Artanis

25/03/2007 00:28:04

Una figura ataviada de rojo y blanco con el símbolo de los Escuderos de la Orden del Fénix caminaba hacia el Castillo del Vado de la Daga. Cargaba con unas cuantas bolsas que parecían estar llenas hasta arriba de algo.

Cuando entró, contempló el majestuoso edificio, ya que nunca lo había visto desde dentro; pero no se detuvo mucho tiempo, su visita al castillo tenía otro fin que nada tenía que ver con el turismo.

me gustaría hacer una pequeña... contribución monetaria para paliar los efectos de la reciente guerra que ha azotado esta ciudad. ¿Podría indicarme con quién debería hablar?

El guardia asintió y le guió a través de los múltiples corredores. Tras una larga caminata, al final llegaron a las puertas de una sala.

-Espere aquí un segundo, por favor. - El guardia entró en la sala y, tras unos segundos, le indicó que podía entrar. Asgarius asintió a modo de agradecimiento y entró en la sala.

Dentro de la sala le esperaba el tesorero de Vado. Éste recibió a Asgarius con un fuerte estrechón de manos, tras lo cual ambos tomaron asiento.

-Bien, señor Asgarius, me han dicho que viene con la buena intención de ayudar a nuestra ciudad en estos tiempos duros. ¿Hay algún campo en concreto al que le gustaría que vuestra donación fuera destinada?

Asgarius asintió. -El hambre y los desamparados abundan demasiado ahora que la guerra ha terminado. Aunque hemos logrado librar la ciudad de un mal descomunal, su paso por aquí ha dejado heridas que han de ser sanadas. Me gustaría que mi pequeña contribución fuera destinada a aquellos que apenas tienen medios para sobrevivir por sí solos: mendigos, gentes sin techo...

El tesorero asintió sonriente. -Y bien, señor, ¿de cuánto va a ser vuestra donación? ¿1.000 piezas de oro? ¿2.000 tal vez?

Asgarius cogió todas sus bolsas y las posó sobre la mesa de madera maciza del tesorero. El sonido de éstas al golpear la mesa retumbaron por toda la sala. Después las abrió y algo relucía dentro con gran intensidad: estaban repletas hasta arriba de monedas de oro.

-300.000 monedas señor, prácticamente todo lo que tengo.

El tesorero se quedó estupefacto ante la cantidad de oro que aquel jóven había depositado en la mesa. No era algo común ni mucho menos que alguien diera tal cantidad de oro desinteresadamente por una buena causa.

Bueno... también me gustaría dejarles esto, seguro que podrán conseguir una buena cantidad de oro por ello también.

A lo ya ofrecido, Asgarius añadió unas botas y unos guantes, ambos mágicos imbuidos por poderosa magia.

-Vaya señor Asgarius... la ciudad de Vado se lo agradece sobremanera, no todos los días se ven donaciones como ésta. - Dijo el tesorero.

-Ese es el mandato de mi dios señor, no me lo agradezca, es mi deber. Os ruego que el oro que le he dado sea destinado para el sector que he mencionado, en mi opinión es el que más lo necesita hoy en día. - Replicó Asgarius.

-Por supuesto señor, así se hará, faltaría más.

Tras esto ambos se levantaron de sus respectivos asientos y se estrecharon de nuevo las manos. Acto seguido Asgarius salió del castillo sin ninguna bolsa a su espalda, pero con una amplia sonrisa en su rostro: había puesto su grano de arena (o un gran ladrillo) para el restablecimiento de Vado.

//Cuando me pilléis dentro me quitáis el oro y un par de objetos que he donado :P