Dilvish

21/03/2007 11:34:33

[i:ea59e5f560]El mago hizo que Corwin apareciera en la puerta norte.

Despacio, el gobernador se tomo unos instantes para recuperarse. Corwin nunca se había acostumbrado a las teleportaciones, siempre se sentía tan cansado como si hubiera cabalgado sin descanso varias jornadas.

Gonomin estaba a su espalda. Para no variar el mago pensaba en todo. Corwin se alegró de que su fiel corcel estuviera con él. Después de acompañarle en toda la campaña militar para recuperar su ciudad, se mercecía disfrutar de un merecido descanso en las cuadras de Vado de la Daga.

En la puerta, todos los soldados eran antiguos miembros del ejército de la ciudad. Hombres de armas nacidos en Vado y que habían acompañado a Corwin desde Fuerte Liam, o fueron rescatados por este de las mazmorras de la ciudad por no ceder a combatir al lado de sucios orcos.

-"Lord Corwin!".- exclamó el sargento de guardia.

-"Salud Julian... soldados".- respondió Corwin retirando la capucha negra como ala de cuervo de su cabeza. El grupo de vigilantes de la puerta se cuadraron al paso del gobernador.

-"LLevad a Gonomin a las cuadras del Palacio, e informad a Walter de mi regreso. El sabrá como acondicionar mis habitaciones como siempre. Decidle que hasta nueva orden seguiré en el alojamiento del Consejero de Comercio."

-"Asi se hará, Lord".- respondió el sargento Julian, todavía en posición de firmes.

Corwin asintió ante la disposición de sus hombres. Sonriendoles, se volvió a cubrir con la capucha de la capa negra y se perdió entre el gentío de Vado de la Daga.

A primera vista, la ciudad recuperaba poco a poco la actividad perdida. Corwin añoraba el enclave comercial que él mismo ayudó a potenciar desde su cargo en el Consejo. Ahora se liberaría de nuevo el acceso a la ciudad y quizá se potenciase la presencia de nuevos ciudadanos, en especial comerciantes y artesanos.

Desapercibido, aunque sabía que en pocas horas la noticia de su regreso se extendería como el vino derramado sobre un mantel de lino, Corwin atraveso la ciudad hasta la puerta sur. Allí varios soldados le indicaron donde se encontraba Indreth Luna Alta.

El humano encontró a su amiga, junto a varios soldados de su antiguo ejército, dentro de la sala de reuniones de la Guardia de Vado de Daga. Paskinel, el dragón Jame, el arquero Hastandric y otro más, seguramente un aspirante.

Corwin entró en la sala y después de saludar a los presentes. Se sentó para observar como se desempeñaba en el mando su próxima Consejera de Guerra.[/i:ea59e5f560]

//Postead aqui lo que vivan vuestros pjs dentro de la ciudad. Thks. :D

1saludo

Pixydixy

21/03/2007 13:35:13

Walter recibio la noticia, y se puso manos a la obra. Llevaban muchos dias intentanto acondicionar el castillo, ya que los orcos lo habian dejado hecho polvo. Ya casi estaba lista la planta principal y pronto podria ser usada como antaño para grandes ceremonias, bailes y banquetes.

Ahora era el turno de los aposentos, pondria especial atencion en los del gobernador, siempre habia sido un experto detallista, Proust le tuvo en alta estima y consideracion, y ahora no cambiarian las cosas.

Reunio a todos los funcionarios del Castillo y dio las ordenes pertinentes, vestido con su traje de etiqueta, como siempre impecable. Despues se dirigio a supervisar las labores que se estaban llevando a cabo, el tiempo corria contrareloj.

Farben

21/03/2007 13:49:21

Farben iba a cumplir con el encargo que le habían dado. Tras mucho andar entre las sombras buscando sus objetivos, encontró a uno de ellos haciendo entrevistas con la guardia. Consiguió colarse en los cuarteles aprovechando lo pequeño que era y la facilidad que eso le daba para colarse por puertas abiertas justo tras el que las abría.

