff....que bonito....

M_v_M

16/10/2006 17:38:58

Las espadas chocando inundaban el aire del lugar. La arena, mezclada con la sangre rojiza o negruzca, se dispersaba en el Erial del Esclavo. Los gritos de los soldados y las Umbras eran todo cuanto se oía en medio de aquel caos...

Y en lo alto del edificio del Erial, Sir Gregorie duFontNoir escribía, tras una larga noche de batalla, en un pergamino polvoriento, protegiéndose del sol gracias a su sombrero.

Nadie se percataba de la figura, ni las Umbras, ni los paladines que luchaban desesperados, ni los soldados de Aguas Profundas... Pero allí estaba él, sacando fuerzas de flaqueza para escribir aquellas líneas.

Lo releyó por última vez:

[i:2106c6dbdd]Si habéis encontrado este escrito, yo ya estaré muerto. Al escribir esto busco la redención de los dioses, pues me gustaría que mi alma encontrase descanso si al fin y al cabo todo esto acaba en desastre... Pues lo que he hecho merece ser redimido...

No me queda mucho tiempo, por lo que seré breve y conciso...

Nos encontrábamos en el Bastion, en las mismas puertas, a salvo tras una especie de campo de fuerza de los paladines... Allí no pasaba nada, y nos tenían cercados...Una ratonera... Pasaban los minutos y me propuse como voluntario, junto a dos más, para hacer de explorador ahí fuera... Para ver si existía o no peligro inminente.

Fue que justo nada más salir, me encontré con una de esas sombras, que se avalanzó contra mi. Mientras combatíamos fieramente, me percaté de que había dos figuras tras ella. Y, tras dejarnos medio muertos el uno al otro, una de las figuras de detrás mandó a la sombra que parase de luchar. Malherido yo, me pidió que me acercara...

El tipo daba miedo de sólo mirarlo... Despedía un poder indescriptible. Si había ordenado a la sombra que parara, y ésta casi me había matado, debería ser muy fuerte...

En cuanto comenzó a hablarme, me di cuenta de que tenía que tratarse del líder del ejército contrario. Mandó al soldado que espantara a mis otros dos acompañantes, que me vieron hablar con el enemigo...

Presionado, y temiendo sinceramente por mi vida, no tuve más remedio que revelarles las posiciones de los paladines dentro del Bastión, el número de efectivos...todo cuanto sabía...Pensaréis que soy un cobarde, pero es que mi intención inicial era otra...

Al fín y al cabo, daba igual que el enemigo supiese cómo estábamos apostados, si lucharían con todas sus fuerzas de todas maneras... El mago éste, me dijo que volviera al Bastión para informarle de los detalles que faltaban en mi discurso, como por ejemplo la presencia o ausencia de soldados de Aguas Profundas entre nuestras filas.

Volví al baluarte, con intención de avisar a todos los paladines de que el jefe del ejército contrario estaba fuera, sin sus gruesos, indefenso...Ése, y no otro, era el momento idóneo para atacar... Arrasar con los enemigos sin tener que adoptar una posición defensiva.

Pero para mi sorpresa, la barrera que antes me había defendido, ahora me impedía el paso... Y al otro lado de ésta, mis dos acompañantes me tildaban de traidor...

Tuvimos la victoria tan cerca...

Me di la vuelta y me volví al desierto, donde algunos otros que habían salido del Bastión, luchaban contra las sombras. Volví con el mago y le expliqué lo que pasaba... Su tono de voz, y el de su acompañante, otro mago con una máscara de calavera, me hizo intuir que se estaban preguntando qué utilidad podría tener alguien como yo... Volví a temer por mi vida...

Pido perdón por hacer lo que hice, pero fue puro instinto de supervivencia... Me puse bajo sus órdenes, temeroro por mi vida... Debía averiguar si el mago Khelben Vara Negra estaba de nuestro bando...bueno, del que era mi bando...

Antes de irme, llamó su atención un cuerpo tirado en el suelo... Me pidió que lo reconociese, y así lo hice: era uno de los paladines del Bastión. Un muchacho joven... El magó le reanimó y le interrogó, permaneciendo yo oculto... El paladín, fuerte en su fe, no dijo ni una palabra... El mago le dejó inconsciente, y me ordenó que le llevara al Bastión, diciéndoles que yo le había salvado... para que confiaran en mí y me mantuviesen informado...

Así lo hice, sintiendo dentro de mi corazón un gran pesar por cómo se habían tornado las cosas... Pero aún así, preguntándome que riquezas me esperarían si salía vencedor el ejército de las sombras.

Pasado un rato, volví a la base de los magos, para decirles que no había efectivos de Aguas Profundas, o que al menos no habían llegado todavía... Otra mujer estaba conmigo, participando en la ayuda al enemigo...

Justo después, los ejércitos sombríos salieron hacia el Bastión arroyándolo todo a su paso, sin atacarme...a mi pesar, me consideraban un aliado...

Aproveché esos momentos de tensión...no tenía ni idea de qué hacer, de cómo enmendar mi error...por lo que me puse a escribir estas líneas, que completo ahora desde aquí, donde todo acaba...

Me encuentro sentado en lo alto del edificio del Erial, donde me he unido a unos cuantos aventureros y paladines, que atacan el sitio... No puedo oir más que gritos... Y me duele pensar que muchos de ellos son por mi culpa, y que otros tantos han podido ser evitados por una intervención que nunca realicé...

Las sombras no me atacan, y estoy lo suficientemente escondido como para que los paladines siquiera me vean... Pero se acabó...

Sé que el mago está dentro del Erial... Y es hora de que haga lo que estoy destinado a hacer.

Lo único que quiero es que la historia me juzgue como lo que fui, no sólo por lo que he hecho esta noche... Héroe o villano, allá voy...

Sir Gregorie duFont Noir
[/i:2106c6dbdd]

Tiró la pluma a un lado, se quitó el sombrero, y tapó con él el pergamino, que se quedó en lo alto del templo, escondido.

El noble se levantó, desenfundando de nuevo su viejo estoque, desapareciendo el halo de sombras que le mantenían oculto, descendiendo a la batalla, donde los cuerpos de sus antiguos aliados yacían inertes... Donde las sombras estaban presintiendo su victoria inminente...

El gritó de batalla de Gregorie se alzó entre los entrechocar de los aceros, atravesando a un par de sombras por la espalda... El resto se quedaron sin saber qué hacer, pues aquel a quien le habían ordenado no atacar, las estaba aniquilando.

Sin darse él cuenta, una gigantesca sombra fue acercándose desde el cielo... Sir Gregorie duFont Noir no vió al dragón...No vio al príncipe que lo cabalgaba...

Hasta que, un ruido distintó abrumó sus oídos... Un chillido espeluznante, que le hizo caer al suelo... por última vez.

Las espadas chocando inundaban el aire del lugar. La arena, mezclada con la sangre rojiza o negruzca, se dispersaba en el Erial del Esclavo. Los gritos de los soldados y las Umbras eran todo cuanto se oía en medio de aquel caos...

...Hasta que se hizo el silencio.

