Cormarion

19/08/2005 21:57:34

Nací en Tantras, la ciudad-fortaleza costera al norte del Mar Interior. Faethor, devoto y clérigo al servicio de Torm fue mi padre; en cambio poco sé de mi madre. Mi padre me contó que murió en el parto, que era una hermosa mujer de buen corazón, y que estuviera orgullosa de ella (1). Padre no fue siempre una buena persona. Antes de convertirse en clérigo fue un contrabandista al servicio de los zhentarim y vagaba por los Valles de una ciudad a otra, o eso eran los rumores que llegaron a mis oídos años más tarde, y eso me lleva a creer que las personas malvadas pueden redimirse y volver al buen camino.

De pequeña acompañaba a padre al templo cuando realizaba los oficios para que no me quedara sola en casa. Llegué a conocer bien el templo pues a veces me escapaba para recorrer los largos y laberínticos pasillos que llevaban a las celdas de los interinos.

Era tan sólo una niña cuando aconteció la Época de Tumultos, o Era de los Trastornos como la llaman otros. La naturaleza, el clima, la magia y tantas otras cosas regidas por las leyes divinas se volvieron inciertas e inseguras. Los dioses tomaron forma humana y caminaron por Faerun. Un caballero devoto de nuestra ciudad fue elegido para contener el avatar del buen señor Torm. Su primera acción fue hacer que siempre brillara el sol sobre la ciudad y no se volviera a poner. Imaginaos la alegría para los muchos creyentes y seguidores de la ciudad, ya que al estar cerca de su influencia gozaban de su favor divino, y se puede decir que los clérigos no perdieron su gracia. Tan orgullosos estaban que secretamente conspiraron a espaldas de Torm, le engañaron y utilizaron. Los clérigos se volvieron unos fanáticos y coaccionaron a seguidores de otras creencias a salir de la ciudad, y a veces utilizaron la fuerza para expulsarlos. Un día en una de mis escapadas por el templo llegué a un jardín en el que me encontré cara a cara con un león de oro, una estatua que había cobrado vida. Me asusté tanto que me quedé inmóvil mirando al animal. Cuando a mis espaldas oí una melodiosa voz que me dijo: “No temas pequeña”, y la tranquilidad y la paz llenó mi alma. Me giré y allí estaba el caballero Torm, bello sin igual y con una mirada que transmitía fuerza y esperanza. Recuerdo que me postré de rodillas y pedí perdón por molestarle en su jardín y como única respuesta él me sonrió ¡Qué felices fueron aquellos días pues me permitió ir a jugar con el león!

(1) Realmente Jeanna cree que su madre murió en el parto aunque su padre nunca le enseñó su tumba. La madre de Jeanna es una deva del plano celestial al servicio de Torm que tomó forma humana, se desposó con Faethor y que cuando dio a luz a Jeanna reveló la verdad a su esposo y regresó a su plano desde donde vela por ella. Cuando creé el personaje intenté crear un Aasimar pero no fue posible (por si algún día se subsana esa cuestión). Como rasgo distintivo tiene un brillo dorado en el fondo de sus azules pupilas.

Cormarion

19/08/2005 22:01:00

Pero no todo fue dicha ya que no sólo Torm había descendido desde las Esferas. Hoy sé que Yelmo fue designado guardián de las escaleras que acceden a las Esferas desde Toril mientras que el resto de divinidades habían sido expulsadas tras el robo de las Tablas del Destino. Al parecer, Perdición se dirigió a Tantras buscando una de las tablas que había escondido en el templo, para ello reunió todo un ejército (2) y él mismo asumió la forma de un gigante coloso ataviado en una armadura negra con infinidad de púas y de rezumante maldad. Ante tal amenaza se alzó Torm que pidió a sus fieles que le entregasen sus almas para detener a Perdición. Luces azuladas salieron de los pechos de aquéllos que oyeron la llamada del caballero Torm desde todos los puntos de la ciudad. Padre me aferró fuertemente por los brazos y me pidió que buscara refugio con el resto de mujeres, niños y ancianos ya que los zhentarim no perdonarían a nadie y no quería que su pequeña fuera una esclava. Me abracé fuertemente a él y le dije: “Llévame contigo papá. Yo también quiero ir con el caballero Torm. Quiero servirle. No me dejes”, mientras lloraba desconsolada. Una luz dorada brilló en la habitación y anunció: “No puedo aceptar a los niños pues sois la esperanza venidera. Tu padre con su gesto ayudará a que Yo libre la batalla de hoy. Tú podrás dedicar tu vida a servir a la buena gente de Faerun” (3). Comprendí, besé a mi padre y me sequé las lágrimas. Me abrazó por última vez y su luz se unió a la de miles que fortalecieron a Torm, el cual creció fundiéndose junto con el león dorado adoptando una leonina y rugiente cabeza. Mientras huía hacia el viejo campanario divisé que Torm se plantaba en la playa a presentar batalla en el momento en que el pavoroso Perdición emergía del mar. Se golpearon, derribaron y lucharon fieramente sufriendo mortales heridas produciéndose una gran explosión cuando la energía vital que contenían se espació. Pero la ciudad se salvó ya que unos aventureros (4) que iban de paso hicieron sonar la vieja campana activando algún tipo de escudo mágico.

