lachean

08/09/2007 12:56:40

Ya hace varias semanas del encuentro con el podoroso semidragón conocido como El Usurpador. Las heridas han cicatrizado bién gracias a los cuidados recibidos en la ciudad pero me resulta dificil valerme sin las manos, cuanto mas cuando han sido instrumentos muy valiosos para mí.

He oido que muchos han sucumbido ante la brutalidad del semidragon y no parece que nadie pueda hacerle frente y parar su cruzada de muerte. Al menos la ciudad se haya segura..por el momento.

He tomado el navío hacia Baldur, con idea de hacer una visita al Brazo de los Justos. Quizás los paladines sepan de alguien con el suficiente poder divino para poder sanar mis heridas y la de los demás caídos en el combate.

Cual ha sido mi sorpresa al encontrarme en la sede de los paladines con Pas. Cuanto le echamos de menos en nuestro encuentro con la lagartija!! Me cuenta que el motivo de su visita, entre otros asuntos, era precisamente la búsqueda de un clérigo. Una joven le acompaña. Una aspirante a ingresar el los Batidores.No se. Ultimamente desconfío de todos los recien llegados....

La fortuna parece sonreirnos...Hay una mujer, llamada Lomoniak o por lo menos creo recordar, que quizás sea el clérigo que buscamos. Pero aún tendremos que retrasar el momento de charlar con ella y exponerle el problema. Partió hace unos días y aún no ha regresado...

Decido quedarme en el Brazo a esperar que llegue la mujer. Viajar para mí se ha convertido en algo peligroso. Aun puedo conjurar algunos hechizos, pero no quiero tentar a la suerte.

Pas y la joven marchan hacia Vado para buscar a Mer y Jame. Ver al arquero me reconforta; su imparcialidad, su forma de enfocar los asuntos, las largas charlas con las que pasamos las horas y horas junto a una hoguera..

Ahora que nuevamente se marcha solo me queda una cosa por hacer: esperar...

*Pensamientos de Ohr*

lachean

09/09/2007 15:57:54

Los días pasan lentamente...y nada se sabe de la clérigo. Por las mañanas aprovecho para ir a la cercana ciudad de Baldur y curiosear por sus mercados. Puedes encontrar cosas muy curiosas en esos tenderetes. Como a Paskinel y Mer.!¿Que harán por aquí?

Ambos compraban provisiones para marchar hacia Vado y decido ir con ellos en dicho viaje. Aquí, la espera se me hace interminable. Sé que el camino está plagado de peligros, incluso dragones se han visto en los valles, pero nada he de temer con los Batidores. Ademas, siempre puedo lanzar algún conjuro...

No ceso de mirar hacia las colinas buscando la silueta alada del semidragón...En uno de los campamentos que montamos, y mientras reponemos fuerzas, una figura se acerca. Demasiado familiar..Will!! Hacia tiempo que no veía al monje. También se dirige a Vado así que se une a nosotros...Sé que debe de ser una molestia caminar a nuestro paso, pero jamás le he oido una palabra de queja por nuestra lentitud!

Tras varias jornadas de viaje divisamos las murallas de la ciudad. Y sentada junto a un árbol a una joven, la cual compartirá con nosotros mucho de lo que voy a contar. Uralia se hace llamar, pero ya os contaré mas acerca de ella en otro momento.

Como es habitual, nos refugiamos en una taberna a comer y beber junto a una buena chimenea. Estamos completamente empapados pues una fuerte tormenta nos alcanzó la pasada noche. Entre copas y trozos de carnes, los temas de conversación se suceden, pero no deja de sorprenderme la sabiduría de Uralia en lo referente a dragones...Hasta Pas parece fascinado con ella.

Pasamos la noche entre risas e historias pasadas. Al amanecer, y con pocas horas de sueño, nos volvemos a poner en marcha. Debemos volver a Baldur por si la mujer ha llegado. Buscamos a Jame por la ciudad antes de partir, pero el oficial de la puerta nos dice que partió hace unos días, seguramente con el mismo propósito que nosotros. Espero que el grandullón esté bien...pensé.

Lo siguiente que te voy a contar es de las cosas mas extraordinarias que jamás me han ocurrido. Llegamos al Brazo y nos informan de que la clérigo tiene previsto llegar ese día de su viaje. Estoy un poco nervioso. Pas me ha dicho que no hay mucho clérigos en el continente capaces de conseguir la sanación de miembros. Espero que ella sea una de ellas...

Esperamos a las afueras del edificio..y ella apareció. Al principio reticente de revelar su identidad, ya que, segun despues nos explicó, hay mercenarios que la buscan. Entramos en el edificio y nos dirigimos al templo...Le explico lo ocurrido con La Lagartija..perdón, con el Usurpador, y su rostro se torna en preocupación.

Su espíritu es pura paz. Aunque no pueda regenerar mis manos, el solo hecho de estar junto a ella me reconforta...Todo está preparado. Pas, Mer, Uralia y Fadel, sí Fadel, una joven aspirante a ingresar en los Batidores, se encuentran en el templo. La clérigo les advierte del peligro de lo que va a intentar realizar y que permanezcan atentos por si algún ser de otro plano intenta aprovechar la energía que va a desencadenar para acceder a nuestro plano.

Metí mis muñones en aquel pequeño estanque de agua, sumergiéndolos durante unos minutos. Después me acerqué a la mujer, la cual puso sus manos sobre mis cercenados miembros y comenzó a recitar unos salmos. La energía fluía de ella hacia mí, a través de sus manos.

El proceso fue largo. Primero noté una quemazón interior y picaba como si estuviera cauterizando una herida. A los minutos aparecieron unas prominencias de carne sin forma, mientras ella no cesaba de orar y pedir el favor de su Dios. Poco a poco, los apéndices salidos en mis muñones fueron tomando forma. No daba crédito a lo que estaba presenciando. No sentía apenas dolor, ya que ella lo aliviaba con sus salmos.

Podía ver como la joven cada vez estaba mas débil. El proceso la estaba dejando agotada, pero no cesaba en sus oraciones. Finalmente, se hizo el silencio. Habia conseguido el milagro. Aquella masa de carne que fue apareciendo sobre mis muñones se habia transformado en unas manos. Aun carentes de movilidad, pero eran unas manos!!!

De repente, la mujer cayó, exhausta, agotada...Canalizar tal cantidad de poder a traves de su cuerpo no debe de ser tarea sencilla. Por fortuna tan solo se desvanecío durante unos instantes, recuperando a los pocos minutos el color de sus mejillas. Cuando recuperó el aliento, y con dulce voz, me dijo que tardaría un tiempo en recuperar la movilidad de mis manos, pero que todo habia salido bien. Su Dios tuvo a bien concederme su auxilio. Jamás podré agradecer lo suficiente lo que la señorita Lomoniak ha conseguido hacer....

Y eso es todo. Mas o menos así fue como sucedió, viejo amigo..Ja,ja..Espero que mi historia no te haya aburrido en exceso.*Echa un tronco a la hoguera*

*Historias de Ohr junto a un amigo una noche descansando en un campamento*