Elven_gladiator

16/10/2006 18:20:56

Para Rander, sería la última, la última batalla. En Aguas Profundas, pediría un cargo especial para no batallar mas, y no ver caer mas gente. Había visto morir a mucha gente, enterrar a su propia hija y perder a su esposa. Además, abandonaría Puerto Calim, por que tachaba de esta batalla, de estúpida. La amenaza eran Umbras esta vez... y podrían pararlas, pero la siguiente vez, nadie podría parar nada. No habría luz, esperanza, solo oscuridad, corazones mezquinos y mucho dolor. Pero debía estar centrado en la batalla. Se centró y rezó.

Cuando la batalla empezó, acabó con dos o tres Umbras rápidamente, y se teleportó. Debía comandar a los chicos de Aguas. No le suponía un gran problema, ya que en Noyvern había tenido alguna que otra cuadrilla. Aunque al entrar en la cueva, todo era un caos. //Atención, justificaré que los pocos milicianos que aparecieron, fué por un tremedo caos.// Decidió calmarlos, con palabras de fe, justicia y esperanza, pero muchos desobedecieron esas palabras. Unos querían volver junto con la familia, y otros ser héroes, y al final, pese a los esfuerzos del paladín, no quedaron muchos con Rander. Aún así, el paladín los bendijo, les dió fuerzas, y a la señal, corrieron. Por el desierto hacía calor, la arena y las armas entorpecían el movimiento, pero había que luchar. Rander, cuando llegó, todo era un caos. ¿había fallado el plan de Essael? había casi tantas Umbras en el Erial, que las que atacaron el Bastión. Algo fallaba. Empezó la batalla, al poco tiempo, decidió entrar en la edificación, pensó que podrían necesitarle dentro, mientras ya eran muchos los cadáveres, de aventureros y Umbras, que yacían en el suelo. Sangre... mezclada, hedor a muerte. Batalla.

Entró dentro, y el paisaje no fué menos desolador. Empezó a luchar, pero estaba hecho polvo. Veía las gentes... los muertos... y decidió dejar la espada y empezar a reanimar gente. Al poco tiempo, cayó, le habían acribillado a magias y su mirada se turbiaba. Sabía que iba a morir... y no veía a Torm... solo veía como el combate seguía, mientras él, impasible e inútil caía. Dejó de respirar.

Al cabo de un rato, se despertó, la batalla seguía, y Earyl rezaba a su diosa para levantarle. Una Umbra le goleaba, pero él no cesaba, y entre los dos acabaron con ella. Rander decidió seguir levantando gente, hasta que su dios no pudo ofrecerle mas poder. Había que salir de alli, esa batalla estaba perdida. Pidió un último favor a su dios, y se volvió etéreo.

Al salir, el Erial estaba peor. Mas muertos, los milicianos, muertos, casi todos muertos, salvo algunos magos Umbras y algunos soldados oscuros. Rander debía huir, pero un mago le vió. Conjuró, sacó una espada, y lo último que vió, fué su propia sangre, mientras era asesinado.

Murió mirando serio a su asesino, sin piedad. Rezando... y pidiendo a Torm, justicia. Justicia por los muertos... y Fe para los que aún tienen que luchar, por que nosotros, no pudimos.

Horas mas tardes, en la noche mas sangrienta que hayan vivido las arenas calishitas, el paladín llacía en una pica, pálido, putrido. Ya solo su pelo, rojo, tapaba su rostro, pidiendo perdón por no haber podido exterminar la amenaza.

AshranCrownward

16/10/2006 19:46:28

Mientras todo se convertia en la mas absoluta negrura, Randal sonreia, habia tenido la oportunidad de participar en una gran batalla, al menos podria ir orgullo hacia la morada de Tyr, y decir que hizo lo que pudo para derrotar al mal en el desierto de Calimport, su viaje desde Aguas profundas para ayudar habia merecido la pena, estuvo en ccontacto congrandes guerreros, vio como gente de bien unian esfuerzos para vencer la maldad acumulada en el Erial, y en su foro interno, sabia que aunque el estaba a punto de morir, sabia que lo conseguirian, con el orgulllo y el honor de los hombres que alli vio, sabia que no todo estaba perdido, supo que el iba a morir por la herida abierta en su espalda, pero al menos tambien supo que habia sacrificado su vida por personas que merecian la pena, y que conseguirian destruir al mal que alli habitaba.

//Randal Warlord

tormento

17/10/2006 21:53:30

Un dia cualquiera saliendo de Calim, esta vez ibamos a recorrer la ruta desde Calim.

Tras salir del oasis me preparo, me concentro y comienzo a invocar a mis compañeros de viaje, mi familiar, Regeck y un elemental superior de tierra, es conveniente ir bien defendido por los caminos nunca sabes a que te vas a enfrentar ni que te puedes encontrar por ahi.

Comienzo a relizar el conjuro de llamada, mando mi mente al plano elemtal de la tierra, busco un espiritu elemental que poder dominar y traer, y justo cuando lo localizo una femina que parecia elfa y arcana me perturba con un saludo cargado de tension y derrota.

Una conversacion qu comienza de forma intrascendetal otro persona que se cruza en mi vida, hasta que una simple pregunta nos lleva a la cuestión verdadera, Aioleth pues asi se llamaba la dama esta buscando ayuda para defender el "Bastión" pues se hallaba bajo amenza de sitio por un mago y su ejercito de umbras.


Una causa desesperada, pero uan buena causa accedi a aportar mi ayuda en lo que pudiera y la acompañe al "Bastion" alli me entrgo dos bolsas contendoras magicas llenas de poderosos cetros y varitas para usar en la defensa.Se examino mi alma y no se encontro mal en ella, permitiendome ayudar en la defensa. Alli en la puerta tambien conoci a la cleriga Aurora y le entrege dos poderosos objetos mágicos que aumentarian sus capacidades, si todos ibamso ha hacer causa comun en la defensa que mejro manera de invertirlos que en mejorar las capacidades de un compañero defensor, tambien le entrege unos cuantos pergaminos clericales.


Una tarde de charla de y guaardia en la puerta del "Bastion" nuevos campeones van llegando a para prestar su ayuda. Una tarde de tensión y presión que pasa. Al día siguiente y teniendo tiempo decido salir del "Bastión" y quitarme la tensión probando los cetros recibidos asi me familiarizaria con ellos y podria sacarles el mejor partido a todos ellos y hacerlos funcionar los mejor posible en la batalla que se avecinaba, además de sacudirme los nervios y la tensión.

Un día de aventuras de probarme y ve que estaba todo lo listo que podia estarlo para la gran batalla, ya familiarizado con los objetos que se me entregaron vuelvo al "Bastión" un dia de guardia ,el penultimo, antes de la batalla, un dia de aburrimiento si no supiera lo que espera al día siguiente, dia de concentrase de repasar conjuros de rezar a Mystra y Tymora. El miedo, la duda y por ultimo la decisión de lo que iba a hacer era correcto y que debía de hacerlo aunque el precio fuera la vida, con la decisión tomada me fui a dormir y esperar e lque puediera ser el último de mis dias.