Estuvo mucho tiempo, donde escuchó ciertas conversaciones que le preocupaban, había gente que no le producía muchas confianzas... ¿como podia alguien presentarse a guardia sin conocer las leyes de la ciudad? Era algo que le costaba trabajo entender... a no ser que algo malo estuviese tramando... De todas formas, su curiosidad le había metido en más de un lío, así que decidió quedarse calladito escondido tras la columna.

De repente irrumpió Corwin, que, acostumbrado a tratar con el mediano y conocedor de su forma de saludar, le saludó efusivamente cuando le sintió cerca, a lo que Farben salió de las sombras. Total, estaban entre amigos y estaba seguro de que Corwin no le había visto realmente, sino que supuso que estaría alli cumpliendo lo que le habían encargado. Tras un rato de charla, se fue a descansar del duro viaje desde Fuerte Liam.

/y aqui fue donde me petó la conexión, justo cuando empezaba a estar en mi salsa :x :x :x

taringil

21/03/2007 20:47:42

[i:044969d552]El agua del pozo estaba fresca, como siempre. El sol comenzaba a despuntar y sus primeros rayos hicieron entrar en calor a Akon que permanecia sentado al lado de la torre desde hacia algunas horas. Entonces, cerro el libro que sostenia entre sus manos y se puso de pie.

Aprovechando las alargadas sombras del amanecer abandono la ciudadela sin ser visto y salio al oeste de la ciudad. Le encantaba pasear con el frescor del rocio de la mañana. Solo. Sin que nadie le observase.

Medito acerca de todo lo que acontecia en los ultimos tiempos mientras se dirigia al sur a paso lento. Las huestes de Myrkul. La chica maldita. Los captores de Luntor. El aprendiz. Ordenaba mentalmente cada detalle, cada pista, ningun detalle debia quedar suelto, solo asi podria tener pleno control sobre lo que estaba haciendo.

Siguio por el camino metodicamente, como solia hacer siempre, con su orden infinito y su tranquilidad casi pasmosa. Luego giro al este, y saliendo de su ocultismo aparecio frente a la puerta sur de Vado. Todo estaba en orden.

Saludo al oficial de guardia con simpatia y se adentro en la superficie adoquinada, todo parecia tranquilo, reinaba el silencio. Al poco tiempo se encontraba en la torre de Delfen, subio y saludo al Mago, que como siempre, habia madrugado. Despues a Anien, la imbuidora. Tras charlar con ellos un rato e intercambiar impresiones y noticias salio de alli y se dirigio de nuevo al norte.

Paseando entre las casas admiraba la paz que reinaba en la ciudad, la felicidad que trasmitian los aldeanos. Corwin habia salvado a mucha gente y ahora le estaban muy agradecidos. Aun habia mucho trabajo por delante, pero lo mas dificil estaba hecho.

Paro en el puesto de una churrera y le compro varios churros y un cuenco con chocolate, a esas horas sabia a gloria. Lo tomo con calma, en silencio, observando cada minucia de todo el entorno que le rodeaba. Al terminar mira al sol, sin darse cuenta habian pasado varias horas.

Apoyandose en su baston hizo camino hasta el castillo, alli esperaba ver a Corwin, pero no tuvo suerte, el metre le informo de que no se encontraba alli. Tendria que esperar.

Pensando abandono la magnifica construccion en direccion a la ciudadela, Luntor debia estar despertandose, muy a su pesar, pues en no demasiado tiempo tendria que impartir unas clases. Entonces sonrio, como hacia siempre que recordaba viejas historias junto a su antiguo aprendiz.[/i:044969d552]

Blues

22/03/2007 00:01:29

Mi llegada a Vado de la Daga,como cada vez que venia fue sorprendente.La reconstruccion iba muy rapido y daba la sensacion de que poco a poco la ciudad se iba llenando de gente.

Al avanzar hasta el mercado del sur me tope con aquel gracioso personaje llamado Morghat.Fue en el campamento de Gilian donde lo conoci y me alegro verlo vivo.Tras un rato habalndo me explico que estaban pasando las pruebas para la guardia y que Indreth estaba en el cuartel con mas candidatos.