Después, con los años, llegaron los sueños... Unas veces se me aparecía un caballero montado en un dragón dorado y a su espalda todo un ejército de resplandecientes armaduras lo vitoreaban. Otras vagaba perdida en medio de un desierto cuando que de las dunas emergía un león dorado y yo lo seguía hasta un oasis, y allí me veía reflejada en sus tranquilas aguas y descubría que tenía alas blancas en la espalda, cuando giraba la cabeza para contemplarlas me despertaba.

(2) Cyric se había unido al ejército de Bane.
(3) La Prole de los Mártires.
(4) Adon de Sune, Medianoche y Kelemvor.

Cormarion

19/08/2005 22:06:20

Cuando se fundó la Orden del León Dorado en Tantras corrí a alistarme voluntaria pero cual fue mi chasco verme rechazada por ser una chica (5). Decidida a hacerme valer, y sabiendo que no era muy talentosa en mis estudios eclesiásticos por que me aburría vivir entre los muros del templo, salí a la aventura para ayudar a los débiles y necesitados. Tuve experiencia buenas y malas, unas veces se aprovecharon de mi ingenuidad y otras una sonrisa era la única recompensa que aceptaba. Recorrí los Valles, y un día unos bandidos me emboscaron pues mis actuaciones en la zona les era de lo más molesta. En medio del claro me vi superada en número hasta que, como una avalancha, cayeron sobre ellos una tropa de enanos liderados por un guerrero de brillante armadura. Cual fue mi sorpresa descubrir, cuando se quitó el yelmo, que era una mujer. Se trataba de Alusair, hoy en día mi mejor amiga, hija del gran rey Azoun Obarskyr y de la reina Filfaeril de Cormyr, reino al oeste del Mar Interior. La princesa Alusair, junto con el rey enano Torg de las Tierras Rápidas, se dirigían al Camino Dorado, al este, para unirse a las fuerzas reunidas por el rey Azoun para contener a la marea bárbara proveniente de las estepas orientales más allá de Thay y Rashemen. Me sumé a la “Alianza de Occidente” y formé parte de la milicia que luchó en aquella cruzada. Mucha sangre se derramó y los cuervos se alimentaron por días de los cadáveres pero baste decir que la ola fue repelida y devuelta a las llanuras donde cabalgarán esos bárbaros jinetes sin miedo a la muerte. Tras la batalla y habiendo mostrado coraje, Alusair me invitó a que entrara a formar parte de la guardia de Dragones Púrpura donde sería bienvenida. ¡Parecía que al fin había encontrado mi camino! Al llegar a Suzail, la capital de Cormyr, el rey en audiencia pública, rodeado de la corte, agradeció a los que lucharon por los Reinos y otorgó condecoraciones a los supervivientes y una pensión para la familia de los que cayeron. En estos momentos miro la medalla de plata en la que está grabado unas picas y caballos y se puede leer “Orden del Camino Dorado” (6), y me siento tan dichosa de haber servido a una causa justa como un tanto apenada al recordar la sangre derramada. No puedo evitar pensar qué es lo que impulsa a la gente a luchar, a matarse, a codiciar lo del prójimo... ¿Acaso no habría buena gente entre los tuiganos? ¿No hay esperanza para que el enemigo se torne amigo?

He prestado juramento de servir a Cormyr y proteger a sus gentes como Dragón Púrpura y por méritos propios y dedicación ascendí y llegué a liderar unos valerosos soldados. Pero los sueños continuaron perturbando la paz de mis noches y me siento inquieta cuando paso mucho tiempo tras los muros de alguna ciudad. Siento la necesidad de recorrer los caminos, los valles y las montañas en busca de un lugar donde encuentre la paz interior. Confiaba que la princesa Alusair me comprendería y le confesé mis sueños, y decidida a ayudarme urgió al gran mago y consejero del rey, Vangerdahast, a que los interpretara. “La llamada de una voluntad divina”, dijo éste, y me dirigí a consultarlo con el clérigo mayor explicándome que la iglesia de Torm ha tratado de localizar en varias ocasiones el reino en el que Torm, como mortal, sirvió a un monarca antes de los días de la caída de Nezheril. Los estudiosos eclesiásticos no se ponen de acuerdo sobre la localización y pretenden conocer detalles de la vida de éste, ya que la divinidad les niega este conocimiento. Quizás no sea más que una prueba de valor y fe requerida por Torm pero yo la acepto. Informada Alusair de mis intenciones, y con su permiso, partí de Suzail en busca del reino perdido.

(5) Esa norma es de cosecha propia, si algún DM lo cree incongruente, con decir que actualmente sí se aceptan mujeres ya me vale.
(6) Estaría bien que el PJ tuviera ese sencillo objeto personalizado sólo para rolearlo cuando cuenta su historia... o si algún día encuentran su cadáver para poder reconocerlo XD.