Llego el amanecer del día de la verdad, nuevos defensores fueron llegando al "Bastión" gente dispuesta a dar su vida por sus ideales, por la defensa del bien gente poderosa y gente que no ostentaba tal poder, alli con aquellos que serian mis compañeros en la batalla reparti mis objetos, mi pequeño tesoro personal conseguido a lo largo de mis viajes de exploración y regalos de amigos y compañeros, pero cuanto mejor fueramos equipados todos mejor quien sabe si alguno de esos objetos le salvaria laa vida a alguno de mis compañeros.

La espera fue lo peor, la tensión los nervios, las dudas y el miedo, pero mi fe in mis principios y la resolución de hacer las cosas los mejor posible me mantuvieron en mi puesto. Llego la accion una niebla y los conjuros volaron llenando el lugar de magia poderosa tanto que la urdimbre nopudo soportarlo y el caos se adueño de la magia haciendola inestable, se dio la orden de retroceder al "Bastion" rapidamente entramos en la fortaleza y tomamos posiciones en los parapetos exteriores.Otra vez la maldita espera, por fin la noticia de que se habían retirado y que se había fraguado un plan de contrataque que se necesitarai gente para llevarlo acabo y pedian voluntarios, me preente como siempre y se explico el plan: " un atque por la retaguardia al campamento de las Umbras, destruie el portal proque recibian refuerzos y una carga contra los asaltantes al "Bastión".

Salimos de la fortaleza evitando a sus vigias y nos preparamos para la incursión, uan acción suicida pensabamos casi todos, pero que si salia bien podia darnos una oportunidad, en la cueva otra vez espera y preparativos para el asalto, incertidumbre y caos en la cadena de mando. Se dividen laas tareas y hago un par de propuestas sobre como acabar rapido con los magos enemigos, se da la orden de atacar y salimos en tromba ala camapmento enemigo desbaratamos sus defensas en el primer ataque y cuando "nuestros Heroes " encargados de cerrar el portal estan en el baluarte enemigo aparecen los cabecillas enemigos y sus refuerzos, se convocan conjuros que escapan de mi conocimiento y entendimiento y veo como mi carne se consume por un acido potentisimo, ni siquiera siento dolor pues ya estoy muerto pero mi consciencia sigue ahi, veo compañeros muertos por doquier y al final la negrura de la muerte que me tiende la mano y me susurra " estoy aqui para llevarte al descanso toma mi mano" la tomo y me sumo en el olvido, "Mystra apiadate de mi alma".

eldharion

19/10/2006 09:13:58

Con su habitual optimismo y fé en las personas y el futuro Earyl se dirigió por última vez al Batión de los Justos. Allí se encontraban tal y como esperaba todos sus amigos, los guardianes de Weldazh, su querido Hash, su gran amigo Elenthyl, el nuevo archidruida que le había hecho uno más de la arboleda como embajador y colaborador, Willhelm, su compañero y amigo, Syclya, la joven e impulsiva Druida...también su hermana de fé Aioleth, y sintio un escalofrío al ver allí éntre los defensores a su querida Beladriel, inconscientemente flexionó sus dedos de la mano derecha, recien regenerados y evit mirar la cruel cicatriz alredededor del cuello de su amada elfa lunar.

Saludó a Joganth y le pidió disculpas por haberse tragado los embustes en los tiempos en los que ambos estubieron enfermos, embustes sobre los que Essael y su discípulo Aldarion echaron luz. Todos los paladines estaban allí, excepto Aurora, a la que dedicó un oración especial peor la recuperación de aquel horror que había sentido al examinarla. Muchos mas había reunidos, como el antiguo héroe y gran paladín Rander y mucha gente de buena voluntad, llamabn la atención Essael y el semidragon de platino Draconiax.

Los preludios fueron tensos, se colocó bajo las ordenes de Elenthyl con los arqueros y pegado a Beladriel, conjuros y más conjuros les hicieron retroceder mientras sin saberlo la barrera mágica que protegía el bastion se iba debilitando hasta caer. Poco a poco se retiraron a las murallas donde tubieron unas horas de tensa paz.

Sin saber que serían las últimas las paso con su querida Beladriel hasta el inicio de la batalla, en la que se quedó en la retaguardia, las defensas del bastin caian una a una hasta que Essael ordenó entrar al interior del Bastión. Essael, Nuborn y Earyl abandoraron aquel lugar que cedia a las hordas de las Umbras, teleportandose al interior de una cueva en el desierto del calimsham.

Las fuerzas reunidas en aquel lugar iniciaron la segunda parte del plan, atacar la fortaleza de las Umbras ahora que habían salido sus hordas, dandole a Elenthyl su ultima capa que protegía contra el toque antinatural de aquellos seres partieron hacia el erial del esclavo, siempre Earyl en la retaguardia, dispuesto a curar y reforzar.

Tras vencer la resistencia inicial casi todos entraron en la fortaleza y Earyl vi algo que casi le paralizo el corazon de terror, un Dragon sombrío, el mago traidor conocido como Kandelthor y otro arcano, un terrible hechizo irrumpio en el erila, despumbrando y arrasando a los pocos que aun resistian en el exterior, pero las defensas magicas de Earyl resistieron, a pesar de ser lanzado por la fuerza del impacto hacia el interior de la fortaleza mientras corría para dar la alarma.

Dentro todo era lucha y caos, escucho decir que había que cerrar el portal que traía a las umbras, as que intento darle tiempo a Aioleth y sus amigos, esper en la entrada a que los refuerzos enemigos entrasen para retrasarles lo máximo posible rezando y suplicando a Mystra por sus queridos amigos. Un golpe le derribó, pero le reanimaron y se dispuso a reanimar alos mas cercanos rezando por sus almas, un enano, Rander..volvieron a la vida gracias al poder de su señora, la retirada comenzaba, pero sin sus defensas magicas poco duró frente a aquellas sombras y sus señores..oscuridad, dolor...mientras oía con una sonrisa en sus labios estallar el portal.

Nuévamente fue reanimado por Nuborn que le susurraba -Earyl, estamos rodeados- así que conjuró la máxima protección de la dama de los misterios, Santuario mayor, para irse de allí evitando por segundos un conjuro dirigido hacia el por uno de los arcanos rabiosos por aquella destrucción. Accionó por tres veces sus palabras de retorno que inexplicablemente no respondieron..asi que se dió la vuelta hacia la salida cuando vió el cuerpo caído de Joganth, no podía dejarlo allí. Esa vacilación fue la última ya que un conjuro disipó la proteccion, rompiendo el santuario y dejandole a merced de sus enemigos que no tubieron piedad alguna.

Andriu_ZGZ

19/10/2006 19:58:50

[i:bfc83bfcfb]En este combate se decidió el destino de muchos, en la cueva todos los que llegaban del bastión traian terribles noticias, el ejercito era mas superior de lo que pensabamos.
Un rostro de tristeza se adueño del paladin, pero aun así el confiaba en su dios. Llevaba demasiados combates encima, tenía mucha experiencia, pero aquel día fue diferente. Se había desenbarazado de dragones que eran superiores a él había estado muerto y su alma pululando por la costa de la espada, fue un héroe en Saulor, combatio con dureza a los dragones de Estriral, creo la llama Aventurera a cuyos amigos les debía la vida, encontro tesoros, ayudo a las gentes, vigiló los caminos, debatió sobre ideales, unió alianzas, encontró el amor y durante meses junto con essael, mantuvo el brazo de los justos en pie tras la caida de Joganth.

