likazu

16/10/2008 15:21:19

[size=18:f26a4a8d92]LA MARCHA DE KARAM

[i:f26a4a8d92]Años han pasado desde que Karam volvió a Calimport a reencontrarse con un viejo amigo, Abd. Para Karam, Abd es como su hermano. Y aunque le duela partir, le deja algunas pertenencias que no usará en su viaje, y otras se las vende para sacar dinero para los víveres, y lo que pueda hacerle falta.

Hace una gran despedida, despedir a un hermano para buscarse el porvenir. Aunque a Karam le daba lástima tener que irse, tuvo que hacerlo, notaba que su fé decaía, su dios le seguía otorgando sus dones, y aunque Karam le satisfacía, debía buscar alguna forma de agrandar su fe con ''Él''.

Se propuso ir hasta Sundabar, aunque sin rumbo fijo, tal vez cambiara de opinión mientras viajaba. Recogió los víveres y las pertenencias que le harían falta para el viaje, las cargo en el caballo, en una fría noche desértica, montó en su caballo se envolvió en su capa y galopó rumbo a la Marca árgentea.

Quería hacer un viaje largo, no por ver el territorio de la marca, sino para honrar con sus riquezas a su deidad.
Cada noche, buscaba un sitio apartado, lejos de todo peligro y lejos de todo curioso. Sitios oscuros preferiblemente.
Oraba a su dios, y enterraba un saco de monedas de cobre y alguna que otra gema en cada sitio que paraba a descansar.

Tuvo que dormir en posadas, o a la interperie, pero eso no era problema, la fe debería ser recobrada, en todo su esplendor, necesitaba que su dios tuviera los ojos puestos en él, quería que le favoreciera más aún de lo que era. Quería saber que era alguien importante para él.

Cuando tenía la suerte de encontrarse a alguien, intentaba pedirle indicaciones y cuando se despistaba, le metía la mano en algun lugar de sus ropas sacando siempre algo de beneficio, unas cuantas monedas, o alguna joya. Todo lo que fuera capaz para honrarle. Pero siempre como él mandaba, no robes por robar, roba lo necesario, vital y lo de mucho valor.

Poco a poco pasó puerta de Baldur, tal vez al llegar a la Marca encontraría soluciones a su pasado. Tal vez encontrará a su madre, pero ni el mismo lo sabía. O tal vez se diera la vuelta apesadumbrado...Eso lo depararía el destino.[/i:f26a4a8d92]

likazu

29/11/2008 06:48:03



[i:5bc2dcc976]Karam llegó a Sundabar, pasó varios días cobijado en una taberna de aspecto pobre, aunque allí sabía que conseguiría
lo que se propusiera, era lugar de espías, mercenarios, ladrones e incluso asesinos.
Por unas pocas monedas e invitando a ese tipo de personas a alguna ronda iba sonsacando información.
Poco a poco, iba ofreciendoles todo lo que había conseguido de los bolsillos de otro, a cambio de información
y una pequeña red de espías a su disposición.

Parecía que esos tipos de aspecto pobre y malolientes no darían resultado, pero las apariencias engañan,
eran buenos, bastante buenos.
Yo me encargaba de seguirlos en las sombras con el fin de vigilarlos.
No es bueno que se vuelvan en contra o cosas peores.
Una noche siniestra, fría y oscura, Karam disfrutaba del espectáculo pobre que daban dos bailarinas vestidas con harapos,
y con el pelo desaliñado.

Bebía sin parar whisky mientras las miraba, a esas alturas ya las veía hasta guapas.
Sacó su pipa tallada por él mismo y empezó a fumar pensando en todo lo que le acontecería.
Un muchacho de apenas unos dieciocho años entro por la puerta, tapado de arriba a abajo.
Se dirigió raudo a la mesa donde Karam fumaba de su pipa y observaba a las bailarinas.
Le dejó una nota encima de la mesa, asintió y sin dar ninguna explicación se fue por donde había venido.
Karam observó la nota confuso pese a la embriaguez que le abarcaba.

La cogió con las dos manos mientras sujetaba la pipa con su boca, la abrió y comenzó a leer.
Uhm, interesante, tienen datos referentes a mi madre, ahá ahá ahá...
Quieren reunirse conmigo mañana a medianoche en el callejón cercano a la taberna. Bien, tendré que estar descansado.
Gruñó, se levanto de la mesa y se fue a las habitaciones, allí tiro la nota a la hoguera y mientras la veía consumirse,
caía en un profundo sueño.

