Dilvish

03/04/2010 18:36:54

[size=18:6518ce3f6f]I.

[i:6518ce3f6f]El Narbondel acaba de iluminarse cuando Zhinga dió a luz un varón en el conjunto de cámaras que pertenecían al Maestro de Armas de la Tercera Casa de Menzoberranzan.

La comadrona hizo llorar al pequeño drow y dió el pésame a la madre, tal cual era su costumbre desde hacía varios siglos... ¿que futuro le esperaba al hijo varón de un noble menor y una concubina?, por lo menos si hubiera nacido hembra podría servir a Lloth en Arach Tinilith...

En ese momento, el padre entró en la sala y la comadrona se guardó de realizar comentarios jocosos sobre el sexo del nacido. Incluso pensó en otra cosa, pues al fin y al cabo estaba en la Tercera Casa de la ciudad.

Vestía de negro y rojo, cual era la costumbre de su Casa. Con un movimiento rápido, dejó la capa y el estoque en una silla y cogió al niño de los brazos de su madre.

-"Parece fuerte, Zhinga... me complace. Ahora abandonarás este lugar para no volver mas. He preparado para ti y algunos criados de confianza una vivienda en Duthcloim. Toma...".- dijo el guerrero.

Zhinga sonrió cuando vió el collar de perlas negras que el Maestro de Armas le entregaba como regalo por el nacimiento de su hijo. Cada una de esas perlas valía más que todas las joyas que la antigua prostituta había visto juntas en su vida.

Ella prefería pensar que todo era voluntad de la Madre Tenbrosa, como siempre le decía su amante, pero fue el azar el que la llevó hasta los brazos del Maestro de Armas cuando este se hallaba de juerga en el Braeryn, en compañía de un antiguo camarada de armas.

Bebían solos, enfrascados en una conversación en voz baja, copas del mas caro Del'Armgo disponible acompañado de carne de cangrejo del Donigarten asado. En ese momento un grupo de jóvenes Duskryn entró en la taberna, llevando consigo a dos o tres prostitutas jóvenes recién compradas. Entre ellas estaba Zhinga.

Los jóvenes querían la mesa del Maestro de Armas, y este no quiso entregarla. En su descargo podríamos apuntar que no llevaba insignia alguna, aunque la calidad de sus armas y la precisión con la que desplegó un escudo sombrío mientras desenvainaba el estoque les dió la oportunidad de recapacitar. Si hubieran estado sobrios quiza lo hubieran hecho.

Ratzkin, pues asi se llamaba su compañero de mesa, ni siquiera se levantó de la mesa.

Al terminar, el noble drow pagó por la bebida y por retirar los cadáveres de una manera discreta. Antes de salir se fijó en Zhinga y se la llevó. La joven no se resistió, a pesar de que seguramente la triplicaba en edad.

Tras varios años juntos, Zhinga era feliz. Le amaba, y tener un hijo con el Maestro de Armas le aseguraba una seguridad que nunca antes tuvo.

Aunque eso en Menzoberranzan es el bien mas preciado de todos.[/i:6518ce3f6f]

Dilvish

03/04/2010 19:53:33

[size=18:712df1c934]II.

[i:712df1c934]Ilkar creció fuerte y sobre todo rápido. Aunque no tanto como su padre, o por lo menos eso le recordaba Uss Da're a todas horas desde que tenía uso de razón.

Uss Da're era un veterano de la Campaña contra los duergar, que había perdido el brazo derecho en el servicio de la Tercera Casa. El Maestro de Armas le había empleado como maestro de esgrima de su joven bastardo y este agradecido se empleaba a fondo para desgracia del joven Ilkar.

Vestido con un peto acolchado y armado con un estoque de madera sin guarda en su única mano, golpeaba sin cesar a su pupilo durante tanto tiempo como este era capaz de resistir sin desfallecer.

-"Asi no entrarás en Melee-Magthere... asi no sobrevivirás a una noche en el Braeryn... asi no podrás evitar que los nobles de las casas rivales se rían de ti... asi no...".- le repetía una y otra vez.

Pero peor aún eran los intentos de varios magos de la Tercera Casa, empeñados en que aprendiera los rudimentos de lo que ellos llamaban Arte y que a Ilkar le parecían un cúmulo de frases sin sentido en un idioma que no era capaz de pronunciar.

Cada vez que se quejaba a Zhinga, Ilkar recibía la misma respuesta. "Es la voluntad de tu padre"... y con esa frase se acababa toda conversación al respecto. Vivían bien en Duthcloim, bajo la protección de la Tercera Casa, y eso es algo que Zhinga no estaba dispuesta a cambiar.