Pase al cuartel a saludar y dentro me encontre a Jame X,Hastandric y a Vinduil que estaba entrevistandose con Indreth,tome asiento y escuche.La eficacia de la elfa era impresionante,se la notaba cansada pero mantenia la compostura magnificamente,hasta que Corwin llego.

Todos nos quedamos en silencio mirando la figura del Coronel,sorprendidos a la vez que emocionados por un instante.
Unos reaccionaron poniendose de pie y saludando,pero me llamo la atencion lo efusiva que estuvo Indreth con el.Tras ese instante Wilhelm aparecio tras el Coronel y cerro la puerta de la sala.Entonces aparecio Farben.

Corwin solto una gran carcajada al ver al mediano tirandole de la capa y todos los demas,como si fuese un eco,reimos al unisono mirando a Farben.

Indreth termino de entrevistar a Vinduil y fue entonces cuando me propuso el puesto de Teniente de los Batidores de Vado.Me explico con detalle todo el proyecto y contaba con la ayuda de Hastandric para asegurar los caminos del norte y el sur.

Las palabras de Indreth iban apagandose en mis oidos dejando paso a mis pensamientos.Era algo que rondaba mi cabeza hace tiempo hacer,podria seguir explorando y a la vez ayudar a Corwin y a la ciudad de Vado.Ademas Tirodarco esta cerca,pero somos 2 somos pocos.

"ciudadania de Vado" fue lo siguiente que escuche-

Como dices?,pero yo soy de Tirodarco
Es un requisito ser ciudadano de Vado- dijo Indreth
Bueno si es un requisito puedo ser ciudadano,solo es un papel.

Tras algunas preguntas mas por pura formalidad,acepte el puesto,veia que las cosas estaban funcionando bien,se sentia agusto,y habia mucho que hacer todavia.

Dilvish

22/03/2007 12:12:22

[i:ef0534247a]Una vez dejó a Indreth al cargo de las tropas, Corwin volvió a cubrirse con su capa negra y regresó al palacio. Antes pasó por el templo de Tymora y en silencio, mezclándose con algunos de los fieles que alli rezaban, elevó una plegaria a la Diosa agradeciéndole su suerte pasada. En ese momento, recordó a sus hombres caidos y un nombre se abrió paso en su mente.

-"Nica... el campeón de Grummsh me reveló que estaba en manos de Proust."

Corwin agradeció con rapidez esa repentina inspiración a Tymora y cubierto de un manto de invisibilidad, gracias a un anillo que guardaba en su bolsa, se encaminó directamente al palacio.

El palacio no guardaba secretos para él, no en vano había sido capaz de inflitrarse entre la guardia de élite de Proust y entrar en sus aposentos personales. Sin ser detectado, bajó a los sótanos del palacio. Tras cerca de una hora de buscar sin éxito por las mazmorras repletas de alacenas y armerías, Corwin encontró a su difunta amiga.

Nica descansaba en medio de una sala vacía cubierta de polvo. Corwin se encontró el cuerpo de una anciana, sin marcas de violencia, pero sin duda pudo reconocer a su antigua compañera en el Consejo de Vado y en varias intrigas exitosas a los largo de la Costa de la Espada. Si había alguien que había marcado el destino de Corwin esa era Nica, tanto como Andriuth o la propia Araida Patson. El cuerpo se mantenía incorrupto y estaba vestido con la armadura que había portado en vida.

Sin esperar más, Corwin recogió con delicadeza el cadáver de la guerrera y subió hasta sus antiguas habitaciones como Consejero de Comercio. Una vez allí lo depositó sobre su lecho y lo cubrió con una de sus antiguas capas negras.

El guerrero se despojó de sus armas y la capa que encontró en el tesoro de Proust y salió, cubierto por su armadura negra y plata al pasillo del palació.

-"Sargento!".- gritó. "Llamad a Walter a mi presencia!"

En menos de diez minutos, el sargento de guardia regresó con el mayordomo del palacio.

-"Lord Corwin".- saludó Walter, comenzando una de sus pomposas reverencias.

-"Detente Walter, nada ha cambiado entre nosotros. Deja el tratamiento formal para cuando estemos en presencia del resto de los ciudadanos".- y mientras decía estas palabras sostuvo al anciano por los hombros, ayudándole a levantarse.

-"Bien Corwin... tus habitaciones están preparadas, pero si me permites, deberías ocupar las de Proust cuanto antes. Son las que te corresponden como Gobernador de la ciudad."

-"Lo sé, lo sé amigo. Pero no me acostumbro. Cuando todos los consejeros estén nombrados y vivan en el Palacio será el momento de hacerlo."

Walter asintió en silencio.

-"Antes de hablar de como ves tu la ciudad en estos momentos, quiero que hagas varias cosas por mi. Ya tengo decidido que Indreth Luna Alta y Sir Arthur de la Magne formen parte del Consejo. Ambos se alojarán de inmediato, cuando pueda hablar con ellos, en el palacio.".- mientras hablaba Corwin destapó el cuerpo de Nica, reconocible por la armadura que la identificaba como la Comandante del ejército de Vado de la Daga.

-"Por todos los dioses, Corwin... la consejera Nica. ¿Donde estaba?"

-"En los sótanos de este palacio. Gracias a Tymora esos sucios orcos no profanaron su cadáver. El general orco que lideraba las fuerzas de Fuerte Liam lo envió a la ciudad cuando asumió el mando. Coge ocho soldados, Walter, y llévala al templo de Tymora. Dale de mi parte estas 5000 mo al sacerdote encargado del lugar y que custodien el cuerpo de Nica hasta que ordene otra cosa."

Quince minutos después, cuando Corwin eligió los vinos con los que almorzaría al día siguiente, Walter abandonó las habitaciones del guerrero llevándose el cadáver de Nica el lugar donde descansaría hasta su funeral. Corwin se despojó de la armadura y se tumbó, vestido, sobre la cama. Hacía días que no descansaba en condiciones y nada más hacerlo cayó sumido en un profundo sueño.

El sueño de la muerte, sin visiones que perturben el descanso.[/i:ef0534247a]

Dilvish

29/03/2007 11:10:08

[i:7fb4c22fbd]Willhem, nuevo Cosejero de Relaciones Externas de la ciudad de Vado de la Daga.

Durante la campaña de Fuerte Liam y Gilliam, Corwin había aprendido a confiar en el silencioso monje que le presentó Sabbath. Estuvo a su lado en varios combates y en no menos negociaciones. Y siempre había estado en un completo autocontrol, tanto de sus puños como de su lengua.

Los dos se encontraron en el Salón del Trono. Corwin se sentaba en las gradas, pues se sentía mas cómodo que en los vaciós asientos del Consejo.

Willhem, como había demostrado durante la guerra, era un aventurero reconocido en la Costa de la Espada. La ciudad necesitaba quien la representase fuera de sus murallas. Un rostro conocido y a quien los demás gobernantes pudieran acudir para inicar las relaciones diplómaticas. Pero además de todo eso tenia que reunir dos condiciones más: la confianza del Gobernador y la habilidad suficiente para regresar con vida, en caso de que una nación rival decidiera que su muerte era la mejor declaración de intenciones hacia Vado.

Y Will sin duda era difícil de matar.

El monje había aceptado. Su primera misión sería sondear la actitud de los elfos de Weldazh hacia las actividades de Vado de la Daga. Corwin esperaba noticias.[/i:7fb4c22fbd]

Arxaon

29/03/2007 15:12:06

Llegué a Palacio. Sabía que Corwin había llegado de su largo viaje hacía unos días, pero no había tenido ocasión de hablar con él.

Allí lo encontré, sentado en un banco. Al principio dudé si era él, pero enseguida me saludó y me sacó de cualquier duda. Se le veía cansado del viaje, pero al parecer no podría descansar mucho, pues aún quedaba mucho para que la ciudad recobrara todo su esplendor.

Me preguntó sobre lo que opinaba de las demás ciudades, qué pensarían de lo ocurrido. Le dije lo que pensaba... y entonces sonrió. Dijo que la ciudad necesitaría a gente de confianza que uniera su destino a la misma. "Gente como tú" dijo. "La ciudad necesita un embajador, un consejero de relaciones externas". Por supuesto, acepté. Algunos pensarán que lo hice por ser un puesto importante... o por poder, pero eso no es lo más importante. Seguiré siendo el mismo, pero podré ayudar de más cerca y con más efectividad a todos aquellos que lucharon junto a Corwin para devolver la ciudad a lo que era, o quién sabe, a algo mejor. Esa gente con la que compartí tantas experiencias. Antiguos y nuevos amigos.

Sin duda voy a hacerlo lo mejor que pueda. Espero que sea suficiente. Que haya pensado en mí para este cargo me ha hecho sentir bien.

Dilvish

30/03/2007 16:32:54

[i:3a3689d0c1]Vado ya tenía un arcano.

Una de las antiguas quejas de Corwin respecto al antiguo Consejo fue la falta de un arcano entre sus miembros. Con sus poderes y sentidos privilegiados quizá hubiera sido capaz, no ya de impedir "La Maldición de la Piedra Negra" como ya la llamaban los bardos, pero quizá si de sentir su presencia para poder actuar antes de que la ciudad estuviera perdida.

Corwin siempre se quedaría con la duda. Cuando Farben desapareció de la ciudad él propuso a Proust el nombramiento de un arcano, pero el antiguo Gobernador se negó.

Luntor lo haría bien, no en Vano había sido el único capaz de derrotar a la semidragona verde Vala. Durante la campaña le había demostrado fidelidad y buen juicio... además eso estrecharía los lazos de la ciudad con el Cónclave del Intelecto, algo sin duda necesario.

Corwin salió de la biblioteca, dejando a Luntor y a Farben en ella. El pequeño volvía a ocupar un asiento en el Consejo. No podía ser de otro modo.[/i:3a3689d0c1]

Farben

01/04/2007 22:27:08

Tras la cantidad de emociones que pasaron por su mente al oir que se considerase nombrado Consejero de nuevo, Farben tardó unos instantes en contestar, quedándose con la boca abierta ante Corwin, Luntor y esa especie de gigante raro, rojo y enorme que iba con el mago y que parecía ser el guardaespaldas del mago. Corwin sonrió, conocedor del mediano se retiró a tratar ciertos asuntos relacionados con su cargo, dejando al mediano con el arcano y su guardaespaldas.

Cuando Corwin salía por la puerta, Farben consiguió esbozar una sonrisa de felicidad: tiempos atrás, labores junto a Torm habían requerido que dejase de forma inmediata y fulminante su consejería de Vado en la primera sesión del Consejo y ante la atónita mirada de todos dejó todo lo que lo identificaba como consejero encima de la mesa y desapareció ante sus narices. Siempre pensó que todos estarían resentidos por dejar el cargo estando recién nombrado, pero parecía que no. Y esto se lo demostraba. Cierto es que ambos se conocían desde hace años, desde los tiempos de la Llama Aventurera, en los que Corwin se dedicaba al comercio entre ciudades, pero aún así, no se esperaba eso.

Se quedó mudo, pues él sólo iba a leer un rato a la biblioteca del palacio, costumbre que le pegó Paskinel cuando se dedicaba a recopilar libros para hacer una en Tirodarco; era un lugar al que Walter le dejaba pasar siempre que no le viese nadie, ésa era la condición. Farben tenía demasiados escrúpulos como para colarse sin permiso y sin una buena razón en un palacio, y menos en su amado Vado. Mira por dónde, aquel día su vida daría un giro como ya lo dió hace mucho, cuando volvió del 8º Infierno y de la propia muerte para reparar todo el daño que hizo en el pasado. Todos estos pensamientos y muchos otros se agolparon en la mente del mediano, que, tras reponerse y ver que sus piernas dejaban de temblar, se dedicó a charlar con el nuevo Archimago, que le enseñó la biblioteca del Cónclave del Intelecto, para satisfacción de la curiosidad del mediano