Al día siguiente todo transcurrió como de costumbre, la comilona en la posada, otro espectáculo más pobre aún
que el de la noche anterior, esta vez unos medianos que hacían llamarse bardos...
Poco a poco se fue adentrando la noche, Karam miró por uno de los ventanales, y vió la luna en lo alto
tapada por unas nítidas y oscuras nubes, aún así podía saber que poco faltaba para la medianoche.
Tengo que tener cuidado, mi madre tenía gran reputación entre las filas de Shar, posiblemente ahora esté demasiado bendecida
por sus dones, sea lo que sea me dirán la información y hoy acabará todo.

Subió a la habitación y comenzó a armarse, parecía que Karam iría a la guerra, pues iba armado de arriba a abajo.
Después de colocar todas las armas en sus vainas y en los lugares de la armadura.
Se arrodilló frente a la hoguera de su habitación, emitió un rezo y la sala se llenó de oscuridad.
Empezó a musitar palabras, rezos y más rezos, esta noche no sería una noche normal.
Mi señor estará contento de que acabé con una fiel servidora de Shar.
Sea o no mi madre, será degollada.
Después de rezar disipó la oscuridad de la habitación y totalmente tapado y vestido de negro se dirigió al callejón.

Observó desde una sombra el callejón y comprobó que tres hombres esperaban, dos de ellos los contratados, y otro
que desconocía.
Karam apareció en la espalda de estos, los hombres se sobresaltaron y al comprenderlo asintieron y comenzaron a informar.
Esa mujer que buscas, rige un templo sharita en la ciudad, está oculto, aunque nosotros sabemos su localización.
Es una mujer importante en la ciudad, aparte de regir el templo, la gente prefiere no meterse con ella.
Rumores dicen que de ella brota una inminente oscuridad, como rodeada por un halo nítido de oscuridad.

El templo está en el centro de la ciudad, verás una casa de juegos y prostitución, debajo está la Sede del templo.
Si piensas ir no te será fácil, varios sharitas protegen la entrada. No podemos decirte como será dentro.
-Los tipos callaron y miraron a Karam-

Karam no respondió, llevó su mano al cinturón y recogió tres bolsas de oro, se las tendió a cada uno y en la última
entrega de la bolsa. Una daga fue directa a su cuello dejandola a escasos centímetros de él.
Y ahora, debes morir, decía uno de los tipos que le había dado la información.
Karam en esos escasos segundos de conversación pensó rápidamente el que pasaba, y como se libraría de aquella situación.
(¿Para que me informan de todo si piensan matarme?¿Acaso creen que será tan fácil?)

Karam miró a los tipos y sonrió.
Estos extrañados empezaron a discutir entre ellos y a recriminar a Karam en tono amenazante.
¿De que te ries?¿Acaso no sabes que vas a morir?
Enfadado el tipo que sostenía la daga lanzo una estocada al cuello de Karam.
Pero Karam respondió rápido como una flecha ante tal ataque, rodó por el suelo y desenvainando su cimitarra cercenó la pierna
de su agresor, gritó sin parar mientras iba cayendo al suelo con una extremidad menos.

Los otros dos se quedaron perplejos, desenvainaron sus armas y se lanzaron ambos contra Karam.
Esto es lo que les pasa a los sharitas. -Dijo Karam entre sonrisas-
Emitió un rezo reculando hacia atrás y lanzo una oscuridad, se interno en ella, y para cuando desapareció, tres cadáveres
yacían a sus pies, los dos últimos soltando sangre por infinidad de cortes en sus cuerpos.

Envainó las cimitarras y se cubrió con la capa como si de un vampiro se tratase, y a paso ligero se dirigió a la casa de juegos.
Todo acabaría esta noche. Esta noche esta sede caerá, y será a mis manos.
Al llegar a la casa de juegos, observó la puerta, nadie en el exterior.
Abrió la puerta y se internó, divisando una sala bastante grande y de aspecto lujurioso.
Varias mesas repletas de gente, unos jugaban a los dados, otros a las cartas y otros simplemente bebían.
Al fondo un corredor poco iluminado y un par de encapuchados custodiando una puerta.