Ilkar solo vió al Maestro de Armas tres veces.

Era alto para ser un drow, tanto como los odiados rivvin de la superficie que adoraban a una bola de fuego capaz de cegar con solo mirarla. Vestía con colores oscuros y siempre llevaba un estoque en la cadera y una espada corta curva en la espalda. Sus rasgos se han perdido en la memoria del joven drow, asi como el nombre de su padre o de su Casa no pueden ser pronunciados en Menzoberranzan bajo pena de muerte, pero si recuerda aún sus ojos. Rojos, color común en los drow de baja estofa, pero fríos y duros como el acero bien templado de los duergar. Unos ojos de los que no era posible escapar.

La primera vez que le vió, el Maestro de Armas ocupó el lugar de Uss Da're en sus entrenamientos. Su manco maestro tenía razón, era muy rápido. En unos minutos se dió cuenta de todo lo que le faltaba por aprender y que quería hacerlo. No intercambiaron palabras en aquella ocasión, pero Ilkar pensó que su padre no abandonó la casa de Duthcloim contrariado por las evoluciones de su hijo.

La segunda si hablaron. Le llamó a sus habitaciones en la Tercera Casa e Ilkar acudió de incognito acompañado por el leal Uss Da're. Le sorprendío tanta intriga y sigilo, aunque con el tiempo se dió cuenta de que era para su protección. Los mayores enemigos de un drow son sus rivales dentro de la Casa, y él era un punto débil en las defensas del Maestro de Armas.

-"No quieres aprender el Arte, mas capacidad no te falta... ¿puedo saber porque?".- pregunto su padre con frialdad.

-"Quiero ser como tu padre y entrenarme en el uso de la espada...".- respondió Ilkar en su ignorancia.

El Maestro de Armas sonrió y pronunció tres palabras arcanas. La habitación decorada elegantemente en rojo y negro desapareció a los ojos de Ilkar. Un mar de arena blanca les rodeaba, y una bóveda inmensa de color azul claro les cubría. Era tan amplia que Ilkar fue incapaz de ver el techo. Sintió un leve mareo que intentó combatir por orgullo. Solo la mesa y las sillas en las que se sentaban estaban intactas.

-"Soy mago, hijo mío. ¿No comprendes que el verdadero poder esta en el Arte?... solo así serás superior al resto de los guerreros que te encuentres en tu carrera.".- dijo su padre. Despacio, cansado, se levantó de la silla y le dió la espalda. "Piensa en ello y ahora parte. Uss Da're te espera."

Ante sus ojos, las habitaciones del Maestro de Armas de la Tercera Casa regresaron. Ilkar se sintió estúpido y sin decir palabra, abandonó los aposentos de su padre en dirección a su morada en el Duthcloim.

La tercera y última vez que le vió, fue un encuentro breve y extraño.

Ilkar se despertó en la hora de la "Muerte negra de Narbondel" y vió a su padre en sus habitaciones mirándole fijamente. No había alegría en sus ojos y no parecía el mismo, aunque su rostro y su voz fueran las de siempre. Llevaba los colores de su Casa y un amuleto de forma extraña adornaba su cuello. Incluso ante los poco entrenados ojos de Ilkar, parecía poderoso.

-"Hijo mío... no volveremos a vernos en mucho tiempo. Quiero que protejas a tu madre y que seas capaz de entrar en Melee-Magthere. Recuerda que solo en una Casa perteneciente al Consejo Regente podrás alcanzar puestos de los que sentirte orgulloso. Aluvé Ilkar..."

El Maestro de Armas pronunció una palabra arcana y desapareció. A los pies de la cama quedó un estoque enjoyado, como muda prueba de que estuvo sentado allí.

Aún ahora, Ilkar no es capaz de comprender porque las lágrimas brotaban de los ojos de su padre.[/i:712df1c934]

Dilvish

03/04/2010 20:59:28

[size=18:d87903c69c]III.

[i:d87903c69c]La horda de demonios cercó la ciudad y los menzoberranyr murieron a miles. La Tercera y la Cuarta Casa de Menzoberranzan fueron destruidas y otras Casas nobles ocuparon su lugar en el Consejo Regente.

Uss Da're, a pensar de ser manco, defendió las puertas de la ciudad y cayó en compañía de otros muchos soldados bajo el poder de las temibles hordas demoníacas.

Zhinga sobrevivió a la guerra, aunque privada del dinero del Maestro de Armas no fue capaz de mantener su morada en el Duthcloim. Los sirvientes les abandonaron y al final vendió su casa, por un precio irrisorio, a un mercader de alimentos. Aún era bella, y no había olvidado los secretos de su profesión, y el mismo mercader la acogió entre sus concubinas.