Cormarion

19/08/2005 22:10:31

Mis pesquisas me condujeron hasta Calimshan, concretamente a su capital Calimport, donde se decía que existe una biblioteca arcana con innumerables volúmenes. Con dirección sur atravesé mar, valles y el desierto, y al llegar la ciudad me sorprendió sobremanera. Alrededor de unos palacios de arquitectura magnífica se agrupaba en las calles una ingente turba de nobles, pobres y gente que vive en condiciones miserables. Guardias mercenarios patrullaban los mercados y las calles de la ciudad intentando mantener el orden mientras que en el barrio del Khanduk la gente honrada no osa entrar. Visité la escuela de magia y no me atendieron y en la residencia de Kaatos fui peor recibida aún. En mis primeros días me abrumó la corrupción y el número de crímenes impunes, aunque descubrí que había esperanza pues una orden de caballeros se había emplazado en la ciudad con el permiso del consejo de nobles. Siempre estaba alerta a los sospechosos y llegó el punto en que se me nubló el buen juicio. Me avergüenzo al recordar y confieso que taché de ladrón injustamente a un enano que tan sólo pretendía flirtear y hacerme un regalo. Habiendo ofendido a Torm, se lo conté a la clériga Shuna, y después marché para enclaustrarme y meditar, hasta expiar mi error y ser digna a la vista del dios. Había conocido buena gente en Calimport, honrados nobles y caballeros al servicio del bien, y teniendo pendiente mi búsqueda decidí regresar. Me sorprendió conocer las nuevas: Shuna encarcelada, personas que creía honradas se habían corrompido, ... Con algo más de sentido común y una mayor comprensión de la lucha entre el bien y el mal gané méritos para ser aceptada como Iniciada en la orden “El Brazo de los Justos”. La orden trata de equilibrar la balanza en esta región donde la pobre gente ha de robar y asesinar para sobrevivir y salir de la marginalidad y llegar a ascender en la sociedad. ¿Cuántos nobles no habrán salido de las sucias calles del Khanduk prestando sus servicios a las cofradías? Eso me lleva a pensar de nuevo en sí los seres son malvados porque así es su alma o porque las circunstancias de la vida les han conducido por el mal camino. Si han elegido la senda equivocada por libre albedrío y no se arrepienten de ello encontrarán algún día que serán juzgados por sus actos y recibirán su castigo. Mi fe en la Furia Leal, mi señor Torm, me dará la fuerza para cumplir con la penitencia del Deber.

Cormarion

19/08/2005 22:15:48

La Orden, a pesar de que no tenga la reputación que se merece en la ciudad, debe estar cumpliendo bien su misión ya que hemos sufrido varios atentados contra nuestras vidas con objeto de que abandonemos la ciudad. Un asesino que se dijo llamar William reconoció actuar en nombre del regresado Perdición. Regresé a Suzail para pedir ayuda ante esta nueva amenaza ya que al parecer los refuerzos pedidos a lord Piergeiron de Aguasprofundas no llegaban, y tuve que faltar al enlace de Laeril. Entretanto, parece ser que las malas noticias abundan más que las buenas en Calimport, a mi retorno me enteré que la excepcional Shuna había muerto tras ser liberada, dejando atrás una hija; a Rander le han desposeído de su alma; a una clériga de Tyr, Keiko, la violaron y posteriormente se suicidó en la prisión... El caos reina en la ciudad y el mal esta ganando más terreno cada día. Temo que llegará el momento en que los nobles, coaccionados o porque favorezca a sus intereses, expulse a la orden fuera de sus murallas con el pretexto de que somos una milicia armada formada por fanáticos religiosos en la ciudad. Ya expuse mi temor al resto de miembros de la orden e hice mi propuesta para que no nos cojan desprevenidos.

Entre un asunto y otro, gracias a la influencia del capitán de la Guardia Arcana de la ciudad, Arth, he logrado entrevistarme con Kaatos, el dueño de la biblioteca. Sorprendida por encontrarme en presencia de un liche, cortés y benefactor de las letras, no tuve reparos en aceptar un polvoriento volumen de sus huesudas manos (7). La Orden ha debido tener conocimiento de la antinatural vida de aquél ser y ya habría acabado antes con él si no fuera por un buen motivo. El tomo proviene de un comerciante que lo consiguió en Puerta de Baldur y llegó a manos de Kaatos hace ya muchos años (quizás en vida). Está redactado en un dialecto antiguo y me costará estudiarlo, seguramente Arth pueda volver a ayudarme. Aunque recuerdo que un tal Banrum y el minotauro Izurukgal quisieron colaborar. Puede que aquí en este libro no esté la localización del reino perdido de Torm pero encontraré la clave para la siguiente pista (8). He de perseverar y mientras seguiré dedicando mi vida al servicio a los débiles y a la buena gente. Aguasprofundas me necesita también pues prometí al Capitán de la Guardia mi ayuda y creo que la ciudad corre un gran peligro.

Cada día pasan tantas cosas nuevas y tengo tan poco tiempo...