Se acercó a la puerta con la cabeza semiagachada, y los guardias dijeron toscamente.
¿Qué haces aquí? Largo, las mesas de juego están a tu espalda.-Dijeron los guardias mientras uno de ellos ponía una mano en el hombro de Karam-
El corredor era largo, y allí no podían verle actuar, además nadie oiría nada, todos estaban demasiado
metidos en el juego y trapicheos como para enterarse.

Me vais a disculpar, pero pienso entrar -Dijo Karam sonriente-
Cuando uno de los guardias fue a abrir la boca para hablar, miro a su abdomen y vió una daga clavada en él, miró a su compañero el cual cerraba los ojos
y caía estrepitosamente al suelo, acto seguido éste también cayó cerrando los ojos para no abrirlos más.
Karam miró la puerta y gruñó, después de todo no sería tan fácil, un cerrojo sellaba la puerta que le permitiría llegar
a la sede. Aunque no era un gran problema.

Karam sacó un matojo de llaves de ladrón y comenzó a probar, hasta que pudo forzarla y abrirla sigilosamente.
Detrás de la puerta todo era distinto a lo que había fuera, pues un largo pasillo que seguía a la izquierda se tornaba
oscuro, demasiado. Karam aprovechó la ocasión para esconderse en las sombras, recorrió el largo pasillo que daba a unas
escaleras de caracol que bajaban hacia abajo, al mísmisimo templo.
Sin alertar a los guardias ni a los fieles sharitas Karam recorrió los lúgubres y oscuros pasillos, se le antojaba
demasiado grande la sede.

Parecía que nunca se acabaría, hasta que al final de uno de los pasillos vió una gran sala, y al fondo del todo
algo parecido a una estatua enorme de aspecto femenino.
Eso tiene que ser, ahi están las respuestas. -Dijo con una sonrisa en la boca-
Miró abajo de la estatua, en la cual se erguía un trono enorme y alguien parecía estar sentado en él, en la sala solo
permanecía esa extraña figura, tal vez la mayor parte de la gente estaba por la ciudad, trapicheando y espíando.

Aunque aún así había bastantes fieles repartidas en las salas anteriores.
Karam se acercó todo lo sigiloso que podía hasta entrar en la gran sala, la cual estaba abarrotada de sillas,
Se colocó detrás de una columna y observó la posición de la extraña figura que había en el trono.
Pudo vislumbrar los rumores que le comentaron, el halo era enorme, ahora podía verlo con claridad,
toda la sala estaba así de oscura por ese halo, y una delgada línea oscura y nítida se comunicaba desde la estatua
hasta el cuerpo de la extraña figura.

Ésta levantó la cabeza y Karam pudo ver el destello de sus ojos, unos ojos rojos que despedían un brillo antinatural.
La figura se levantó y comenzó a hablar.
Ya has venido, te estaba esperando. Sé perfectamente a lo que vienes, por eso he mandado a casi toda mi gente fuera de la
sede. No quería que nos interrumpiesen. Si he de luchar contigo, hijo mio. Lo haré, y si tengo que rebanarte la cabeza,
lo haré en honor a mi gran señora Shar.

Cuando pronunció el nombre de la diosa, la estatua que parecía representarla comenzo a tomar vida.
Has hecho un viaje demasiado largo solo para venir a buscarme, tan solo eres un aprendiz, pequeño.
Comenzó a caminar hasta quedarse a escasos metros de Karam.
Pese a la edad de Karam (entre 30 y 35 años) la madre parecía ser una jovencita, demasiado, tanto que llamó salvajemente
la atención de Karam.

La mujer continuó hablando
Karam, así es como te apode, pensé que podría hacer de ti algo de provecho cuando te enseñé todo lo que te enseñé.
Pero veo que has elegido el camino contrario, y no pareces estar demasiado favorecido por tu dios.

Karam respondió en voz alta, como si ya no le importase quien se enterase.
He venido a matarte, honraré a mi señor con tu muerte, bendecida sharita pues con tu muerte mi señor estará contento
y agradecido, si me recompensa o no no te importa, pues esa es su labor y no la tuya.
Después de tanto tiempo he venido a matarte, y es lo que haré. Destruiré tu sede, y dañaré el costado de tu diosa al matarte
y eliminar esta sede de gran importancia.