Más nunca fue la misma, ahora que su amante había muerto. Ni siquiera le quedaba el recuerdo de su nombre, ni un lugar en el que poder visitar su cadáver. El nombre de su Casa fue olvidado en la ciudad, bajo pena de muerte.

Ilkar ya no pudo aprender el Arte, tal y como quería su padre. Tampoco podía vivir ya con su madre. Menzoberranzan tenía poco que ofrecer a un joven varón sin fortuna ni la suficiente habilidad aún para ingresar como soldado en una de las Casas Nobles de la ciudad.

Cuando las puertas se abrieron de nuevo al comercio en la ciudad, Ilkar consiguió un puesto como explorador para una caravana duergar en dirección a Mantol Derith.

Cinco años más tarde regresó a Menzoberranzan.
_________

El "Loto Negro" es una droga relativamente frecuente entre los menzoberranyr, aunque cara. Muy cara.

El mismo día que Ilkar regresó a Menzoberranzan, fue directamente al Duthcloim en busca de su madre. Había crecido y no solo en altura. En compañía de los duergar había aprendido los secretos de la infraoscuridad como explorador y guía de caravanas. La velocidad que adquirió, gracias a su maestro Uss Da're, le salvó la vida en mas ocasiones de las que podía recordar.

El mercader de alimentos, obeso y repulsivo, le dijo que echó a su madre de allí varios meses antes. Ilkar vió en su cuello el collar de perlas negras de su madre y una furia roja se apoderó de sus ojos. Ojos que eran una réplica exacta de los del Maestro de Armas.

Sin mediar palabra le mató, hundiéndole el estoque de su padre en el grasiento corazón. Recuperando lo que por derecho de sangre le pertenecía.

La buscó en el Braeryn, y tardó tres ciclos de Narbondel en encontrarla. Era un saco de huesos por culpa del "Loto Negro", y ganaba las gemas necesarias para comprar droga entregando su cuerpo a los sucios orcos que pastoreaban rothé en la isla del Donigarten.

No le reconoció cuando se la llevó a una posada, pero si reconoció el collar de perlas negras cuando se lo puso en el esquelético cuello.

-"Ilkar... eres tu amado mío...".- susurró con los labios rotos y los dientes partidos.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Ilkar cuando atravesó el corazón de su madre con el mismo estoque que había matado al mercader de alimentos.

Ciclos mas tarde, Ilkar enterró el cuerpo de su madre entre las ruinas de la Casa noble que le vió nacer. Con ella quedaron el collar de perlas negras y el estoque bañado en sangre. La sangre del mercader grasiento que le arruinó la vida. La sagre de Zhinga la prostituta del Braeryn. La sangre de los tres orcos que se cruzaron en su camino mientras llevaba el cuerpo de su madre en brazos. No era digno de portar el estoque de su padre. Había fallado, al no ser capaz de proteger a Zhinga. Su madre.

Solo le quedaba algo que cumplir. Ingresaría en Melee-Magthere y sería Maestro de Armas de una de las ocho Casas nobles de Menzoberranzan. Y cualquiera que tratase de impedirlo, sería asesinado.

No había ya, en sus ojos, lugar para el fracaso.[/i:d87903c69c]

Dilvish

10/04/2010 13:19:04

[size=18:7df96ad227]IV.

[i:7df96ad227]Menzoberranzan había cambiado en cinco años, aunque solo las personas que protagonizaban los mismos hechos del pasado.

Los mejores productos de la Antípoda Oscura se vendían en el bazar del norte de la ciudad, los mercenarios y parias se paseaban por el Braeryn y Donigarten en busca de algún trabajo en el que destacar y ser reclutados por algún mercader adinerado o si la Madre Tenebrosa quería por una de las Casas.

Su primer contacto con la ciudad le llevó a conocer a Hando Ocan en una transacción comercial. El guerrero drow, bastante mas bajo que Ilkar pero mas corpulento, tenía un humor curioso que contrastaba con la frialdad de nuestro joven explorador. "Rojo" dijo llamarse Ilkar y su nuevo compañero no preguntó mas.

Juntos consiguieron un trabajo para diezmar la población de drañas en los túneles de las afueras de Menzoberranzan.

Solía ocurrir de vez en cuando, como le contó Uss Da're hacía ya mucho tiempo. Las sacerdotisas castigaban asi a varones, y alguna hembra díscola, y los nuevos engendros recién transformados se volvían locos albergando un odio intenso contra cualquier criatura viviente. De esa manera la ciudad encontraba una primera línea de defensa contra los depredadores que infestaban los túneles de la infraoscuridad, e incluso, contra los exploradores enemigos. Pero tambien en ocasiones, su número crecía demasiado y comenzaban a atacar las caravanas comerciales en dirección a Menzoberranzan. Desde Tier Breche consideranban ese trabajo como propio de parias y descastados y asi fueron reclutados Hando Ocan e Ilkar.