(7) Se roleó con SM-Kellenthil que me dejó la trama abierta para que yo la continuará por donde quisiese. Gracias.
(8) Por supuesto será una búsqueda imposible pero será divertido y requerirá poco que Jeanna vaya de un lado a otro buscando gente que sepa algo o buscando algún tipo de reliquia a lo Indiana Jones. “La X marca el lugar”. De paso me servirá para rolear los periodos de tiempo en que no entro a jugar por el curro.

Cormarion

23/07/2008 21:50:01

[...mucho, mucho tiempo después...]

Sentada sobre el sencillo camastro de la espartana celda, frente a la pequeña abertura por la que entraban los cálidos rayos de sol, se dejaba bañar por ellos manteniendo los ojos cerrados mientras recordaba las palabras del Padre Vasile intentando encontrar la paz de espíritu.



Jeanna deambulaba por el mercado de la ciudad alta buscando armas y escudos de sencilla manufactura como se había recomendado en caso de encontrarse contra el cieno, esa temible criatura.

Casi se da de bruces con el Padre Vasile que se preparaba para marchar al sur tras sus dos semanas de reflexión, pero aún tuvo tiempo de atender a los ruegos de Jeanna.

[i:c1ee79081b]- Cuando llegamos a Baldur, en éxodo, Sir Kian y yo convinimos en celebrar una ceremonia religiosa por los caídos en Vado. Me gustaría que se añadiera un memento por los miembros perdidos en la historia de la Orden.
[/i:c1ee79081b]Asintiendo el Padre Vasile respondió: [i:c1ee79081b]Así será entonces. He oído lo que sufrieron los que allí perecieron y merecen ese memento.
- Yany Dirams, Frey Mendt, Azarian Bloodwil, Jeremias Goodman, Darias Lannesen... muertos o desaparecidos... Hay que recopilar sus nombres y su memoria para honrarles debidamente.
- Me parece justo y digno. Debemos hacer un homenaje a sus causas.
- Bien, si queréis podemos ir al reflectorio.
- Vayamos.[/i:c1ee79081b]

[...]

Al llegar a la capilla del Sufrimiento saludaron al Padre Telinus.
- Padre Telinus usaré como dije un pequeño espacio.
Tras asentir, el Padre Telinus respondió al Padre Vasile: Vos sois bienvenido, haced lo que debáis hacer.

[...]

[i:c1ee79081b]- ¿Qué es lo que necesita de mí, Jeanna?
- Si tiene tiempo me gustaría confesarme. Hace mucho desde la última vez.
- Sus pecados serán muchos pues.
- Pecados y dudas.
- La regularidad en ese acto común, que podemos celebrar en cualquier lugar, debe ser como un patrón de conducta.[/i:c1ee79081b] Dijo con una sonrisa Vasile. Jeanna se arrodilló ante el Padre e inició la confesión.
- Padre, yo confieso. Vasile puso su mano sobre su cabeza y la santificó, y luego fue a por el cáliz mientras Jeanna esperaba con los ojos cerrados.
[i:c1ee79081b]- Diga sus pecados para llegar a su redención.
- Siempre he tenido un peso sobre mi conciencia que me carcome.[/i:c1ee79081b] Y por cada pecado pronunciado el Padre la ungía en la frente.
[i:c1ee79081b]- Creo que he faltado a mi deber sagrado de proteger a la buena gente. Hace tiempo pertenecí a la Orden del Brazo de los Justos, donde sólo fui una Iniciada. Entonces, era como ahora, una devota del Caballero Leal y a él estaba entregada. Mis discrepancias entre los actos de la Orden y mis creencias me condujeron a renunciar a pertenecer a tal Orden. Para aquel entonces, la Orden estaba ubicada en el Bastión, en el desierto de Calim. Un gran peligro acechaba a la Orden y muchos cayeron ante las sombras y... yo no estuve allí para ayudarles.
- Algo me contaron sobre ese ataque.
- Muchos dieron sus vidas. Sir Kian ha tratado de explicarme el hecho... También en otras ocasiones no he prestado ayuda al no poder acudir debido a mis deberes como Dragón Púrpura, y él me tranquilizó diciéndome que no podemos salvarlos a todos. Tan solo podemos ayudar a aquellos que se encuentran cerca en este momento. Pero aún siento que les he fallado.
- Sabemos que su tiempo no lo guarda celosamente para usted, Jeanna, su actitud es buena allá donde esté y si no estuvo presente en ese lugar fue porque los designios temporales no la llevaron a ese sitio.
- Aun así...
- El Caballero Leal tenía otros planes para vos, es normal que tome como penitencia dicho acto y cada cierto tiempo lo recuerde. Pero lo inevitable ya pasó y pasará, haciendo nosotros lo posible por nuestra parte.
- El Caballero Leal es mi Señor, y yo su Instrumento. Muchas jornadas caminé en busca de su ciudad perdida, en una cruzada solitaria, siguiendo en sueños al León Dorado. Él me condujo a Vado al Hogar del Fénix. Ahora ya no vagaré sola pues entre hermanos me hallo y no les fallaré. No puedo... [/i:c1ee79081b] Dice esto último mirando a Vasile con lágrimas incipientes.[i:c1ee79081b] Ese es mi temor y la espada que pende sobre mí.
- Y así sea, aunque viajemos solos, nuestra tarea es la misma. Nuestra obligación es la misma y vos habéis cumplido de principio a fin.
- Siempre caminé sola. [/i:c1ee79081b]Apenas un susurro mientras su memoria la lleva a su niñez.
[i:c1ee79081b]- Lo que es ahora es lo que sus recuerdos le dejaron.
- La duda de que pueda fallar en mi deber me paraliza. Aun así intento dar lo mejor de mí.
- ¿Acaso falló cuando marchaba sola?
- Aun cuando marché sola no falté a mi deber de ayudar a la buena gente. Ayudé en el tiempo de la plaga en Calimport. Ayudé a los viajeros. Erré por los caminos en busca de paz.
- Y ahora ayuda a esta Orden a cumplir los designios de quien es instrumento. No debe temer, pues nos escudamos, no fallará por temor, no lo hará porque su mano la guía el Caballero Leal.
- Entonces Padre, ¿es normal que dude?
- No tema. Rinda una homilía a la semana por cada vez que estos recuerdos le surjan, que yo o el Padre Telinus la ayudaremos, que su redención está por buen camino. El temor es el principio de la desaveniencia.
- ¿Acaso la duda es útil para recordarnos que no debemos cejar?
- Pero sus dudas no deben existir, pues la firmeza con la que cogía su espada en el Desfiladero era más dura que una roca. La duda es útil para recordarnos que somos humanos y podemos fallar. Pero nuestra convicción ha de suplir a las dudas.[/i:c1ee79081b]