La mujer empezó a reir a carcajadas que luego pasó a ser una risa dulce y a la vez maquiavélica.
La estatua que había cobrado vida se colocó detrás de la mujer, y lanzó una mirada a Karam, una oscuridad emergió del suelo,
tentáculos, tentáculos negros de Evard.
Karam saltó gracias a sus reflejos y rodo por el suelo evitandolos, la estatua iba siguiendole con la mirada
y más tentáculos aparecían bajo él mientras los esquivaba.
La mujer reía y reía sin parar y decía repetidas veces.

Eres aún un polluelo, tu dios, esa escoria a la que llamas dios no tiene poder, en cambio mirame a mi, bendecida por shar
cubierta de gloria. ¿Luchamos o piensas seguir esquivando los tentáculos como un inútil?[/i:5bc2dcc976]

likazu

29/11/2008 06:50:28



[color=red:ba49cb0940]Lazos rotos, la fé renovada

Karam lleno de irá lanzó un grito que formó eco en toda la sala.
Mi señor me pone a prueba, y mejor que así sea, le demostraré que solo necesito los poderes que me otorga para acabar contigo
y con tu estatua protectora. ¡¡¡Maldita!!! Karam salió disparado cual flecha desenvainando sus dos cimitarras
cuando estaba escasamente a un metro de la mujer, la cual ni se movía y solo sonreía, lanzó un ataque combinado con las
dos armas.
Cual fue su sorpresa al ver que su madre se quedaba quieta y un brazo enorme de piedra se colocaba frente a ella
protegiendola del golpe.

Karam reculó hacia atrás y esquivó como pudo el contrataque lanzado por la estatua.
Se quedó quieto y comenzo a emitir una oración a voz suelta implorando a su dios uno de sus conjuros divinos.
La estatua lanzó otro ataque con sus brazos hacia Karam mientras este oraba, antes de impactar en él un estruendo enorme
sonó en toda la sala y cuando abrió los ojos para ver el resultado pudo ver su elemental de tierra anciano recien convocado
protegiendole del golpe.

Ahora las cosas cambián, eh madre. -Dijo Karam con tono irritante burlandose de su madre-
Veamos si tu querida Shar puede aguantar mi acometida y mi fe.
Esta vez la mujer no se quedo quieta y comenzó a orar a la vez que Karam lo hacía.
Empezaron a lanzarse implosiones mientras los dos colosos de piedra luchaban en el extremo de la sala.
A ambos no les afectaban las implosiones y empezaron a cambiar de oraciones.

Karam pensó en el momento que oyó a su madre rezar, sea lo que sea no puede ser bueno, no puede ser bueno, no.
Tengo que hacer algo, rápido. Empezó a orar mientras observo al fondo de la sala detrás de donde estaba antes la estatua,
pudo divisar la entrada a algo parecido a una caverna, se quedó extrañado mientras lanzo el rezo y unas gotas ácidas empezaron
a caer en la sala, cada vez más abundantes, empezaron a formar charcos ácidos, relámpagos azotaban la parte de la zona
en la que luchaban los dos creyentes, mientras la madre reía y lanzaba su oración, una oración demasiado rara y confusa.
Un rayo fue directo a la mujer pero algo lo paró y lo desvío.

Karam extrañado empezó a orar, excitado y nervioso a la vez, tres oraciones sencillas y rápidas.
Tres barreras de cuchillas rodearon a la mujer en forma de U pero esto no la desconcentro y siguió con su oración.
Si termina la oración, seguramente todo se acabará. -Pensó Karam-
Karam se puso a orar y se acelero para que sus oraciones fueran aún más rápidas.
Oró y oró sin parar, protegiendose con todo tipo de sortilegios divinos, mientras la madre seguía con la terrible oración
resquebrajando la fortaleza de Karam, el cual reculó varios metros atrás sin saber que hacer.