Resumiendo brevemente, pues no es la intención de este narrador ensalzar las habilidades marciales de los protagonistas de la historia, solo regresaron ellos dos de la docena de varones sin casa contratados por Tier Breche.

Una vez demostrada su habilidad, Hando e Ilkar acordaron cazar a las drañas por piezas en solitario, ya que ambos se encontraban mas a gusto en la soledad de los túneles que entre el bullicio de la ciudad.

Un nuevo horizonte se abría ante Ilkar, pero su intención de entrar al servicio de una Casa noble seguía intacta. Algo que su nuevo compañero Hando Ocan compartía.[/i:7df96ad227]

Dilvish

12/04/2010 11:29:02

[size=18:1f8e3da341]V.

[i:1f8e3da341]Puerto Calavera era un lugar interesante sin duda. Hando tenía razón, casi siempre como empezaba a darse cuenta el joven explorador, y en esa ciudad se podía comprar y vender mercaderías que en Menzoberranzan levantarían sospechas.

Sorprendentemente la humana hablaba común de la infraoscuridad, e Ilkar se marchó de allí satisfecho de su bolsa de trampas y de una nueva arma. Un arco. Así la había llamado Hando la primera vez que la vio en sus manos. Era un trozo de madera flexible en el que se tensaba una cuerda para lanzar unos vitotes de ballesta mas largos y ligeros. La humana los llamó flechas.

Durante muchos días en los túneles, Ilkar se había entrenado siguiendo las instrucciones de Hando. Era un arma rivvin, pero desde luego una vez que se dominaba demostraba una cadencia de fuego mayor que las tradicionales ballestas de mano drow... aunque estas permitían controlar a un enemigo mayor tiempo al mantenerse tensadas de forma casi indefinida.

Cada arma tenía sus ventajas.

La humana comerciante le ofreció un buen surtido de esas armas. Había varias casi tan altas como él, que el joven drow no fue capaz de tensar, mas no era eso lo que buscaba. Solo en cavernas de gran tamaño podría usar algo tan aparatoso. Ilkar tenía en mente un arco mas pequeño y manejable, uno parecido al que le regaló Hando hacía ya varios ciclos y que aún no era capaz de tensar. La mercader le ofreció entonces algo que ella llamó "especial" seguramente para incrementar su precio.

Cuando Ilkar lo vió, supo que esa era el arma. Estaba formada de madera oscura, casi negra y equilibrado por medio de colmillos de algun animal indeterminado. Lo empúñó y era ligero y fácil de tensar, recuperando la cuerda su firmeza en cuanto la flecha abandonaba el arco. Cinco runas decoraban el arma, aunque Ilkar no era capaz de identificar en que idioma fueron grabadas. Comenzó el regateo y en unos minutos las gemas cambiaron de manos.

Era caro, pero no mas que la vida del joven drow.
_________

Menzoberranzan le acogió como siempre con una multitud de elfos oscuros sumidos en su propio egocentrismo. Hembras y varones, con o sin casa, todos caminaban como si fueran el centro de la Antípoda Oscura y quiza fuera cierto. En sus mentes.

Ilkar buscó por el bazar algun trabajo en los lugares de reclutamiento habituales. Nada encontró y pensó en acudir a alguna de las casas nobles de la ciudad, por si requerían mercenarios. La Segunda Casa aún no la conocía y no estaba lejos, asi que despacio se envolvió en su capa roja y se perdió entre la multitud.

Varios parias esperaban en el patio de armas, y no todos eran drows. Dos minotauros de gran tamaño miraban desafiantes al resto de mercenarios.

En ese momento una sacerdotisa alta e inusualmente fuerte se acercó al grupo. Vestía los colores de su Casa, y portaba el tradicional látigo de serpientes. Todos permanecieron inmóviles, casi sin respirar, pero Ilkar no olvidó las enseñanzas de Uss Da're en relación a los modales que ha de tener un noble drow.

-"Vendui, mi señora".- saludó Ilkar con una reverencia.

-"¿Que haces en el patio de mi Casa, jaluk?"

-"He venido a ofrecer mis respetos a la orgullosa Segunda Casa de Menzoberranzan, y a indagar sobre si se oferta algún servicio que mis humildes capacidades puedan cumplir, mi señora...".- respondió sin mirarla directamente a los ojos, aunque tampoco postrado como un esclavo.