Jeanna mira la empuñadura de su espada y luego sus manos callosas.
[i:c1ee79081b]- ¿Así han de ser las manos de una devota de Torm? ¿no habrá paz alguna vez? Son los designios de los dioses.
- Llegará la paz, llegará, pero los tiempos que vivimos no son tiempos de paz, por lo tanto debemos sacrificarnos para obtener un futuro mejor.
- Tiene razón Padre. Para que las siguientes generaciones tengan un mejor futuro. Esa es nuestra esperanza que debemos fijarnos como meta.[/i:c1ee79081b] Poco a poco se había ido sintiendo más aliviada.
[i:c1ee79081b]- Y nunca habrá paz si no vigilamos puesto que en algún lugar, por remoto que sea, allí debemos estar, solos o acompañados, ante algo que merezca nuestra presencia, algún hecho que juzgar, algún mal acto. ¿Qué si no es nuestra vida? Sus manos irradian la benevolencia de su corazón y de su convicción.
- Mi vida pertenece al Caballero Leal. [/i:c1ee79081b]Ahora sus pensamientos se dirigen a Kian.
- Y sí, así deben ser, si así es como sus manos reflejan estos tiempos así serán, y las deberá portar sin importar en las posibilidades que podría haber tomado, pues el camino que escoja es el que le marque el Caballero Leal. ¿Esos son todos sus pecados?

Cormarion

23/07/2008 21:53:47



(Comienza donde termina, en la nada. Una pesadilla nacida de mis miedos más profundos me sorprende sin previo aviso, susurrando imágenes desligadas del tiempo y de la distancia. El alma errante, tocada por otros, pero nunca atada, sigue el rumbo trazado por una mano invisible. El viaje que me aguarda es solo un reflejo de mi pasado hasta que llegue al final y me enfrente a una verdad que ya no puedo negar. Sola, como siempre)

//Para frikis: en homenaje a Dana Scully, de X-Files, del capítulo 17 de la 5ª temporada "All Souls".



Cormarion

23/07/2008 21:58:00





- Tengo otras dudas -afirmó la paladín mientras se le arrebolaban las mejillas- pero quizás en otra ocasión.
- Dígame -la invitó a seguir el Guía.
- Desde mis inicios me impuse votos. Lo creí necesario para seguir el camino del paladín servidor de Torm -continuó Jeanna y ante sus palabras el Padre Vasile asintió-. Nunca he hecho ostentación de grandes bienes, ni riquezas, he ayudado a los pobres, y a los recienllegados a las ciudades entregándoles lo que necesitasen para que durmiesen bajo techo -Vasile volvió a asentir dando su aprobación en silencio dejándola continuar-, he realizado donaciones a los templos y también entregué mi cuerpo a la consagración del Caballero Leal, o sea, voto de castidad -ante estas últimas palabras se sorprendió un tanto el clérigo pero calló.

Hacía ya tiempo que vivía con esa carga, unas veces le daba alas y otras un sentimiento de culpa la atormentaba.

- No alcancé la clerecía en mi juventud ya que elegí la senda del paladín, pero como si fuera una novicia solo me dediqué a mi Señor -toma aire dispuesta a soltarlo de una vez por todas-. El tiempo ha pasado y ahora albergo sentimientos carnales y temo que pueda distraerme de mi..., como decirlo, de mi buen juicio.
- ¿Y en qué tiene más convicción? ¿en seguir sus votos o en los nuevos sentimientos? -le preguntó el Guía.
- Hablé con el Padre Telinus, y me explicó que yo me había impuesto esos votos y que el de castidad no era obligado para un paladín -con ojos llenos de esperanza dirige su mirada a los ojos de Vasile- ¿qué debo hacer Padre? ¿he de seguir los dictados de mi corazón? ¿daría la espalda al amor que profeso por Torm? -demandaba con las manos unidas en una súplica.
- No daría la espalda a lo que profesa. Pero claro, sus obligaciones como mujer, ¿cree que le impedirán seguir haciendo lo que hace? -ese era el mayor temor de la paladín y ahora tenía que enfrentarse sola.