La madre se giró hacia la entrada de aquella extraña caverna sin dejar de orar, dando la espalda a su hijo el cual parecía no
tener nada que hacer.
Una voz extraña surgió en la sala a la vez que la mujer oraba.
Una voz dulce, siseante pero a la vez tenebrosa y cruel.
¡¡¡TÚ Y TU ESTúPIDO DIOS ESTAIS ACABADOS!!!-Dijo la voz entre carcajadas-

La mujer terminó el rezo cuando las extrañas palabras que retumbaron en la sala acabaron, y alzó las manos sin dejar de mirar
la caverna.
Los colosos de piedra pararon de combatir, ambos estaban en el otro extremo de la gran sala, casi destruidos por los golpes
recibidos, la sala a su alrededor estaba destruida y con bastantes escombros amontonados cerca de ellos.

Todo se quedó en silencio, algo parecía acercarse, algo nada bueno.
Derrepente el suelo temblo, las paredes vibraron y un rugido estremecedor que provenía de la caverna atemorizó a Karam.
Un dragón, un dragón -Pensaba sin parar mientras intentaba reaccionar-.
La mujer se apartó y se colocó cerca de la entrada de la caverna, de la cual silueta enorme y oscura emergía de ella
a la vez que el suelo temblaba y sus rugidos aumentaban.

Ahora preparate para conocer mi mayor bendición, entregada por shar.-Dijo la madre, acto seguido rió a carcajadas-
No te tengo miedo, mi dios es más poderoso que la furcia a la que sirves. No te servirá de nada -Dijo Karam a pesar de que
creía que todo estaría perdido.-

Mientras la gran sombra se acercaba por la caverna Karam se quedó pensativo intentando averiguar la forma de como salir
de esa situación.
(Mi señor, mi señor, ayudame, debo matar a esa maldita sharita, herir el costado de la furcia Shar y para ello te necesito.)
¡¡¡AYUDAME AYUDAME MI SEÑOR!!! -Gritó Karam desesperado mientras una cabeza dracónica asomaba ya por la entrada de la caverna-
Un dragón de la sombra, comenzaba a salir del agujero y se internaba en la sala rugiendo sin parar mientras todo se cernía en
una completa oscuridad.

Karam oró con el poco tiempo que tuvo visión verdadera para poder ver lo que había a su alrededor.
Pudo observar como el dragón lanzaba uno de sus hálitos sobre los dos colosos de piedra y estos se quedaban sin vida.
Después fijo su atención en Karam y se zambulló contra él.

Karam corrió sin esperanza alguna mientras oía a su madre reír al fondo de la sala, corrió y corrió mientras el dragón destruía
gran parte de la sala, se colocó detrás de una enorme columna en una esquina de la sala, el dragón la derribó y esta empezó a caer
junto con numerosos escombros, hiriendo y dejando acorralado a Karam.

¡¡¡MI SEÑOR AYUDAME!!! -Gritó con agonía mientras las fauces del dragón se dirigían al acorralado cuerpo para darle el golpe final-
A escasamente un metro del cuerpo de Karam el dragón frenó y una voz en la mente de Karam resonó.
Estoy contigo -Dijo la voz-
El dragón de las sombras se incorporó y giró todo su descomunal cuerpo buscando a la mujer.

¿Qué?¡¡¡¿Qué haces?!!! Mátalo, ¡¡¡mátalo vamos!!! -Decía la mujer entre ahogados gritos-
El dragón comenzó a caminar a paso lento hacia ella mientras ésta gritaba implorando a Shar que le ayudara.
Sus súplicas no fueron escuchadas, el dragón se iba acercando a ella poco a poco y esta reculó hasta chocar de espaldas contra
la pared y dejarse caer al suelo tapandose la cara para no ver el final.
¡¡¡SHAR!!!¡¡¡MI SEÑORA AYUDAME!!!-Gritaba-

El dragón llegó hasta ella y extendió sus fauces hasta su cuerpo. Karam observaba la situación mientras intentaba salir
del cúmulo de escombros que había a su alrededor, algo le llamó la atención, el halo negro que imbuía a la figura de su madre
había desaparecido, y ahora solo la oscuridad brotaba del dragón, aunque ya podía ver la sala normalmente con la poca iluminación
de las antorchas de ésta.
Posó su vista de nuevo en el dragón y en su madre.