-"¿Acaso piensas que la Casa Barrison necesita de un jaluk como tu?".- preguntó la sacerdotisa, mientras las serpientes de su látigo revoloteaban a su alrededor inquietas demostrando el cambio de humor de su señora.

-"Hay trabajos para los que no merece la pena enviar a los soldados de una Casa, mi señora. Trabajos en los que si se yerra, nadie sabrá quien estaba detrás. He cazado drañas por cuenta de Tier Breche por ese motivo mi señora, y es un honor ofrecer mis servicios como explorador a la Segunda Casa de la ciudad.".- respondió Ilkar, rezando mentalmente a Lloth para que sus palabras no ofendieran a la hembra.

La sacerdotisa sonrió y entrecerró los ojos. Las serpientes se calmaron al instante, y ella volvió a hablar.

-"Bien, tendras una oportunidad de demostrar que tus palabras no son sólo el intento de medrar de un jaluk deslenguado. Realizarás una misión para mi, y si la cumples tendras mas.".- le propuso.

-"Mi señora es un honor... suelo trabajar en compañía de un socio, ¿puedo hacer extensible vuestro ofrecimiento hacia su persona".- preguntó visiblemente satisfecho de la oportunidad que la Madre Tenbrosa le ofrecía.

-"Puedes. Tráeme un trozo de Cerebro Anciano de alguno de los enclaves ilícidos que nos rodean. Tienes diez ciclos. Si vas a tardar más, no regreses.".- dijo la sacerdotisa sonriendo con maldad.

Ilkar tragó saliva al darse cuenta de la magnitud de la empresa que se le ofrecía. Los ilícidos eran poderosos y podían leer la mente a voluntad. Solo los mejores podrían realizar esa proeza... Hando y él eran duros, y seguían vivos. Lloth decidiría.

-"Asi lo haré mi señora... ¿puedo preguntar con quien he tenido el honor de conversar?".- dijo.

En ese instante una de las serpientes del látigo se enrrolló en su cuello obligándole a ponerse de puntillas. El dolor de su morderdura en el hombró le paralizó un instante, mas no hizo ademán de retirarla.

-"¡¿No lo sabes, estúpido jaluk?!... ¡Todos en esta ciudad lo saben... hablas con la Madre Matrona Barrison Del'Armgo! ¡Y ahora parte... diez ciclos pasan muy rápido, si no cumples la misión serás sacrificado!"

Ilkar cayó al suelo cuando la serpiente le soltó, pero se las arregló para hacer una reverencia desde el suelo cuando la Madre Matrona se internó en la Casa.

Sonrió al resto de parias que aún esperaban atención, y abandonó la Casa Barrison en dirección al Braeryn. Hando tenía que escuchar esto. La moneda estaba en el aire y solo Lloth decidiría en que lado caería esta vez.[/i:1f8e3da341]

Dilvish

13/04/2010 13:59:09

[size=18:d5f7a0b4f3]VI.

[i:d5f7a0b4f3]Ilkar se recuperaba de sus múltiples heridas en una habitación alquilada en el Braeryn, mientras miraba el troco arrancando del cerebro anciano que había dejado sobre mesa improvisada con un tablero.

En su mano, su fiel estoque recogía la sutil fosforescencia de los hongos que iluminaban perezosamente las paredes del cuarto. El resto de sus armas estaban apiladas en el suelo, junto a las correas con las que las sujetaba a su cuerpo. En la otra una botella de vino vacía, que había acabado mientras pensaba en el combate y sus propios errores.

Había dormido un narbondel entero y las pocciones compradas en el bazar surtieron efecto y su cuerpo estaba casi restablecido. Mas no su alma, herida por la psiónica de los ilícidos y su amor propio dañado por sus fallos como espadachín.

Hando era mejor que él. Quizá no más rápido, pues pocos lo eran, pero si mas duro y mas fuerte. Sin su intervención ambos estarían muertos. No lo olvidaría nunca, pues en Hando tenía el mejor aliado... pero quiza su mas peligroso enemigo.

Le encontró en Tier Breche, recibiendo el pago por tres cabezas de draña recién cortadas. Cuando le contó el ofrecimiento de la Casa Barrison, como ya suponía, la idea le encantó. El pequeño y fornido drow no era menos ambicioso que él, y serviría directamente a Baenre si estuviera en sus manos.

Juntos siguieron el mapa que Ilkar compró en el Braeryn y encontraron el enclave de los azotamentes. Unos duergar guardaban una muralla exterior, seguramente dominados y no fueron rivales para la velocidad de los drow.