No recordaba la última vez que atendió los consejos de un clérigo en el sacramento de la confesión, pero seguro que en ninguna ocasión se había sentido más expuesta.

- Tengo ya algunos años, aunque no los aparente. A veces observo a los niños en las calles y el instinto de la naturaleza hace que me imagine como madre. No voy a luchar por siempre, llegará el día que no pueda levantar la espada o moriré en batalla -expresó su anhelo y la realidad de su vida mientras el Guía intentaba buscar una respuesta adecuada.
- Le asalta el instinto maternal entonces... algo que sin duda la puede apartar por mucho tiempo de sus obligaciones, lo cual podría frustrarla, aunque también podría verse frustrada por no cumplir su instinto.
- Por eso no dejo que nadie se acerque a mí -respondió rápidamente sin duda. Por eso este dilema se relaciona con el primero, el temor a fallar, en este caso a la Orden, al seguir un instinto egoísta.
- Piense lo que deba hacer, si cree que no podrá atender todo, las dudas surgirán y el temor le puede llevar a hacer algo que no debe -replicó muy seriamente Vasile.
- Llevo tiempo pensando Padre y no me decido -dijo cabizbaja.
- Si no diéramos origen a la vida como si no estamos aquí, pero claro, muchos debieron elegir un camino -el Padre alejaba las esperanzas del corazón de Jeanna.
- Suficientes mujeres hay para que sean madres, yo elegí otra senda -y sus pensamientos le trajeron la imagen de un sonriente caballero de pelo recogido en una sencilla cola-. Hace bastante conocí a un hombre al que profesé amor fraternal.
- Entonces escoja lo que ve de esa forma, ¿cree que hay muchos que seguirán su senda en la Orden? -aún con expresión ceñuda, el Padre la acorralaba para que por fin tomase una decisión.
- Esto último no lo entendí Padre, me lo puede aclarar.

Su cabeza le daba vueltas, y su corazón latía desconcertado, ya que nunca hubiera pensado que tendría que llegar a escoger entre una vida y otra, segura de ser por siempre una digna Hija ante los ojos de la Furia Leal.

- ¿Cree que hay madres suficientes para que usted se plantee la duda? ¿verdaderamente cree que podrá dejar de lado su senda como paladina?
-Vasile no le daba cuartel a Jeanna que tenía el corazón compungido en un puño-. ¿Cree que podrá alguien ocupar su puesto para que vos tengáis descendencia y pueda ser bien educada en los valores que profesamos?
- ¿Entonces no podré ser algún día madre y servidora de Torm? ¿es eso? -dijo apenada Jeanna.
- Podrá ser servidora pero no podrá dedicar todo su tiempo como hace ahora -fue la respuesta de Vasile.
- Como dije, conocí a un hombre al que profesé amor fraternal, pero ahora hay otro al que lo veo de otra manera.

Al oir estas palabras el Padre Vasile se imaginaba a quién se refería, pero guardó silencio, asintiendo de nuevo para que continuase.

- Seguramente, por ese motivo, los sabios fundadores no creyeron conveniente aceptar mujeres en la Orden, conocedores de tal dilema.
- Bueno, se podrían calibrar las leyes pensando en el sistema actual, pero creo conveniente que si se elige una vía se tendrá que rechazar la otra -y eso fue otra puya más que debilitaba los sentimientos que albergaba la paladín.
- ¿Y el hombre? ¿si ese hombre fuera un correcto paladín también debería rechazar su senda? -con la pregunta quería saber si sus sentimientos perjudicarían a su amado.
- El hombre no tendrá tanto trabajo ni preocupación -dijo Vasile negando con la cabeza. El instinto que ustedes tienen les lleva a una conducta diferente a la que tomamos los hombres.
- Acaso dejar a su mujer e hijos en casa, sabedor de que quizás no vuelva, ¿no le impedirá cumplir con total sacrificio? -¿por qué esa diferenciación?, Jeanna no la comprendía.
- Sí, pero en en caso de la mujer, ¿dejará el paladín sus obligaciones para que ella cumpla las suyas? -le respondió con una nueva pregunta Vasile.
- A eso me refiero, ¿no hay posibilidad de llevar las dos vidas? -dijo con pocas esperanzas.
- Si los dos sois paladines, alguien tendrá que dejar de lado sus obligaciones a mi entender, solo nublaría el temor sus actos.

Con cara circunspecta y desanimada Jeanna asiente con gravedad las palabras del Padre, mientras que Vasile le pone la mano en la frente para redimir la última duda y pecado.