Los dioses ya habían precedido su destino y era la hora de finalizar su campaña en este mundo.
Comando el ataque desde la cueva, acabando con los enemigos que se aproximaban en su camino, su estrategia derribar a los que conjuraban, cosa que hacía a la primera sin obstaculo alguno.
Pudo zafarse de la oscuridad en el erial, salir de allí y volver para iniciar de nuevo la lucha.
Pero al girarse se encontró con 3 archimagos, uno de ellos parecía a khandelthor pero no dudo en atacarlo, consiguío dejarlo herido, pero los restantes conjuraron contra él, atrapandolo para despúes expulsar su alma por encima del cielo de Calimshan.

Fue allí donde Andriuth Northend encontró la luz, y el brazo de Torm que lo recogía para llevarlo a su lado.[/i:bfc83bfcfb]

davidsanesc

20/10/2006 20:24:18

//dejo este post aqui como enlace al siguiente que pondré. Ambos estan (estarán) relacionados

[i:a59d80d695]El corazón le palpitaba muy rápidamente mientras corría hacia Weldazh. Giraba la cabeza cada par de decenas de pasos mirando que ninguna umbra la sorprendiera. Su boca se secaba, necesitando su lengua saborear algún tipo de líquido. La melena que le llegaba a la cintura estaba descuidada por la batalla de hacía unas horas. Los pelos se entrecruzaban los unos con los otros y el brillo de cada uno de los mismos, se veía oculto bajo una gruesa capa de arena que se le había adosado a éstos por causa del sudor del propio cuerpo. La ropa que llevaba estaba empapada, tanto había sido por el nerviosismo como por la rapidez en la que había tenido que ejecutar sus últimos movimientos, como en esta interminable carrera hacia la seguridad de la semielfa.

Los animales estaban comiendo, bebiendo; los pequeños jugueteando los unos con los otros; algún lobo persiguiendo una presa fácil y Aioleth pasando por al lado de ellos medio ahogada e invisible esta vez, para no ser ella esa presa casi segura de los animales que no la reconocían como a uno de aquellos elfos. Unos minutos más y estaría delante de aquellos majestuosos árboles andantes llamados Ents, y bajo la salvaguardia de los elfos del bosque.

- El pozo, el pozo.

Se repetía para sí estas palabras, mientras dejaba el miedo a parte a cada paso que daba estando mas cercana a Weldazh. Entró entre las ramas que dejaban un paso claramente visible sobre el sendero en medio del bosque. Alzó la vista, cayéndole unas lágrimas de alegría al ver que estaba ya en lugar seguro.

- Gracias Mystra, gracias.

Aclamó a su señora dándole las gracias mientras caía de rodillas agotada y dejándose ver por fin al cabo de un par de horas por aquellas personas. Algunas de ellas podían reconocerla, otras no.

Se levantó en una cama de hojas en un lugar seguro allí arriba entre los árboles. Al parecer alguien le había dado de beber mientras ella permanecía inconsciente, ya fuere por el cansancio o por la deshidratación. Se levantó y comenzó a pasear por las alturas mirando siempre por donde pisaba. Aquellos árboles eran el pleno símbolo, las casas de los elfos. Una simple comparación que la hizo recordar lo que había sido el Bastión para los paladines y demás. Se dejó caer arrastrando su espalda contra la corteza de aquel árbol central. Las gotas caían rápidamente por la angustia pasada, por la perdida de sus compañeros y amigos, sacando los sentimientos mediante lágrimas, y guardando otros mediante un grito ahogado en su interior. Todo había pasado momentáneamente. Las umbras estaban allí afuera y ella estaba ya lejos, pero ... ¿quién había sobrevivido?, ¿solo ella?, ¿quedaba algún amigo suyo con vida?, ¿algún viejo amigo que luchara con ella ...aquel día?.

Poco tiempo había pasado. Se quedó allí sentada llorando para sí, maldiciendo la magia, los portales mágicos, deseando no haber estado allí y ni haber dejado que ninguno de sus amigos estuviera en aquel acto. Apretaba las hojas caídas en el suelo dentro de sus puños intentando sacar así aquello que llevaba dentro: sentimientos de culpa, por no haber podido hacer más de lo que hizo. Oery, ¿dónde estaba Oery?, ¿la había perdido allí?, ¿habría ido su hada a buscarla a aquel terrible lugar?.

- ¡MYSTRAAAAAAAA!

Gritaba el nombre de su diosa maldiciendo la magia esta vez. Todo fue por culpa de un mago como ella, no como ella, pero al fin y al cabo un mago.

Alguien había oído los gritos, subieron a las alturas donde se oyó el nombre mismo de la Dama. Willhelm, Aurora, Nuborn y un agotado Aldarion entre otros. Los ojos se clavaron en ella dando gracias estos mismos porque se encontraba bien, a la vez que Aioleth hacía lo mismo y pensaba lo mismo sobre ellos. Pero ...

- Aioleth! Tenemos que volver, recuperar los cuerpos de nuestros amigos, tal vez haya alguien con vida. Tal vez Joganth, tal vez ...

Sus oídos estaban perfectamente, pero su cabeza no. Las manos le comenzaron a temblar rápidamente, a la vez que las apoyaba en la tierra y se movía hacía atrás. No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Más enfrentamientos?, ¿acaso esto no se iba a acabar nunca?.

- Noooo, más magia no. No quiero acercarme, no ¡noooooooo!

Willhelm se apartó con ella cogiendola y diciendo a los demás que estaba muy afectada por esto.

Aldarion caía al suelo al ver que era cierto, que no se podía hacer nada por aquellos cuerpos que habían quedado allí. Cayó en el suelo destrozado recordando a sus amigos, a sus buenos amigos, mientras Aioleth se mantenía alejada de esas palabras. El cansancio acumulado aun no se había combatido con las horas descansadas y ... se hizo la noche para ambos, mientras Aioleth en sus sueños, susurraba el haber ayudado a ese hombre llamado Joganth. [/i:a59d80d695]

ElfoS

21/10/2006 04:02:38

Editado//

davidsanesc

21/10/2006 16:16:20



[i:a449d8fa6c]Caían hojas, sonaba el cantar de los pájaros al penetrar los primeros rayos de luz entre las ramas de aquella ciudad. Los guardias cambiaban turnos. El cansado elfo se colgaba así el arco que había mantenido en sus manos durante toda la noche por si había algún altercado venido de las afueras, a la vez que su compañero le saludaba majestuosamente y se deseaban suerte en el día presente.
La semielfa ya recuperada de aquellos días caminaba tranquila sobre la tierra fértil de aquel lugar, pasando sobre sus pies unas cuantas hojas cada vez que una brisa se atravesaba en su camino hacia el pozo.

