Dilvish

09/07/2007 12:57:33

[i:8788c88d05]La reconstrucción de la ciudad avanzaba a marchas forzadas.

El gobernador cabalgaba a lomos de Gonomín, observando el trabajo de los obreros reparando las murallas y de los soldados desmontando las defensas auxiliares, montadas solo para la batalla.

Una de las ventajas, quizá la única, de las frecuentes ausencias de Corwin era que los miembros del Consejo de Vado de la Daga eran capaces de gestionar la ciudad en solitario, centrándose cada uno en su área de responsabilidad.

Corwin avanzó en dirección sur, tomando el Camino del Comercio. Hacía meses que no salía de la ciudad y la sensación del aire revolviendo su cabello y revitalizando su pálido rostro era algo que no vivía desde hacía mucho tiempo.

-"¡Por Tymora!".- pensó. "¡Creo que esta ciudad esta sorbiendo literalmente mi vida!"

Corwin soltó las riendas, para que su corcel negro decidiera el lugar de la escapada. Gonomín se desvió del camino hacia unas praderas al sur de la ciudad, conocerdor quizá de los buenos pastos que por alli abundaban.

En ese momento la vio. Una joven elfa vestida con ropas negras que cubrían sus voluptuosas formas. Sin advertir la presencia del jinete, recogía flores y ramas con una pequeña daga curva plateada, dejándolas en una cesta de mimbre colgada de su cintura.

Corwin se acercó, desmontando. La belleza de la joven elfa le hacía pensar en su tierra, el Valle Profundo. Por un instante, el pensamiento de que quizá era incluso demasiado bella para resultar real intentó abrirse paso por el torrente de emociones que le embargaba. Pero, al final, el embrujo de su hermosura venció la fútil batalla. Si es que en algún momento la hubo.

La joven escuchó por fin los cascos de Gonomín sobre la hierba. Girando sobre si misma regaló a Corwin una sonrisa que hizo que su corazón se detuviese en el tiempo.

-"Lord Corwin... ¡que féliz encuentro en un día soleado!".- dijo.

-"¿Acaso me conoceis? Lamentablemente os encontrais en ventaja frente a mi."

-"Shia es mi nombre, poderoso guerrero. ¿Y quien no conoce a Lord Corwin de Vado de la Daga, en esta zona de la Costa de la Espada?".- añadió la joven elfa acercándose.

Corwin vió con deleite como Shia caminaba hacia él. Se movía con fluidez, pero tambien con fuerza. El cesto y la daga descansaban en su cadera, pero eso no restaba gracia a sus andares felinos. La elfa pasó de largo, rozándo con el cabello una de las manos de Corwin, y se detuvo junto a una roca negra, tres metros detrás de Gonomín. Dejando el cesto de mimbre y la daga curva, se giró portando un estoque envainado en cada mano.

-"No solo os conozco, sino que además os esperaba. ¡En guardia gobernador!".- dijo sonriendo, arrojándo uno de los estoques a Corwin.

Corwin atrapó el arma al vuelo y, en un gesto instintivo, la desenvaino al instante. En ese momento recibió a Shia que se había lanzado con la pierna flexionada en una estocada de fondo. El humano detuvo la fina hoja sin filo, pero no por ello menos equilibrada, y respondió sin mucho ímpetu. La respuesta de Shia triplicó la velocidad del primer ataque, sorprendiendo a Corwin y haciéndole variar su concepto inicial.

El gobernador no gustaba de pelear con mujeres, aunque Vala, su mayor rival hasta entonces, Indreth Luna Alta o Cora Lyonall, se habían encargado de demostrarle el poder de una auténtica guerrera. Aún sabiendo que las armas de entrenamiento en rara ocasión son capaces de matar, Corwin se encontró metido dentro del combate, con la misma sensación de pelear por la propia vida. Y distrufando de ello, además.

El combate duró largo tiempo, hasta que desequilibrada por un ataque de Corwin a la cadera, Shia perdió pie y con una pirueta esquivó la siguiente estocada con un salto mortal hacia delante. El movimiento sin embargo, fue previsto por el humano, que trabó su hoja al caer arrojándola al cielo. Desarmada, Shía se giró, desafiante a pocos centímetos del cuerpo de Corwin que recogió su hoja al vuelo con la mano izquierda.