- Que la redención del Caballero Leal se derrame sobre vos -entonó Vasile.
- Y que mi culpa se disipe -confirmó Jeanna la respuesta.
- Hablaremos sobre ello en el futuro. No me gustaría que tomara una senda que no sea la que más le convenga o necesite -y apoyando una mano sobre un hombro de la paladina se despidió-. Que la Tríada nos guíe.

//Gracias Pastoret.

Cormarion

23/10/2008 03:35:36



[...una entrada cualquiera del diario de los tiempos del Maestre Kian y tras la construcción de la ciudadela...]

Con la curiosidad profana de un sabio por el conocimiento per se y con poco tacto, por decirlo de alguna manera como después se vio por la duda planteada, el Dendravoz de Weldazh, Elberêth, nos preguntó a los presentes, reunidos por azar al inicio del camino a la ciudadela, el sentido de una frase que había hallado y que decía así:

"¿Honor? Oh, sí, por supuesto. Lo guardo en el fondo de mi morral y lo saco en las noches de viento, para abrillantarlo y mirarlo junto al fuego, en medio del bosque. Se ve grandioso, créeme. Pero es pobre compañía y no sirve para mantener a uno caliente."

Tanto los miembros del Fénix, el Padre Vasile y los caballeros Kerfen y Tomas, como el nuevo Consejero de la orden del Brazo de los Justos, el caballero Sir Drazhen, tomaron aquellas palabras como una blasfemia y una mofa. La blasfemia estaba a la misma altura que si un humano hubiese sugerido que Corellon, Padre de todos los elfos, fue un pusilánime calzonazos cautivado por los encantos de Araushnee, conocida hoy por Lolth, que en lugar de acabar con ella la desterró de Arvandor.

¿Acaso se burlaba el Dendravoz de ellos? ¿acaso no demostraba respeto por lo que les era sagrado o era por desconocimiento y falta de autoridad en la materia?

Considerando que la cuestión había sido planteada sin malicia, y no era al Dendravoz a quien se debía juzgar o reprocharle nada, le pregunté que a quien correspondía aquella malograda cita y él afirmó con tono solemne que eran palabras del mismísimo Caballero Leal.

Quizás en su interior los demás no quisieron creer que la cita fuera de Torm y, pasada la sorpresa inicial al conocer el autor y creyendo al buen elfo, donde los demás no supieron hallar el sentido yo quise hallar alguno como fiel miembro de su iglesia, y extraer la lección que seguro encerraba.

Recordé las sagradas palabras de nuestro grimorio y aquí las transcribo para que me ayuden en mi reflexión.

"Esta orden se fundamenta en los valores de caballería de antaño. El honor, el código de lealtad, la realización del bien como forma de vida paladinesca y una conducta férrea, seria y comprometida nos definen. No hay lugar para medias tintas, nuestros actos nos definirán como organización.

Ser bueno no es suficiente para lo que nosotros defendemos. Somos justos en todo momento y bajo cualquier circunstancia, sin importar a quien estamos juzgando. La justicia debe prevalecer ante todas las cosas.

Nuestro código se fundamenta en la realización y demostración de varios valores como paladines que somos. La bondad, el altruismo, la generosidad, la justa medida de todas las cosas, la imparcialidad y el honor son los valores que nos definen. El uso de la sabiduría debe ser nuestra herramienta ante todo tipo de situación".

El recordar aquellas palabras me ayudaron a aserenarme, a no emitir un juicio rápido y pensar mal del elfo, y me sorprendió creerme más sabia y más segura de mí misma, sin temor a errar. Sugerí que la cita podía ser de la época en que Torm fue un mortal más al servicio de su rey, y que al igual que la cruzada de la búsqueda del reino perdido en el que pasó sus días, estas palabras debían encerrar una prueba para ellos. No me tomaré a broma estas palabras y daré con su sentido.

Por contra, ahora que vuelvo a releer las palabras del grimorio, con nuevos ojos y con mi alma afligida por mi querido Thearos, empiezo a comprender las palabras de mi más querido Kian...

"Y habéis de ver a vuestro dios como a un padre. Un padre que quiere lo mejor para vosotros. ¿Y qué hace un padre cuando un hijo no cumple con los mandatos que le ha ordenado? Lo castiga. ¿Pero significa eso que lo ha dejado de amar? Bien sabéis que no, lo sigue amando con la misma devoción y fuerza. A un buen padre, como son los dioses, le duele castigar a su hijo, sufre también. Pero sabe que es lo mejor para él, para que aprenda y madure. Nosotros somos esos hijos, queridos hermanos".

Aun así [la frase queda inacabada con un borrón, producto de la tinta y de una furtiva lágrima]

Cormarion

02/12/2008 18:56:39



Las piezas de la armadura se hallaban diseminadas por el suelo y entre ellas la fiel compañera, la espada de filo vengador cuyo brillo es el reflejo de su devoción. Echada sobre la fría y dura piedra del suelo de la celda de meditación en posición fetal estaba el cuerpo de la paladina pero, ¿y su mente?

El camisón de humilde algodón se adhería a las curvas de su cuerpo perlado por las gotas de sudor y estremecido por los temblores de una incipiente fiebre. Su corazón palpitaba veloz cual conejo perseguido por el halcón y la mirada perdida más allá de los muros que la rodeaban en un silencio místico.