Allí unas elfas, tal vez no todas ellas de esta raza hablaban tristemente. Ese sentimiento que invadía los corazones de muchos en estos días. Saludó a las que estaban allí presentes mientras subía el cubo de madera lleno de agua. Una cara familiar la de aquella mujer. No pudo evitar oír la conversación que mantenían. Lágrimas caer sobre esa dulce cara melancólica le traían recuerdos de Earyl en los días de enfermedad cuando pensaba en su hermana y en Beladriel. Demasiado parecido entre dos personas que se encontraban a tan larga distancia. Pero todo podía ser, pues los elfos habian mantenido su estirpe desde tiempos inmemoriables siendo todos ellos dignos de alabanza entre los cuentos de las demás razas de la superficie.

- Earanyl, tú hermano luchó como el más grande. Estate segura de ello. Su muerte no fue en vano. Bastión habrá caído con él y él con el Bastión por una causa justa.

Aioleth levantó la mirada mientras sorbía unos tragos del cucharón de madera del pozo.
Sí, era ella, la hermana de su amigo, aquel que pasó innumerables horas hablando con ella buscando la forma de combatir la enfermedad. Aquel que mandó la carta a su hermana pidiendo su ayuda. Hermana que, seguramente llegara hasta estos lares malditos trayendo consigo la información que su querido hermano requería, o la mejor compañía que podía tener en su vida.

Se acercó a ella mientras la alta mujer la sostenía en su regazo impidiendo que cayera al suelo de dolor. No pudo evitarlo; Aioleth se acercó, dirigió unas palabras hacia ella e hizo que ésta retomara un poco el equilibrio.

- No dudeis amiga, de que haré lo que esté en mis manos para traer el cuerpo de su hermano de vuelta y así pueda tener un entierro digno de héroes, digno de ser recordado por todos y cada uno de nosotros.

La mujer la miró sin saber quien era, pero supuso que era una amiga de su difunto hermano. Alguien tal vez muy apegada a él para que osara decir esas palabras frente a ella, su hermana.

Estuvo un rato hablando con aquellas mujeres. Earanyl sentía una pena grandiosa, un vacío inmenso ante la pérdida de Earyl.

- Mama estará esperándole. ¿Cómo hago para decirle ...?

Ríos de agua salada seguían cayendo por su mejilla. Mientras tanto Aioleth, inmersa en su más profundo pesar, maquinaba alguna posibilidad de traer a Earyl hasta ella. Recordó la batalla, la posición que debía estar tomando cada uno mientras ella se ocupaba del portal. De la distancia recorrida entre la cueva y el Erial. Se llevó las manos a la mochila y dijo:

- Dadme unos días. Le traeré a Earyl.[/i:a449d8fa6c]

davidsanesc

22/10/2006 02:42:05

[i:52cff6b870][color=darkred:52cff6b870]EL HORROR DEL ERIAL. LA BUSQUEDA DE EARYL[/color:52cff6b870]

Surcaba el barco el mar hacia su próximo destino. Allí estaría su viejo amigo Rusco, llamado ahora Tarto desde hacía ya un buen tiempo. Estaba haciéndolo muy bien, ocultándose lo que podía mientras Aioleth resolvía algunos asuntos más prioritarios. Pero en el que se disponía resolver no peligraba la vida de un amigo, si no la suya. ¿Y de qué serviría su muerte sin antes haber resuelto lo de los demás?. Rusco no podía viajar de un lado a otro revelando su identidad. Tal vez alguien le reconociera y eso no iba a ser bueno. Pero esperaba, no se impacientaba por el momento, pero ... estaba pasando un largo tiempo ya y era hora de acudir en su ayuda.

Desembarcó una vez mas, esta vez sin grandes bolsas cargadas de valiosos objetos mágicos. Tarto estaba allí, a una decena de pasos comerciando con gente. Fue cuando Aioleth vio lo que tanto estaba esperando. La gente sacaba unos frasquitos conteniendo un líquido rojo viscoso: sangre de dragón. Esta era la solución. Le había costado miles buscar por Calim y Weldazh. No había forma de conseguir cantidades decentes para lo que había pensado, pero ...gracias a su amigo, iba a poder ayudarla a ella, Earanyl.

Entabló la conversación entre los presentes pidiendo con urgencia la ayuda de su amigo. Éste extrañado la acompañó a la torre de magos de la ciudad.

- Tarto, tengo un problema. Necesito tu ayuda. Más bien necesito que me prestes un poco de ... sangre.

Su tono denotaba algo de preocupación a la vez que desesperación. Su amigo no dudó en ofrecerle lo que tenía; lo que acababa de conseguir. Tal vez fuera suficiente. No preguntó si las necesitaba para alguna imbuición, simplemente confió en su buen destino.

Pasaba las horas nocturnas frente al atril. La luz de las velas iluminaba la base firme de la madera inclinada mientras Aioleth posaba un pergamino en blanco sobre éste y derramaba gotas sobre el papel mientras susurraba unas palabras. Mystra estaba escribiendo por ella esta vez. Las gotas de sangre se reunían formando letras finas, palabras teñidas en rojo oscuro que todas juntas formaban un conjuro de paralización del tiempo. Los ojos se le entrecerraban de cansancio, sus manos intentaban mantener el pulso para no desperdiciar ninguna gota. Todo estaba listo. Acababa de crear un futuro pasaje en el tiempo que le permitiría recorrer ciertas distancias sin ser vista. Ni los magos más poderosos podrían verla en aquella situación planeada. Ya hacía un tiempo había realizado unas prácticas de duración-espacio recorrido en los caminos exteriores de Aguas Profundas para ver que cantidad de pasos se podían recorrer una vez dichas tales palabras. El resultado era escaso, pero ...¿por qué no conjurar bajo el efecto mismo del conjuro?. Había dado con la solución en Weldazh, frente a la mujer, frente a la hermana de su amigo.

Al día siguiente se levantó del suelo, recogió todo lo que había estado haciendo la noche pasada, dejó una nota a su amigo diciéndole que volvería y acarició su colgante, siempre en la muñeca bien atado. Y al cabo de unos segundos, estaba allí, oyendo el cantar de los pájaros. De nuevo en el bosque elfo.

No había tiempo que perder. Cada día que pasaba los cuerpos de sus amigos podían terminar de enterrarse bajo las dunas del desierto; eso suponiendo que las umbras los hubieran dejado a merced del destino.
Su cuerpo convertido en constructo no pasaba la sed de la forma humana. Había llegado con prisas hasta los exteriores de Calim sin apenas problemas. Sin apenas porque la trasformación en ese ser era algo pesada, y no pesada por malestar, si no mas bien pesada porque en alguno de los pasos que daba el constructo, élla misma se veía desequilibrada por la poca cohesión de la arena fina en ese lugar.

Volvió a ser ella, semielfa, Aioleth seguidora de Mystra. El corazón le comenzaba a retumbar en su cuerpo advirtiéndola de su locura. Pero había hecho una promesa. Se colocó el casco; acto seguido las pulsaciones se calmaban. Inspiraba y espiraba seguidamente. La tranquilidad recorrió su cuerpo y comenzó a caminar decidida al Erial.

- Aioleth, tu puedes. Si una vez pudiste lo volverás a hacer.