Ilkar estaba satisfecho con su nueva arma. Tenía el alcance suficiente para alcanzar con facilidad las almenas enemigas y una cadencia de disparo mejor que las ballestas de su pueblo.

Juntos avanzaron y se llevaron la primera sorpresa. Un azotamentes les esperaba con varias moles sombrías amaestradas como guardias. Ilkar reaccionó con rapidez y se tomó uno de los viales que compró en Puerto Calavera y que se aseguraron le guardarían la mente. Era verdad y en esa ocasión salvó a Hando de caer en las garras de sus enemigos.

Quizá esa pequeña victoria personal le hizo confiarse, y tras avanzar en la gran caverna que servía de hogar a los ilícidos se topó de golpe con dos docenas de esos malditos seres rodeados de esclavos.

Nunca hasta ese momento había caido en combate. Y morir no era algo que Ilkar quisiera repetir a menudo.

Hando acabó con los enemigos, ayudado del poder de un cetro arcano que convocaba armaduras animadas a voluntad. Con ayuda de un pergamino que ambos compraron hace tiempo en el Braeryn, repartiéndoselos para prevenir estas eventualidades, hizo que Ilkar regresara de entre los muertos.

-"Rojo... ¡espabila, que quedan mas!".- dijo el fornido drow sonriendo.

El orgullo herido de Ilkar hizo que se lanzara con furia al combate. Desechó la rodela con la que habitualmente se protegía y empuñó un hacha de mano con la izquierda.

Juntos se abrieron camino entre los azotamentes aprovechando la confusión y las sombras para avanzar entre los edificios. Entraron en uno de ellos, pero no era mas que una cuadra llena de esclavos mentales de los ilícidos controlados por media docena de pastores.

En el segundo edificio tuvieron mas suerte, si es que morir de nuevo se podía llamar asi. En un primero momento, el líquido que protegía el cerebro de Ilkar cesó en sus efectos y cayó presa del poder mental de los azontamentes.

-"Eerees nueestro... eesclavo del Anciano Ceereebro... tu voluntad ees nueestra... essclavo".- escuchó en su mente, y esas palabras fueron todo para él mientras sentía como unos tentáculos se abrían paso hasta su tierno cerebro.

De improviso sintió un golpe en la espalda y cayó al suelo. Tras unos segundos de desconcierto, encontró la mano de Hando que le ayudaba a incorporarse. No dijeron nada. Los ojos de Hando reflejaban el mismo dolor que el suyo, pues la cabeza parecía que les estallaría en cualquier momento a ambos.

Ilkar no supo en ese momento que los ilícidos le habían dado muerte, por segunda vez aquel día. Mas tarde, en la seguridad de Menzoberranzan su compañero le aseguró que había gastado tres pergaminos en su persona.

Uso cuatro pocciones seguidas, para restablecerse antes de salir adelante. A partir de ese momento Ilkar fue mas prudente. Utilizando la sombra, se dió cuenta de que los ilícidos sabían que estaba allí pero no exactamente donde. Si se movía con rapidez y golpeaba sus piernas de aspecto humanoide, era capaz de derribarlos y matarles antes de que reaccionaran y pudieran usar sus poderes psiónicos. Hando a su vez desenvainó dos hachas con las que cortaba gargantas, tentáculos y miembros por igual mientras su gran agilidad evitaba que le alcanzaran los esclavos dominados que intentaban proteger a sus señores.

Solo una habitacion quedaba frente a los dos exploradores. Unas ominosas puertas negras, grabadas con motivos que no eran de este mundo, les esperaban. Ilkar y Hando no podían pensar con claridad. Los sucesivos intentos de posesión les convirtieron casi en animales, incapaces de razonar nada que no fuera apuñalar y destrozar a sus enemigos.

De nuevo otro error. Ilkar se adelantó y vió un enorme cerebro de cuatro metros de diámetro. Enormes tentáculos palparon a su alrededor en busca del intruso. En ese instante un azotamentes diferente, con los tentáculos resecos y descoloridos, se descolgó desde el techo en el flanco de Ilkar y con una única palabra le mató.

No sabía exactamente como, pero Hando había sido capaz de matar al no-muerto ilícido, pues eso era a lo que se enfrentaban. Solo le habló de una pantera convocada que le sirvió de señuelo para poder atacarle sin recibir una oleada de poder mental puro, que fue lo que acabó con Ilkar.

Ambos, cada uno con su arma, cortaron un trozo del Cerebro Anciano. Si uno de los dos no conseguía llegar a la ciudad, el otro podría demostrarle a la Madre Matrona Barrison el éxito de su misión.