La cera de incontables velas había fluido en el candelero creando abigarradas formas y en aquella soledad había orado, no por ella, sino por los que no pudo salvar o ayudar en alguna ocasión, a los que tuvo que dejar atrás, a los que sufren bajo el yugo tirano, por las buenas gentes de Faerun, por sus compañeros de la orden.

-Mi Fe es mi Fuerza. -Reunió el coraje suficiente para incorporarse sobre sus rodillas y tomo la espada. Desenvainó la honorable hoja y sus manos encallecidas reconocieron su peso y la recordaron como si fuera una extensión de sí misma. Empuñándola con ambas manos la elevó en alto cuando la luz de la vela menguó hasta extinguirse en un último suspiro trayendo la oscuridad.

Otrora la hoja hubiera brillado radiante en sus manos pero hoy tan sólo despedía un débil resplandor titilante. La paladina bajó su rostro sobre el pecho, enjuto por el ayuno y con visibles ojeras marcadas por el insomnio, y dominada por una ira irracional descargó el golpe.

La espada quedó clavada en el suelo de la celda y abatida rompió a llorar desconsolada. Muchas lágrimas amargas había derramado en los últimos días. Entonces creyó oír que la espada le susurraba y que la débil luz calentaba su piel.

-¿Torm?

Cormarion

19/02/2009 15:14:54






-Soy tu Instrumento, tu sierva fiel, devota defensora de tu iglesia, escucha mi humilde plegaria, ¡oh, Caballero del Deber!, los preceptos de tu código.

>>He faltado al dogma sagrado dando la espalda a los que necesitaban ayuda incumpliendo uno de los cuatro deberes y denigrando tu gloria. No he defendido a aquellos débiles e indefensos que no tenían el poder del que me hiciste merecedora y dejé de ser digno ejemplo para los jóvenes.

Me arrepiento y te pido perdón.

>>Aún cuando me he esforzado en mantener la ley y el orden me he dejado llevar por mis sentimientos, por la ira ciega que me ha procurado un velo de tinieblas, ante tanta sangre inocente derramada, nublando mi juicio.

Me arrepiento y te pido perdón.

>>Seré severa, inflexible y no retrocederé ante el enemigo dejando caer mi cólera sobre el malvado, sin buscar no sólo el coraje, sino también la sabiduría para ver que la estupidez y el coraje son primos. Coraje también significa tomar el lado de la verdad en cualquier asunto, por sobre la mentira prudente.

Permite que así sea.

>>De ahora en adelante serviré a mis superiores como si estuviera muerta para vivir en mil corazones. Siempre he dejado que tú, la Furia Leal, fueras mi guía, muéstrame de nuevo el sendero.

Permite que así sea.

>>Trataré de seguir mejorando día a día, en cualquier empresa que acometa, para ser más hoy hábil que ayer y que mi fuerza pueda ser usada en el servicio de la Tríada con humildad.

Permite que así sea.

>>Esquivaré todos los excesos y derrotaré la soberbia, la credulidad y la ignorancia que pueda albergar en mí mediante la disciplina y mi fuerza de voluntad, y estaré alerta ante la corrupción de los corazones mortales, siendo fiel a mi palabra y castigando a los traidores.

Permite que así sea.

>>Tyr e Ilmater son la mente y el corazón de la Tríada, trayendo juicio y compasión a los hombres, y Tú eres la mano que suave y rápidamente pone en acción su sabiduría. Me esforzaré en alcanzar los ideales para ennoblecer mi espíritu llevando siempre el código en mi corazón, dejando de lado intereses personales.

Permite que el león dorado me guíe de nuevo y alcance la salvación a través del servicio, hasta el momento en que me una a tus filas celestiales, y derrama tu bendición sobre estos esforzados hombres.

Cormarion

26/02/2009 18:23:20

Llovía en el Ducado. A Jeanna le gustaba caminar bajo la lluvia. Siempre le había gustado porque sentía, o quería creer, que su alma se purificaba cuando alzaba la cara hacia las nubes y sentía las gotas recorrer su rostro.

Las antiguas marismas aún guardaban neblinas que hacían del lugar un paisaje gris, aportando una nota de melancolía a su corazón, una morriña por la lejanía de Cormyr y de sus queridos dragones púrpura. Era tierra fértil y sin duda Chauntea les regalaba aquellas lluvias para que la primera cosecha fuera buena.

Los pensamientos hacia la deidad benefactora de Toril, la anciana dama de la tierra y la fertilidad, le recordaron lo que había oído la última vez que estuvo en la corte, en Suzail. Quizás sólo fueran rumores. Y de un pensamiento pasó a otro, el sentimiento de llenar su vida con algo más que el sonido del metal contra el metal y el choque de los escudos, en cumplimiento con su sagrado deber.

¿Acaso no sería también su deber cumplir con las necesidades de su naturaleza? Se había esforzado cada día para servir mejor a la Tríada pero no se sentía completa.

Sí, volvería a hablar con el Padre.