Se repetía para si frases optimistas a medida que se acercaba mas y mas. Comenzaba a conjurar sobre sí misma, pues ya había torcido los pasajes rocosos que ocultaban ese lugar fatídico. Bajo esa protección divina Aioleth se sentía más segura. Ya estaba frente al lugar.

Unos grandes sabuesos de ojos negros, dientes ensangrentados y gran constitución vigilaban la entrada por la que se habían colado hacía ya un tiempo sus amigos y ella. Esos caninos estaban rodeados de varias serpientes muertas, desgarradas. Los graznidos de los cuervos provenían de la parte no visible aun para ella. Se acercó cogiendo ya un ángulo claramente visible y ...le vinieron unas primeras arcadas insonoras.

Los cuerpos de enanos, humanos, elfos, ...los de aquellos que habían combatido junto a ella estaba atravesados por largas lanzas de madera terminadas en punta. El cuerpo desgarrado de todos ellos no favorecía el reconocimiento a esa distancia. Así que se acercó un poco más mientras rezaba a su diosa para poder salir de allí con el cuerpo de Earyl, no en ese estado pensando también. Cuanto más cerca, más terrorífica se presentaba la situación. No eran solo cuerpos, si no cabezas amputadas del tronco pendían de otras palos. Las cabezas sin ojos; la cara desecha, el cuerpo teñido en sangre, los ropajes destrozados por las armas afiladas de las umbras dejaban claro que iba a ser muy difícil reconocer a alguno de ellos. Ya no solo pensaba en Earyl, si no también en Elenthyl y alguno más. Pero ... de nuevo ... a esos par de pasos tras la “empalizada” seguía sin reconocerlos, sin ver claramente una marca visible de quiénes eran ellos. Tal vez la milicia de Aguas, tal vez no. El santuario la mantenía aun al margen de los seres vivos de aquel lugar. Pasaba miedo por los caninos que estaba un poco más atrás de ella. ¿y si la olfateaban y señalaban su posición gruñendo?. En ese caso volvería al bosque.

No había forma de cruzar aquello, bueno sí. Había una, muy arriesgada, pero ..ya que estaba allí lo iba a intentar. Sacó otro marcador de su bolsillo y lo activó. Una luz amarilla poco brillante relucía en aquel objeto a la vez que otro objeto se apagaba a largas millas de distancias en el bosque de Weldazh. Lanzó este último entre los cuerpos y activó un teleportador viajando únicamente un par de pasos frente a ella. Caminó, recorrió la mirada buscando una túnica azul, aquel color que demostraba que su amigo mago era seguidor al igual que ella de la Dama. Pero no, allí no estaba. Miró en dirección a la edificación, donde mucho tiempo atrás se usaba para el intercambio y venta de esclavos. Pero ahora ... se veía rodeada de decenas de umbras. Otra empalizada alta de madera recorría de lado a lado entre las rocas aquel lugar. Estaban las umbras muy protegidas al parecer. ¿Acaso tenían miedo de algo?, ¿o estaban reponiéndose?.
Aioleth estaba allí. Cualquier información que pudiera obtener sería buena para el futuro. Una fina bruma tapaba ligeros huecos entre la arena.
Que cosa más rara pensaba la semielfa. Rápidos pensamientos que pasaban por su cabeza, pues no disponía de mucho tiempo y la seguridad era prácticamente nula. Sí, claro, esas zonas escondían algo; apenas se veían esos artefactos, pero ...seguro que lo eran: trampas mortíferas seguramente. Sacó un rollo, lo abrió y esas trampas se trasformaron en objetos medio acuosos incapaces de hacer nada a un animal. Lanzó el marcador de nuevo unos pasos adelante. Al parecer una umbra oyó algo y todo se volvió a desencadenar. Rápidamente unas umbras comenzaban a conjurar mientras Aioleth ya estaba leyendo las palabras que portaban aquellos pergaminos. El tiempo se paró. A partir de aquel momento tenía un par de minutos para buscar el cuerpo de Earyl e intentar sacarlo de alguna forma. Todos estaban parados. Volvió a leer otro pergamino. Zas ..cloc cloc, sonaba su corazón en su interior indicándole el tiempo que tenía. Pero ...estaba nerviosa, ya no podía fiarse de si misma. Nervios de nuevo. Un pergamino por el suelo al tener la mochila abierta.

- (Maldita sea, se me caen las cosas)

Lo fue a recoger. Había avanzado mucho. Ya hacía unos segundos que había intentado abrir las puertas cerradas de la edificación pero no había tenido suerte. Y allí estaban los pares de magos. La había escuchado, ¿la habían visto?. Corrían las umbras a asegurarse de qué lo que habían oído no había sido un pájaro u otro animal. Temían algo, ...Aioleth estaba en la cara opuesta en la que se encontraban aquellas cosas buscándola a la vez que conjuraban. Cogió el pergamino del suelo y lo leyó. El tiempo de nuevo parado. Giró la vista hacia aquellas cosas. Sí, estaban corriendo hacia ella. Había tenido suerte esta vez. Cogió el marcador del suelo. Volvió a leer otro pergamino tras haber lanzado el objeto. Cloc cloc, cloc cloc, el corazón iba más deprisa, pero ya huía mientras las umbras buscaban en la lejanía algo que ya no estaba allí. Aioleth había desaparecido.

Llegó a Weldazh cansada. Allí mantuvo su cara libre de mostrar el horror visto hacia poco tiempo. Earanyl no tendría a su hermano con ella devuelta, pero ... tendría un consuelo. Un bastón mágico cuya obra había sido creada por la semielfa.

- Tened Earanyl. Lo siento. Lo siento, pero ...no lo encontré, no hubo forma posible de encontrarlo. Las umbras rodean su campamento. No hay nada que hacer.

Los llantos resonaban entre los cercanos orificios de las rocas, a la vez que las hojas de los Ents se movían por la brisa del lugar ocultando la tristeza de la elfa. Aioleth dejaba así los cuerpos a merced de los animales carroñeros sin poder hacer nada más ella sola. Giraba una esquina sola mientras sus amigos vivos consolaban a la elfa y ella sacaba dentro de sí el terror visto y el sentimiento de angustia acumulado. Un fuerte vómito salió de su boca conjuradora dejándola ahora fuera de sí.[/i:52cff6b870]

davidsanesc

25/10/2006 23:42:13

[i:fa499233f3]//importante para todos los SMs/DMs relacionados con las umbras y pergaminos de Nether. Ya estoy relacionando cosas. Seguire mi investigacion a partir de aqui puesto que todo lo que Aioleth vivio se desencadeno en el Bastion.

La semielfa se tumbó en la cama del cuarto de invitados de la torre de magos de Aguas Profundas. Su cara se convertía en un dibujo de preocupación por momentos. Ahora, y gracias a ella, las cosas se veían mejor.

Le venían imágenes de esa mujer, alumna de él, Fibrizo, aquella persona que me ayudó en un momento clave. Aquel mercenario, ¿dondé debió meter tantos millones de monedas?. Bueno, eso ya no importaba. Lo que importaba es que había dejado su diario a su alumna. La misma que no quería admitir que su maestro estaba muerto, aquella que seguía pensando que Él, estaba allí adentro escondido, en la cueva de las drañas, en la cueva del “Demonio”.