Juntos corrieron en dirección a la salida de la caverna. Decenas de humanos, duergar, drow y moles sombrías se lanzaron en su persecución pero los dos jóvenes drow no cayeron en el error de combatir. En una furiosa carrera se abrieron paso hacia las murallas infestadas de duergar que se veían al fondo.

Hasta que Hando cayó, abatido por cinco moles sombrías y un ilícido que le esperaban emboscados. Ilkar dudó por un instante, al fin y al cabo tenía el trozo de Cerebro Anciano que buscaba... ¿arriesgaría la vida para salvar a su compañero?

En ese instante no supo porque, pero lo hizo. Lloth le demostraría, en un futuro cercano, si fue un éxito o un error salvar la vida de un rival tan peligroso como el mortal Hando Ocan.

En vuelto en sombra regresó sobre sus pasos y cayó desde un promontorio sobre la espalda del ilícido, acabando con él en el acto. Las moles sombrías llevaban mucho tiempo dominadas, o bien la furia de su estado les hizo seguir combatiendo, pero en contra de los planes de Ilkar no huyeron ante la muerte de su dueño.

Luchó con fiereza y cayó derribado por la última de las moles sombrías cerca del cadáver de Hando. La bestia se levantó con sus dos brazos armados preparado para dar el golpe mortal. En ese instante las enseñanzas de Uss Da're se abrieron paso en su mente adormilada.

-"Golpea primero Ilkar... ¡muy lento!... golpea primero jaluk..."

Se incorporó aprovechando sus últimas fuerzas y clavó el estoque en su pecho alcanzando un punto vital. La mole sombría, con un último alarido de dolor, cayó muerta a su lado. Con rapidez, pues no había tiempo que perder, revivió a Hando usando uno de los pergaminos que ambos atesoraban como último recurso.

Juntos corrieron a la salida que encontraron abierta, para caer en un campo de batalla sorprendente.

Calanthe, la férrea guerrera drow que conocieron días antes en la posada del bazar combatía en inferioridad de condiciones con dos decenas de duergar que la hostigaban mientras sus magos preparaban conjuros de muerte... dando la espalda a los dos drow fugitivos.

No tuvieron piedad de ellos. Juntos acabaron con toda resistencia, mientras los rugidos de sus perseguidores se acercaban a gran velocidad. Ilkar comenzó a sentir varias presencias en su mente, y sabía que solo la distancia le salvaba de ser dominado en ese momento.

-"¡Corred!... ¡vamos fuera, a los túneles!... ¡os cubro!".- gritó, mientras sacaba el arco de su espalda.

Durante unos instantes varias flechas de fuego salieron de su arma, deteniendo el avance de las tres o cuatros primeras moles sombrías. Luego siguió a sus compañeros por dentro del túnel y vió con sorpresa como Hando lo derribaba a su espalda ayudado del fuego mágico de un cetro.

Ilkar recordó, por enésima vez esa noche, los errores del pasado. Hando le ganaba por un punto en una partida de competición que esperaba les llevara a ambos a luchar por ser Maestro de Armas de una Casa.

Una partida que ganaría el que eligiera el mejor momento para atacar.[/i:d5f7a0b4f3]

Dilvish

21/04/2010 10:55:10

[size=18:86060a8b49]VII.

[i:86060a8b49]La espera se hacía insoportable y los temores de Hando de que el trozo de Cerebro Anciano se pudrieran cobraban cada vez mas fundamento... mas, ¿quieres eran ellos, simples varones sin casa, para decidir cuando serían recibidos en la Segunda Casa?

Todos los ciclos, a la hora de noveno narbondel, Ilkar se dirigía a la Casa Barrison en busca de noticias de la Madre Matrona. No tenía esperanzas de volver a verla, pero si quiza de que ella diera instrucciones al Capitán de la Guardia para cumplir lo pactado.

Mientras tanto se dedicó a explorar los tuneles adyacentes a la ciudad. Una vez entrase en Melee-Magthere, aunque la espera estaba minando la seguridad en sí mismo del joven drow, no tendría la misma libertad que ahora para hacerlo y se limitaría a viajar con las patrullas de Tier Breche bajo las órdenes de las sacerdotisas.

Muchos enemigos rondaban la ciudad. Los poderosos oseogarfios servían a la ciudad de guardias improvisados, pues atacaban a cualquier criatura que entrase en sus territorios sin excepción. Kobolds, trasgos de las cavernas y las peligrosas drañas encerradas por las Matronas en una enorme caverna cercana a la ciudad. Incluso una plaga de cangrejos carnívoros que se arrojaron en su busca sin temor alguno, cegados por el hambre.

Pero Ilkar estaba creciendo. Su habilidad con la espada y su sintonía con la sombra cada vez eran mayores. Esperaba que fuera suficiente para seguir con vida en Menzoberranzan.[/i:86060a8b49]

Dilvish

26/04/2010 11:39:11

[size=18:f86d22959f]VIII.

[i:f86d22959f]Ilkar miró a Hando, vestido con las ropas negras y púrpura de un soldado protegido de la Segunda Casa de Menzoberranzan.

La Madre Matrona sonrió cuando vió los trozos de Cerebro Anciano que ambos varones le ofrendaban. Ilkar, serio y solemne como siempre, permaneció impasible mientras Hando con una mayor soltura y facilidad de palabra reaccionaba con gran elegancia ante el ascenso de ambos.

Juntos le relataron escuetamente su aventura, y sobre todo se extendieron en el relato de la intervención de la guerrera Calanthe. La Matrona se interesó por ella, hasta el punto de enviarles a ambos en su busca. De nuevo Hando demostró una elocuencia y habilidad de palabra mucho mayor que la suya.

Tenían un acuerdo. Un pacto que Ilkar no pensaba romper, aunque vigilar a su habilidoso compañero no estaba de mas.

Una vez terminada la entrevista con la Madre Matrona, ambos siguieron al Capitán de la Guardia que les entregó un par de uniformes y les llevó a una armería bastante grande repleta de equipo con el símbolo de la Casa Barrison. Las armas no le interesaron. No había en ese lugar un estoque mejor que el suyo, pero si necesitaba una capa y algo con lo que proteger su cabeza de los golpes enemigos.

Hando tardó en escoger e Ilkar aprovechó para escabullirse y regresar donde aún estaba la Madre Matrona. Esta con ira le preguntó que mas quería de ella un simple jaluk. Hasta que el joven drow le contó su verdadero nombre e historia.

-"Has hecho bien en contarmelo... Kell. Ahora parte, la academia te espera. Solo aceptaré el primer lugar.".- le dijo, ignorandole inmediatamente.

Ilkar regresó con Hando, que le miró unos instantes debido a su tardanza. Aunque no preguntó. Miró entre la hilera de cascos disponibles y vió un casco con cuernos muy parecido al que su padre llevó en la Campaña contra los Duergar. Sonriendo, lo cogió al pasar y dijo:

-"Melee-Magthere nos espera, amigo... por cierto, mi nombre aqui es Kell" [/i:f86d22959f]

Dilvish

07/06/2010 16:37:37

[size=18:b8b15e1c00]IX.

[i:b8b15e1c00]Tras unas primeras jornadas de cierta libertad y algunas patrullas con mayor o peor fortuna, el entrenamiento de Melee-Magthere comenzó en serio para los tres protegidos Barrison.

El primer contratiempo fue que, a pesar de pertenecer a la misma promoción, tenían calendarios distintos de guardias, clases teóricas y clases prácticas.

Ilkar pocas veces vio a Laurl o a Hando durante la primera etapa de su aprendizaje. Largas sesiones aprendiendo de memoria las debilidades de las criaturas de la Antípoda Oscura, seguían a cortas clases prácticas de combate en las aprendían los rudimentos de casi todas las armas a disposición de un guerrero drow.

Solo los vió tres veces. Y en las tres pudo comprobar que Hando seguía siendo mejor luchador que él, y que el joven Laurl avanzaba a marchas forzadas hasta ponerse a su nivel.

Ilkar pensó que si el combate final fuera ahora mismo, no podría superarles. Algo que solo el trabajo duro podría cambiar. Tenía tiempo, pero solo Lloth sabía si sería suficiente.[/i:b8b15e1c00]

Dilvish

04/10/2010 13:40:44

[size=18:1fde06289e]X.

[i:1fde06289e]Narbondel llegaba a su fin cuando Ilkar acudió a la cita con Hando. Le extrañó que su compañero de aventuras quisiera verle fuera de Melee-Magthere pero supuso que tendría información no apta para los cientos de oídos que furtivamente espían en Tier Breche.

Más cuando llegó nadie le esperaba. Por precaución recurrió al manto de sombra en el que se sentía a gusto. La sombra se había convertido en su aliada y, durante cada vez mas tiempo, profundizaba en su conocimiento y poder.

De improviso un ruido a su espalda le advirtió del peligro. Dos hojas curvas entraron en su espalda destrozando sus riñones y alcanzando la columna, segando asi su vida.

-"No es nada personal... Rojo".- susurró Hando desde su nuca, mientras retiraba con presteza los kukris.

La Red de Pozos demoníacos recibió el alma de Ilkar, que en absuluto silencio se unió a la fila de almas que buscaban la palabra de Lloth.[/i:1fde06289e]