Corwin la miró fijamente a los ojos. Y en ellos vió brillar un fuego interior desconocido, pero que le atraía como un faro al capitán en medio de la mayor de las tempestades. Sin pensar mas, sus labios buscaron los de la joven, encontrándolos. Los dos estoques cayeron al suelo, sobre la hierba.

Ignoro que le ocurrió al cansado gobernador en las siguientes dos horas, aunque sí puedo imaginarlo. Pero este Narrador, quizá por decoro, quizá por respetar el descanso del guerrero, decidió apartar la vista hacia otro lugar de la Costa de la Espada.[/i:8788c88d05]

Dilvish

10/07/2007 12:55:40

[i:e9647014bf]El sol brillaba sobre las murallas de Vado de la Daga, una deckhana después del encuentro con Shia.

Corwin se levantó antes del amanecer y salió a pasear por las murallas. Hacía tiempo que no se sentía tan vivo... casi como el joven mercenario que desembarcó en Puerto Calim hace tantos años, cargado de deseos y de imprudencias.

La guardia era escasa. Los batidores de Paskinel hacían casi imposible el avance de una fuerza importante sin ser advertida... y si se empleaban medios mágicos, ¿acaso unos cuantos hombres mas en las murallas marcarían la diferencia?

De repente una explosión de luz ilumió la espalda de Corwin. Este se giró con rápidez, con la mano en la empuñadura de Aradanail.

Shia, desarmada y vestida con una túnica negra, le miraba con una sonrisa. A su lado, vestido con una curiosa armadura de escamas de dragón negro, un niño de unos 5 años miraba fijamente al gobernador.

-"Shia.".- saludó Corwin. "Te he buscado estos últimos días. He estado pensando en ti..."

Una brutal carcajada interrumpió el discurso de Corwin, haciendo desaparecer de golpe los buenos recuerdos vividos con la elfa. Algo había cambiado. Parecía más alta, más poderosa, más segura de si misma. Era algo casi imperceptible, pero ese sentimiento existía.

-"¡Y más que vas a pensar, humano!".- respondió Shia recuperando la compostura. La elfa, de cabello negro como ala de cuervo, bajó la vista hacia el niño.

-"Hijo mío... este es Lord Corwin de Vado de la Daga, antes Coronel del Ejército de Liberación, antes Consejero de Comercio de Vado de la Daga y antes incluso comerciante y mercenario... ¡el guerrero que derroto a Vala Sketoth! ¡Tu padre y tu mayor enemigo!"

-"Os saludo padre...".- dijo con voz aguda el pequeño, asintiendo con respeto hacia Corwin.

Corwin miró a Shia con incredulidad y luego posó los ojos en su supuesto "hijo". Con incredulidad advirtió en ese momento que lo que había tomado por una pequeña armadura de dragón no era tal... era la propia piel del niño, similar a la de un dragón negro con forma humana. La repercusión de tales hechos, cayó sobre Corwin como una losa sobre una tumba, destrozando cualquier iniciativa que el gobernador tuviera en mente en ese momento.

-"No puede ser... Shia, hace tan sólo una deckhana..."

-"Estúpido humano, no todos los planos están gobernados por las mismas normas... alguien de tu poder debería conocerlo. Hijo, despídete de tu padre... ¡la próxima vez que le veas, te sentarás en su trono!".- dijo ella.

El niño miró a Corwin con maldad. Sus pequeños cuernos invertidos se movieron siguiendo a sus ojos cuando posó su mirada en Aradanail.

-"¿Y podré llevar esa espada madre?.- preguntó, con su voz de niño humano, extrañamente incoherente en el cuerpo de un pequeño dragón bípedo.

Otra explosión de luz cegadora hizo que Corwin se cubriera los ojos con la capa. Cuando volvió a mirar, estaba solo en las murallas. Varios soldados se acercaron con las armas preparadas en auxilio de su señor.

-"Tymora... ¿que he hecho?".- dijo en un susurro el gobernador.[/i:e9647014bf]