No hubo otra forma de convencerla a ella. Tal vez era la única forma de que compartiera sus secretos con Aioleth. La semielfa le prometió que si Mystra se mostraba ante ella y la bendecía en la búsqueda de su maestro, el maestro de ella, Fibrizo, la misma Aioleth iría y la traería de vuelta, (vivo o muerto).

- Tu maestros puede que siga con vida, es una posibilidad, pero ... el demonio ...

Aioleth suspiraba a medida que le contaba lo que ella misma vio aquel día, aquel día que lucho contra las drañas junto al maese Groanor, Fibrizo y otros más.

Y pasadas unas pocas horas llego ese momento que esperaba. Unas pistas para encontrar los pergaminos.

El diario de Fibrizo decía lo siguiente a través de las palabras de ella:

[color=red:fa499233f3]Las sombras no son sombras, sino elementales del plano de las sombras.
Hace tiempo fueron humanos, que vivían en ciudades flotantes. Les mantenían a salvo de casi cualquier cosa. Eran parte de un reino y a causa de una desgracia cayeron la mayoría.
Otra gran mayoría decidieron no luchar y se marcharon al plano de las sombras. Su naturaleza cambió en parte. Ya no podían llamarse a sí mismos humanos.
Son antiguos habitantes de Nether. Tuvieron que esconder su ciudad umbra.

Cuando dimos por casualidad con cierto instrumento y abrimos la puerta en la búsqueda de esos pergaminos algunos se destruyeron.

Ahora, la sombras han vuelto y seguramente quieran recuperar “los pergaminos”.[/color:fa499233f3]

Tumbada en la cama leía y leía las mismas palabras. De repente se llevo las manos a la cabeza pensando.

(Noo, maldita sea. Kandelthor, las umbras, ... no no no, han venido a por los pergaminos. Fibrizo ¿qué tenían que ver las drañas en todo esto?. ¿Por qué fuimos allí cuando había que proteger lo que tú sabías? Ahora las umbras, algunas umbras andan sueltas y los buscarán, así como hago yo para hacer que Mystra deje de estar enferma. Así como prometí a tu alumna que te devolvería a ella.)
Todo comenzaba a cuadrar. Las umbras estaban aquí por los pergaminos, la energía negativa que se arremolinaba cerca del Bastión, la magia salvaje, ¿los obeliscos?.

De repente, al leer otra vez el texto: Ciudades flotantes. Netheril era una ciudad flotante, pero ... era una de ellas. Aquella que se destruyó por culpa de la gran magia, por los conjuros mayores prohibidos, pero ... ¿y aquel barco que descendió de los cielos unos días después de que llegara a Aguas Profundas?

(Maldita sea, ¿cómo no pude caer antes?. Los magos Netheritas descendieron y trajeron algo, y Fibrizo los vio. ¿qué hacer ahora? ¿cómo salvar a Mystra?. Seguro tiene miedo de que se vuelvan a usar. Por eso ... seguramente intimida a los magos mandando avisos en forma de rayos para que los magos no usemos la magia en estos días aciagos. Pero no te preocupes Dama, pues yo se porqué estás así. Encontraré la forma de encontrar el resto de pergaminos a los que Fibrizo se refería y no dejaré que las umbras se hagan con ellos.)

- Shar está detrás de ellos, pero Mystra también.

- Espera espera, ...

Aioleth acababa de pensar algo mas. Fibrizo pactando con Kandelthor. Y Kandelthor avisando a los paladines que dejaran el Bastion en siete dias.

(¿Acaso se escondía algo dentro del Bastion? ¿Un pergamino tal vez?.
¿Fibrizo, les trajiste hasta el Bastion para distraerles y mermarles o por que había uno escondido allí mismo?. En tal caso espero que lo sacaran antes de que llegasen las hordas.)

//da gusto pensar en las cosas. Aunque sean falsas. :wink: [/i:fa499233f3]

davidsanesc

16/12/2006 18:11:24

[color=red:19be3f373e]CUERPOS SIN FORMA [/color:19be3f373e]

[i:19be3f373e]Pasados pocos días tras el enfrentamiento de los grandes magos en el Erial...

- Mi nombre es Terence. Es un placer conocerla.

El bardo hizo una leve reverencia hacia la semielfa. Ésta comenzó a verse intimidada por aquellas personas.

- ¿Cómo sabemos que dice la verdad? ¿Cómo podemos fiarnos de usted?

- Señores, me he presentado ante ustedes al haber escuchado que el señor Terence era un bardo. Solo deseo que el señor Terence escriba unas palabras por aquellos que dieron su vida por el bien de las demás personas.

Algunos desconfiaban, otros, como Groshnak habían llegado a conocer a Earyl.

- Yo puedo fiar de usted señora.

- Hace unos días se libró una batalla. No hay porque temer. Señor Terence, ¿acepta el trabajo pues?

- Claro. Vayamos hacia esas ruinas mi bella dama. (además no me viene mal el dinero.)

La semielfa comenzó a rebuscar en su mochila sacando unos pergaminos.

- Tomen esto. Solo por si acaso. Aquellos que sepan hacer uso de ellos que lo lean si nos vemos sorprendidos por cualquier ser.

Algunos estaban inquietos por aquellas palabras de incertidumbre, pero con el poco tiempo que habían pasado con la semielfa había visto sus buenas intenciones.

- Yo querer ir. Ellos merecer entierro digno y palabras llevadas por bardos como Terence.

Algunos desenrollaron el pergamino curiosos.

- ¡Señorita! ¿Qué es esto?

Era de entender que no todos supieran la finalidad de los pergaminos.

- ¡Perdonad!

En ese momento llegaba un hombre seguido de un gran lobo. El lobo pegado a su guardián movía las orejas hacia delante y hacia detrás oyendo cualquier movimiento en sus alrededores.

- (¡Que despiste! Por querer protegerles ...bueno, siempre les puedo hacer invisibles.)

La semielfa miró al lobo, luego al hombre al que seguía.
Varias personas señalaban al recién llegado.

- ¡El druida!

- (¿El druida? Tal vez conociese a Tomar.)

La semielfa pensaba en que tal vez el hombre pudiera acompañarles, además en caso de haber conocido a Tomar podría hablarle un poco de él.

- ¿Nos acompaña? Le ofrezco estas monedas de oro si viene con su lobo hacia unas ruinas.

Todos se pusieron en marcha: el bardo, el cual tenía que mirar el lugar para tener una idea de lo que aquel lugar fuera un día; Groshnack, aquel que había ofrecido su ayuda y deseaba ver el lugar; Fadril, aquel que se presentaría después como residente en Weldazh; y otras dos personas más, junto al lobo y Aioleth.

Se reunieron todos alrededor de la semielfa y todos desaparecieron bajo el sol caluroso del desierto. Se movían lentamente pisando la caliente arena, mientras paso tras paso se acercaban a lo que un día fuera la fortificación del Brazo de los Justos.

El paisaje era horrendo. Piedras esparcidas por el camino, fruto de algún choque entre las rocas y algo más. Olor a pudredumbre venía de lo lejos. Ya llegaban con las miradas distanciadas de la realidad queriendo adivinar lo que allí había pasado.

- (¡Que desastre!)

- Ya queda menos.

Seguían avanzando viendo telas desgarradas en algunas esquinas de la superficie rocosa. El temor a seguir avanzando se hacía presente en alguno de ellos. El lobo seguía a guardián.

Llegaron a la fortificación totalmente derruida. Algunos pájaros carroñeros sobrevolaban la zona; otros graznaban entre las piedras buscando más comida.

- ¡FUERA MALDITAS BESTIAS!

Rodearon el lugar sin encontrar un lugar por donde adentrarse hacia el centro.

- ¿Se fían de mi?

La semielfa preguntó ante las personas y luego comenzó a conjurar. Un gran gigante se hizo visible ante ellos.

- ¡UN GIGANTE!
- No pasa nada, soy yo.

La voz ronca de Aioleth sonaba extraña ahora ante ellos. Sus ojos ya podían divisar desde esa altura lo que había ocurrido allí adentro.
- ¡Súbanos!

Uno por uno las personas fueron subidas hacía lo que había sido una explanada de defensa. Los muros exteriores permanecían levantados, pero con graves desperfectos.

El lobo comenzaba a patalear mientras el gigante lo elevaba, queriendo morderle las manos por inseguridad.

Allí arriba se asombraron y comenzaron a maldecir a aquellos que habían hecho tal cosa.

Al gigante ahora le caían unas lágrimas. Recordó a Essael diciéndole que no conjurara allí mismo. Luego recordó a todas aquellas personas que se mantenían inquietas en la primera fila de los muros, arcos y ballestas en mano deseando acabar con la vida de alguna umbra.

Sus ansias por encontrar a alguien conocido eran ahora mayores.

Groshnak preguntaba para sí dónde podía estar el cuerpo de Earyl. Las demás personas comenzaban a elevar algunas piedras para poder encontrar el resto de algún cuerpo.

El gigante giró la cabeza y les miró desde otra explanada.

- ¡Cuidado!

Aioleth intentó levantar algunas piedras con aquella forma. Tenía fuerza sí, pero no la suficiente. De todas maneras, perdía el tiempo buscando donde no sabía si iba a encontrar a alguien conocido.

El cuerpo del gigante se empequeñeció retomando la forma de la arcana. Luego se volvió a agrandar tras decir otras palabras. El dragón ahora extendía las alas como si fuera la primera vez que lo hacía. Las escamas plateadas hacían de espejo del lugar.

Las personas no daban crédito a lo que veían. ¿Acaso les estaba ahora dejando solos allí?

El dragón sobrevolaba la zona intentando averiguar dónde habían caído más personas. En el centro de la fortificación se veía un gran agujero. Era como si algo grande hubiera caído sobre tal lugar. El dragón argenteo se colocó en aquel lugar y empezó a mover piedras con sus grandes patas. Desde lejos, las personas miraban lo que hacía y siguieron haciendo lo mismo.

- *dracónico* No hay forma.

Sacaba algunos cuerpos, pero era imposible reconocer quienes habían sido. Los amontonaba en una esquina.

Mientras tanto, en el grupo de las personas, el lobo comenzaba a mover la orejas. Gruñía alejándose del grupo. Comenzaba a olfatear las piedras hacia el suelo.

Pero nadie se daba cuenta. Sólo él sabía lo que hacía.

- Nos vamos. Se está haciendo de noche.

Se habían agrupado algunos cuerpos para posteriormente ser sacados de allí.

- ¿Alguien ha visto el cuerpo de Earyl? *Preguntaba Groshnak.*

La semielfa recordaba a su amigo.

- Earyl cayó seguramente en un lugar mucho más peligroso. No donde estamos.

La miraron sin saber al lugar al que se refería. Luego, se despidieron diciendo a la semielfa donde podría encontrarles si necesitaban de ellos. Entre aquellas personas estaba Amendel. Aioleth no había caído que aquel elfo estaba presente.

- Amendel, a su servicio señorita Aioleth.

El elfo recordaba perfectamente a aquella persona a la que trajo una bolsa llena de cosas, de alguien que había muerto hacía un tiempo. Las cosas de Tomar.

- ¡Gracias a todos!

El lobo miraba las rocas sin apartar la mirada del lugar mientras su señor, de nombre no conocido intentaba averiguar el porqué el animal hacía eso.

- Nosotros nos vamos.

- Nos veremos pues. Volveremos a vernos. Señor Terence, tome estas monedas por adelantado. Puede comenzar a escribir algo acerca de las valientes personas.

Luego todos tomaron caminos distintos. Aioleth no había conseguido averiguar quien había sido quien. Los cuerpos ya muy descompuestos, no presentaban rasgos característicos de nadie. Los cuervos y otras aves carroñeras habían acabado con la forma de aquellos que dieron sus vidas por la justicia.

Pero volvería, una vez supiera la forma de dar un entierro digno a cada uno de ellos.[/i:19be3f373e]

davidsanesc

14/02/2007 16:32:23

[color=red:19fdfafc8c]RESTOS DE LA BATALLA. ALGO INESPERADO[/color:19fdfafc8c]

[i:19fdfafc8c]El tiempo pasa a la vez que los granos de arena cambian de lugar. Pero los restos aun están allí. Ahora mora algo desconocido, o tal vez viejo conocido ...

Oery surcaba el cielo dejando tras de sí una pequeña nube de polvos mágicos. Miraba de un lado a otro buscando la serpiente de arena. La última vez que la vio no estaba muy lejos de aquel lugar.

- (Quiero otro bote de miel. Además ...ya me empiezan a conocer)

El hada sonreía pensando en su renombre. Pero ...

Oery giró la cabeza divisando en la lejanía un montón de huesos moverse. ¿Qué era eso se preguntaba?

El antiguo Bastión en ruinas, ahora desolado hacía ya mucho, escondía algo tras de él.

El hada curiosa se acercaba lentamente mirando de un lado a otro los devastadores recuerdos que dejaba ahora la cálida arena del desierto. Y allí las rocas comenzaban a sonar de nuevo.

Grac grac, grac grac. Pisadas sobre rocas una y otra vez. El dragón levantó su cabeza viendo el polvo mágico venido de algún lugar. El viento la estaba delatando.

El gran cuerpo se alzó sobre su posición tomando una más elevada sobre los restos de la fortificación.

La tarde llegaba, el hada palidecía y se preparaba para salir de aquel lugar cuanto antes, pues sabía que el dragón de huesos la estaba buscando. Estaba cerca, ....

El dragón bajo la cabeza quedando en posición horizontal con la del hada. Unos susurros comenzaban a escucharse entonces.

Oery salió, salió, pasó entre sus huesos por la caja torácica como nunca antes había hecho a través de un ser y se alejó lo más rápidamente que pudo.

Las lágrimas caían ahora sobre su mejilla recordando lo que le dijeron hacía unos días.

- (Me dijeron que no viniera hacia aquí. Que no buscara a la serpiente....no por aquí. Aioleth Aioleth, ya vuelvo. Lo siento.)[/i:19fdfafc8c]