El dragón agarró con sus fauces las piernas de la mujer, la alzó por los aires mientras ésta gritaba de dolor. Karam se había
librado de el cúmulo de escombros,se dirigió lentamente sangrando y malherido, hacia el dragón y su madre.
El dragón se giró con el cuerpo de la mujer que colgaba de sus fauces agarrada por las piernas, miró a Karam y lanzó el cuerpo
a sus pies.
La mujer cayó a su lado, de sus extremidades chorreaba abundante sangre tiñendo el suelo de rojo.
Y con una voz ahogada empezó a pedir piedad a Karam.

Hijo mio, por favor, no lo hagas, por favor, no lo hagas, te cubriré de poder, haré que Shar te bendiga a ti también,
solo si le prometes a ella que la servirás fielmente. Te haré alguien importante.
Por favor hijo no lo hagas. -Decía su madre-

Karam se arrodilló frente a su madre, malherido aunque sonriente.
Es tu hora, tu morirás, y la furcia de shar ha perdido una batalla.
Y te lo dije, te degollaría.-Dijo Karam con un brillo en los ojos que parecía fuego-
Con la cimitarra en la mano, imploró una oración.
Mi señor aquí va una fiel sirvienta de shar, en tu honor, este sacrificio es para honrarte, gracias por tu ayuda.
-Oraba con los ojos cerrados mientras tendía la cimtiarra sobre la cabeza de su madre-

¡¡¡NOOO, NOOO, NOOO!!! -Gritó su madre antes de que la cimitarra cercenara medio cuello y ahogara su voz.-
Karam se levantó observando su cimitarra, su color estaba cambiando, la hoja se estaba volviendo negra y desprendía una luz oscura, una cimitarra realmente fúnebre.
Aún así hizo caso omiso a esta y la guardó en su vaina de su cinturón.

Miró al dragón el cual parecía sonreir frente a la muerte de la sharita y se quedó expectante observandolo.
El dragón se giró dandole la espalda y comenzó a caminar hacia la caverna diciendo unas palabras.
Buen trabajo, ahora sella esta entrada para que ningún sharita vuelva aquí.
-Dijo mientras parecía ir riendose hacia el interior de los túneles de aquella caverna.-

Karam oró una última vez a su dios, haciendo que le diera el poder de curar las heridas graves y poder salir de aquel lugar.
Volvió por donde había venido oculto en las sombras, pudo ver como la multitud de sharitas se agolpaban en los corredores
y salas de la sede.

Llegó hasta las escaleras de caracol, allí no había nadie, solo le quedaba una cosa que hacer, hundir la sede y con ella
dentro a todos los malditos sharitas.
Se coloco en la mitad de las escaleras, lanzó una última oración, que hizo que el pasillo que vislumbraba y la parte
inferior de la escalera se derrumbaran y quedara sellada.

Subió por el último tramo de escaleras, aunque fuera el último tramo, era bastante largo ya que la sede
estaba sumergida a una gran distancia de lo que era la casa de juegos.

Cuando llegó arriba recorrió el largo pasillo hasta llegar a la puerta por la que había accedido, cogió los dos cadáveres
de los dos guardias y los interno en el pasillo, salió de la puerta, la cerró forzandola y rompiendo el cerrojo.
Sin llamar mucho la anteción ya que no mucha gente quedaba en la sala de juegos, excepto borrachos, y prostitutas embaucando
a los últimos jugadores. Aún se hacía latente el escándalo que tenían montado, cantando, bebiendo y demás.

Salió de la casa y encorvado observó como ya era de día, bastante entrada la mañana, tal vez era mediodía, aunque para él
parecía haberse pasado más lento de lo que creía.
Llegó a la posada en la que se hospedaba, subió a la habitación y se dispuso a rezar a su dios.
Cuando terminó se acercó a la cama, dio las gracias a su deidad por la ayuda concebida y pensó.

(Todo ha terminado, volveré al desierto cuando me recupere.)
Se tumbó en la cama y durmió plácidamente.

likazu

29/11/2008 06:53:39

[size=24:ed489bce20]FIN[/size:ed489bce20]

//Mis felicitaciones a los que se lo hayan leído todo. Si queréis darme vuestra opinión mandarme un mensaje privado.
Si los dm's, sm's tienen alguna duda, o algo que quieran corregir también estaré encantado de saberlo :oops:
Avisaré a algún Dm para preguntar si la ha leído, para pedir varias cosillas respecto al rol.

Espero que os haya gustado, terminarla entera me ha costado telita. :wink: