davidsanesc

13/06/2006 20:35:03

[i:1e40733fcc]- ¡Madre mira, he conseguido hacer que mi barco de papel vuele!

La joven semielfa mantenía el barco sobre las cabezas de sus familiares, moviendo delicadamente las manos y dirigiéndolo hacia la fuente del jardín. La pequeña sonreía sin dejar de mirar su logro. El pequeño barco de papel estaba llegando a la fuente, cada vez quedaba menos. La niña entonces paró el barco en el aire.

(Si lo meto en la fuerte se deshará! Y no podré jugar mas)

Mientras pensaba esto, su tío se adelantó al problema de la niña como si supiera en lo que pensaba. Las manos del familiar se elevaron hasta la altura del pecho; susurró unas palabras y una nube continua, fría y de color blanco comenzó a dirigirse desde sus manos hasta el agua de la fuente. La niña asombrada dejó entonces su barco caer sobre la cima de aquella maravillosa fuente de cinco pisos de superficie helada y cristalina. El barco se deslizaba rápidamente chocando contra los bordes de los caminos tallados sobre aquella piedra blanca como el mármol. El barco seguiría su rumbo hasta el final, donde no pararía, donde su fin no sería la fuente si no el destino que Aioleth quisiera, ya que ella podía decidir hasta donde llevarlo.

- ¡Tío! ¡Quiero aprender a hacer eso! Enséñame anda anda!

El tío dibujo una gran sonrisa mientras pensaba en el gran interés de su sobrina hacia la magia.

- Claro Aio, ven acércate, te mostraré otras cosas más que tu tío sabe hacer.

La niña entusiasmada asentía queriendo aprender mas ese día. El tío comenzó a susurrar unas palabras mirando fijamente el cuerpo de la niña y tocándola sobre el hombro.

- Aio, ¿ves esa roca de alli? Traémela, haremos un experimento.

La roca o la superficie de la roca que se veia en la distancia parecía tener la forma de una armadura acolchada petrificada vista desde la espalda. Esa roca se había usado como banco hasta ahora, donde los aventureros elfos se sentaban sin temor. Pero Aio, la pequeña Aio comenzó a asustarse cuando con una tremenda fuerza salida de la nada o eso era lo que ella creía, sacaba poco a poco esa roca de entre la tierra.

- ¡Tío, es un orco!

Sus manos se fueron hacia su túnica queriéndose limpiar rapidamente la suciedad. Bueno, mas que la suciedad era el asco que le habia dado coger entre sus manos esa estatua.

Su tio sonreia al verla hacer ese gesto. Seguidamente la cara del tio se puso seria, pues estaba a punto de impresionar a su sobrina.

- Aio aparta un segundo!!! * Dijo medio gritando.*

El tio comenzó a decir la frase inversa que una vez convirtió al orco en piedra.

< Que la piedra se vuelva carne, que la sangre corra de nuevo, que la mente de la criatura piense otra vez como cuando un día fue, que vea lo que no ha visto crecer y oiga lo que no ha podido oir, que todo él vuelva a ser lo que fue>.

La piedra comenzó a resquebrajarse poco a poco. Aioleth corrió hacia su tio agarrándose de su pierna. El orco terminó recuperando su cuerpo original y de repente unos muros de fuego lo envolvieron. Había sido él también terminando de conjurar seguidamente a lo anterior.

- Orco, ¿como te ha ido esta temporada?

El orco miró al elfo con ojos furiosos. Sus manos se comenzaban a deslizar hacia sus bolsillos lentamente buscando unos dardos.
El elfo vió lo que el orco pretendía y antes de que pudiera hacer nada por temor a que dañasen a su sobrina volvió a hablar:

- <Tú, que eres carne, tú que no sabes lo que haces. Ser, se agua y no mas que eso, que tu sangre se congele, que tu mente no piense y que la lluvia no te moje, pues eso eres y eso serás>

La cristalización se hacía visible en pocos segundos. El cuerpo se convirtió en lo que se había convertido la fuente, en poco mas que eso: “hielo”.

La niña miró al orco congelado y comenzó a acercarse a él. El orco aun estaba caliente en su interior y con su último esfuerzo rompió el hielo que se formaba sobre su mano; la mano que ya sostenía el dardo. Los ojos miraban fijamente a la niña tras aquella mascara de agua helada.

- Aioooo!!! Aparta!

Rapidamente y como nunca habia hecho su tio siguió con las siguientes palabras:

- <Manos mias tomad calor, coged aquello que proviene del Sol, mostradme un camino y corred por él hasta alcanzar vuestro destino>

Una llamarada se formó entonces entre sus manos empujándolas hacia delante, hacia donde se encontraba la bestia haciendo que el hielo se rompiera en pedazos y el cuerpo de aquel que quería dañar a su mas querida sobrina desapareciera de entre los tiempos.

La niña miró y escuchó todo lo ocurrido y supo desde ese momento que la magia, la magia que sabía su tio podría salvarle algún día la vida.[/i:1e40733fcc]

davidsanesc

03/09/2006 09:49:26

[i:6d0701950d]Una brisa leve azotaba la costa del puerto de Aguas Profundas. El mercader particular de los artesanos comenzaba a recoger sus cosas en medio de la puesta del sol. Como cada tarde preguntaba a la señorita Aio si tenia algo nuevo que contar. La semielfa contestaba negativamente.

- No, mi señor. Pero quien sabe, tal vez tenga algo que contarle en un futuro. Hay cosas que me intrigan demasiado y de las que no tengo las respuestas.

El mercader asentía cerrando la bolsa del día con un pequeño cordón en su parte superior; luego cargaba la misma bolsa sobre su buey y se dirigía tranquilamente divagando en sus pensamientos hacia el local artesanal de la ciudad, guardando allí sus pertenencias para poderlas vender a quien quisiera el día oportuno.

Mientras su compañero tomaba ese camino, Aio comenzaría su trabajo nocturno. La diferencia del diurno era muy sencilla: a estas horas de la noche se podría concentrar mas y podría tener mejores resultados sobre las armas.

Aioleth abría pues lentamente la puerta de la torre de magia de la ciudad intentando no hacer mucho ruido para no despertar a sus compañeros. Subía las escaleras y abría la puerta del laboratorio. La oscuridad reinaba allí adentro. La semielfa se acercaba a los candelabros de las esquinas chasqueando los dedos y prendiendo así las mechas sin tocarlas. Luego se quedaba frente a la mesa del laboratorio unos segundos pensando en la monotonía del día a día, de su trabajo. Su libro de magia donde anotaba sus fórmulas descubiertas estaba ahora cerrado. No hacía falta mirarlo tan a menudo. Se dispuso a colocar una de esas pequeñas armas llamadas dagas encima del recipiente mágico El resultado no debía ser una daga cualquiera, pues era un pedido. El encargante, un compañero suyo del Refugio necesitaba una daga poderosa, a ser posible capaz de hacer que su cuerpo se regenerase como lo conseguía hacer con aquel anillo mágico.

Hacía unos meses Aio había dado con tal fórmula. La inscripción correcta del conjuro adecuado, el elemento mágico y el arma recién creada permitiría que aquel amigo suyo tomara la fuerza vital de su oponente una vez acertara el golpe sobre el cuerpo del adversario.

Aio sacó la vara apuntando directamente sobre el pergamino colocado entre la pequeña arma y el frasco que contenía el componente necesario para que la unión mágica tomara forma. De repente notó aquel escalofrío, los pelos se le pusieron de punta y la piel de gallina. Se acercó lentamente mirando el nuevo filo. Un aura maligna rodeaba la daga. Sus dedos se pensaban dos veces el tener que acercarse a la empuñadura. La mano se acercaba e instantáneamente volvía hacia atrás, como temiendo cortarse. Pero una vez más cogía el arma y la depositaba con cuidado entre un trozo de cuero y luego sobre una pequeña caja.

Hacía unos días le había comentado a Rusco esa sensación al crear esas maravillas de armas, esas poderosas creaciones tanto destructivas como todo lo contrario, armas que podían sanar al portador.

Rusco, su compañero de laboratorio, afirmaba esa misma sensación: los pelos de punta, esa sensación que tiene uno al acercarse a un gran poder del cual apenas se sabe nada.

La joven semielfa empezaba a sentir una curiosidad más fuerte de lo normal.

Cogió la caja entre sus manos y se dirigió a su habitación. Allí estaba su bolsa, su gran bolsa, llena de objetos, los mejores objetos de cada día esperando a ser portados por grandes guerreros. Guerreros que no veía desde hacía tiempo.

(El encargo de Vernosh está listo. Me dijo que le podría encontrar en Calimport. Aunque allí tengo prohibida la entrada. Supongo que estará por las afueras ... o bueno, tal vez ni esté allí.)

La semielfa, cansada por la hora que era se acostaba entonces en su colchón de plumas. E dinero que ganaba sabía utilizarlo. Un cansado día de trabajo merecía tener algún que otro capricho.

El día siguiente amanecía como otro cualquiera. La gente comenzaba a salir a las calles, los guardias a tomar sus puestos de trabajo, el viejo mercader salía de la taberna tras haber tomado una buena copa de vino, de un tal Corwin decía él.

- Aioleth, debería tomar una buena copa de ese vino, le aseguro que le gustará.

La semielfa negaba a ello diciéndole que si hacía eso podría hacer que el laboratorio saltase por los aires, por lo que no era buena idea.

- Bien, mi señor, espero tenga un buen día, yo parto ahora mismo a Calimport.

El mercader se despedía entonces de ella.

- Tenga cuidado jovencita, no la vayan a apresar.

- No pasará nada mi señor. Apenas se me nota mi mestizaje, además ya permiten portar capuchas dentro de la misma ciudad, será por el calor insoportable.

El barco como cada semana comenzaba a izar sus velas a la misma hora aproximadamente, cuando el sol había terminado de salir en el horizonte.
Algunos de los pasajeros ya estaban dentro, algunos conocidos, otros no.

Deurmont entonces gritaba a sus marineros para salir, pues ya no había nadie mas al parecer esperando para partir.

- Vamos mis marineros, hoy el día es tranquilo, como no nos demos prisa no llegaremos a tiempo. El viento sopla flojo y no queremos llegar tarde, ¿verdad?

Así pues la travesía fue larga, el sol subía lentamente y las gaviotas empezaban a verse cada vez mas alejadas. Los niños se quedaban mirando a los pocos delfines que saltando cerca del barco les divertían.

Calimport se veía ya, a medida que el barco se acercaba se comenzaba a divisar el gentío. Una muchedumbre morena, como quemada al sol por el trabajo. Pero no, los calicitas ya tenían esa piel de nacimiento. La habían heredado de sus generaciones antecesoras. Su forma de vestir les distinguían de las demás ciudades. Hombres orgullosos de pertenecer a tal ciudad esperaban en los amarres del puerto. Las cuerdas del barco eran lanzadas por los bravos marineros y recogidas por aquellas gentes.
El cruzar la pasarela entre el barco y el muelle de la ciudad haría de Aioleth una persona mas vulnerable.

Se había informado anteriormente de si necesitaba algun permiso especial para entrar en aquella ciudad. Los guardias de Aguas le dijeron que sí, que se debería de poner en contacto con el consejo de la misma y que ella no tendría problema, que aun siendo mestiza podría vivir allí mismo si lo deseaba.

- Señorita, como se nota que conoce poco de esos calishitas. En cuanto sepan el dinero que posee no dudarán en quitárselo de las manos.

Aioleth una vez en la ciudad pidió una entrevista en el consejo. Dio la nota a la persona que le dijeron y así en unos días podría moverse más tranquila por aquella ciudad.

Salió entonces de la ciudad, pues no sería de su agrado ser encarcelada nada mas llegar.

Vernosh, ese mago peculiar, estaba acampado en las afueras. Un bosque algo raro se extendía a centenas de pasos de los grandes muros de Calim.

El mago, de túnica negra parecía intranquilo. Aioleth se agarraba la capucha mientras el viento soplaba en dirección contraria a su paso.

- Vernosh. No me ha hecho falta ni buscarte. Tengo la “maravilla”.

Mientras decía esto su cuerpo se volvía a estremecer.

- Vaya Aio, te has dado prisa. No te esperaba en tan pocas semanas.

- Sí bueno, digamos que me siento algo rara teniendo esto en mis manos. La magia que posee es demasiado poderosa y no la termino de conocer del todo.

- Aio, ya sabes, cuando tengas tiempo dedícate a buscar el origen del poder que imbuyes. Es una cosa que haces día a día, no vaya a ser perjudicial para ti, y espero que no lo sea para nosotros.

La cara de Aio cambió preocupándose al instante.

( Es cierto. Ese conjuro me estremece por algo. Sus palabras hablan de la inmortalidad, de la curación a partir de la sangre.)

- Vernosh, ¿ qué sabes tú del toque vampírico?

- Aio, vaya preguntas me haces. La verdad es que ese conjuro es sombrío, y que lo debió crear un mago muy poderoso, como dice su nombre, su origen puede provenir de un vampiro.

Las palabras se entrecortaban entre el viento caluroso de aquel desierto. Las nubes estaban muyy lejos y el Sol parecía brillar tres veces mas que en Aguas Profundas.

- Perdona pues amigo mío, pero la “maravilla” que te traigo está creada a partir de ese poder. Espero me perdones si afecta negativamente en algún acontecimiento futuro. Ahora que pienso no debería crear mas armas del estilo sin antes averiguar que puede causar al portador la magia inherente ahora en ella.

- Es cierto Aio, de todas maneras no creo que vaya a pasar nada malo. Ahora que pienso existe un vampiro o eso tengo entendido en las afueras de tu ciudad. Una vez tuve que deshacerme de una sanguijuela de esas, le corté las extremidades, y luego la clavé contra un muro.

Mientras le contaba a Aio como se deshizo de un vampiro la cara de Vernosh mostraba una cara de preocupación.

- El miserable me dijo que un día volvería a por mí. Pero no creo que vuelva, pues le mandé al mismísimo infierno. Me contó algo antes de morir, que su señor vendría y se vengaría. Su señor decía!!!!! El Primer nacido como decía él. El mismísimo señor de Aguas Profundas, allí donde nadie va.

Aio se preocupó un poco.

(El primer nacido. ¿ Y si esas armas convierten a mis amigos en vampiros? Al fin y al cabo vi lo que le pasaba a Earaniel cuando se autohirió ella misma para comprobar si el poder daba resultado tras herir luego a un trasgo. Esa cara de satisfacción que puso cuando regeneraban sus heridas, como cuando una persona sedienta tras no haber bebido durante un día entero en medio del desierto agarra una cantimplora con agua fresca y no la suelta hasta haber terminado con la última gota. Tengo miedo de que algo malo pueda ocurrirles si las usan demasiado. He de ir a ver a ese primer nacido y conseguir con certeza la información que deseo. Tanto mi trabajo, como el de Rusco, como el de los futuros aprendices de las diferentes ciudades puede llevar a la ciudad a un caos en caso de que ocurra una trasformación indeseada.)

- Vernosh, he de marchar. No uses mucho la daga. Espero verte pronto.

Aio se despedía así intranquila de su amigo. Un día que había amanecido como otro cualquiera dejaría su corazón intranquilo hasta saber la respuesta. [/i:6d0701950d]

davidsanesc

03/09/2006 09:51:04

[i:f44048cdc3]El barco zarpaba a Aguas Profundas al día siguiente. Mientras tanto tenía tiempo para averiguar si la gente de Calim sabía algo acerca de los vampiros.

Cuando llegó a Calim, un gran edificio se mostraba ante la multitud repleto de gente. Parejas de aventureros entraban y salían de allí. Algunas parejas preguntaban si habían habitaciones libres a los semiorcos de la entrada. Aquellas moles respondían afirmativamente sin saber si era cierto. Sus grandes hachas dobles estaban apoyadas contra la pared detrás de ellos, hachas que serían solo usadas en caso de haber una gran trifulca o para imponer a los ladrones que intentaran entrar. Había algún mediano que otro vestido de negro merodeando por los alrededores de ese gran edificio, esperando a ver si se paseaba por las calles cercanas al Kanduq.

La mujer entonces tras hablar con Vernosh se acordó de tal lugar. Un mediano que paseaba por la ciudad se fijó en su gran bolsa. De repente se acercó hasta ella.

- Buenas tardes señorita. ¿Quiere que le ayude con su bolsa?

La semielfa desconfiada desde hacía meses negaba ante tal pregunta.

- No, mediano, puedo yo sola, pero gracias por tu ayuda. Oye mediano, ¿sabes si se venden estacas por aquí?

La cara del mediano era de alucine. Debía pensar que esta mujer estaba loca o algo parecido. Qué hacía Aio preguntando a un mediano si sabía donde se vendían estacas. No era normal, no.

- mmm señorita, no se donde se venden estacas ni me importa. Pero si quiere, yo le puedo vender algo mejor que una estaca. Tal vez una daga, o un bastón, o un anillo. ¿Tal vez una nueva túnica?. ¿O preferiría una armadura para su marido?

Ese mediano llamado Kata, parecía querer deshacerse de su casa entera. Parecía tener todo lo necesario para poder sobrevivir en cualquier lugar.

- Kata me dijiste, verdad? Pues si no tienes estacas, ¿que crees que podría acabar con un vampiro?.

- Vampiros ehhh. Pues la verdad, seguro que con esta guadaña puede separar su cuerpo de sus cabezas. Aunque no la veo a usted capaz de poder hacer eso.

Aio necesitaba comprar el equipo necesario por si a ese vampiro se le ocurría saltar a los cuellos.

- ¿Cuánto cuesta mediano? Espero que no sea muy cara.

- Dos millones, solo eso señorita. No se arrepentirá, pues esta guadaña tiene propiedades mágicas.

El mediano Kata parecía estar intentando desembolsar a Aio, pero la semielfa apenas se daba cuenta ahora de lo que era barato o lo que era caro. Hacía mucho tiempo que había dejado de ser una simple semielfa para ser una noble de Aguas Profundas. Su dinero le permetía tener ese rango entre la gente.
La mujer entonces dio unas cuantas bolsas repletas de monedas al mediano y este le dio la guadaña..

- Una cosa mas señor Kata. ¿De donde saca usted tantos objetos?

El mediano sonreía tras su capucha pensando seguramente en la cantidad de gente a que había sustraido algun que otro objeto, o en la cantidad de sitios peligrosos en los que se había metido con tal de ser famoso entre los suyos.

- Trabajo señora trabajo. Está viendo al mejor cerrajero de Calim. Cuando un noble se queda atascado sin poder entrar en su casa, me llama a mi, el noble mediano mas encantador de la ciudad.

El mediano podía estar tomándola el pelo, pero la mujer se quedó con la frase de ese peculiar individuo.

Los dos se despidieron y Aio siguió su camino a la posada.

Abrió la puerta, y aquel lugar estaba repleto de gente. Nobles entraban tras ella a eso de la hora de cenar. Todo el salón estaba lleno de gente riendo, medio borracha y otra hablando de sus cosas. La camarera iba vestida casi como para sacar el deseo sexual de los clientes. Sería porque en las plantas superiores a parte de tener habitaciones libres para poder descansar había también un burdel. El mejor burdel de la ciudad.

Aio tomó mesa en una esquina, poniendo su bolsa en el suelo, bajo ella, siempre vigilándola para que ningun desgraciado metiera mano en ella. A lo lejos había un hombre fornido, que sacaba de su bolsa un cráneo. La gente tenía cosas mas importantes que hacer que ponerse a mirar en lo que hacía aquel hombre, pero Aio no, Aio iba en búsqueda de cualquier persona que pudiera saber algo sobre los vampiros.
La semielfa se levantó de la mesa, cogió su bolsa y se sentó enfrente de aquella persona.

- Saludos caballero. Soy Aio.

El hombre salió de sus pensamientos y miró a la mujer.

- Buenas noches Aio, ¿desea algo preciosa dama?

La semielfa señalaba el craneo empezando a preguntar de dónde lo había sacado.

- Bueno señora, es largo de explicar y ha sido difícil de conseguir. Su precio es oro en estas tierras y siempre hay magos adinerados dispuestos a pagar bien por él.

- Le doy 500 000 monedas por él y 100 000 mas por saber de donde lo sacó.

- Señorita Aio, eso se puede ver claramente. Lo saqué de mi bolsa. De donde quiere que lo saqué. ¿Del bolsillo?. Discúlpeme, hoy estoy de buen humor, mi nombre es Fibrizio.

- Encantada señor. Y una pregunta, ¿vio vampiros en el lugar donde encontró ese cráneo?.

El hombre se acordó de que precisamente ese no era buen lugar ni para haber sacado el craneo, ni para estar hablando de estos temas.

- shhhhhhh. Salgamos de aquí, no es buen lugar para hablar de esto aquí. Venga, le diré lo que quiere saber, pero espero que tenga esas 100 000 monedas.

Los dos salieron por la puerta. Una mirada ajena de un hombre pálido sentado en otra esquina se percató de la palabra que la joven semielfa acababa de usar hacía un rato. El hombre no era un vampiro, si no una persona enferma, borracha, que estaba a punto de caerse de espaldas de su silla y no tenía mejor cosa que hacer que escuchar a los demas y ver cosas borrosas en medio de aquella taberna.

- Venga Aio, parece una maga, supongo que por eso se ha interesado en este cráneo de liche. Y por lo demás pues a cambio de ese dinero le daré esa información.

Los dos se adentraron por aquellos callejones tras haber pasado aquel lugar sucio, lleno de avisos manchados en sangre seca en sus muros indicando que nadie entrara en aquel lugar. Símbolos extraños estaban dibujados en sus paredes. Aioleth no sabía de que lugar se trataba pero mejor era no averiguarlo.

- Señorita, esto es el Kanduq, coja bien su bolsa y si nos cruzamos con alguien no le mire. A veces esta gente de por aquí piensa que con solo mirarles les estamos ofendiendo o queremos pelea.

- y entonces, ¿qué hacemos viniendo aquí? ¿Está usted loco?

- No señora, conozco un lugar donde podremos hablar tranquilos, pagaré al enano unas cuantas monedas y nos dejará un rincón de su taberna libre de oidos indeseados.

“El camello escupiendo”, bonito nombre, tal vez fuera un nombre en clave de algo mas grande. Un camello identificaba el lugar con el desierto, lugar en el que se encontraban. ¿pero y el escupiendo?. Bueno, no importaba eso ahora.
Entraron los dos en la taberna. El enano saludaba a todos los clientes al entrar.

(Mas oro, mas clientes, esta parece una maga, la voy a emborrachar y a cobrar el doble por las cervezas)

Fibrizio se dirigió a él dándole una pequeña bolsa con monedas.

- Necesitamos un lugar tranquilo maese.

El enano se dirigió a una esquina donde habían dos medianos ya borrachos.

- Venga, vosotrrrros dos parra afuerra, ya es horra de que vayais a hacerrr algo de provecho.

Los medianos borrachos se miraron sacando sus dagas en plan de cachondeo.

- Si cortamos tu palo alomejor se lo podríamos vender a alguna mujer que lo quiera por un módico precio de una moneda de oro.

Los dos medianos se partían pensando en la mujer aceptando esa cosa inherte.

El enano ya los conocía a todos, todos eran iguales. No le gustaba mucho que se metieran con él, pero le encantaba escuchar las peleas entre ellos, por lo que los pilló a los dos del cuello de sus túnicas y los levantó como una gata madre levanta a sus gatos cuando acaban de nacer. Los medianos pataleaban en el aire descojonandose aun de aquella frase, y borrachos seguían diciendo:

- jajajaj, te lo imaginas? Una moneda de oro!!!! Jajajajaja.

El enano los dejó caer fuera de su taberna, fijándose en sus caras para tal vez otro día devolverles el comentario.

- Bueno señor, y señora. Ya tienen un lugar para ustedes.

- Gracias maese.

Aio hizo una pequeña reverencia entre aquella gente. Aquellos no era los modales adecuados para ese lugar.

Los dos se sentaron solos en aquella esquina y comenzaron a hablar de cosas importantes.

- Vampiros, se está metiendo en un lio señora. No debería averiguar nada sobre ellos, mejor dejarlos en paz. Con suerte se seguirán alimentando de esos plebeyos a quien nadie busca. Esas malditas sanguijuelas sobran en esta ciudad.

- Por lo que oigo decirle sabe cosas de ellos. Yo estoy buscando a cierto vampiro, no a uno cualquiera. Le llaman el Primer nacido.

Fibrizio puso una cara de asustado, de pensar también que estaba ante una loca.

- ¿Usted conoce al Tzas Tzam? //o como se llame//, es casi como un dios, y ese vampiro que dice buscar no creo que tenga menos poder que él.

- Señor, no se quien es, pero mis amigos pueden estar corriendo peligro. Deme toda la información que tenga por favor, le pagaré por ello. Seguro que si usted ha acabado con ese liche sabrá mas que nadie de por aquí a lo que me enfrento. Liches y vampiros tengo entendido se suelen unir. Dígame por favor.

- La verdad es que si pretende acercarse a ese poderoso vampiro necesitará ir con gente capaz de defenderla, con gente capaz de deshacer las trampas que puedan haber ante usted, con alguien que haga desaparecer a esos muertos de su vista, con tal vez un explorador que se dedique a investigar antes el terreno que va a pisar. No le será nada fácil. Si sus amigos corren peligro, usted lo correrá mas atreviéndose a ir a ver a ese vampiro. Espero que no quiera terminar de matarle o algo similar.

- No, no es eso. Necesito llegar a él y hacerle unas preguntas. Solo eso. Ofrecería una gran cantidad de oro por tener a gente capaz de acompañarme a tal lugar. Usted tal vez. Si pudo con ese liche podrá tal vez defenderme de un posible ataque.

Aio medio nerviosa, por ser cierto que iba a necesitar de la mejor compañía ofrecía en ese momento una gran cantidad de oro.

- Cinco millones de monedas de oro. Por favor, necesito llegar hasta él. Se lo agradecería el resto de mi vida.

Fibrizio casi se cae de espaldas al oir entre susurros esa cantidad de dinero, pensando que hacía unos añós se había estado dedicando a proteger a la gente, pero que hacía tiempo que no se dedicaba a eso.

- Bien, por ese precio acepto. Pero que sepa que necesitamos al mejor equipo. No pienso ir solo con usted señorita. ¿Con cuanto dinero puedo contar para los demás? Pues yo mismo me ocuparé de buscarlos. Usted no se preocupe por eso.

- mm por la misma cantidad. Pero busque a los mejores, quiero salir con vida de allí, y supongo que ellos también querrán salir con vida. Y Rusco, él también querrá salir con vida.

- ¿Rusco? ¿El imbuidor de nuestra ciudad? Vaya, proteger a dos magos, esto va a ser interesante. Ese mago es amigo mio. Veré que puedo hacer por usted. Pero mientras tanto, no se meta en lios. Yo la avisaré en cuando podamos partir. Necesitaré también algo de oro para sacar información, tal vez podamos ir con algo de ventaja. Ya que usted sabe el lugar como me ha dicho hace un rato, esa información ya la tenemos.

Aio le da pues una gran cantidad de oro para que saque la información que pueda. Y los dos tras terminar la charla salen de la taberna despidiéndose del enano. Fibrizio la acompaña hasta la posada y le desea buenas noches, lo mismo hace ella deseándole suerte.

- Nos veremos en poco. [/i:f44048cdc3]

davidsanesc

03/09/2006 09:52:39

[i:9888f908b7]- Amaan, abre el libro por la segunda página, hoy toca “Poder eléctrico sobre filos”.

- Sí maestra.

Aioleth había dejado de imbuir durante estos días con la sangre y había dedicado a pasar unos pocos días con su alumna. Amaan Door, una joven elfa que atraía las miradas de los guardias de la ciudad, con su paso firme, su ropa diferente a la que una aprendiz de maga podía llevar. Ella era joven al fin y al cabo y Aioleth había pasado por esa etapa.

- Amaan, ¿que armas tenemos hoy para practicar?

- Dagas maestra, dagas, para variar.

- Como siempre, que se le va a hacer.

Unas carcajadas de compañerismo sonaban al unísono mientras el corazón de la semielfa sufría por sus compañeros.

Las dos colocaban una daga cada una en sus mesas respectivas, pues Rusco no estaba allí hoy y no tenía que esperar a que Aio impartiera la clase. Seguramente estaría en su tienda de Calim vendiendo o intentando vender unos de sus preciados objetos.

- Amaan, el componente de hoy son los polvos de hada como pone en la formula de mi libro. Te explicaré esto. Las hadas son unos seres como ya conoces bastante inteligentes, muchas veces compañeros nuestros, su magia seguramente provenga de las primeras generaciones en que las diminutas hadas debían sentir curiosidad por nosotros, los magos. La cuestión es que las pequeñas no tienen la capacidad de usar muchos de los conjuros, pues algunos de ellos requieren de otros componentes, componentes que no podrán conseguir por sus propios medios. El poder eléctrico proviene de ellas mismas, la luz que crean intensificada cien veces mas crea esta energía poderosa capaz de quemar un tejido. La verdad es que me he llevado mas de un calambrazo indeseado por curiosa.

La semielfa recuerda a su tío entonces decirle que no tocara las armas. Y ella curiosa iba y las tocaba.
Una vez dada la explicación las dos escribían el conjuro sobre un pergamino en blanco y lo depositaban entre la pequeña daga y el frasco de polvos. Sacaban sus varitas respectivas y zas, un resultado perfecto, sin tener que desaprovechar el tiempo con este conjuro que salía a la perfección cada día.

Las dos sonreían de nuevo.

- Amaan, ¿sabes algo de Rusco?

- No, la verdad es que no.

La semielfa había acabado la clase por hoy, y sentía curiosidad por saber si su amigo estaba bien.

(Espero que Rusco no imbuya demasiado con ese conjuro. Debo ir a hablar con él.)

- Bueno Amaan, en unos días nos vemos, partiré a Calimport mañana por la mañana.

La elfa asentía sonriente tras haber terminado la clase con un buen resultado. La joven aprendía rápido y sus resultados eran perfectamente equiparables a los de su profesora. Tal vez en poco sería mas conocida que ella.

El barco salía como a menudo a primera hora de la mañana. Reinaba la tranquilidad en la mar como cualquier otro día.

Rusco había marchado a Calim unos días sin saberlo ella. Su negocio no debía permanecer desatendido mucho tiempo. Los experimentos los solíamos hacer juntos en Aguas profundas, pero allí no venía demasiada gente a pedir encargos.

La semielfa llegó al puerto y comenzó a preguntar a la gente de allí a ver si conocían su local. Algunos respondían simplemente que debía estar en el distrito de la magia, otros no tenían ni idea de quien era el mago. Paso a paso cargada con aquella bolsa que pesaba mil muertos avanzaba hacia su tienda sin saber que daría con ella a la primera.

Allí estaba él.

- Rusco, por fin te encuentro.

Dejando la bolsa apoyada en el suelo. Frente al mago estaba ese mediano, Kata, que al parecer estaba haciendo negocios con él.

- Aioleth, un momento, ahora termino y estoy contigo.

- No pasa nada amigo, termina con Kata. Tomate el tiempo que necesites, de todas maneras no me importa que el mediano escuche lo que tengo que decirte, tal vez pueda ayudarnos en una cosa.

El mediano buscaba en su bolsa algún que otro anillo mágico y sacaba su lista de peticiones. Unas peticiones algo increíbles. ¿Para qué quería el mediano tales objetos?

Los dos terminaron de hablar y Aio comenzó a hablarles de su inquietud con el vampiro. El mediano vacilaba, no estaba seguro de querer arriesgarse tanto, pues el dinero por contratarle no le parecía tan importante como el poder conseguir algún objeto poderoso. Tal vez uno de los que andaba buscando en su lista. Esos objetos que no encontraba desde que vivía allí en Calim.

- Kata, ¿vos sois el mejor cerrajero, no? Tal vez tenga que desatrancar esas puertas. Te pagaría muy bien por ello.

- Señorita, ya le he dicho que es muy arriesgado. No quiero su dinero, pero lo aceptaré. Si voy es porque me ha dicho que vendrán grades guerreros y que podré dedicarme a buscar entre las pertenencias de ese bichejo.

- Gracias kata, por mi puedes coger lo que quieras, pero no creo que los demás quieran quedarse sin nada. Rusco, kata está con nosotros. ¿qué dices de la nota que te envié el otro dia?

- Aio, la verdad es que es muy arriesgado. No creo que esas armas que creamos tengan el poder de convertir a los poseedores en vampiros ni mucho menos. Pero bueno, todo sea porque no deje de ser el mejor mago imbuidor de Calim.

- Me alegra oir eso. El señor Fibrizo está en busca del mejor equipo. Espero respuestas de él. Hace poco vi un anuncio en las tabernas, tal vez esté en marcha por su parte.

Terminando de decir esto kata se marchó a buscar entre sus pertenencias, tal vez necesitaría sus mejores herramientas. Aio volvió a coger el barco hacia Aguas y Rusco se dispuso a poner un anuncio mas grande en su portal.[/i:9888f908b7]

davidsanesc

03/09/2006 09:54:10

[i:69a7a715ff]La bolsa que cargaba Aio era muy pesada, apenas quería que nadie se acercara a ella. Estaba bajando del barco y no quería que los marineros le ayudaran. Casi le cayó al mar cuando pasaba por la pasarela de desembarque.

El comerciante estaba allí como siempre comprando y vendiendo alguna que otra cosa. Había pocos aventureros últimamente en Aguas y la verdad es que Aio no sabía a que era debido.

Era un día para aprovechar y salir de la ciudad y dar un paseo, tal vez la posible edificación se vería a simple vista, o tal vez no. La mina estaba vacía, ningún minero cruzaba los caminos con sus bueyes, tal vez estuvieran descansando en sus casas desde hacía ya unas semanas. Aio en cambió no había parado de imbuir armas para poder conseguir el dinero necesario para saber la verdad de las cosas. No quería que a sus amigos les pasase nada malo y menos aun a Satara, bueno y tampoco a su pequeño guardián Troy.

La semielfa iba a cruzar tierras fuera de la ciudad, susurro pues unas palabras y su cuerpo pasó a desaparecer a simple vista. Susurro otras palabras y su vista pudo pasar a ver lo que no se podía ver. Fue tonta, tanto girar la cabeza de un lado a otro que no vio al joven venir desde uno de los caminos, tal vez no viniera de un camino sino de entre los matorrales, pues antes no se le había visto. Un choque lateral hizo caer a Aio; el equilibrio del hombre en cambio le permitió seguir de pie aturdido pensando con que diantres se habría chocado, pues no veía nada.

De repente se giró hacia su compañera Luna para ver si por casualidad se había chocado ella con algo. La pantera estaba olisqueando algo en el suelo, sacando los dientes afilados ya que su amigo había chocado contra esa cosa que estaba tendida en el suelo y no se veía por lo que estaba medio aturdido aun.

- Luna, ¿que haces?

La pantera puso sus patas apoyadas en el aire, y Elenthyl se quedó asombrado.

- Pero que ......

Aio abrió los ojos y asustada conjuró hacia la persona que tenía delante para que la viera.

- Porrr favor, que no me haga nada.

Dijo temerosa de que a la pantera se le ocurriera sacar sus uñas sobre su cuerpo o acercar sus dientes a su cuello.

(Ni siquiera es un vampiro, pero seguro que es casi igual que ellos)

Pensando en el animal que tenía encima.

- Luna aparta, pobre mujer, aparta aparta. Ha sido sin querer seguro.

La pantera se echó atrás manteniendo su cola en posición vertical, como cuando un felino quiere atacar. El elfo podía ver entonces a Aio, una semielfa de pelo largo y blanco. Una maga pensaría enseguida al ver su túnica. El explorador venía de recorrer los caminos perimetrales de Aguas lo mas seguro.

- Perdone señora, me llamo Elenthyl, guardia de weldazh.

- Yo soy Aio, no pasa nada. (vaya, un guardia de Weldazh!!)

Mientras recogía su bolsa del suelo.

- ¿Acaso no miráis por donde vais?

Aioleth no recordaba haber estado invisible, pues estaba nerviosa, claro que por culpa de esa pantera, si le llega a clavar las uñas en vez de nerviosa se hubiera puesto furiosa.

- Señorita, se perfectamente por donde voy, lo que piso y lo que no, con lo que me topo y con lo que me dejo de topar, los caminos que he recorrido y los que he dejado de recorrer, las piedras que he pisado y las que no. Justamente se perfectamente que es lo que tengo delante y se si debo dar un paso hacia ese camino o en cambio no darlo.

- Perdón señor Elenthyl, no recordé haber estado invisible, ahora recuerdo. Por lo que dice es usted un sabio de los caminos. Sabrá entonces si ha visto por aquí cerca algún edificio viejo, ¿no?. Estoy buscando uno.

- Un edificio viejo, pues la verdad es que no vi ninguno. Acabo de llegar a estas tierras de Aguas y estoy investigándolas.

- Ha tenido suerte entonces. Le pagaré si me encuentra un edificio por aquí cerca, bueno mejor, necesito un informe de todos los edificios antiguos, en mal estado de la zona.

- ¿ Y por qué iba a tener que buscarlo?

- Tal vez un millón de monedas de oro le anime.

- Mm no me interesa el dinero. Tal vez pueda ofrecerme otra cosa. Pero bueno, lo haré, de todas formas es lo que iba a hacer, recorrer estas tierras.

- Gracias amigo, se lo agradezco mucho. Tome, un adelanto.

El elfo no preguntó acerca de que para que quería la mujer encontrar ese viejo edificio y se puso en camino, su pantera miraba de reojo a la semielfa calmandose al ver su belleza y al haber escuchado su duce tono, era casi parecido al de su amo, pero algo mas grave y tosco. Aioleth partió a la escuela entonces y allí encontró a un señor mayor que preguntaba por la maestra de imbuición, se decía llamar Mort Jars, un mago de Calisham. [/i:69a7a715ff]

davidsanesc

03/09/2006 09:56:03

[i:dfe8a7c03b]- Señor Mort, de Calisham. ¿Y me dice que no conocía a un tal Rusco? Que raro. Bueno, parece que el amigo aun no es demasiado conocido en su ciduad.

La semielfa sonreía mientras pensaba que Rusco podría estar fumando hierbas con una buena pipa entre medio de sus armaduras en vez de estar vendiéndolas. Hacía días que no impartía una clase a Amaan, pero no podía dejar a aquellas personas interesadas en la materia sin explicarles el significado de las imbuiciones, o al menos el que consideraba ella.

- Bueno señor Jars, subamos las escaleras, es un poco tarde, si no le importa cierre bien la puerta, a estas horas de la noche no debemos despertar a los demás.

- Claro señorita. (Cómo me vuelva a mandar un día de estos va a saber quien soy yo!!. Una simple maga semielfa con ciertos conocimientos que me interesan no es más que eso: una simple maga de pacotilla. Cuando tenga el conocimiento necesario no me servirás)

El joven mago cerraba la puerta con cuidado mientras gesticulaba y mantenía su orgullo para sí. No era el momento para sacar su verdadero yo. Antes debía aprender lo que necesitaba, solo eso.

- Acerquese señor Jars, aquí al libro. Hoy podríamos probar con esta fórmula, una fórmula que me intriga desde que la descubrí. Creo que hay algo malo en el resultado, pero no estoy segura, tal vez relacione mal el nombre con el efecto. Puede que tengan mucho que ver o tal vez nada.

El señor Jars leía en ese momento: “ Regeneración Vámpírica”. ¿Qué es lo que le inquieta de esto maestra? No es mas que un nombre. No creo que los portadores de un arma con tal resultado puedan, .... convertirse en vampiros, tal vez? ¿Acaso piensa eso?

El joven se reía para sus adentros pensando en la pobre maga. No había visto una maga tan loca, que hubiese estudiado tan poco acerca de la magia en general y que se le ocurrieran ideas tan descabelladas. Parecía una cría pensando en eso.

- Sí, la verdad es que creo que los portadores de lo que ahora haremos puedan ... Cómo decirlo... puedan creerse vampiros o algo parecido.. o hasta volverse como ellos, pues creo que los vampiros o las personas que acabaron así debieron desear la inmortalidad, y temo que a mis ... temo que a las personas que puedan portarlas se les ocurra la idea de herir hasta a sus propios compañeros con tal de sanarse ellos.

El mago asentía riéndose aun mas para sí.

- Bueno señorita, veamos que resulta de la fórmula.

- Bien mi joven y nuevo aprendiz, espero tu opinión tras esto.

Ambas personas comenzaron entonces a preparar lo necesario, el joven iba dando a Aioleth los componentes necesarios uno a uno tal como ponían en el libro de la mujer. Aio vacilaba y se sentía mal por volver a crear otra de esas armas que no le gustaban; pero a fin de cuentas necesitaba la opinión de otro de los suyos.

El arma brillaba con luz rojo intenso alrededor del filo mientras en ese momento una pequeña ráfaga de aire apagaba las luces de los candelabros. ¿Había sido el poder del arma?. No, simplemente la corriente al abrirse la puerta tras ellos. Tal vez ese mago no la había terminado de cerrar bien mientras pensaba en sus cosas. La semielfa invitó al joven Jars a que la cogiera y le dijera lo que sentía mientras la tenía en sus manos. Ese conjuro llamado “Toque vampírico” perteneciente a la nigromancia le hacía pensar a Aio que la posibilidad de que pudiera pasar algo malo fuera mayor; tal vez no pensara lo mismo si se tratara de otra escuela de magia. Pero la nigromancia solo traía desdichas, dolor, desgracias, ... una infinidad de cosas que no eran nada buenas.

El mago le contestó como la semielfa deseaba que hiciera.

- La verdad!! Es que no siento nada raro. No creo que me vaya a convertir en un vampiro, pero bueno, si usted piensa eso. (Está loca, no hay mas que verla. Una maestra sabia en lo suyo, pero loca al fin y al cabo.

- Bueno, la clase ha terminado por hoy, estoy cansada, puede llevarse esa daga y piense en lo que le he dicho. Que no deberían crearse mas armas del estilo, pero necesitaba su opinión joven.

El corazón de la semielfa se sentía apretado, tal vez fuera angustia, tal vez se estuviera obsesionando por el asunto. Tal vez no fuera mas que eso, una simple formula mágica, pero una fórmula que tenía poder, ¡!mucho poder!! Poder benigno y poder maligno, pues el hecho de aprovecharse de la energía vital de otros era algo que empezaba a “repugnar” a Aioleth.

La noche estaba siendo agitada, tras haberse ido el mago, Aioleth no daba mas que vueltas en su cama dormida. Una angustia se apoderaba de ella por momentos. Una pesadilla causada por esa angustia estaba aconteciendo en esos instantes de dolor.

(( Las ordenes de Eaco eran rápidas y precisas. Todos sus compañeros estaban luchando entre sí, todos y cada uno de ellos portaba su “maravilla” en sus manos. Había dos bandos, no, tal vez tres. Por un lado el semiorco había conseguido salir de su celda, alguien le había abierto, esa fiera estaba ahora libre y su sed de sangre y venganza era mas grande que nunca. A su lado combatía una gran semidragona, Earaniel, al lado suya se había hecho con otra “maravilla” mas de la cuenta. Empuñaba una en cada mano. Sus ojos enrojecidos por la furia acompañaba a ese color rojo intenso de los filos. Sus dientes rojos llenos de sangre eran mostrados igual que los del semiorco, ambos rugían haciendo estremecer el lugar en el que pensarían que todos estaban a salvo. Una carnicería se estaba llevando a cabo. Jame, otro semidragón avanzaba clavado al techo del lugar, sus uñas eran como el acero clavándose en los cuerpos; daba miedo solo mirar como se movía buscando su primera presa desde esa altura. Su arma estaba colgada en su espalda y no tardaría mucho en utilizarla.

Desde la otra posición Eaco ordenaba a los suyos, Satara, Wilhelm, Nebrax, Kei, y otros tantos que empezaran a conjurar.

- Eaco, cuidado ¡!!la magia!!! ¡!Dónde nos hemos metido, estamos en un lugar donde no se puede utilizar la magia!!!

El equipo de Eaco estaba aterrorizado, sus defensas mágicas no existían. Tras de ellos una sombra susurraba para sí anulando los conjuros de los magos. Esa sombra quería ver como todos aquellos seres se mataban los unos a los otros, como todos ellos iban a sacar sus armas regeneradoras sin otra opción, pues las puertas estaban cerradas. Habían sido cerradas por una semielfa. Aio, desde fuera había maldecido a todos sus antiguos compañeros, los había encerrado junto a una maldición. La muerte de todos acabaría con la misma, y solo cuando muriese el último portador entraría para deshacerse de esas malditas armas. Hasta que todas las armas regeneradoras no fueran destruidas de la tierra, no pararía de maldecir a sus portadores. La creadora se había convertido en su sueño en el Apocalipsis del refugio, y no solo eso, sino en el de las demás personas portadoras de la maldición que ella crearía.

La sombra apareció entre los cuerpos tendidos mirando al único que había quedado en pie, pues solo uno podía quedar allí adentro. Todos habían enloquecido, pues los semidragones habían acabado entre ellos al haberse inlfligido heridas sin querer entre la pelea, los rugidos habían sido intensos y ojos rojos contra ojos rojos se habían enfrentado. Aquella figura sombría se mantenía al margen sonriendo, viendo como se había llevado a cabo la masacre. Comenzó a hablar en una lengua antigua, muy antigua y desconocida para aquel que estaba de pie, rematando los cuerpos para sanar sus heridas. Una cabeza saltaba por los aires, otra y otra mas. Luego los brazos, mientras la heridas cicatrizaban. Eaco, con una mirada sombría estaba empuñando esa magnifica espada larga y maldita.

- Sal sombra, solo quedas tu. Deja de hablar miserablemente y sal a la luz cobarde!!.

La sombra no hacía mas que reír. Pero se acercó al fin, la semielfa que estaba fuera se había teleportado al interior nada mas atascar la puerta.

- ¡!Os avisé, os dije que no las usarais y no todos me hicisteis caso. Así habéis acabado insolentes!!.

La semielfa estaba poseída por algo o alguien, ese lenguaje era oscuro. Sus pelos y su cara se habían vuelto más palidos de lo normal. Iba vestida con unas ropas llenas de diamantes. Un la coraza una mano con uñas afiladas decían que pertenecía o había estado en algún lugar oscuro. La mujer se acercaba a Eaco, exterminadora de los restos de sus amigos. La mujer empezó a asestar golpes y mas golpes certeros a la semielfa, pero esta ni se inmutaba, su cuerpo regeneraba nada mas el corte se producía sobre su piel, sobre su carne. Las manos de la maga agarraron a Eaco por el cuello levantándola y asfixiándola. Un aura roja comenzaba a brillar en la plena oscuridad del lugar, se había hecho de noche. Las uñas se clavaban en el cuello profundamente, casi llegando a los huesos y la piel de la mujer portadora del arma maldita comenzaba a palidecer mas y mas hasta acabar sus ojos sin color. Todo ella era un muerto, un muerto que no regeneraría mas. Aio dijo unas palabras en esa lengua que la estaba poseyendo, a traves de ese cuerpo y se abrieron las puertas del exterior. Un ejercito de Paladines estaba esperándola fuera, alguien había alertado al Bastión. La maga terminaría muriendo en su sueño, junto a su poseedor del cuerpo. No era el primer vampiro quien la poseía, únicamente un lacayo de los suyos, uno de los miles que tenía a su sevicio, pero uno de los mejores malhechores de la historia. Sus maldiciones estaban ahora en la superficie sobre aquellas armas, gracias a la loca que le dio la idea, ahora el pavor reinaría durante un largo tiempo.)))

De repente Aioleth se despierta, el sudor inunda su cuerpo, respira rápidamente, el corazón le va mas deprisa que nunca. Ese sueño la había destrozado anímicamente. Ahora no iba a permitir que se creasen mas esas armas. Y no solo eso, sino que se iba a asegurar que ese vampiro que buscaba o por decirlo de otra manera, que ese vampiro al que sabía que debía encontrar no se encontraba en la superficie de estas tierras, ni en las de Calisham, ni en las de Vado de la daga. Si tenia que contratar a cazavampiros lo haría. Pero no dejaría que esas armas vieran la luz y menos que fueran maldecidas por ese ser.[/i:dfe8a7c03b]

davidsanesc

03/09/2006 09:57:21

[i:994803351b]Aioleth se despertó cansada. Pensando en el error que había cometido creando esas armas. Pero no podía pedir a sus amigos que las destruyeran, era mucho pedir, aun no estando segura de si portaban alguna maldicion inherente en la fórmula. Sí, lo de siempre, ¿usarían esas armas sanadoras algún día pensando en ellos mismos y las utilizarían contra algún compañero suyo?. No lo sabía, lo único que podía hacer era contratar a alguien para que se las robara y se las devolviera. Pero ¿y si esa persona se hacía con ellas y no se las traía de vuelta?. No, era una idea absurda y problemática. No iba a hace eso. Tal vez tendría que pensar mas. Sus amigos no estarían de acuerdo con ella, no dejarían aquellas maravillas asi por asi y para siempre, tenía que hacerlas desaparecer, tal vez la pesadilla fuera un presagio de lo que podría pasar en un futuro si las cosas entre ellos se torciesen. Tal vez tendría que maldecirlas, maldecirlas para que quien las portara ...bueno, ya pensaría en eso mas adelante. Tal vez esas armas no se pudieran destruir asi como así. No podría robarlas tampoco pues se darían cuenta de ello, tal vez ... sí, ya sabía la solución. Tendría que esperar, pero no había mas remedio.

Mientras tanto al cabo de unas horas sentía la necesidad de aprender algo acerca de las maldiciones. En la escuela le habían enseñado a deshacerse de algunas, pero debía crear una nueva, todo por el bien de aquellos que un día le ofrecieron un lugar donde vivir en compañía. [/i:994803351b]

davidsanesc

03/09/2006 09:59:06

[i:c10a374f28]Aio acababa de recuperar sus antiguos apuntes de las clases de cuando era joven. Ese baúl estaba repleto de recuerdos; entre ellos aquel barco de papel que hizo volar por primera vez el día en que también se llevo un susto de muerte; los pergaminos antiguos de su tío, palabras escritas cuidadosamente preparadas para su sobrina la curiosa. Aio no había tenido tiempo en su pasado para pasar aquellas notas a limpio, siempre estaba ocupada haciendo unas cosas u otras, magia, mas magia, pequeñas aventuras con sus amigos en los campos de los alrededores de la ciudad. Aquellos jóvenes, todos utilizando conjuros de las diferentes especialidades, menos ella. La trasmutación apenas le permitía equipararse a aquellos jóvenes aprendices. Si Aio cambiaba de forma sin ser vista por sus amigos, podía ser alcanzada por algún tipo de conjuro indeseable.

Un día se trasformó a escondidas en un pequeño dragón rojo para impresionar a aquellos con los que iba; sabía que los conjuros que le lanzaran esta vez no la afectarían como cuando se convirtió en una rata asquerosa, esta vez no saldría chamuscada. Los niños eran tan listos como ella, habían aprendido juntos al fin y al cabo, todos ellos sabían lo que tenían que hacer ante un dragón: no, no le atacarían, solo le harían retroceder lo más rápidamente posible. Todos ellos, unos diez jóvenes comenzaron a conjurar en dirección al dragón de alas extendidas. Las voces sonaban al unísono.

- TU DRAGÓN QUE CREAS RÁFAGAS DE VIENTO Y ESPANTAS A LOS HOMBRES, A LAS BESTIAS, A LOS ANIMALES, A QUIEN QUIERES POR DOQUIER, CREA AHORA UNA Y HAZ LO QUE TENEMOS DELANTE DESAPARECER.

El conjuro de la ráfaga de viento se podía escribir de varias formas, esta era una de ellas. Se invocaba a un dragón ilusorio capaz de crear una ráfaga de viento con sus alas extendidas y en la dirección en la que la imagen azotaba. Ahora, no apareció la ilusión que aparecía siempre, no; si no que apareció la ilusión del dragón mas grande visto jamás. Los niños conjurando al unísono se quedaron anonadados de lo que habían creado. Un tornado se creó delante de ellos llevándose a las alturas a la pobre Aio, una semielfa que podía cambiar la apariencia de las cosas, que las podía trasformar. Algo había fallado esta vez, otra vez mas. Sus amigos no se habían percatado de que era ella.

De repente la semielfa se destrasformó en el aire al no poder seguir concentrándose, el cuerpo se veía ahora a cientos de pies de altura sobre un río. La niña se estaba quedando sin respiración mientras caía e hizo el último esfuerzo por volver a conjurar.

- Alas, aletas, escamas, branquias, agua, agua, VIVIR EN EL AGUA!!

La semielfa dejó de ser lo que era, convirtiéndose en un pez, y pudo salvarse de un descuido, un descuido que la haría aprender, o eso había sido hasta ahora. Pues estaba a punto de cometer otra locura.

- Aquí, aquí está, por fin te encuentro.

Aio sacaba de entre sus cosas el pergamino cuyo dibujo se veía un orco convertido en piedra. ¿Tal vez lo dibujaría su tío recordándole el poder del mismo?. Bueno, eso no importaba ahora. Ese pergamino le iba a ayudar en estos momentos de angustia. Comenzó a leerlo para sí para recordar sus palabras. La verdad es que era el inverso a uno que ya se sabía de memoria, pues alguna vez probaba de despitrificar a algunas estatuas, para ver si habían sido personas en el pasado, pero nunca daba efecto.

<“De la carne a la piedra”> El texto estaba escrito en élfico.

< “Que la carne se vuelva piedra, que la sangre se pare, que la mente de la criatura deje de pensar, que deje de ver y deje de crecer y deje de oir todo ser que haya aquí, que todo él sea piedra, que en una estatua se convierta”>.

Sí, había dado con la solución a su angustia. Pero no sabía como hacer para unir el conjuro a las espadas portadoras del mal. Tal vez debería aprender antes a maldecir. ¿Pero quien le enseñaría un maleficio capaz de no ser anulado por un mago un poco mas poderoso que ella?.

- (Sí, los vampiros. Fueron maldecidos, y no se sabe de ninguno de ellos que haya recuperado su estado original. Ellos sabran quien les maldijo, tal vez alguien muy poderoso. He de contactar con uno. Aun no es hora de acabar con ellos por lo que soñé, antes he de sacar provecho de esto. No quiero preguntárselo a ningún mago, o me considerarían una bruja. Pero no, solo quiero proteger a los portadores aunque sea para la eternidad.)

- (Sangre, sangre, necesito sangre, de dragón rojo, a esos no se les echa de menos. Bueno, a mis compañeros sí, pero ellos son buenos. Contrataré a un mercenario para que me aprovisione de una gran cantidad, tal vez sea el único regalo que pueda aceptar un vampiro, no creo que lo demás le interese).[/i:c10a374f28]

davidsanesc

03/09/2006 10:00:37

Habían pasado ya unos días desde que Aioleth aprovechó un juicio para coger a un consejero por banda y pedirle el permiso para poner un anuncio en cada una de las tabernas. Por aquellos días algo acontecía en los alrededores. Una muchedumbre era arrastrada a las profundidades de los bosques y trasformada allí mismo en drañas. Aioleth no tardaría en ser avisada por los demás. Weldazh fue lugar de reunión de aquellos que combatían aquel mal. Todos fueron rescatados de aquella maldición mientras Elenthyl le contaba a Aio sus progresos. El dragón argenteo escuchaba sus historias mientras pensaba en si alguno de aquellos lugares podría ser el indicado para buscar mas profundamente. Sobrevolando el camino del comercio recogieron a Amaan y a Vernosh. La historia sería interrumpida en esos momentos para pasar a cosas mas importantes. Elenthyl esperaba respuestas, respuestas que Aio le daría, pero todo a su debido tiempo. No quería que demasiada gente se enterara de lo que tenía pensado hacer. Solo lo sabían unos pocos, entre ellos Rusco, Kata el mediano y Fibrizo, el “desaparecido”.

davidsanesc

03/09/2006 10:02:06

[i:a7939acd5e]Los carteles no estaban dando resultado pues nadie aparecía a las puertas de la ciudad.

(No creo que por muy fuerte que sea ese mercenario pueda contra uno de esos. Tal vez tengan otros métodos más eficaces de conseguir lo que necesito. Y tal vez necesiten de un animal de carga para proporcionarme lo que necesito.)

La semielfa, que había entrado en la taberna del "Camello escupiendo" no sin antes haberse conjurado sobre si misma y haber desaparecido de la vista ante aquella multitud de medianos que vagaban con ojos acechantes, se dispuso ante el cartel mirándolo fijamente y poniendo su mano invisible sobre él. Las siguientes palabras sonarían entrecortadas para los ocupantes del local: Aio comenzaría a susurrar mientras la puerta estaba abierta y la lluvia golpeaba intensamente el pavimento de las calles.

La trasmutación al fin y al cabo no era una especialidad para la batalla, pero le servía para muchas cosas, y esta iba a ser una de ellas.

Conjuro:

- <Palabras y palabras, cortas y largas, cambiad sin ser vistas, cambiad sin ser notadas, leidas sereis de nuevo, destino vuestro es, que no uno sea, sino que sean tres>

Mientras decía esto susurrando su mente intentaba concentrarse a gran escala y no sobre ese papel. Un espacio en negro aparecía en su mente con muchos papeles finos y dorados y texto marcado mágicamente. Los carteles habían sido proporcionados por ella, tal como le pidió en consejero. El texto comenzaba a cambiar en todos ellos a la vez.

"SE BUSCAN LOS 3 MEJORES MERCENARIOS" SE LES PAGARÁ MUY BIEN POR SU TRABAJO

El texto que seguía a continuación decía lo mismo. La mujer al ver el resultado pensó que tal vez esos mercenarios estarían mas disponibles. Tal vez ya no habría que temer.

Y de nuevo, a la sieguiente luna nadie apareció. Fue ella misma la que tuvo que preguntar por interesados y sí, uno no dudó en ofrecerse para tal tarea. Ildrith era su nombre, el cual decía que poseía las habilidades necesarias para hacerse con la sangre. Sangre, futuro regalo a ese inmortal, del cual sacaría información.[/i:a7939acd5e]

davidsanesc

03/09/2006 10:03:26

[i:8e0b1ba45d]La luna aparecía a lo lejos y con rapidez, el tiempo parecía moverse mas deprisa y los suyos habían desaparecido, si no todos, muchos. Hacía prácticamente un año y medio que había ido a Aguas Profundas, ciudad a simple vista bien organizada, donde cada persona trabajaba en lo que le gustaba. Los herreros iban y venían con sus mulas de carga desde las minas más cercanas a la ciudad, y una vez dentro se dirigían a la taberna a refrescarse con un par de cervezas, siempre pagando a algún muchacho un par de monedas de oro para que vigilase sus mercancías en la entrada. Los muchachos curiosos echaban el ojo entre las sombras de las bolsas para ver si entre tanto mineral vislumbraban alguna de esas armas recién forjadas y no sacadas por descuido.

Los herreros salían todos a la par riendo entre ellos. Se cruzaban con un par de mujeres jóvenes y sacando pecho mostraban sus grandes pectorales conseguidos por el duro trabajo del día a día. No todos hacían eso para que las mujeres se fijaran en ellos, pues por ejemplo el señor Raman no paraba de soltar piropos varios, pero aun así no provocativos.

Aioleth se acercó a él sonriendo porque ya sabía lo que iba a salir de su larga lengua y así fue.

- Señorita Aio, está hoy especialmente hermosa.

- Gracias mi buen amigo. De todas maneras, no hay nada mas hermoso que veros y oleros a vos con ese perfume tan peculiar vuestro.

Algunos de los herreros ya conocían la amistad entre ambos y sabían que no eran mas que simples palabras sin su completo sentido.

- Raman, hace poco vi a dos magos pasar por aquí saliendo de la ciudad. Uno me era conocido. ¿Visteis pasar al par de magos de camino de regreso a la ciudad?.

- No, señorita Aio, solo vi a una maga con un par ... dirigirse hace muy poco hacia mi.

Las risas ya no solo provenían de los herreros, ahora los niños curiosos tambien sonreían con esa pequeña voz aguda, tirandose por los suelos, mientras alguna niña noble que se dirigía a tomar el barco les miraba con cara de superioridad al pasar junto a ellos.

(Creí que había pasado Vernosh con alguien mas, parecía una maga. ¿pero quien era?. Uno que tengo localizado y se me escapa de las manos)

La semielfa llevaba su bolsa siempre a mano, cargada y casi arrastrándola se movía con dificultad entre las personas de la ciudad. Alguno con quien se cruzaba comenzaba a preguntarse a sí mismo qué es lo que llevaría allí adentro.

Vernosh estaba cerca, de los semidragones no sabía nada, ni de Eaco, ni de Satara. Solo sabía la localización exacta del semiorco, pues según tenia entendido aun le mantenían en la cárcel viendo su comportamiento. Al parecer en un año y medio había cambiado poco, pero en las últimas semanas algo raro pasaba, parecía como si Nebrax estuviera dando con la solucion. Amistad pura o eso parecía según me contaban los guardias cuando me acercaba al lugar de visita.

El pixie no dio con nadie mas que con Vernosh en el desierto. El mago no parecía estar de humor e iba acompañado por un semidragón al que Oerin no conocía. Algo raro, pero bueno, tal vez un nuevo refugiado que aparecía poco entre nosotros.

El barco iba a salir en poco. Dejaría una nota a Deurmont por si conocía a Vernosh y le pagaría para que se la hiciera pasar.

· Vernosh, soy Aio, quiero hablar contigo a solas, necesito algo de ti *

El cielo estaba despejado de camino a Calim, las gaviotas seguían el barco desde el puerto durante unos minutos, luego regresaban a la orilla.

Calim se veía como cada día. Los marineros del puerto no paraban de sacar las mercancías de los barcos. El olor que les impregnaba terminaba acostumbrando a los que por alli pasaban.

Aioleth estaba alli por una sencilla razon: Queria saber si ese gnomo ya tenía a sus amigos listos para la acción. Algo le decía que no, pero a la vez algo le decía en su interior que esas armas estaban desapareciendo con sus portadores. No sabía si estaban vivos o muertos, solo sabía que los había perdido a casi todos. Lo que significaba que su búsqueda podría durar una decena de años; quizas mas. Años que se perderían por una idea que tal vez no terminará de ser tan mala o una idea que se daría muy pocas veces en la vida del portador. La idea de aniquilar a otro por sanarse a sí mismo, un vagabundo o una persona perdida simplemente no era motivo para perder sus mejores años de madurez. Ahora pues, la idea de la maldición iba desapareciendo de su cabeza, idea que volvería rápidamente a ocupar su primer lugar en su vida en cuanto se oyeran rumores de guerreros, mercenarios o simples personas portadoras de armas de aura rojo sangrienta que utilizaran esas espadas para un beneficio fuera de la moral. Ildrith tenía que ser recompensado por el hecho de ser el único en mostrarse disponible y capaz para llevar a cabo una parte importante en la recuperación de las armas, pero ... La semielfa seguia pensando.

- (No me ira mal un poco de sangre para las imbuiciones. Que traigan la mula repleta y les pagaré igual.)

La mujer seguía caminando entre el gentío mientras oía rumores de que una persona importante iba a ser juzgada en el distrito del palacio. Algunas personas se dirigín hacia tal lugar. Ella hizo lo mismo. Tal vez de camino se encontraría con aquel bajo ser de vestimentas enmugrecidas por el paso del tiempo y por el polvoriento y arenisco viento de la ciudad calishita. [/i:8e0b1ba45d]

davidsanesc

03/09/2006 10:05:48

[i:2e489f0ecb]La semielfa pasaba por la tienda de Rusco a altas horas de la tarde. Un guardia vigilaba la puerta no dejando pasar a nadie alli adentro. Venía a verle para hablar de las armas y de la escasez de componentes draconicos. La sangre comenzaba a escasear. Hace poco había hablado con unos mercenarios y le quería comentar a su amigo el mago si estaba dispuesto a pagar la mitad de la expedicion de aquel gnomo y los suyos. ¨Pero no, no estaba. Y el guardia no quería hablar de nada con ella.
La maga se preocupó dejando una nota a Nathell para que se la diera en cuanto el mago pasara a comprarle algunos componentes. Nathell ya la conocia bastante, un favor asi se lo haria sin cobrar, pues era una clienta bastante habitual que le sacaban de en medio todas esas cajas que tenia en stock de piedras frias y demas..[/i:2e489f0ecb]

davidsanesc

03/09/2006 10:07:01

[i:12c903b326](Kata ha acudido a mi en vez de yo a él. Tengo sus cosas y las guardaré entre las mias. Demasiados objetos valiosos en mi poder, nadie sospechara que encubro a un pequeño mediano. Trataré estos objetos como si fueran mios. Espero que haga un trato con la guardia de calim. Segun kata Rusco esta detenido, ¿por que no cai antes? Debo pagar su libertad, seguro que un dia me devolvera el favor)

Mientras piensa esto tras haber salido kata disparado Aioleth se dirige a coger el barco direccion calim para ver que le ha pasado a Rusco.[/i:12c903b326]

davidsanesc

03/09/2006 10:08:23

Al enterarse Aio de que Rusco esta encerrado posiblemente.

Llega a calim y lee lo siguiente.

En la Novena Campana puede leerse el siguiente cartel:

Se ofrece maga mercenaria para trabajos esporadicos, precio a convenir dependiendo de los servicios.

Preguntad por Wina.

Tras esto ve que ella sola no va a poder hacer mucho, tal vez la ayuda de mas arcanos y de arcanos mercenarios puedan serle de ayuda.

Bajo las notas aparece una algo extraña.

[i:714e09243e]La primera B parece una R casi llegando a juntar el rabillo del extremo inferior.

"Busco alguien en peligro. Busqueme"

La nota parece decir mas de lo normal. Tal vez la curiosidad haga que la maga lea unas palabras escondidas y solo visibles con vision verdadera bajo este parrafo. Palabras magicas y que al leerse forman una imagen tras el anuncio y en perspectiva como formando una imagen real. Tres torres aparecen, todas ellas distintas pero a la vez parecidas. Tal vez sean torres de magia. Una de ellas es claramente la torre de magia de kaatos. Las otras dos parecen ser de otro lugar. Un numero de 8 cifras vuela en lo alto de las torres indicando que el cometido es importante, por lo menos para la persona que escribio la nota magica.[/i:714e09243e]

(espero que esa muchacha descifree el lugar)

davidsanesc

03/09/2006 10:09:52

[i:25ed210f02]Aioleth ya no espera a que esa maga le busque, ahora pasa directamente a encontrar mercenarios capaces de conseguir informacion unica. (Espero que Rusco este bien. Un compañero ha muerto, no dejare que otro muera)

Camina lentamente por las callejuelas del Kanduq buscando a Ildrith mientras sostiene fuertemente en una mano la bolsa del dinero escondida y en la otra el teleportador por si a alguien se le ocurre hacer alguna tonteria.[/i:25ed210f02]

davidsanesc

03/09/2006 10:10:50

[i:f165a10c85]El camello escupiendo era un sitio de reunion de mucha gente de ese barrio. Tal vez el maese supiera algo, asi que la semielfa se dirigio a tal lugar con sus bolsas llenas de dinero para pagar por la informacion recibida. Rusco parecia estar encerrado, un esclavo mas y de Kata, parecía que había sido ejecutado. Decía el maese que le habían dicho que había muerto envenenado con veneno fuerte de ciempies, un gran tajo en la garganta, o ahoracado. Todo esto dependiendo del pequeño mentiroso.

Algo parece no cuadrar. Aun asi el maese de la taberna ha afirmado que un mediano vio la ejecucion del mismo.

Pero referente a Rusco los rumores parecian ser los mismos que los del mediano. Ahora saldria de la taberna para dirigirse al distrito de la magia, tal vez estuviera en aquella torre ... pero de repente unos bandidos la atacaron en las calles. Tal vez supieran quien era ella y el dinero que portaba encima. Menos mal que hacia unos segundos habia susurrado las palabras portados de la invisibilidad y habia sacado su teleportador del bolsillo sosteniendolo fuertemente con la mano preparado para ser activado. Y zasss aparecio en Aguas con un fuerte tajo en el brazo.[/i:f165a10c85]

davidsanesc

03/09/2006 10:12:38

[i:56f743c137]Una maga pedía al maese un par de cosas mientras Aioleth esperaba unos días en la ciudad de Calim para sacar a su amigo Rusco de la cárcel. Esperaba la información de ese mercenario que un día aceptó un encargo. Al parecer Fibrizo era amigo de Rusco “el comerciante”.

La maga se fijó en Aioleth.

- ¿Aioleth? ¿Qué hace usted por aquí?

Decía con unas sonrisa algo malvada, mientras no separaba sus ojos de las bolsas de la arcana.

- Nada importante. Solo comprobaba como en la ciudad calishita no viven herreros suficientes para que los imbuidores hagan sus prácticas.

- Prácticas con armas. Ya entiendo. Ahora que pienso. Tengo aun ese hacha que me prestó. Me ha gustado. En poco tiempo le pediré una parecida.

- Casi lo olvidaba. El hacha poseedora de ácidos. No estaría mal probarla ahora. Se me va a perder lo único que poseo de mi padre.

Sonreía a la vez que se acordaba de su padre ofreciéndole un palo de madera corto en forma de espada para que jugara a guerreros contra él. Sonrisas se sucedían entre padre e hija mientras sonaban los palos secamente al chocar el uno al otro.

Ambas arcanas tomaron camino saliendo de la ciudad, atravesando aquella inmensa puerta forjada con el mejor acero. A la salida algo extraño había ocurrido...
El elemental de fuego, aquel que no era muy amable se veía rodeado de obeliscos en todo su entorno, rodeando su cuerpo envuelto en llamas.

Aioleth rodeaba las pequeñas montañas junto a ella, la señorita Morigan, una mujer no muy divertida, conocedora de grandes conjuros, especializada en a saber qué escuela ...

La empalizada bordeaba el territorio de aquel ser. Ambas arcanas hablaban mirando los obeliscos.

- Eso no es todo Aioleth. Algo más lejos ha salido otro aun mas grande. Venga, se lo mostraré.

Atónita al llegar frente a él y viéndose rodeada por bastante gente que admiraba la piedra sobresaliente de la arena del desierto, comenzó a deslizar sus dedos sobre las runas más cercanas a su nivel. Recordaba algunas, aquellas que no leía desde hacía muchísimo tiempo. Aquellas runas que solo le traían y le habían traído desdicha y mala suerte. Runas de convocación. Sí, eran del mismo tipo. Pero no sabía nada más. Tal vez si se hubiera especializado en esa escuela, hubiera sabido, mejor dicho, descifrado el contenido del obelisco. Pero aquellos símbolos le habían traído mala suerte desde pequeña . En ese instante se vió azotada por una fuente mágica, el obelisco la estaba rechazando, impidiendo que se acercara demasiado, como sabiendo que no era la persona adecuada para activar, para descifrar su enigma, pues los obeliscos desde siempre traían un enigma.

La mujer cayó al suelo una decena de metros mas atrás tras el choque mágico. Se levantó desaturdiéndose mientras la gente de alrededor exclamaba una sola frase:

- LO SABÍA LO SABÍA, ES PELIGROSO!! NO SE ACERQUEN, NO SE ACERQUEN.

Poco más tarde y con más tranquilidad Aioleth recordó al elemental, un ser que normalmente era conjurado desde otro plano para atraérsele hasta él. Aquel gran ser estaba rodeado por muchos obeliscos; tal vez el enigma fuera él. Y así Aioleth volvió a tomar camino hacias las cercanías de aquel ser envuelto en fuego mágico.[/i:56f743c137]

davidsanesc

03/09/2006 10:13:45

[i:97a67cb86b]Paso tras paso, asustada de aquella magia se adelantó al grupo de aventureros que habían decidido seguirla para ver qué hacía esa mujer, portadora de armaduras y escudos pesados entre sus cosas de viaje. El foco llameante ya se comenzaba a vislumbrar entre el calor sofocante de aquel lugar, aquel lugar plagado de malditos trasgos que osaban enfrentarse a grandes grupos de personas armadas. Pobres ellos ilusos de nuevo que su capacidad mental daba apenas para hacer una retirada a tiempo de los ya molestados: “nosotros”.

El grupo miró a lo lejos viendo cómo lo que había comentado la mujer era cierto. Esa mole ardiente estaba rodeada de las mismas piedras. Aioleth curiosa desde nacimiento lanzó el marcador mágico tras la empalizada cayendo en lugar seguro. Sacó el teleportador mágico yyyyyyyyyyy .....

- Ahora vuelvo, voy a ver si ese elemental está bien. Espero que no se vea encerrado entre tanta piedra.

Decía la maga unos segundos después de haber lanzado el marcador.

Antes de acercarse a la mole le lanzó a un compañero el marcador de nuevo, para que lo dejara sobre el suelo por si había algún problema.

Aioleth daba pasitos diminutos dudando si acercarse o no, pero ya era demasiado tarde.

_ TÚ, ILUSA, ¿QUE HÁCES EN MI CASA? ¡MARCHATE YA!

Decía aquella voz estrondecedora y susurrante entre los cálidos vientos del desierto.

- Solo venía a ver si estaba bien.

- ESTOY BIEN, TU NO ERES LLONJATH PARA PREGUNTARME SI ESTOY BIEN O NO. HE DICHO QUE SALGAS DE AQUÍ!

Aioleth se quedó pensando un momento sobre la arena que pisaba, no sabiendo de quien demonios hablaba. Ese momento haría que alguien, o mejor dicho, algo se enfadara mucho mas.

Mientras estaba ensimismada temporalmente pensando en ese nombre el elemental decía palabras poco conocidas. Palabras que conocían solo los grandes magos, los grandes archimagos evocadores y otros tantos. Una bola al parecer salida de los mismísimos infiernos se creaba sobre el cuerpo llameante. La bola crecía viscosa cayendo líquidos sobre el cuerpo del elemental pero evaporándose antes de que tocasen su ente, tras unos segundos grandes llamas la envolvían llegando a parecer una estrella en formación. El fuego comenzaba a emitir sonidos agudos mientras quemaba ese ácido viscoso inmerso en la esfera creando una reacción raramente eléctrica.
Esa gran bola se disparó.... ZASSSS . Aioleth giró su cabeza al cielo saliendo de su ensimismamiento al oír ese raro sonido.

....................................... La gente corrió como nunca alejándose del lugar mientras la bola chocaba contra las manos de la maga que no pudo contenerla ni dos segundos.

La joven caída estaba repleta de llagas, quemaduras por ácido, por fuego ... Los tímpanos parecían haberle explotado, pero solo lo parecía y su armadura se había cargado positivamente por culpa de la electricidad. Varias chispas saltaban a la arena mientras aquellos cuerpos tirados sobre la tierra no daban crédito a lo sucedido.

Pronto comenzaría el rescate de la mujer; solo al ver que aquel mago venido de otro lugar se hubiera calmado. [/i:97a67cb86b]

davidsanesc

03/09/2006 10:17:35

[i:a555e3e437]Aioleth está en cama en un temlpo de Aguas, bajo la supervisión continua de un buen clérigo, que limpia cuidadosamente sus llagas todos los días. Tose cada pocos minutos impidiendole conciliar mucho el sueño.

De repente su pixy entra en la habitación.

-Aio aio, parece ser que la gente tiene muchos problemas en las ciudades, creo que algunos están muy preocupados. El Refugio debería ser abierto por lo menos a los niños y las madres.

La mujer se intenta levantar al oír esto, pero poco puede hacer en estos días, días en los que su cuerpo ha sufrido quemaduras de alto grado, aun habiendole ayudado la gente que le rescató de ese miserable elemental de fuego en las cercanias de la ciudad calishita.

- Avisa a los nuestros, diles que acojan a los que crean convenientes. Ahh Oery estate atento de que Fibrizo pague el rescate de Rusco, tiene demasiado dinero en sus manos, y ha de llegar a buen recaudo.

Tras esto el pixy salió de la habitación tras las miradas de los sanadores que no habían podido escuchar nada de lo que habían dicho.[/i:a555e3e437]

davidsanesc

08/09/2006 11:52:11

Aio se levantó de la cama, estando ya su cuerpo sanado. Había hecho amistad con aquel clerigo del templo de Sharess. Mientras estuvo allí algunos guerreros salidos a la caza de grandes aventuras regresaban heridos al templo para descansar. Aioleth pasó de ser una mujer reservada a contar su vida a aquellas personas. No por querer vender su material, si no porque era la única manera de pasar aquellas largas horas. Aquellos guerreros comenzaban a parecerles atractivos. No sabía el por qué; pero ella nunca había sido así. Tal vez fuera por las insinuaciones de alguno de ellos para un futuro.

davidsanesc

11/09/2006 20:14:48

[i:2c933bee2f]Salía al distrito portuario, allí su viejo amigo no tenía mucho que comprar y revender; al parecer los herreros habían marchado a otro lugar o estaban de vacaciones. Detrás de ella estaba aquel hombre de mirada penetrante y misteriosa: Willhelm, uno de los arcontes del Refugio, tras de él, esperando a que Aioleth terminara de hablar con el comerciante.

- Aioleth.

Will sonreía mientras la maga giraba su cara hacia él, mostrando unas leves zonas enrojecidas aun por la cura del ardiente ataque mágico.

- Willhelm, eres tu. ¿Qué te trae por aqui amigo? ¿Cómo va todo por el Refugio? ¿Y Eaco?

Will bajaba la mirada mientras contaba los terribles sucesos que habían ido aconteciendo en el último año. Su esposa había desaparecido con su hijo a la vez que su otro yo había escapado de su ser interior.

Las cosas iban mal por los alrededores de la ciudad Calishita; al parecer algunos amigos suyos estaban enfermos, muy enfermos. Hasta Vru, aquel semiorco de los suyos estaba en las últimas. Esa era la razón por la que habían llegado a la ciudad donde estaba ella. Para que Vru encontrara junto a un clérigo un templo donde curar sus heridas causadas por aquel bosque maldito.

Las demás noticias eran buenas, pues sus amigos iban a formar un buen grupo ante el "Torneo del Desierto" y ella iba a hacer lo posible para que ganaran.

Por otra parte, Willhelm le dijo algo de esa enfermedad que le intigaba. Al parecer era una enfermedad maldita. Aioleth sabía bastante de maleficios simples estudiados en la infancia, pero ... ¿Era este uno de aquellos que sabía? Seguramente iría a Calim a ofrecer su ayuda, pero aun no era la hora. Antes debería hacerse con algo para no acabar enferma. Tal vez un buen talisman. [/i:2c933bee2f]

davidsanesc

13/09/2006 16:09:28

[i:064c6b6d8b]Estaba ya en Calim, tierra ennegrecida por el tiempo. Esas nubes eran algo misteriosas. No era nada normal que a primeras horas de la mañana, tras haber descansado en la posada aun estuvieran allí, sin haberse movido.

La semielfa comenzó a caminar mirando de no cruzarse con ningún enfermo. El día anterior había respondido a un anuncio en la taberna, a una maestra maga, tal vez ella pudiera enseñarle los restantes secretos de las maldiciones.

Maldición era el que Rusco desapareciera hacía meses. Pero ... los guardias ya no estaban custodiando su tienda. Ahora ese distrito era oscuro como la noche, tal vez mas oscuro que los demás. Aioleth levantó la mirada al cielo viendo demasiadas cosas raras.

No era bueno estar allí, ella lo sabía, pero ya que estaba intentaría aprovechar para saber algo de Rusco y para saber algo del estado de los enfermos y esa enfermedad que recorría esas alejadas tierras.[/i:064c6b6d8b]

davidsanesc

13/09/2006 21:29:01

[i:bb83e97b4c]El viento soplaba trayendo la arena del desierto hacia su cara. La semielfa salía entre los grandes pedruscos rocosos viendo como aquel ser de fuego ya no se encontraba en su lugar. Tenía el camino libre al Bastión. Allí, en el camino, antes de llegar a la fortaleza sagrada, varios aventureros empuñadura de espada en mano se alejaban hacia la ciudad a alertar del posible ataque de gigantes. Por otra parte, algo mas alejado, un hombre de rostro tapado yacía sentado junto a un fiel compañero. Un gran tigre de lomo peludo que vigilaba al enfermo, posible presa de las serpientes.

Aioleth se acercaba a él mirando si estaba su amigo Willhelm, pero no estaba allí. De todas maneras habló un largo y tendido rato con aquel hombre llamado Earyl, cuyos conocimientos sobre la enfermedad eran extensos. Y sí, la maga sacó una conclusión. Una que ese hombre ya sabía. Tal era esta que la llevaba a tener que buscar a otros compañeros, un clerigo, un exhorcista y ella misma. Aunque no le iría nada mal encontrar a una maestra: una arcana como ella aun mas sabía en maldiciones.

Pero no iba a perder la oportunidad de aprender a eliminar una por ella misma. Iba a ser un logro eliminar aquella asquerosa forma de curarse. Esos enfermos estaban curándose a partir de los mordiscos a otros: a los elfos.

Los espiritus malignos serían exorcizados por un gran clérigo y por otra parte ese gran clérigo que una vez sanó a un enfermo volvería a sanar si lo que Aioleth pensaba era cierto.

Una maldición recorría aquellas personas. Eirick tal vez hubiera sido maldecido, pero ella no lo sabría hasta encontrarse frente a él.[/i:bb83e97b4c]

davidsanesc

14/09/2006 16:00:15

[i:2c4b25a933]Allí no disponía de sus notas; aquellas notas que tomaba cuando era pequeña en las clases de sus maestros. Las notas estaban en su bahúl, aquel lleno de recuerdos. Tedría que volver a Aguas si quería hacer algo por los enfermos. Se daría prisa. Un viaje en barco de iba y vuelta. En su habitación le esperaba esa caja, llena de libros, casi todos de su niñez. Al regreso antes de llegar al barco avistó algo. Una nota, alguien estaba buscando un mago o maga especializada en su escuela. Tal vez fuera el momento de poner en práctica sus mayores conocimientos: "la Trasmutación". Pero ahora no tenía tiempo que perder. Escribió bajo esos carteles su nombre y escuela, diciendo que volvería tras unos días en los que se le necesitaba.

"Aioleth, especialista en Trasmutación. Volveré señor, en pocos días. Trabajo en la torre de magos de esta ciudad. Si necesita saber algo sobre mi pregunte a Celuldur. Gracias"[/i:2c4b25a933]

Tras escribir esto, caminó rapidamente hacia el barco que estaba a punto de zarpar. No había perdido mucho tiempo.

davidsanesc

14/09/2006 16:17:18

[i:2938416b29]Llegó a Calim, yendo a revisar el anuncio de la maestra. Allí escribió otras palabas mas a la vez que se le acercaba el tabernero y le preguntaba acerca de su especialidad. Pareció en cargarle algo por parte de un hombre. Ella le dijo donde podría encontrarla y cuando. Salió con prisas del local y mientras caminaba por el mismo distrito un mediano se le acercó dandole un susto. Ella pensaba que era uno de esos asesinos que una vez intentaron matarla, pero no era así.

Ese pequeño le dio una nota y desapareció de su vista mientras ella la leía detenidamente. Algo iba mal con su compañero de prácticas. Eso era otra mala noticia.[/i:2938416b29]

davidsanesc

14/09/2006 20:05:26

[i:a22c9fb266]No le había dado tiempo a pisar las afueras de la ciudad cuando se cruzó con aquel hombre: Fibrizo. No le dijo nada, simplemente se limitó a escuchar como una señora hablaba de una maldición echada a un amigo suyo. Ella ofreció su ayuda a la señora. Mientras tando Fibrizo se acercaba por detrás suya metiendole una nota en su túnica sin que absolutamente nadie se enterara.

Salió de la ciudad al haber hablado con aquella señora. Fibrizo seguía su camino, distinto al suyo. Aioleth abrió la nota fuera de la ciudad y tras leerla la quemó dirigiendose hacia el puerto calishita mientras sus pensamientos cruzaban su mente. Algo iba a salir bien. Rusco no acabaría como Kata. Él iba a salir vivo de esta.[/i:a22c9fb266]

//quitado. suelo postear casi todo. Asi se ven los pasos bien hechos. Lo malo es eso Fibri, el metagaming. Aun asi me arriesgo, pero vamos, ningun DM/SM puede decir: " de donde has conseguido esa informacion. O por qué haces esto o lo otro". Así lo he hecho casi siempre. Sorry, no pondré tus mensajes, lo dejaré en simples pjs que se cruzan.

davidsanesc

17/09/2006 21:41:08

[i:1890bc9a9a]El barco estaba llegando a puerto, mientras Aioleth ya se había convertido en hada para adelantar el tiempo en el que el barco atracaba. Sus cosas serían llevadas por un marinero, el cual pagado y ya conocido por la misma ante el viejo comerciante de la semielfa.

Aioleth recordaba tener en su baúl, en la torre de magia algunas cosas que podrían ayudar a Rusco: ropa de su tío, unos cuantos pergaminos que podría usar Rusco en caso de haber olvidado algún conjuro durante este largo tiempo en prisión, un par de sacos de monedas de oro, ... No, el oro ya había sido suficiente. A Aioleth apenas le quedaba, y tenía que volver a hacerse con tal si quería ayudar a la gente, a sus amigos.

Las túnicas de su tío eran muy estrechas. Los elfos vestían bien, no como los humanos, como su padre, que tanto podía llevar una cosa ancha, que una ropa de trabajo rota.
Así pues esas túnicas no le cabrían a Rusco.

El compañero de prácticas de Aioleth tenía una cara algo redonda con un cuerpo acostumbrado a las buenas comidas de la ciudad. A tirarse largas horas sentado estudiando libros. Esa barriga algo rechoncha era la propia de un mago descuidado, de ese mago que a saber el por qué había sido encerrado.

En el puerto, le habían dicho que esperara en el puerto y así lo hizo. Seguramente llegaría en barco, pero tal vez llegaría por el camino escondido en algún carruaje de algún comerciante, eso no lo sabría.

Pasaron las largas horas. Aioleth sentada en el borde de los muelles hacía que repasaba unos conjuros, pero mas bien estaba algo nerviosa por la llegada de Rusco.
Se levantó, pues estaba ya cansada de estar en la misma posición y comenzó a pasear y a mirar que tenían los comerciantes esos días.

Un hombre vestido de azul. Ese hombre le sonaba. Pero había algo diferente en él. No tardó en darse cuenta de que allí estaba, libre como un gran águila sobre las montañas, queriéndose comer el mundo de nuevo.

- Señor mago. ¿No tendrá una buena túnica, no? Estos ropajes míos me están algo ....

El comerciante gnomo le miraba mal mientras se tapaba la nariz por el mal olor que desprendía aquella persona.

- Si no le gusta lo que tengo váyase. ¿Acaso no ve que hay mas gente esperando a que usted termine?
- No pasa nada, esperaré a que el señor se decida.

Rusco miraba sus bolsillos ahora vacíos, la cara le cambiaba a desilusión al no tener con que pagar.

Aioleth esperaba a ver que hacía, a ver si giraba la cara hacia ella tal vez. Y así lo hizo. Se calló, no le dijo nada, tal vez esperaba algo.

- Señor, creo que es nuevo por aquí. Y por su buen olor yo diría que necesita trabajo. Si me ayuda con esas bolsas le pago una túnica.

El gnomo volvía a remugar al ver lo fácil que lo tenían algunos para conseguir una de sus mercancías, pero así era la vida, sobre todo para aquellas personas que la rodeaban a ella.

Ambos recorrieron la ciudad. Rusco llevando las bolsas a cuestas. Esta vez eran unas cuantas dagas. Tal vez unas veinte o treinta de pocas runas. Todas de acero.

- Surco.

Dijo Aioleth poniéndole un nuevo nombre.

- ¿Le apetece venir a practicar un poco de magia?
- Sí claro.

Decía este mientras por dentro se sentía encolerizado con aquellos que le habían encerrado.

Llegaron los dos compañeros al estadio donde se disputaban algunos combates en raras ocasiones. Alguna vez se solía ver a algún guardia zurrando a algún compañero algo inexperto. Aquellos inexpertos que adquirirían buenas técnicas de sus maestros.

Los dos comenzaron a susurrar. Allí había poca gente. Alguna persona que se acercaba tal vez para rememorar viejos momentos, para dar simplemente unas vueltas por las gradas o para ver si alguien se acercaba a luchar.

Comenzaron a hablar en clave, haciendo referencia a los acontecimientos sucedidos estos largos días de ausencia por parte de uno. Nadie podía entender lo que decían, menos aun susurrándose el uno al otro. Pero podían pensar mal aquellos pocos que miraban a ver que hacían. Así que los dos comenzaron a conjurar.

- Este es un magnifico convocado planario. Su espada y su gran fuerza así como su gran visión permite localizar a cualquier individuo cerca o no.

El acorazado movía su espada rápidamente cortando el aire. Clavando la espada en la arena y sacándola con una rapidez impresionantes. Esa corpulencia de ser intimidaba a quien se acercara a ella. Tal lo mejor ante tal criatura sería desconvocarla mediante un hechizo mágico, dijo “Surco” ante la demostración de Aioleth delante de todo el mundo.

- Así es Surco. Una buena idea.

Así pues Aioleth conjuró hacia aque acorazado y desapareció de su vista y de la de todos.

Entre tanto y tanto ellos hablaban. Rusco mostraba su ira con aquellas palabras en bajo tono susurradas.

- Tenemos que hacer algo. Pueden venir a buscarte aquí, no sería la primera vez que pasa.

Las palabras de la semielfa hacia su compañero demostraban preocupación. Este no sabía muy bien por qué estaba haciendo todo eso por él. ¿Acaso sabía Rusco que en parte había sido salvado por ella?. ¿Su dinero había intervenido?. ¿Pero de qué forma?.
¿Se le había liberado pagando su libertad a mitad de su precio?. Según se rumoreaba el precio de su libertad era el doble del que ella había proporcionado. Pero aquella carta, indicaba que la forma de salir de su compañero no iba a ser la correcta. Si corría peligro era por algo.

Entonces las nuevas demostraciones ante los espectadores fueron las de la rama de la trasmutación.

El cuerpo encogió hasta llegar a ser diminuto. Una semielfa convertida en hada.
La gente miraba con curiosidad allí a un par de metros de altura mientras “Surco” comenzaba a imaginarse a qué venía aquello.

Finalizada la demostración de magia ambos salieron a las calles oscuras de Aguas. Eran oscuras, sí, pero por lo menos la luz de la luna penetraba hasta iluminar las aguas cristalinas de la ciudad. Tanto fuentes, como río y mar eran el espejo de aquella aparentemente tranquila urbe.

Una idea pasó por la cabeza de Aioleth. Irían esta vez al cementerio, a ver la tumba de un compañero de ambos. Allí Rusco, el nuevo Surco, el recién Oery vagaría por los caminos hasta Vado de la Daga, hasta aquellos bosques profundos de los exteriores de la ciudad. Allí donde podría esconderse de cualquier perseguidor o caza recompensas. Ese era su nuevo destino hasta que a ambos se les ocurriese la forma de burlar el futuro predestinado de aquel mago: “Rusco el comerciante”.[/i:1890bc9a9a]

davidsanesc

17/09/2006 21:41:50

[i:329d1593de]Salía hacia Calim, en busca de sus viejos amigos. Tal vez Eara, Vernosh, o algún otro supiera la forma de burlar el futuro. Mientras tanto aprovecharía a ver a todos aquellos nuevos amigos de sus amigos. Aquellos que estaban en el Bastión a la espera de una cura.

Eirick estaba allí esos días. Estaba dentro ocupándose de muchos enfermos. Aioleth esperaría en la entrada dentro de una tienda habilitada para ella un poco alejada de todas aquellas personas.

Él había recibido la nota de que ella le esperaba. Salió a la mañana siguiente y se encontró con aquella adormilada mujer. Tras un reconocimiento por parte de ambos se alejaron de tal lugar.

En un pequeño recoveco Aioleth comenzó a preguntar al señor, aquel que había sanado una vez.

Si Mystra había visto que la magia se usaba a favor de los planes de otros dioses enemistados con ella, tal vez rehiciera el presente para que aquel sanador volviera a sanar.

Aioleth puso sus manos encima de Eirick conjurando con unas nuevas palabras, unas que no había usado nunca, ni había leído, ni aprendido, pero que ella sabía que formaban parte del cambio en la esencia de las personas.

Si Eirick poseía una maldición esta posiblemente desaparecería.

En unas semanas volvería a encontrarse con los enfermos. El resultado que ella esperaba estaba muy alejado de la realidad. Algo mayor estaba detrás de todo aquello.

Al parecer la única salida era la realización de un ritual.[/i:329d1593de]

davidsanesc

17/09/2006 21:47:15

[i:f7ceff0c66]//Versión extendida de aquellos sucesos. :wink:


Willhelm se lo había reconfirmado, los rumores se extendían. Aioleth ahora en la cama rememoraba en su mente aquellos acontecimientos pasados, aquellos que podían volver al presente con muchas catastrofes mas. La unión de ellas podría desatar un caos.


Weldazh, ciudad de elfos del bosque y otras razas que cuidan de los animales, lugar de paso entre grandes ciudades, Vado de la Daga y Calimport. Era tarde, quedaban pocas lunas para que fuera luna llena y la semielfa se dirigía a paso firme en forma de constructo a ver quienes acudían a su anuncio. Un alado, un semidragón recubierto en pidras, seguramente argenteo llamó la atención de la trasmutada. La semielfa levantó su gran mano derecha a modo de saludo. El hombre hizo lo mismo advirtiendo de drañas en el camino.

- Tenga cuidado. Hay drañas que están de malhumor entre nosotros. Si sigue el camino del comercio puede que encuentre algo inesperado. Ciertas drañas se llevan a sus presas y las convierten en unas de ellas.

El constructo susurró para si unas palabras. Lo voz sonaba asexual, ni macho ni hembra, era algo diferente a lo que los demas seres estaban acostumbrados a oir, tal vez no las personas que se ocupaban con los animales, pues éstos emitian sonidos, no se sabía si eran machos o hembras, al menos Aioleth no lo distinguía.

- Ser de grandes brazos y piernas, y torso y cabeza, gran cuerpo de gran fuerza haz de mi lo que soy, que se habrán los canales, que la sangre fluya en ellos, que mi cuerpo sea lo que es, se tu, una maga, se lo que debes ser.

El alado se sorprendió al ver a la maga.

- Señorita! Más razones ahora para que no siga el camino, si hubiera pasado así hasta la ciudad no hubiera tenido mas problemas, pero le aconsejo que descanse entre nosotros. La noche está bien entrada.

- Gracias por la invitación, pero creo que quedan pocos días para luna llena, he de llegar a Calim. De todas maneras me podrían explicar mejor eso de las drañas.

- Ohh claro, dirijase a nuestra ciudad, allí verá a una. Ha escapado de esa madre o ama o como se llame.

Aioleth tomó el sendero interior del bosque, los ruidos de los animales hacían el viaje hasta la misma mas llevadero, sin hacer falta que se viajara con compañía. A lo lejos se veía algun lobo acechando, con esa mirada fría, aun así la vista del canino feroz podía divisar esa ligera extensión de la mujer y ese paso tan característicos de las personas que se ocupaban de él y los suyos en ese bosque: los guardias de Weldazh.

Un arco abría paso a la ciudad de los elfos, muchos de ellos haciendo guardia sobre las copas de los árboles, sin ser vistos, otros más alejados hablaban y discutían acerca de algo. Ese algo era una draña, habían dejado pasar a una draña a su ciudad.
La presente, se elevaba unos cuantos pares de pasos más que otras personas que la rodeaban. Esa criatura, de la que Aio había oido hablar y había leido estaba presente ante ella y hablando con los que la rodeaban.

- Draña: No os acerqueis al pantano, es peligroso. Muchos podríais ser convertidos. Os aviso, algunos han podido escapar de la “madre” //no recuerdo como se le llamaba, me corregis.xD// pero otros están bajo su influencia o control.

Las personas estaban confundidas, algunas con miedo, otras con la pena de haber perdido a algunos de los suyos. Debían ir a ayudarles, y sabían como. Se ve que hacía un tiempo que la situación había comenzado. Elenthyl y un tal Anen habían ido a ver a ese liche de la ciudad de Calim. El mismo les había dicho que debían encontrar unos pergaminos, que así recuperarían a sus amigos. Uno de ellos estaban en mano de los altos elfos de Siempreunidos, el otro, estaba en un lugar mas oscuro, donde pocos podían acceder y salir con vida, donde esos pocos que accedían eran o habían sido alguna vez ciudadanos de las oscuridades, o como cosa rara, tenían la apariencia de los llamados: Elfos oscuros o simplemente drows. Anen, era uno de ellos al parecer.

- Tal vez pueda hacer algo por vosotros. Por ti y cierto compañero. ¿Alguien tiene un frasco vacío?.

Mientras a Aio se le ocurría una idea los demás seguían hablando, pensando y decidiendo a que hora partirían de aquel lugar para ir a Siempreunidos, ciudad de elfos, ciudad donde podrían hacerse con uno de esos pergaminos poderosos y cura de los suyos.

(Trasmutación de la vida, de la forma. Kei no debe permanecer en forma de draña mucho tiempo. No debe ser bueno que un ser se convierta en otro, su mente podría volverse loca. Una vez trasformado comenzará a pensar como draña; luego en caso de que consigamos curarle no sabemos si volverá a pensar como un semidragón, o un humano como tal, o lo mismo con un elfo, .... He de intentar hacerme con el conjuro inverso a esto. Espero que esa draña haya utilizado simple magia de conversión con estos amigos)

- Sangre, necesito un poco de tu sangre Earalduil. //creo que era este nombre. No?xD//. Necesito un poco de tu sangre si no es mucho pedir, creo que podré hacer algo, pero no estoy muy segura.

- Sí, Aio, ningun problema.

Esa draña conocía el nombre de la maga. Demasiada gente lo conocía. ¿Sabían acaso que era ella la persona que estaba buscando la forma de deshacerse de esas grandes armas? No, creo que no.

La draña cogía una pequeña arma con sus grandes brazos delgados pero resistentes y se comenzaba a hacer un lento corte sobre las muñecas, vertiendo algo de sangre sobre el recipiente. Tras esto, se vendó y siguió hablando con los demás.

- Deberíais retener a vuestros amigos, o compañeros, espero que no os hagan mal. Buscadles, pero recordad, huid si no podeis con ellos.

Las frases no eran claras, no terminaba de avisarnos de nada en concreto. Tal vez fuera una trampa, o eso era lo que el pixy de Aio pensaba. Salió de la bolsa de su amiga la maga y le advirtió a ella de que digera a los demás que no se fiaran. Así fue.

La draña de todas maneras salió de la ciudad junto a un cambiante, el cambiante había estado examinando a la misma durante las horas que había estado allí, girando alrededor de ella para no perder detalle y al final, zas, tomó su forma.

Vernosh y Amaan irían a Siempreunidos por camino, por el largo camino que iba hasta allí. Tal vez tardarían semanas, tal vez días, eso no se sabía.

Elenthyl quedaría en la ciudad con ganas de ir allí a ver a los suyos, a ver a los altos elfos que siempre había deseador ir a ver, pero tenía deberes que cumplir, entre ellos informar a Aioleth de sus avances con respecto a las edificaciones cercanas a Aguas.

- Amigos, yo partiré a Aguas, tal vez encuentre una solución mágica a esas trasformaciones. La trasmutación es mi fuerte, veré que puedo hacer.

Los demás asentían antes de partir. Amaan y Vernosh, portador de una de esas armas que Aioleth pensaba que estaban malditas tomaban camino en pocos minutos.

Elenthyl se arrimaba a Aioleth a comunicarle sus investigaciones, le decía de alejarse un poco, para que oídos ajenos no escucharan nada de lo que le iba a decir. Una pequeña ráfaga de aire atravesaba el bosque mientras caminaban, enfrentándose al cuerpo de la mujer, frenando el paso de ambos y recordando ella siempre aquella situación que vivió de pequeña, aquella en la que un día se trasformó en un dragón para impresionar a sus amigos y aquellos del susto conjuraron una ráfaga de viento que la abatiría como lo hace un tornado y la llevaría hasta las alturas.

-Elenthyl, ¿quieres ir a Siempreunidos?. Tendras tiempo de sobras para contarme lo que viste. Ven, ahorremos camino a nuestros amigos.

El elfo no sabía el porque de la premura de la semielfa, pero si le había cortado esa conversación tan importante sería por algo.

Salieron del bosque llegando al largo camino del comercio. Ningun ente pasaba ahora por allí, mas que simple insectos y otros seres pequeños.

Sin decir nada y sonriendo la mujer comenzaba a decir las siguientes palabras:

- <Soy maga, alado quiero ser, aquel que crea ráfagas de viento y espanta a los hombres, a las bestias, a los animales, a quien quiere por doquier, aquel confundido por los que nunca han oido hablar de él, dorado como el oro, escamado como un pez, se tu, se yo. Toma forma en mi, pues eso quiero ser>

La semielfa comenzaba a agrandarse y rugiendo levemente a la vez que una voz dracónica y grave salía de su larga garganta agonizaba por dentro. Pero al fin todo el cuerpo se estabilizó, algo que ocurría aquellas veces que se le ocurría trasformarse en algo que no hacía desde hacía tiempo. “Un dragón argenteo”.

- Sube Elenthyl, acortaremos el camino, recojamos a Amaan y Vernosh. Ya deben estar cansados de caminar.

El dragón bromeaba, pero esa voz tan grave y majestuosa impedía una clara apreciación de las bromas.

Elenthyl subía impresionado por el día. Volar sobre un dragón argenteo a la vez que sabía que en poco tiempo estaría pisando Siempreunidos. Vernosh y Amaan fueron recogidos por el camino y el dragón intentaba no pensar en hacer esas piruetas sobre el aire, típicas de los dragones y ritual propio de apareamiento.

La ciudad se divisaba a lo lejos.

- Llegamos amigos, llegamos, ya queda poco.

La voz del dragón sonaba ahora amigable y no tan majestuosa como la primera vez que hablaba. Tal vez porque sabían que era una maga la que hablaba y no un dragón.

(No creo que seamos admitidos así por así. Se nos pedirá la causa de la visita).

El dragón planeaba ahora bajando lentamente en las alturas. Sus alas comenzaban a batirse contra el aire verticalmente descendiendo en altura casi bruscamente, pues era poco el espacio que tenía allí abajo, pero suficiente asimismo.

Los elfos acudían en multitud interesados en la llegada de los nuevos huéspedes.

- ¿Qué haceis aquí? Identificaos si quereis seguir en estas tierras.

Todos se identificaban mientras el dragón conjuraba el conjuro inverso al anterior apareciendo el cuerpo de una mujer desnuda, que pronto se taparía con los ropajes que Elenthyl le devolvería.

- Vengan, el asunto es importante, vayan a ver a los maestres //no se como se dice.xD sorry, ahh espero que os guste por ahora.xD//.

Todos esperábamos la orden de los guardias alli en el vestíbulo, hasta que nos hicieron pasar frente a ellos.

- ¿Qué es eso de tanta importancia de lo que queriais hablar?

Elenthyl comenzaba a explicar algo acerca de unos hermanos. Una historia de la que Aioleth no sabía nada. El elfo relacionaba esos hermanos con los pergaminos que venían buscando. Estaba algo equivocado, y no sabía el porque. Tal vez sabía mas que los presentes y no nos había dicho nada hasta el momento.

- Estas equivocado. Estos pergaminos que buscan no tienen relación aquello que me hablas. Sí es cierto que existieron una vez esos que mencionas, las crónicas los recogen entre otra multitud de ...

El elfo se callaba, no tenía porque dar explicaciones acerca de nada mas a los presentes.

Aioleth en ese momento se acercaba con el frasco repleto en sangre hacia los maestres.

-<Mis señores, traigo un frasco de las personas trasformadas en drañas como bien ha mencionado mi amigo entre otras cosas. Corremos peligro todos. Espero que sepa de que se trata>

La semielfa se inclinaba a la vez que se retiraba a unos pasos de distancia junto a los demas.

El maestre alto elfo vertía un poco de sangre sobre sus dedos y comenzaba a dibujar unos circulos en el aire. Un círculo rojizo se veía ante todos. Tal vez algo ocurrido en el pasado pero hacía poco, algo que no debía de haber ocurrido, algo por lo que pagarían caro aquellos que debieran y aquellos que sirvieran para el cometido de esa maldita “draña”.

El maestre se levantó alertado.

- ¿Qué habeis hecho? ¿Quién ha sido quien la ha liberado? Esto no debería haber ocurrido. Responded!

Todos eramos simples mensajeros, no sabíamos nada mas de lo dicho, solo queríamos recuperar a nuestros amigos.

- Entiendo. (Está lejos, esa draña nunca llegará hasta aquí. Siempreunidos está fuera de su alcance).
Como bien decías amigo elfo. Esos pergaminos que buscas, sí tienen que ver con esto. Debereis haceros con la otra parte. Y luego acudid a nosotros, es la única forma de encarcelar a la que no debió salir. Os esperaremos.

Los guardias abrían las puertas cuando el maestre se hubo levantado de la silla y se dirigía a sus aposentos tras haber escuchado la historia de aquellos presentes.

- (Insensatos. ¿quién la habrá liberado?)

Todos salíamos despidiéndonos de aquella ciudad y Aioleth retomando la forma de dragón para volver de nuevo a Weldazh. Una vez allí no podíamos hacer mas que esperar a ese tal Anen, el cual había partido en búsqueda de la otra mitad del pergamino.

- Hay algo que no me gusta. Vale que nosotros queramos recuperar a nuestros amigos, ¿pero como es que nos está ayudando un elfo oscuro?. La verdad es que hay algo raro en esto.

A los pocos segundos saltaba Elenthyl defendiendo a aquel drow que había mostrado ser amistoso ante él. Aquel drow que seguramente provenía de aquellas profundidades, aquel drow que seguramente fuera ahora un renegado, pero que estaba regresando a su lugar de origen.

Pasado un tiempo, corto o largo siempre dependiendo de quien lo mirara llegaron los altos elfos. Ese drow ofreció sus servicios para acabar con el demonio y enterrarlo en lo mas profundo. Aioleht tuvo sus segundos para hablar con los Altos elfos. Al parecer los simbolos causados sobre Eaco, Willhelm y ella provenían de los drows. Unas miradas asesinas se dirigían hacia ese drow que estaba ayudándonos a todos. Aioleth no volvería a confiar en un drow jamás. Demasiada sangre había salido de sus oídos por culpa de aquellos malditos seres.



Ahora pasado ya mucho tiempo de eso se rumorea por el camino del comercio que el demonio ha sido liberado de nuevo.[/i:f7ceff0c66]

davidsanesc

24/09/2006 14:22:09

[color=red:1a7d06f04b]// RESERVA ENCUENTRO CON LOS MAGOS.[/color:1a7d06f04b]

davidsanesc

25/09/2006 14:15:46

[i:c0353adda0]Nadie se fijaba; ningún enfermo, ningún paladín, pero el espesor de la capa de nieve se iba haciendo más grande allí, en el recinto habilitado por el Bastión para curar a los enfermos.

Aioleth aún estaba metida en la tienda mientras en la intemperie hablaban como siempre un par de nuevos amigos. ¿Qué hacía allí? Pues lo que imaginais, había contraido la enfermedad por haberse acercado demasiado a ellos. Earyl y bueno, aquella arcana llamada Vanaae eran los que trasmitían todas las noticias y todas las posibilidades de cura de uno a otro. Bostezando salió Aio de la tienda y vio aquel manto liso que cubría la mayor superficie de aquel lugar. Aun sobresalían sobre la manta blanca unas cuantas rocas, el extremo superior de alguna que otra planta, las tiendas empapadas y las personas que caminaban de lado a lado.

- Buenos días.

Era una frase típica entre ellos. Tal vez para no desanimar a ningún presente pasado, ni a ningún presente reciente enfermo. Así se mantenía un entorno familiar y de apoyo entre todos. Si algo ocurría allí adentro todos lo combatirían juntos.

A lo lejos se acercaba un ser mágico y minúsculo esquivando los copos de nieve que terminaban cayendo al suelo formando una rejilla puntual sobre aquel ya blanquecino manto. Zigzagueando consiguió llegar hasta donde estaban todos. Costaba mantenerse en el aire, pero todo lo hacía por ella, por aquella arcana que la había sabido tratar bien desde hacía muchísimo tiempo. Oery era una buena amiga y fiel aliada de Aioleth.

- Aio, ya puse tus notas donde me dijiste. ¿Cómo estás? ¿Estás mejor?

La semielfa sonreía al ver a su amiga preocuparse tanto por ella y hacerle los favores que corrían más urgencia.

- Estoy como hace unos días Oery. ¿Estás tú bien?

Auileth levantaba la voz para que el hada la oyera entre la fría ventisca que recorría aquello lugar. Aquella que atravesaba todo cuerpo destapado. Aquellos cuellos no tapados. Algunos enfermos como niños y abuelos contraían alguna que otra enfermedad simple que se unía a la inexplicable. Estornudos y mas estornudos, rascaduras y enrojecimientos. Aquel no era un buen lugar para quedarse siempre. La solución a la enfermedad debía encontrarse con premura.

- Oery. Ve a buscar a Willhelm y a Elenthyl. Elenthyl vive en Weldazh donde estás tus amigas. Willhelm donde dejaste aquella nota. Diles que vengan, creo que no saben que estoy enferma. (Alomejor están esperando a que pase un dragon argenteo a buscarles.) Diles que no voy a poder pasar muy a mi pesar.

Oery tomó camino esquivando un copo menor, luego otro mayor, luego dos que caían unidos. A veces se veía la forma perfecta de aquellas raras estrellas blancas, mientras que otras veces se habían unido durante todo el recorrido desde las nubes unos diez copos formando bolas que ocupaban un espacio en el aire mucho mayor.

Dos personas peleaban allí en el camino. Una lanzaba un rayo a la vez que la otra lo intentaba esquivar. Era él y él. Eran los dos Willhelms. Tal como había contado Aio. Las dos partes se habían encontrado y estaban librando una batalla campal para ver quien lograba mantenerse en pie. Oery regresó lo más rápidamente que pudo al campamento, aleteando fuertemente, solo así conseguía una trayectoria recta.

- Aio aio, Will está luchando con Will malo. Allí allí, allí cerca. Ve ve, ve a ayudarle Aio.

El combate había sido rápido. Ahora los enfermos se arremolinaban a hablar con aquellos curiosos que habían osado acercarse tanto a la entrada del Bastión. Aurora parecía estar al frente en aquel momento impidiendo que nadie se acercara. Y de repente una persona a gran velocidad se presentó ante todos.

- Aioleth! Sabía que estabas aquí. Debemos darnos prisa. Los yo malignos quieren aniquilarnos a nosotros. Si así lo hacen vagaran por estas tierras haciendo lo que deseen. Ya han comenzado. Mi otra parte ya está siendo buscada. Hay que encontrar una forma de detenerles. Hemos de marchar a SiempreUnidos a ver a los “Altos”.

- Will, estoy enferma ....aunque ....

Aioleth no dejaba de mirar a Auraro, deseando que la dejara marchar.

- Aunque si me hacen una buena cura, consigo pociones de esas que sanan las heridas y tú consigues una cuerda larga. Tal vez podrías atarte a mi cuerpo e intentar resistir el paso de unos días colgado de ella. Eso o tendrás que encontrar algún ser alado y rápido que os pueda llevar. Elenthyl se sabe el camino. Toma esto, os servirá.

Aurora negaba esa opción.

- Ningún enfermo saldrá de aquí.

Aioleth fue a buscar una caja bien sellada, en la cual había unos guantes de seda suave y fina. Aquellos con los que podías acariciar a un animal y hacer que se volviera manso ante aquel tacto.

- <Tened suerte Will, acuerdate de pedirle a los “Altos” a ver si tienen algún conjuro o libro para cambiar la forma de otras personas>

Will dudaba si debía marchar o no. Dejaría a su otro yo rondar por doquier. No era buena idea. Pero no tenía muchas opciones.

Alguien se había dado cuenta de la situación. Si él marchaba, dejaba a su parte maligna rondar a sus aires.

- Iré yo si. Les ayudaré.

Un humano alzaba la voz sobre las demás. Aquella persona era un humano. El humano parecía ser una gran persona, pero los altos, no eran humanos, eran elfos. Y cuando se tratan cosas importantes, o eres elfo el que trae las noticias o has de ser un buen amigo de los ya conocidos grandes magos.

La negativa se presentaba ante aquella persona que quería ayudar. Si hubiera sido elfo no se le hubiera negado. Ante esto respondió otra persona en elfo.

Tal vez sería buena idea, pero ...

-<Soy semielfo, yo ayudaré. Solo decidme donde está ese lugar>

No podíamos arriesgarnos a que no lo encontrara y se perdiera y no llegaran las noticias nunca. Además, un semielfo era visto por los elfos como un humano y por los humanos como un elfo. La situación no variaba mucho de la anterior.

Will debería partir con premura. Pero antes tenía algo pendiente: una reunión.

- Oery acompaña a nuestros amigos. Cuida de que Will no se cruce con su otro yo y sí así ocurre acude rápidamente a mi.

- Sí, Aio, yoooo desde ahora, soy la guardianaaaa de Will. Je je je

Tanto Will como Aio reían ante aquella minúscula criatura. Monje y ser mágico se pusieron en camino.[/i:c0353adda0]

davidsanesc

26/09/2006 16:12:45

[i:54819e4ae6]Sí, se estaba buscando una cura, pero no iba a ser suficiente. La urdimbre estaba dañada tal como Aioleth y Earyl sabían. Tal vez fueran aquellos obeliscos mágicos que una vez tocó la semielfa los que estaban causando aquel trastorno mágico. Hacía tiempo que no se acercaba a ellos. Aquella vez que se acercó no le dio tiempo a estudiarlos minuciosamente. Pero sabía algo de ellos, presentaban unas runas muy antiguas de convocación. Claro, cómo no lo había pensado antes: los elementales de nieve o hielo o aquel gran elemental de fuego sacaban su poder de aquellos obeliscos. Era una posibilidad, así como también existía la posibilidad de que el ritual que predecía que iba a funcionar aquel mago llamado Kandelthor podía fallar; y si fallaba, bien sabía Mystra que se podía formar un caos. Pero Mystra tenía todas las respuestas. Ella sabía quien estaba jugando con la magia, ella sabía que estaba ocurriendo en su propia red de magia en bruto.

Mucho estaba en juego. La gente no se daba cuenta de que todo podía salir mal. La espera se iba a hacer más larga de lo previsto. Era hora de avisar a todos de que existía la posibilidad de un fracaso. Aquella época era distinta a la de 1259. El caos estaba sobre nosotros.

Earyl, su nuevo amigo enfermo le comentó a Aioleth lo de los conjuros Netheriles. Éstos al parecer eran los únicos que podrían reestablecer la normalidad a la Urdimbre, y era seguramente cierto. El gran poder Netheril era uno de los mayores conocidos. Pero necesitábamos un milagro para dar con las personas adecuadas. ¿Cómo ibamos a contactar con aquellos conocedores de tal magia, si apenas se nos permetía el paso a Siempreunidos?. Tal vez fuera porque eramos desconocidos para ellos. Aún así nos dejaron pasar. Esta vez Willhelm y Elenthyl serían mejor recibidos. Era su hora, la hora de todos. La hora en que todo debía ser llevado a la normalidad. Y tal vez la respuesta la tuvieran ellos, los “Altos elfos”, los grandes magos de Siempreunidos.

Tal como decía el acertijo del mago:

[color=yellow:54819e4ae6]Allí donde el alba nace y no se estremece,...
Donde los efluvios corren por las calles, ...
Siempre atentos a las hojas, puesto en su interior los secretos esconden.[/color:54819e4ae6]

Allí donde el alba sale, en la isla mágica, aquella recubierta de magia ilusoria, aquella que desde el cielo se veía recubierta de niebla densa pero trasparente desde el interior, aquella en la que los habitantes se sentían protegidos por esa cúpula mágica que la rodeaba. Aquella magia que la envolvía, todo un efluvio constante de magia pura ilusoria para todos. Allí donde los navegantes de los barcos se desviaban, donde perdían rumbo. Todas las historias que había oído de pequeña eran ciertas. Y como la semielfa pensaba, allí donde toda o casi toda la magia estaba escrita. En los pergaminos, en los libros mágicos bien guardados, aquellos que escondían los grandes secretos, aquellos que buscaban ellos. Y uno de ellos era aquel que curaría la enfermedad.

Pero como Aio decía o iba a comenzar a decir, no solo necesitábamos de eso. Antes, deberían los magos buscar la normalidad, reestablecer la “.Urdimbre”
[color=orange:54819e4ae6]
- Espero que Mystra nos ayude.[/color:54819e4ae6][/i:54819e4ae6]

davidsanesc

10/10/2006 01:47:18

[i:437d05ba9e]Pasados ya unas semanas tras aquel fatidico día en que fuimos sanados, Kandelthor ha dicho muertos, que no saldríamos con vida de allí. Tal vez sea buena idea dejar Bastión y no morir. Teníamos la oportunidad de acabar con él y no lo hicimos, ahora ya no estará solo de nuevo. Ha dicho que dejemos el Bastión, solo así no lanzaría su ejercito, no no ... el de su señor contra nosotros. Ya me considero una aliada de estas personas que me mantuvieron a salvo y curándome, aunque ... aun no confío del todo en Joganth, ese nombre es muy parecido al que el elemental me dijo antes de lanzarme la magia infernal. Lonyath-Joganth. Ambos se pronuncian parecidos y a la vez diferentes.

- ¡Que Mystra nos ayude!

Tenemos siete largos dias por delante. Voy a ponerme a crear pergaminos, tal vez los necesitemos para la cruenta batalla.[/i:437d05ba9e]

davidsanesc

11/10/2006 00:41:42

[i:4e21845165]Muchos, ya eramos muchos, ya eran mas. Nosotros, Bastión. Las horas pasaban rápidamente, una tras otra, ojalá Mystra estuviera sana. Aun así necesitábamos magos, esos conjuros podían contra ellos, los muertos, les llevarían de nuevo al lugar de donde salieron. No, no era cierto, harían que sus almas desaparecieran para siempre de este mundo, de la muerte viviente pasarían a la muerte para siempre.

Una reunión, tenían todos los paladines una reunión para acatar ordenes de los superiores o a saber que tenían que hacer, pero el tiempo pasaba, si ellos hacían algo de importancia los demás también lo haríamos.

- ¡Necesito un paladín! Voy a Aguas a contratar a gente, necesitamos mas ayuda.

La gente asentía esperanzadora de que alguien mas viniera como refuerzo, toda ayuda podría ser insuficiente. Un joven paladín se acercó ofreciéndose a ir con ella, pero se acordó de la reunión.

Bien, iría sola. Tomaría el barco en vez de sobrevolar el camino hasta tal ciudad como un dragón argenteo. Era cierto, los dragones de aquellos montes rondaban el camino, lo vislumbraban y si veían a las minúsculas criaturas, ¿cómo no iban a ver un destello en el cielo?.

Así pues Deurmont arrió las velas, Aioleth rezó a Mystra mientras conjuraba ráfagas controladas de viento sobre las velas del barco y éste avanzaba mas deprisa. Alguna ráfaga que otra intentó tumbar el barco, tal vez por la magia descontrolada, por el dolor de la Dama. Pero no había tiempo que perder, ella la perdonaría, algún día lo haría, pues hasta Aioleth estaba interesada en devolverle su estado a su Dama. La urdimbre tenía que reestablecerse, con esos sí, con esos pergaminos de oro, los pergaminos de Nether.

El tiempo apremiaba, un escudo como favor, unas cuantas notas que colgar en la ciudad ya preparadas durante el viaje en barco, una reunión con el capitán de la guardia de Aguas Profundas y él, el mago que residía en aquella gran torre, tras aquella entrada secreta que le mencionó Nuborn.

Todo eso en unas horas, en pocas horas, antes de que el barco volviera a zarpar por cien mil monedas de oro hacia calimport. Unos días de inquitud, unos días de esperanza, unos días de reclutamiento, unos días de vida.

Y un mensaje dicho y escrito en la ciudad de Aguas:

[color=yellow:4e21845165]Señores y señoras, magos, guerreros, valientes y bondadosos, se reclama la ayuda de cualquier persona para una gran gesta, para ayudar a unos grandes hombres en las cercanías de Calisham, en el “Bastión” de los justos. Queda muy poco para que se libre una gran batalla entre el bien y el mal, necesitamos todo el apoyo posible. Todo será agradecido. Me comprometo a devolver el favor a aquellas personas de “Buen” corazón que nos acompañen en estos oscuros días para liberar el mal y acabar con él. Lleguen al Bastión en pocos días y se les recompensará por su proxima ayuda.[/color:4e21845165]

[color=orange:4e21845165]La vida se ha de abrir paso[/color:4e21845165].[/i:4e21845165]

- (Que Mystra nos proteja)

davidsanesc

11/10/2006 22:28:30

[i:bac06bda1d]¿Los últimos días nuestros? No se sabía. Aioleth se acababa de enterar de que se habían avistado dragones de las sombras. Terrible ejercito se avecinaba, pocos aliados teníamos, tenían y tendríamos. Nadie respondía a las suplicas tal vez por temor a morir. La esperanzo no se veía en los corazones del Bastión. Lo único que se veían eran los preparativos para la gran batalla. ¿Rendirse?. No, eso al parecer iba en contra de aquellas personas que no dejarían estas tierras a merced de aquellos seres. Mientras tanto la semielfa solo podía hacer una cosa, usar la magia con cuidado y como nunca con la ayuda de su diosa. Hacer que no se enfadara con ella por abusar en estas últimas horas ante una posible destrucción. Celuldur le preguntaba que demonios hacía yendo y viniendo al laboratorio.

-Amigo, necesitan mi ayuda. Es lo único que les puedo ofrecer, mis conocimientos mágicos y algún que otro obsequio para intentar repeler esos seres. El señor Kelben parece no haber escuchado mi mensaje, no se qué hacer más. No quiero perder la esperanza, por eso no me queda más remedio que dar el máximo de mí.
(Gracias a estos momentos con Tarto mi vida no termina de venirse abajo, aun podemos hacer algo entre los dos. Gracias amigo mio, si muero, si desfallezco en la batalla espero que consigas el modo de ser el nuevo ser que quieres ser.)

La semielfa ponía las botellas en hilera, una tras otra. Y detrás de éstas otras mas. Comenzaba a conjurar a la vez que rellenaba las mismas con ligeros líquidos potables para el ser humano y otras razas. Era una ayuda, su ayuda y la de “él”.
Mientras Aioleth se dedicaba a rellenar pociones, su amigo preparaba el gran equipo, armas, armaduras y unas cuantas cosas mas.

Mystra les estaba ayudando. Si salía viva de ésta, si todos lograban vencer le debería una a su diosa, a la Dama.[/i:bac06bda1d]

davidsanesc

12/10/2006 20:10:28

[i:c329e55aa2]Sentada frente al atril y con un puñado de pergaminos enredados ocupando el menor espacio posible en mochilas diferentes, se disponían bien colocados para ser lanzados un cercano día. El cansancio reinaba sobre el cuerpo de la semielfa, habiéndose quedado dormida unas horas atrás tras terminar su trabajo con las pociones.

Se despertó al día siguiente sin saber cuanto tiempo había pasado en aquella posición y rápidamente se dispuso a coger el barco hacia Calisham. Esperaba que el tiempo estuviera a favor para llegar con premura, y así fue. Desde lo lejos se divisaba algo acercarse desde el cielo a la ciudad. Lo que era no lo sabía aun.

Recorrió las calles del puerto, esquivando siempre aquel círculo medio enigmático, el círculo de la diosa Shar. Se dirigía a la salida cuando ...se comenzaban a oír gritos a lo lejos.

-La gran sierpe, la gran sierpe.

Balagos se había acercado a la ciudad a pedir algo. La gente pensaba en acercarse a buscar esa cosa, ese ¿hijo?. Pero Aioleth no podía perder el tiempo, no con dragones, aunque tal vez se le pasara la idea de conseguir un aliado para combatir al dragón de las sombras.

Su camino, su lugar ahora estaba en Bastión hasta que nada mas importante la requiriera. Así que siguió caminando dejando atrás a un grupo que se veía con ganas de ganar millones de monedas a cambio de ir a buscar a ese pequeño dragón.

Y no pasaron muchas horas hasta que una muchacha que conocía vino a buscarla allí adentro. Al parecer existía una posibilidad de que aquellas drañas que un día atacaron a unos monjes y viniese un joven a pedirle aquel cetro, (cetro no devuelto ahora que lo pensaba, por cierto), fueran a combatir junto a las sombras.

Pero ...sí, tal vez fuera mas cierto que incierto. Habían aparecido demonios, y hacía un tiempo ya que se hablaba de un demonio draña suelto en estas tierras. Era hora de acabar con una parte del posible enemigo. Salió con aquella muchacha y estaban todos allí: Fibrizo, sosteniendo una gran espada; el maese Groanor, su mejor comprador en Aguas Profundas; el mago del sombrero con el que se cruzó el primer día en el camino cuando se dirigía a ver a ciertas personas (aquel señor Nesur, que tal vez aun siguiera buscando magos para su ritual), y otros guerreros que combatirían junto a ella en la futura contienda que pronto les caería encima.

El factor sorpresa esta vez estaba del lado de ellos. Es lo mismo que iban a hacer las sombras contra el Bastión, en realidad una buena táctica propia de un buen ejército. No hizo falta un ejercito para llegar nosotros a luchar contra aquellos seres.

La gente temía lo peor y nos encontramos lo peor. Las mochilas con los pergaminos que iban a ser usados en la batalla final, tanto para el Bastión como para las sombras desaparecían rápidamente de sus manos tras ser usados y lanzados al suelo en busca del siguiente. Las drañas gemían a la vez que conjuraban y conjuraban y traían seres de otros planos al nuestro. Mystra debía estar sufriendo por nuestra culpa, pero era eso o morir próximamente. El maese y Fibrizo formaban un buen equipo atacando con sus reliquias a aquellos seres; pareciendo que se dirigían hacia los altos cuellos de aquellas cosas. Era como si supieran que parte del cuerpo tenían más débil. Pero no, había demasiadas. La presencia de la maga era también vital. Un conjuro tras otro, y otro tras el siguiente, así sucesivamente, no teniendo apenas tiempo para conjurarse protecciones mágicas sobre sí misma. Su cuerpo empezaba a tambalearse de terror. Todo era un caos. Varias salas despejadas con múltiples restos descuartizados y chamuscados por las grandes trombas conjuradas. Era sin duda un buen ataque, pero ... insuficiente; “insuficiente” ante la siguiente hilera de drañas comandadas por ella, el demonio. La magía enemiga llegó a atizar a Aioleth, que ya soportaba desde hacía un rato un teleportador sobre una mano y de repente cuando vió que su cuerpo era sacudido eléctricamente, “volvió”. Estaba a salvo, temblando en el cuarto de la torre de magos de Aguas. Celuldur estaría paseando por la torre. No la oía sollozar. Se miraba las manos, y las mochilas vacías maldiciendo a aquellas bestias que aun quedaban allí adentro, y mas aun a su señora; aquel demonio.

Cogió una carta que le habían dejado sobre la cama. Era de Willhelm, al parecer necesitaba hablar con todos los del Refugio. Leyó las primeras palabras y cayó agotada en la cama mientras se iba vendando sus heridas.

La calma se apoderó de ella unas largas horas hasta que se levantó y recordó lo sucedido. Apenas había tiempo para hacer más pergaminos, el futuro incierto estaba cada vez más cerca. [/i:c329e55aa2]

davidsanesc

15/10/2006 15:19:01

[i:4735ac7748]Rehizo lo que perdió y volvió a Bastión a dar lo que podía de sí. Levantó los ojos y miró al cielo viendolo no muy despejado. Alzo la voz pidiendole a Mystra que la perdonase por lo que iba a hacer. La magia se iba a ver puesta en práctica un día más.

Pero este día iba a ser diferente, iba a defender a aquellos que la ayudaron y se iba a enfrentar a ese mago llamado Kandelthor y a los suyos.

Shar, ese símbolo sobre la frente de la pobre paladín, no era justo. Tal vez una sorpresa nos esperaba. Al parecer la humillé y no quise que fuera así. Solo me aseguré de que no iba a hacernos nada malo.

Ahora su suerte dependía de todos, de ella misma.

Se colocó las mochilas en la parte frontal de su cuerpo, colgadas sobre los hombros, con sus pergaminos bien ordenados y listos para sacar, preparándose para lo peor. Iba a ser un largo día de espera, un largo día de tensión. Ésta misma se olía a millas de distancia. En todas las ciudades se sabía que algo estaba a punto de suceder, algo cruento y vil en contra de la bondad de las personas. Era el día, el día: "de la gran batalla".[/i:4735ac7748]

davidsanesc

16/10/2006 00:54:49

[i:6129934753][color=yellow:6129934753]ENTRE LA ESPERA Y LA PRIMERA "RETIRADA" [/color:6129934753]
Llegaban guerreros, paladines, arcanos, arqueros, enanos fornidos, semidragones argenteos, empuñando espadas, hachas; portando vistosas armaduras, doradas, plateadas, con diferentes insignias, pero todas ellas iguales. El resplandor de todas ellas iba a deslumbrar a aquellos que se acercaran en poco tiempo.

Había ultimado creando pociones, acabando hasta el último bote. Todos tomaron posiciones.

Arcanos a los laterales en la parte trasera, arqueros dispuestos linealmente en la misma fila, guerreros humanos, enanos y de las demás razas en el centro tomando una posición defensiva ofensiva. Y Mystra allá donde estuviere preparada para ver cómo se iba a llevar a cabo, cómo la oscuridad se iba a enfrentar a la luz, cómo la luz iba a intentar atravesar la noche en el día.

La gente estaba tensa, los arqueros, muchos elfos no apartaban la mirada del camino. Los guerreros apretaban fuertemente las armas. Aioleth apoyada en la roca miraba el cielo rezando a su diosa para que la ayudara, para que todo saliera bien. Pronto vería algo pasar entre la oscuridad.... .... ....

Algo se estaba reuniendo a lo lejos. Estaba segura.

Únicamente se oía el viento soplar y rozar contra las paredes rocosas que rodeaban las puertas del Bastión, aquella fortificación protegida en sus flancos. En cada uno de ellos, menos en el... Aioleth miraba al cielo pensando que ese, aparte de la entrada principal, era el único lugar por el que podrían entrar. Y por ahí solo podía pasar él, el dragón de las sombras del que había escuchado rumores.

De repente una neblina se acercaba. Asustada la semielfa se acercó a ella queriéndola alejar, pero ... debía ser muy densa, o tal vez no fuera eso.

Se alejo algo de su posición acercándose a la puerta mientras los demás comenzaban a mirar inquietos el camino. Alzó las manos a la altura del pecho creando una ligera ráfaga frente a ella que no pudo esparcir aquella lisa oscuridad. Olía mal, y no de olor, si no de sentimiento. Algo estaba a punto de estallar en aquel entonces.

Oscuridad maléfica, magia sacada tal vez de otra diosa hermana de Mystra y desconocida estaba mostrándose ante los ojos de todos. Nubes gaseosas cubrían ahora un poco más de altura, diferentes a las anteriores, algo mas ... olorosas, que hacían que todo aquel que pasara cerca se sintiese mal. Aquella cosa parecía calarse en el cuerpo de las personas que allí estábamos.

-¡SE ACERCAN!

Sonaban voces a la vez todos mirábamos y no veíamos más que nubes acercarse más rápidamente. De repente aquello empezó a arder. Mujeres guerreras, no, tal vez clérigas se acercaban al agua salida de las rocas para llenar un recipiente improvisado y apagar aquel fuego.

- Disípate, maldita sea, deja que veamos lo que escondes.

Tanto Aioleth como los demás queríamos saber a que nos enfrentábamos, pero no había forma. Aquella magía resistía duramente. ¿Era una ilusión?. No lo era, puesto que aquello hacía daño y la puerta estaba quemada realmente. Comenzaron a salir zarzas oscuras de entre la arena. Se acercaba mas y mas rápido. Muchos nos alejamos hacia las murallas tras la barrera que protegía la fortificación y esperábamos ordenes de él: “Essael”.[/i:6129934753]

davidsanesc

20/10/2006 20:32:44

[i:07a9d602db][color=orange:07a9d602db]DENTRO DEL BASTION, DENTRO DE UNA CUEVA[/color:07a9d602db]

Retirada ante la incertidumbre de lo que se escondía tras esos fantasmas, tras esas ilusiones que hacían a uno temblar de miedo en días normales de la vida cotidiana. Pero ... ¿temblar ese día ante algo que no amenazaba directamente la salud de nuestros cuerpos?.
Así era, muchos guerreros se escondían tras los escudos, esos escudes que servían de algo. Aioleth les miraba a todos alzar las protecciones plateadas que les había portado desde Aguas Profundas, la voluntad de las personas ante aquel ataque se hacía visible en esos momentos en que todos esperaban impasibles el paso del tiempo. Sobre los escudos se reflejaban aquellas cosas altas; monstruos, ilusiones de otros lugares.

Pero así pasaba el tiempo, y todo se calmó ....

Los paladines tomarían guardia en aquellas horas al ver lo raro de la situación mientras los demás tomábamos posiciones elevadas en las murallas recién reconstruidas. Piedra tras piedra como gigante, Aioleth las colocaba junto a la ayuda de golems bajo las instrucciones del paladín.

Y allí estabamos, a la espera de que se hiciera visible la amenaza. Era grandioso ver la linea de efectivos arqueros ocupando toda la parte frontal del Bastión, dejando huecos a los demás, a los incorporados, a los elegidos para ayudar.

La semielfa no se fiaba de la tranquilidad. No era normal. Una amenaza como aquella hacía siete días y poco más y ...¿solo esto?

- Señorita Aioleth, deshagase de su magia ya mismo. Eso que ha ocurrido allí afuera es cosa de ustedes. No use la magia así por así sabiendo como está la Urdimbre.

Las palabras de Essael eran cortantes y disciplinadas. Estaba en su territorio; lo menos que podía hacer era hacerle caso. Pero ... no le gustaba deshacerse de su protección, aun así hizo sus deseos realidad.

La espera estaba siendo larga. Se comenzaba a hablar de turnos por horas y así se hizo. Todos tuvimos tiempo para descansar mientras los comandantes por así decirlo debían estar trazando un plan.

- Todos a sus puestos. Usted, señorita Aioleth, ¿se queda con nosotros o espera en el lugar estratégico para la contraofensiva?

Apenas podía enterarse de lo que hablaban. Parecía como si todo estuviera perfectamente planeado. Grandes planes, era perfecto para todos. Eso animaba hasta a los mas inseguros. Así se haría entonces.

- Me quedo con ustedes Essael.


Mientras afirmaba su posición en la defensa miraba las caras de sus más allegados defensores, los defensores de la “fortaleza”.

- YA SABEN AMIGOS! TRAS LA BARRERA, Y A MIS ORDENES!
-¡Sí señor!

A la vez que oíamos las fuertes palabras del alado sonaban tambores a lo lejos. ¿Qué pasaba? ¿Era la hora?. Quedaba poco, pronto lo sabríamos.

Los demás estaban en aquel lugar, una cueva decían. El marcador de la semielfa fue portado por un guardia de Aguas Profundas. Sí, así era, habían llegado refuerzos.

Y, mientras sonaban tambores unos portales se abrían sobre nuestras cabezas. Todos alzamos la vista viendo bajar unas luces, luces celestiales que daban respeto y coraje. Eran ellos, los ocho celestiales, cuyo corazón estaba unido al de aquellas personas del bien. Así pues tomaron filas frente a nosotros. Las sonrisas se sucedían entre los que estábamos allí presentes mirándonos los unos a los otros esperando lo peor. Pero ...
Las horas pasaban y pasaban... y aquellos celestiales veían su fin en este plano, alzaban también la mirada viendo algo que no veíamos. ¿Qué era? ¿De qué temían?. Se alejaron de nosotros marchando al lugar de donde provenían. Este no era su día.

Miradas otra vez. Incertidumbre. Y ...el resonar de los tambores sonó unos instantes más, esta vez ....justo delante nuestra y se ...paró.

La puerta se abrió. Teníamos el ejercito ante nuestras narices.

- ¡A POR ELLOS!

- EEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!

Los cuerpos se lanzaron a por lo que parecía un grupo de personas imparables. Las umbras estaban invadiendo la entrada. Paso a paso era suya. La vida corría peligro, y mucho. Entre la sangre los amigos desaparecían entre la nada. Estaban yendo a la cueva.

Mientras tanto los ojos de varios magos, un par tal vez miraban como todo salía a la perfección.

La semielfa se dio cuenta de aquellos cascos. No eran normales, parecían los mayores, es decir, los jefes, los amos de las umbras, los magos, o ... lo que fueran. Sacó un pergamino rapidamente, pero ya la habían visto. Zas!!!!! Un corte de lado a lado de la barriga la dejó en el suelo. Habían sido rápidos, muy rápidos. Tenía un pergamino en la mano, el cual se comenzaba a llenar de arena y sangre de su cuerpo, pero algo la levantó. Una fuerza....¿Mystra?. No, fue el alado, el cual tenía delante. Pero ...¿cuánto tiempo había permanecido insconsciente?. No lo sabía. Cogió el papel y lo leyó ....

Las sombras se movían distorsionadamente, la cúpula la protegía, nadie la veía. O eso creía... Eran muchos, el dragón descendía de las alturas mientras ella se atemorizaba por momentos y veía como los demás marchaban, los pocos que quedaban. ¿Dondé estaban todos?. Entro en el Bastión. Estaba vacío, o eso parecía.

- Aioleth, marcha ¡RÁPIDO! TELEPORTATE, YA!

La voz de Essael le retumbó al verla aun allí, y ella le hizo caso. La cara de Essael mostraba furia ante lo que se avecinaba. En unos instantes comenzaría la batalla dentro de la fortificación. Los seres ya estaban tomando la muralla, todo estaba siendo muy rápido. Y zas! Desapareció y reapareció. Su marcador estaba sobre la roca fría de la pequeña cueva de formicidas. Allí a la salida de Calim estaban todos reunidos ultimando sus defensas. La esperaban a ella.

- TODOS JUNTOS, ¡A POR LA VICTORIA!

Varias caras no eran precisamente muestras de felicidad. Draconiax, Dirk, y otros ya habían visto una muestra al igual que Aioleth. Pero ... estaban saliendo y ... no iban a dejar que salieran más. [/i:07a9d602db]

davidsanesc

20/10/2006 20:34:11



[i:fa6d3a503c]Un paso, otro más. La resistencia vacilaba ante la salida de la cueva. Pero era la hora y había que hacerlo. Uno tras otro fuimos saliendo, espada en mano, escudo en otro, arcos y ballestas, manos sujetas a bolsas repletas de pergaminos.

La semielfa salió a la luz, el ambiente estaba cargado, la tensión aumentaba y la tranquilidad que se sentía al estar todos juntos se desvanecía por completo a medida que la distancia se acortaba.

En el Bastión se debía estar librando la última batalla. Era el momento de acabar con aquellos que aguardaban la entrada a este plano de aquellas cosas.

Corrían todos hacia el Erial. El sudor recorría a todos el cuerpo. Los guantes que llevaban podrían mantener las armas bien sujetas sin que éstas cayeran antes de enfrentarse a las umbras.

La semielfa comenzaba ya a conjurar para sí, sin necesidad de mover una mano, tan solo moviendo los labios, algo que había aprendido por si sola manteniendo una concentración total. Y de repente todo lo comenzó a ver en un tono diferente. Allí afuera, a unos pasos de ella sus amigos y recién conocidos comenzaban a destruir, a hacer caer a aquellas cosas. Aioleth mientras tanto mantenía sus conjuros para algo mas grande, tal vez para enfrentarse a Kandelthor con la ayuda de los demás o algo peor.

- ¡Ciego, ciego, estoy ciego, no veo! ¡Necesito ayuda!

Gritos de angustia se sucedían uno tras otro. Alguien había lanzado magia y ella no se había dado cuenta. ¿Qué pasaba? No había pensado en eso. ¿Ciegos? ¿Oscuridad?. El corazón le comenzó a latir más rápido al ver que por ahora estaban todos ellos bien, algunos cegados, pero se angustió al pensar que tal vez en poco tiempo fueran a llegar aquellos que estaban luchando en el Bastión. No podía hacer nada. El tiempo le era insuficiente para poder buscar entre otra bolsa llena de pergaminos desordenados uno encima de otro. Pero pronto se rehicieron. El susto había pasado esta vez.

Seguía viéndolo todo bajo aquel minúsculo lugar suyo. La bomba que la rodeaba atravesaba la luz que penetraba en ella y salía por el otro lado. No podían verla.

- Aioleth, el portal. RÁPIDO, NO HAY TIEMPO QUE PERDER.

Apareció disipando su esfera protectora, la gente la miraba y ella miraba las puertas de acceso al edificio soterrado. De nuevo la voz de Essael mandaba, pero esta vez no le importaba. Había visto que tanto él como los demás eran grandes “personas”.

- ¡ENTRA!.

No dudó. Algunos acababan de entrar para protegerla de los que aguardaran allí abajo. Eran dos, no le dio tiempo a fijarse en ellos, pero estaban allí, dando su vida por aquellos que habían caído, por aquellos que podían en un futuro caer bajo las garras de Khandelthor y los suyos.

<Vista y no vista, protección de la luz, hazme invisible y no solo eso, si no, no visible aquí ni allí, ni para él, ni para mí, muévete entre el haz de la luz, atraviesa mi cuerpo atraviésame a mí>

Y desapareció mientras algunos mantenían en el pasillo izquierdo a las tropas enemigas. Aioleth sabía que dentro del pequeño santuario podría moverse a sus anchas, pero ... siempre había magos que esperaban a otros magos. Siempre había una Aioleth esperando un Khandelthor y viceversa.

Miró de lado a lado mientras escuchaba gritos y más gritos, la cabeza le estallaba, las manos le temblaban, el corazón le palpitaba pareciendo que se le salía. No, no era suficiente, necesitaba un poco de calma. Miró en su bolsa y sacó aquel escrito.

Respiró profundamente y corrió algo más lentamente entre los cuerpos inmóviles pero vivos. Recorrió la sala. Algunas umbras estaban gesticulando con las manos terminando un conjuro. La cosa pintaba mal. Si se lanzaban aquel conjuro para verlo todo, la verían a ella y ... podría decirse que todo habría sido en vano. Pero no se paró, buscaba el portal y el activador. El portal estaba allí, en una esquina rodeado de varias umbras. Giró la cabeza para ver si veía algún tipo de artefacto mágico, pero no había forma de encontrarlo. Joganth estaba tras ella como sabiendo por donde podía estar moviéndose la semielfa instintivamente o quizás estaba buscando el portal y quería dejarle el paso libre para que ella actuara.

Todo comenzó a moverse de nuevo. Le vieron, le vieron a él, maldita sea. Se pensaban que él estaba yendo al portal y le fueron a masacrar todos a la vez. Parecía que en la entrada no había más movimiento. ¿Acaso habían caído los demás?. Parecía que sí porque las umbras que se encontraban en el pasillo comenzaban a acercarse rápidamente.

El corazón le volvía a pasar una mala pasada al ver que Joganth estaba solo. Nervios, y aun así sacó otro y lo leyó entre la tenue luz de aquel lugar.

Vio una alabarda rozando ya el cuerpo de Joganth preparada para hacerle un buen tajo. ¿Qué debía hacer? ¿Sacar un pergamino y lanzarle una maldita tromba de meteoritos a esa umbra? ¿Para qué? Si detrás de ella venían casi una decena más.

- Allí, allí, por fín.

Parado el tiempo para los demás vio el artefacto colgar del cinturón de un guardián, se lo arrancó de su cinturón y desactivó dicha puerta. Luego puso el artefacto en el suelo y .... comenzó a conjurar una tromba de isaac. Era tan poca la distancia entre ella y el artefacto que la energía la sentía casi en su propio cuerpo. Todo volvió de nuevo a moverse. Joganth estaba ya en el suelo. Las armas del enemigo le habían abatido.

Las umbras aun no se habían dado cuenta de lo que acababa de suceder. Aioleth vio como un remolino de energía se concentraba donde antes había estado la puerta. Conjuró sobre ella una protección lo más rápido que pudo. Los magos umbras la acababan de escuchar al oir su voz conjurar. Miró la energía concentrarse, luego el cuerpo de Joganth, luego la energía.

-¡Maldita sea!

Desequipó el cetro que llevaba colgado en la espalda. Mientras hacía esto el colgante que llevaba en su mano se deslizó hasta caer al suelo.

- ¡ EL TELERPORTADOR NOOO!

Mientras maldecía el habersele caído el teleportador empuñó el cetro y lo puso sobre el cuerpo de Joganth.

- ¡VIVE MALDITA SEA! ¡Y SAL DE AQUÍ YA!

Fue a coger aquello que se le había caído al suelo. Delante de ella tenía una umbra.

- MYSTRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

La explosión asoló la sala. Su barrera se vio desequilibrada dejándola en el suelo tendida, aquello parecía un oleaje, se iba a suceder otra ola de energía. Pero ....ya estaba en el desierto, tendida en la arena donde dejó el marcador tras salir de la cueva.

Levantó la mirada y allí estaba el caos. Rugidos incesantes. Magos a lo lejos, seres despreciables vagaban descuartizando los cuerpos de mis amigos por la furia de lo recién ocurrido.

Se levantó de allí antes de que nada o nadie pudiera ir a por ella y fue a Calim. La gente estaba esperando.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?

Acababa de entrar con casco y todo. ¿Leyes? Calim no tenía leyes para ella ahora, no en ese estado de pánico. Las manos le temblaban y su voz aun mas.

- ¡A aa aa lejaos de aquí. Vendrán a Calim!

- ¡HUID INSENSATOS! El portal actual se ha destruido pero no los magos, ni sus seguidores. Vendrán más.

Aioleth se iba a dirigir al puerto a coger un barco.

- No podemos salir de aquí. No hay barcos que zarpen a Aguas, ni a Vado.

Maldita sea. La semielfa estaba maldiciendo la ciudad. Correría, se arriesgaría a cruzarse con alguna umbra en el camino, pero ella allí, tan cerca de aquellas cosas no se quedaba. Así que corrió sin responder a las preguntas de aquellas personas. No tenía agua para combatir el calor del desierto, pero no le importaba, llegaría sedienta a Weldazh. Y allí descansaría.[/i:fa6d3a503c]

davidsanesc

20/10/2006 20:35:49

EN UN LUGAR SEGURO AHOGANDO LAS ANGUSTIAS

[i:237aa58c03]El corazón le palpitaba muy rápidamente mientras corría hacia Weldazh. Giraba la cabeza cada par de decenas de pasos mirando que ninguna umbra la sorprendiera. Su boca se secaba, necesitando su lengua saborear algún tipo de líquido. La melena que le llegaba a la cintura estaba descuidada por la batalla de hacía unas horas. Los pelos se entrecruzaban los unos con los otros y el brillo de cada uno de los mismos, se veía oculto bajo una gruesa capa de arena que se le había adosado a éstos por causa del sudor del propio cuerpo. La ropa que llevaba estaba empapada, tanto había sido por el nerviosismo como por la rapidez en la que había tenido que ejecutar sus últimos movimientos, como en esta interminable carrera hacia la seguridad de la semielfa.

Los animales estaban comiendo, bebiendo; los pequeños jugueteando los unos con los otros; algún lobo persiguiendo una presa fácil y Aioleth pasando por al lado de ellos medio ahogada e invisible esta vez, para no ser ella esa presa casi segura de los animales que no la reconocían como a uno de aquellos elfos. Unos minutos más y estaría delante de aquellos majestuosos árboles andantes llamados Ents, y bajo la salvaguardia de los elfos del bosque.

- El pozo, el pozo.

Se repetía para sí estas palabras, mientras dejaba el miedo a parte a cada paso que daba estando mas cercana a Weldazh. Entró entre las ramas que dejaban un paso claramente visible sobre el sendero en medio del bosque. Alzó la vista, cayéndole unas lágrimas de alegría al ver que estaba ya en lugar seguro.

- Gracias Mystra, gracias.

Aclamó a su señora dándole las gracias mientras caía de rodillas agotada y dejándose ver por fin al cabo de un par de horas por aquellas personas. Algunas de ellas podían reconocerla, otras no.

Se levantó en una cama de hojas en un lugar seguro allí arriba entre los árboles. Al parecer alguien le había dado de beber mientras ella permanecía inconsciente, ya fuere por el cansancio o por la deshidratación. Se levantó y comenzó a pasear por las alturas mirando siempre por donde pisaba. Aquellos árboles eran el pleno símbolo, las casas de los elfos. Una simple comparación que la hizo recordar lo que había sido el Bastión para los paladines y demás. Se dejó caer arrastrando su espalda contra la corteza de aquel árbol central. Las gotas caían rápidamente por la angustia pasada, por la perdida de sus compañeros y amigos, sacando los sentimientos mediante lágrimas, y guardando otros mediante un grito ahogado en su interior. Todo había pasado momentáneamente. Las umbras estaban allí afuera y ella estaba ya lejos, pero ... ¿quién había sobrevivido?, ¿solo ella?, ¿quedaba algún amigo suyo con vida?, ¿algún viejo amigo que luchara con ella ...aquel día?.

Poco tiempo había pasado. Se quedó allí sentada llorando para sí, maldiciendo la magia, los portales mágicos, deseando no haber estado allí y ni haber dejado que ninguno de sus amigos estuviera en aquel acto. Apretaba las hojas caídas en el suelo dentro de sus puños intentando sacar así aquello que llevaba dentro: sentimientos de culpa, por no haber podido hacer más de lo que hizo. Oery, ¿dónde estaba Oery?, ¿la había perdido allí?, ¿habría ido su hada a buscarla a aquel terrible lugar?.

- ¡MYSTRAAAAAAAA!

Gritaba el nombre de su diosa maldiciendo la magia esta vez. Todo fue por culpa de un mago como ella, no como ella, pero al fin y al cabo un mago.

Alguien había oído los gritos, subieron a las alturas donde se oyó el nombre mismo de la Dama. Willhelm, Aurora, Nuborn y un agotado Aldarion entre otros. Los ojos se clavaron en ella dando gracias estos mismos porque se encontraba bien, a la vez que Aioleth hacía lo mismo y pensaba lo mismo sobre ellos. Pero ...

- Aioleth! Tenemos que volver, recuperar los cuerpos de nuestros amigos, tal vez haya alguien con vida. Tal vez Joganth, tal vez ...

Sus oídos estaban perfectamente, pero su cabeza no. Las manos le comenzaron a temblar rápidamente, a la vez que las apoyaba en la tierra y se movía hacía atrás. No podía creer lo que estaba oyendo. ¿Más enfrentamientos?, ¿acaso esto no se iba a acabar nunca?.

- Noooo, más magia no. No quiero acercarme, no ¡noooooooo!

Willhelm se apartó con ella cogiendola y diciendo a los demás que estaba muy afectada por esto.

Aldarion caía al suelo al ver que era cierto, que no se podía hacer nada por aquellos cuerpos que habían quedado allí. Cayó en el suelo destrozado recordando a sus amigos, a sus buenos amigos, mientras Aioleth se mantenía alejada de esas palabras. El cansancio acumulado aun no se había combatido con las horas descansadas y ... se hizo la noche para ambos, mientras Aioleth en sus sueños, susurraba el haber ayudado a ese hombre llamado Joganth. [/i:237aa58c03]

davidsanesc

21/10/2006 16:20:20



[i:83b413c614]Caían hojas, sonaba el cantar de los pájaros al penetrar los primeros rayos de luz entre las ramas de aquella ciudad. Los guardias cambiaban turnos. El cansado elfo se colgaba así el arco que había mantenido en sus manos durante toda la noche por si había algún altercado venido de las afueras, a la vez que su compañero le saludaba majestuosamente y se deseaban suerte en el día presente.
La semielfa ya recuperada de aquellos días caminaba tranquila sobre la tierra fértil de aquel lugar, pasando sobre sus pies unas cuantas hojas cada vez que una brisa se atravesaba en su camino hacia el pozo.

Allí unas elfas, tal vez no todas ellas de esta raza hablaban tristemente. Ese sentimiento que invadía los corazones de muchos en estos días. Saludó a las que estaban allí presentes mientras subía el cubo de madera lleno de agua. Una cara familiar la de aquella mujer. No pudo evitar oír la conversación que mantenían. Lágrimas caer sobre esa dulce cara melancólica le traían recuerdos de Earyl en los días de enfermedad cuando pensaba en su hermana y en Beladriel. Demasiado parecido entre dos personas que se encontraban a tan larga distancia. Pero todo podía ser, pues los elfos habian mantenido su estirpe desde tiempos inmemoriables siendo todos ellos dignos de alabanza entre los cuentos de las demás razas de la superficie.

- Earanyl, tú hermano luchó como el más grande. Estate segura de ello. Su muerte no fue en vano. Bastión habrá caído con él y él con el Bastión por una causa justa.

Aioleth levantó la mirada mientras sorbía unos tragos del cucharón de madera del pozo.
Sí, era ella, la hermana de su amigo, aquel que pasó innumerables horas hablando con ella buscando la forma de combatir la enfermedad. Aquel que mandó la carta a su hermana pidiendo su ayuda. Hermana que, seguramente llegara hasta estos lares malditos trayendo consigo la información que su querido hermano requería, o la mejor compañía que podía tener en su vida.

Se acercó a ella mientras la alta mujer la sostenía en su regazo impidiendo que cayera al suelo de dolor. No pudo evitarlo; Aioleth se acercó, dirigió unas palabras hacia ella e hizo que ésta retomara un poco el equilibrio.

- No dudeis amiga, de que haré lo que esté en mis manos para traer el cuerpo de su hermano de vuelta y así pueda tener un entierro digno de héroes, digno de ser recordado por todos y cada uno de nosotros.

La mujer la miró sin saber quien era, pero supuso que era una amiga de su difunto hermano. Alguien tal vez muy apegada a él para que osara decir esas palabras frente a ella, su hermana.

Estuvo un rato hablando con aquellas mujeres. Earanyl sentía una pena grandiosa, un vacío inmenso ante la pérdida de Earyl.

- Mama estará esperándole. ¿Cómo hago para decirle ...?

Ríos de agua salada seguían cayendo por su mejilla. Mientras tanto Aioleth, inmersa en su más profundo pesar, maquinaba alguna posibilidad de traer a Earyl hasta ella. Recordó la batalla, la posición que debía estar tomando cada uno mientras ella se ocupaba del portal. De la distancia recorrida entre la cueva y el Erial. Se llevó las manos a la mochila y dijo:

- Dadme unos días. Le traeré a Earyl.[/i:83b413c614]

davidsanesc

22/10/2006 02:55:02

[i:fdc75da0de][color=darkred:fdc75da0de]EL HORROR DEL ERIAL. LA BUSQUEDA DE EARYL[/color:fdc75da0de]

Surcaba el barco el mar hacia su próximo destino. Allí estaría su viejo amigo Rusco, llamado ahora Tarto desde hacía ya un buen tiempo. Estaba haciéndolo muy bien, ocultándose lo que podía mientras Aioleth resolvía algunos asuntos más prioritarios. Pero en el que se disponía resolver no peligraba la vida de un amigo, si no la suya. ¿Y de qué serviría su muerte sin antes haber resuelto lo de los demás?. Rusco no podía viajar de un lado a otro revelando su identidad. Tal vez alguien le reconociera y eso no iba a ser bueno. Pero esperaba, no se impacientaba por el momento, pero ... estaba pasando un largo tiempo ya y era hora de acudir en su ayuda.

Desembarcó una vez mas, esta vez sin grandes bolsas cargadas de valiosos objetos mágicos. Tarto estaba allí, a una decena de pasos comerciando con gente. Fue cuando Aioleth vio lo que tanto estaba esperando. La gente sacaba unos frasquitos conteniendo un líquido rojo viscoso: sangre de dragón. Esta era la solución. Le había costado miles buscar por Calim y Weldazh. No había forma de conseguir cantidades decentes para lo que había pensado, pero ...gracias a su amigo, iba a poder ayudarla a ella, Earanyl.

Entabló la conversación entre los presentes pidiendo con urgencia la ayuda de su amigo. Éste extrañado la acompañó a la torre de magos de la ciudad.

- Tarto, tengo un problema. Necesito tu ayuda. Más bien necesito que me prestes un poco de ... sangre.

Su tono denotaba algo de preocupación a la vez que desesperación. Su amigo no dudó en ofrecerle lo que tenía; lo que acababa de conseguir. Tal vez fuera suficiente. No preguntó si las necesitaba para alguna imbuición, simplemente confió en su buen destino.

Pasaba las horas nocturnas frente al atril. La luz de las velas iluminaba la base firme de la madera inclinada mientras Aioleth posaba un pergamino en blanco sobre éste y derramaba gotas sobre el papel mientras susurraba unas palabras. Mystra estaba escribiendo por ella esta vez. Las gotas de sangre se reunían formando letras finas, palabras teñidas en rojo oscuro que todas juntas formaban un conjuro de paralización del tiempo. Los ojos se le entrecerraban de cansancio, sus manos intentaban mantener el pulso para no desperdiciar ninguna gota. Todo estaba listo. Acababa de crear un futuro pasaje en el tiempo que le permitiría recorrer ciertas distancias sin ser vista. Ni los magos más poderosos podrían verla en aquella situación planeada. Ya hacía un tiempo había realizado unas prácticas de duración-espacio recorrido en los caminos exteriores de Aguas Profundas para ver que cantidad de pasos se podían recorrer una vez dichas tales palabras. El resultado era escaso, pero ...¿por qué no conjurar bajo el efecto mismo del conjuro?. Había dado con la solución en Weldazh, frente a la mujer, frente a la hermana de su amigo.

Al día siguiente se levantó del suelo, recogió todo lo que había estado haciendo la noche pasada, dejó una nota a su amigo diciéndole que volvería y acarició su colgante, siempre en la muñeca bien atado. Y al cabo de unos segundos, estaba allí, oyendo el cantar de los pájaros. De nuevo en el bosque elfo.

No había tiempo que perder. Cada día que pasaba los cuerpos de sus amigos podían terminar de enterrarse bajo las dunas del desierto; eso suponiendo que las umbras los hubieran dejado a merced del destino.
Su cuerpo convertido en constructo no pasaba la sed de la forma humana. Había llegado con prisas hasta los exteriores de Calim sin apenas problemas. Sin apenas porque la trasformación en ese ser era algo pesada, y no pesada por malestar, si no mas bien pesada porque en alguno de los pasos que daba el constructo, élla misma se veía desequilibrada por la poca cohesión de la arena fina en ese lugar.

Volvió a ser ella, semielfa, Aioleth seguidora de Mystra. El corazón le comenzaba a retumbar en su cuerpo advirtiéndola de su locura. Pero había hecho una promesa. Se colocó el casco; acto seguido las pulsaciones se calmaban. Inspiraba y espiraba seguidamente. La tranquilidad recorrió su cuerpo y comenzó a caminar decidida al Erial.

- Aioleth, tu puedes. Si una vez pudiste lo volverás a hacer.

Se repetía para si frases optimistas a medida que se acercaba mas y mas. Comenzaba a conjurar sobre sí misma, pues ya había torcido los pasajes rocosos que ocultaban ese lugar fatídico. Bajo esa protección divina Aioleth se sentía más segura. Ya estaba frente al lugar.

Unos grandes sabuesos de ojos negros, dientes ensangrentados y gran constitución vigilaban la entrada por la que se habían colado hacía ya un tiempo sus amigos y ella. Esos caninos estaban rodeados de varias serpientes muertas, desgarradas. Los graznidos de los cuervos provenían de la parte no visible aun para ella. Se acercó cogiendo ya un ángulo claramente visible y ...le vinieron unas primeras arcadas insonoras.

Los cuerpos de enanos, humanos, elfos, ...los de aquellos que habían combatido junto a ella estaba atravesados por largas lanzas de madera terminadas en punta. El cuerpo desgarrado de todos ellos no favorecía el reconocimiento a esa distancia. Así que se acercó un poco más mientras rezaba a su diosa para poder salir de allí con el cuerpo de Earyl, no en ese estado pensando también. Cuanto más cerca, más terrorífica se presentaba la situación. No eran solo cuerpos, si no cabezas amputadas del tronco pendían de otras palos. Las cabezas sin ojos; la cara desecha, el cuerpo teñido en sangre, los ropajes destrozados por las armas afiladas de las umbras dejaban claro que iba a ser muy difícil reconocer a alguno de ellos. Ya no solo pensaba en Earyl, si no también en Elenthyl y alguno más. Pero ... de nuevo ... a esos par de pasos tras la “empalizada” seguía sin reconocerlos, sin ver claramente una marca visible de quiénes eran ellos. Tal vez la milicia de Aguas, tal vez no. El santuario la mantenía aun al margen de los seres vivos de aquel lugar. Pasaba miedo por los caninos que estaba un poco más atrás de ella. ¿y si la olfateaban y señalaban su posición gruñendo?. En ese caso volvería al bosque.

No había forma de cruzar aquello, bueno sí. Había una, muy arriesgada, pero ..ya que estaba allí lo iba a intentar. Sacó otro marcador de su bolsillo y lo activó. Una luz amarilla poco brillante relucía en aquel objeto a la vez que otro objeto se apagaba a largas millas de distancias en el bosque de Weldazh. Lanzó este último entre los cuerpos y activó un teleportador viajando únicamente un par de pasos frente a ella. Caminó, recorrió la mirada buscando una túnica azul, aquel color que demostraba que su amigo mago era seguidor al igual que ella de la Dama. Pero no, allí no estaba. Miró en dirección a la edificación, donde mucho tiempo atrás se usaba para el intercambio y venta de esclavos. Pero ahora ... se veía rodeada de decenas de umbras. Otra empalizada alta de madera recorría de lado a lado entre las rocas aquel lugar. Estaban las umbras muy protegidas al parecer. ¿Acaso tenían miedo de algo?, ¿o estaban reponiéndose?.
Aioleth estaba allí. Cualquier información que pudiera obtener sería buena para el futuro. Una fina bruma tapaba ligeros huecos entre la arena.
Que cosa más rara pensaba la semielfa. Rápidos pensamientos que pasaban por su cabeza, pues no disponía de mucho tiempo y la seguridad era prácticamente nula. Sí, claro, esas zonas escondían algo; apenas se veían esos artefactos, pero ...seguro que lo eran: trampas mortíferas seguramente. Sacó un rollo, lo abrió y esas trampas se trasformaron en objetos medio acuosos incapaces de hacer nada a un animal. Lanzó el marcador de nuevo unos pasos adelante. Al parecer una umbra oyó algo y todo se volvió a desencadenar. Rápidamente unas umbras comenzaban a conjurar mientras Aioleth ya estaba leyendo las palabras que portaban aquellos pergaminos. El tiempo se paró. A partir de aquel momento tenía un par de minutos para buscar el cuerpo de Earyl e intentar sacarlo de alguna forma. Todos estaban parados. Volvió a leer otro pergamino. Zas ..cloc cloc, sonaba su corazón en su interior indicándole el tiempo que tenía. Pero ...estaba nerviosa, ya no podía fiarse de si misma. Nervios de nuevo. Un pergamino por el suelo al tener la mochila abierta.

- (Maldita sea, se me caen las cosas)

Lo fue a recoger. Había avanzado mucho. Ya hacía unos segundos que había intentado abrir las puertas cerradas de la edificación pero no había tenido suerte. Y allí estaban los pares de magos. La había escuchado, ¿la habían visto?. Corrían las umbras a asegurarse de qué lo que habían oído no había sido un pájaro u otro animal. Temían algo, ...Aioleth estaba en la cara opuesta en la que se encontraban aquellas cosas buscándola a la vez que conjuraban. Cogió el pergamino del suelo y lo leyó. El tiempo de nuevo parado. Giró la vista hacia aquellas cosas. Sí, estaban corriendo hacia ella. Había tenido suerte esta vez. Cogió el marcador del suelo. Volvió a leer otro pergamino tras haber lanzado el objeto. Cloc cloc, cloc cloc, el corazón iba más deprisa, pero ya huía mientras las umbras buscaban en la lejanía algo que ya no estaba allí. Aioleth había desaparecido.

Llegó a Weldazh cansada. Allí mantuvo su cara libre de mostrar el horror visto hacia poco tiempo. Earanyl no tendría a su hermano con ella devuelta, pero ... tendría un consuelo. Un bastón mágico cuya obra había sido creada por la semielfa.

- Tened Earanyl. Lo siento. Lo siento, pero ...no lo encontré, no hubo forma posible de encontrarlo. Las umbras rodean su campamento. No hay nada que hacer.

Los llantos resonaban entre los cercanos orificios de las rocas, a la vez que las hojas de los Ents se movían por la brisa del lugar ocultando la tristeza de la elfa. Aioleth dejaba así los cuerpos a merced de los animales carroñeros sin poder hacer nada más ella sola. Giraba una esquina sola mientras sus amigos vivos consolaban a la elfa y ella sacaba dentro de sí el terror visto y el sentimiento de angustia acumulado. Un fuerte vómito salió de su boca conjuradora dejándola ahora fuera de sí.[/i:fdc75da0de]

davidsanesc

23/10/2006 18:29:34

[i:29cd1652ef](Una guerra entre dioses. Estoy sacando esa conclusión. Pero a través de nosotros, los que dormimos, despertamos, comemos y caminamos por estas tierras. Nosotros los que tenemos hijos, hijos que vivirán en constante lucha si no ayudamos a nuestros dioses, a combatir al mal. Creo que ya me estoy pareciendo a una paladín. Pero es cierto, el mal está cayendo sobre nosotros. Shar está detrás de todo esto. Los símbolos no paran de aparecer en un lugar y otro. )

Aioleth anota un listado de acontecimientos recientes y algo mas alejados en el tiempo.

[color=cyan:29cd1652ef]1º Rayos, terremotos[/color:29cd1652ef]
Ciudades azotadas:
[color=darkblue:29cd1652ef]a) Aguas Profundas.[/color:29cd1652ef] Una mujer lo vio con sus ojos. La defensa: el mago Khelben
[color=blue:29cd1652ef]b) Calim[/color:29cd1652ef]: ahora creo que esas nubes protegían a los ciudadanos de algo
[color=blue:29cd1652ef]c) Bastión:[/color:29cd1652ef] aun no se nada de cómo se combatió

[color=red:29cd1652ef]2º La enfermedad[/color:29cd1652ef]Ciudades azotadas:
[color=orange:29cd1652ef]a) Calim:[/color:29cd1652ef] con suerte la llegada de esta enfermedad solo azotó estas tierras y los alrededores. No dudo de que quien la trajera era seguidor de Shar. Todo apunta a Kandelthor. Pero al parecer existía un templo propio a esta diosa bajo la ciudad. Ese templo sigue ahí.
[color=red:29cd1652ef]b) Bastión: [/color:29cd1652ef]aun no siendo ciudad, gracias a los paladines nos salvamos. Un engaño por parte de ese mago nos llevó a todos al destino que nos esperaba.
Shar, se ha salido con la suya.

[color=green:29cd1652ef]3º Las umbras. [/color:29cd1652ef]¿Traídas de un plano negativo? El portal estaba allí. No son de este lugar. Bajo el mando de Kandelthor aun deben seguir sirviendo a su diosa, estoy segura. Shar está detrás de esto.

[color=olive:29cd1652ef]4º La desaparición del templo en el distrito portuario de Calim.[/color:29cd1652ef]
Shar esta bajo nosotros. El símbolo lo ratifica. ¿Qué habría en la estructura visible de la ciudad? No lo se, pero ya no importa. Ahora se reconstruye un nuevo templo a los dioses justos en Calim, o eso creo. Mientras tanto el símbolo aparece majestuosamente en el puerto, alejando a los marineros de él.

5º No soy adivina, pero algo me dice que el siguiente paso de la diosa va a ser a través de ese símbolo.

Mystra, gracias por ayudarme. Veo que me estás ayudando a ayudarte, a ayudarnos a ambas. Te debo la vida. Se la debo a todos aquellos que la dieron por los hombres.

Khelben, tal vez él sepa algo mas. He de ir a verle. [/i:29cd1652ef]

davidsanesc

25/10/2006 20:10:28

[i:241c50066d][color=violet:241c50066d]NUEVAS CREENCIAS[/color:241c50066d]

Un paseo por la gran ciudad, grandes casas y edificaciones, la gente paseando tranquilamente. Aguas Profundas, ciudad de magos, guardias, nobles y pocos mendigos al parecer dónde reina la tranquilidad en la actualidad, posee dentro de sus límites varios templos, entre ellos el de Sharess. De más joven Aioleth había oído que Sharess era la diosa de la lujuria, pero no sabía hasta que punto sus seguidores eran realmente practicantes.

Se hizo una pregunta antes de entrar. Algo que no había oído antes, tal vez porque esas clases no le interesaran en la escuela. Ella no había estado con muchos hombres, no, mas bien con pocos. Su vida de intelecto la tenía muy ocupada.

¿Tenía que ver algo el nombre de Sharess con el de Shar?
¿Eran hermanas?
¿Cómo podía averiguar si Shar se iba a presentar ante ella?
¿Qué indicios eran los de ésta última?

Hacía unos días había oído a un hombre decir que Shar se mostraba ante el mundo con rayos y terremotos. Eso le había hecho escribir una nota hacía unos días. Pero ahora ...quería asegurarse.

Abrio la puerta de madera maciza del templo de Sharess. Al final estaban las habitaciones. (¿para qué utilizarían esas habitaciones?). Y frente al altar ...estaba él, el más fiel seguidor de Sharess, ese hombre de dulce sonrisa que no paraba de dejar de mirar entre ...sí, entre el escote de Aioleth mientras esta se acercaba.

- <señor, vengo porque necesito ayuda>
- <sí, señorita>

El elfo subía la mirada a los ojos de la semielfa.

- <vos sois seguidor de Sharess, como bien pone la entrada del templo ¿no?>
- <así es, dulce mujer>

Aioleth se sonrojaba. ¿qué estaba haciendo ese hombre tirandole tanto ...piropo si no la conocía?

- <Shar, es ...tiene algo que ver con su señora?>
- <esa diosa mezquina y malvada no tiene nada que ver con Sharess señorita, pero nada que ver. Sharess es la diosa del amor, del ...>

Estaba claro. Según decía el elfo, lo único que podía hacer era buscar a los seguidores de Mystra u Torm para saber más como combatir a esa diosa. Al parecer Mystra, Torm y otros estaban en una lucha constante contra Sharess y otros. Pero ...¿desde cuándo..y hasta cuando?. Eso eran preguntas que nunca se había planteado. En su niñez las clases teóricas sobre divinidades no le habían importando mucho. Mystra y solo Mystra era quien la protegía, y quien la divertía mediante su ser. La magia había brotado gracias a esas clases, y lo seguía haciendo. Pero ahora... la cosa era distinta. Iba a tener que creer en otros dioses que podrían ayudarla a salvarse a sí misma y a salvar a sus amigos. [/i:241c50066d]

davidsanesc

25/10/2006 23:31:47

[i:f511827a43]//bueno, antes de este post viene el de Abele, pero dado la cantidad de cosas que tengo en la cabeza y pendientes me lo salto por ahora.

[color=yellow:f511827a43]LAS UMBRAS HAN VUELTO A POR LOS PERGAMINOS, TAL COMO DECÍA FIBRIZO[/color:f511827a43]

La semielfa se tumbó en la cama del cuarto de invitados de la torre de magos de Aguas Profundas. Su cara se convertía en un dibujo de preocupación por momentos. Ahora, y gracias a ella, las cosas se veían mejor.

Le venían imágenes de esa mujer, alumna de él, Fibrizo, aquella persona que me ayudó en un momento clave. Aquel mercenario, ¿dondé debió meter tantos millones de monedas?. Bueno, eso ya no importaba. Lo que importaba es que había dejado su diario a su alumna. La misma que no quería admitir que su maestro estaba muerto, aquella que seguía pensando que Él, estaba allí adentro escondido, en la cueva de las drañas, en la cueva del “Demonio”.

No hubo otra forma de convencerla a ella. Tal vez era la única forma de que compartiera sus secretos con Aioleth. La semielfa le prometió que si Mystra se mostraba ante ella y la bendecía en la búsqueda de su maestro, el maestro de ella, Fibrizo, la misma Aioleth iría y la traería de vuelta, (vivo o muerto).

- Tu maestros puede que siga con vida, es una posibilidad, pero ... el demonio ...

Aioleth suspiraba a medida que le contaba lo que ella misma vio aquel día, aquel día que lucho contra las drañas junto al maese Groanor, Fibrizo y otros más.

Y pasadas unas pocas horas llego ese momento que esperaba. Unas pistas para encontrar los pergaminos.

El diario de Fibrizo decía lo siguiente a través de las palabras de ella:

[color=red:f511827a43]Las sombras no son sombras, sino elementales del plano de las sombras.
Hace tiempo fueron humanos, que vivían en ciudades flotantes. Les mantenían a salvo de casi cualquier cosa. Eran parte de un reino y a causa de una desgracia cayeron la mayoría.
Otra gran mayoría decidieron no luchar y se marcharon al plano de las sombras. Su naturaleza cambió en parte. Ya no podían llamarse a sí mismos humanos.
Son antiguos habitantes de Nether. Tuvieron que esconder su ciudad umbra.

Cuando dimos por casualidad con cierto instrumento y abrimos la puerta en la búsqueda de esos pergaminos algunos se destruyeron.

Ahora, la sombras han vuelto y seguramente quieran recuperar “los pergaminos”.[/color:f511827a43]

Tumbada en la cama leía y leía las mismas palabras. De repente se llevo las manos a la cabeza pensando.

(Noo, maldita sea. Kandelthor, las umbras, ... no no no, han venido a por los pergaminos. Fibrizo ¿qué tenían que ver las drañas en todo esto?. ¿Por qué fuimos allí cuando había que proteger lo que tú sabías? Ahora las umbras, algunas umbras andan sueltas y los buscarán, así como hago yo para hacer que Mystra deje de estar enferma. Así como prometí a tu alumna que te devolvería a ella.)
Todo comenzaba a cuadrar. Las umbras estaban aquí por los pergaminos, la energía negativa que se arremolinaba cerca del Bastión, la magia salvaje, ¿los obeliscos?.

De repente, al leer otra vez el texto: Ciudades flotantes. Netheril era una ciudad flotante, pero ... era una de ellas. Aquella que se destruyó por culpa de la gran magia, por los conjuros mayores prohibidos, pero ... ¿y aquel barco que descendió de los cielos unos días después de que llegara a Aguas Profundas?

(Maldita sea, ¿cómo no pude caer antes?. Los magos Netheritas descendieron y trajeron algo, y Fibrizo los vio. ¿qué hacer ahora? ¿cómo salvar a Mystra?. Seguro tiene miedo de que se vuelvan a usar. Por eso ... seguramente intimida a los magos mandando avisos en forma de rayos para que los magos no usemos la magia en estos días aciagos. Pero no te preocupes Dama, pues yo se porqué estás así. Encontraré la forma de encontrar el resto de pergaminos a los que Fibrizo se refería y no dejaré que las umbras se hagan con ellos.)

- Shar está detrás de ellos, pero Mystra también.

- Espera espera, ...

Aioleth acababa de pensar algo mas. Fibrizo pactando con Kandelthor. Y Kandelthor avisando a los paladines que dejaran el Bastion en siete dias.

(¿Acaso se escondía algo dentro del Bastion? ¿Un pergamino tal vez?.
¿Fibrizo, les trajiste hasta el Bastion para distraerles y mermarles o por que había uno escondido allí mismo?. En tal caso espero que lo sacaran antes de que llegasen las hordas.) [/i:f511827a43]

davidsanesc

28/10/2006 14:24:07

[i:632abe0e34][color=green:632abe0e34]EL TRABAJO DE UN HERRERO Y UNA ARCANA[/color:632abe0e34]

Un bostezo tras otro en medio de la noche. La semielfa salió a recorrer las calles de Aguas Profundas adormilada, con los ojos entrecerrados mientras su estómago comenzaba una siniestra sintonía. Así era, tenía hambre, había dedicado mucho tiempo a pensar en lo que ocurría y se había olvidado de las necesidades básicas, ahora en medio de la oscuridad su cuerpo le pasaba factura.

Abrió la puerta de la taberna del distrito portuario; había tenido suerte, ya fuera por las actividades ociosas que mantenía aun el local a estas horas de la noche, allí quedaba un camarero dispuesto a satisfacer a los clientes, que no eran muchos en el presente día.

Salió pegándole un par de mordiscos a la comida envuelta en papel mientras miraba la luna, y allí estaba él. El mejor herrero de Aguas Profundas que conocía.

- ¿Qué hace trabajando tan tarde?

El hombre giró la cabeza, mientras dejaba de envolver los mangos de aquellas cimitarras con una tela delicada y de gran calidad. Comenzaba a amanecer lentamente mientras Armand le comentaba que había estado trabajando en un trabajo urgente para los elfos del bosque. Un maravilloso trabajo sin duda. Las hojas resplandecían a la luz de la luna; los hilos trasversales en la hoja con su concavidad teñida en un verde metálico le daban algo especial.

- ¿Para qué son estas lineas?

- Mejor no lo sepa amiga maga.

Fisuras en la superficie del arma que servían para insertar aire en la red de capilares, venas y arterias del oponente. Un arma de éstas utilizada en un gran maestro de armas podía ser mortal de un solo golpe si el que la portaba sabía para que servían aquellas líneas cóncavas.

Deurmont gritaba a lo lejos mientras los pasajeros del barco miraban la costa desde la proa, donde ya se preparaban algunos marineros para lanzar el cabo a los muelles.

Hash y Lyan miraban en todas direcciones buscando algo, tal vez el lugar donde le había dicho el herrero que estaría. Al cabo de un rato pegaron un salto cada uno; Lyan ayudada por Hash y se dirigieron directamente hacia nosotros saludando con las manos.

El herrero no se lo creía, acababa de terminar con los mangos justo cuando estos se presentaron ante él. El encargo había finalizado por su parte.

- Aioleth, me dijeron que estaría por aquí. Que suerte la nuestras que estás junto a ...Armand.

No entendía mucho en ese instante, pero no tardó en comprender que esas armas iban a ser empuñadas por nuevos guardias del bosque para defenderlo de cualquier ataque.

Se despidieron del señor. Arman, satisfecho con su trabajo marcho a casa a descansar dejando la segunda parte a la arcana. El filo de las armas era púlido, pero ...siempre se impresionaba al ver que los arcanos podían mejorar el trabajo de un herrero en ese sentido.

El trío marchó a la torre donde comenzó la sesión de trabajo para ella. Hablaron, discutieron, Aioleth les mostró su total disponibilidad en temas de imbuición para los temas a los que se referían. Tanto umbras, como gigantes despiadados, como drañas o cualquier enemigo debía ser claramente abatido antes de causar males peores. [/i:632abe0e34]

davidsanesc

29/10/2006 01:33:44

[i:1614479dd3]//bueno, aquí haremos unas cuantas suposiciones de lo que podría haber sido un buen rol de la situacion; aun así rolee una pequeña cosa un día con Althor.
Raizprofunda, espero te guste, este post va dedicado a Tomar.

[color=yellow:1614479dd3]TOMAR, DRUIDA DE WELDAZH. "VIEJO" COMPAÑERO[/color:1614479dd3]

Abrían la puerta del laboratorio tras de ella. Unas lágrimas asomaban en los ojos de aquella persona que cruzaba el portal en esos instantes, seguida de un compañero de viaje.

- Señorita ...Aioleth, ¿verdad?

La mujer miraba atónita a aquella persona, era Amendel, aquel elfo que hacía unos días había venido con un diente de bodak pidiendo un favor a la arcana. ¿Un favor?. No, para ella eso era el trabajo del día a día; o por lo menos lo fue hacía un tiempo, pero algo iba mal en estas tierras y había notado que se requerían de nuevo sus servicios.

El hombre la miró a los ojos anunciando una mala noticia mientras alzaba un poco una bolsa que sostenía como acto reflejo a lo que vendría después.

- Tomar, ... ....

Una pausa en el tiempo, no porque Aioleth hubiera conjurado, si no más bien porque algo se veía venir.

- Tomar, ha muerto.

La semielfa por un momento quedó desconcertada. ¿Tomar? Se preguntaba para sí. Los hombres no decían nada. Miraban al suelo, luego la miraban a ella, luego hacia otras partes sin saber dónde mirar. Creían que él había sido una persona muy apegada a ella porque el mismo Tomar, había dejado una nota mencionando sus últimos deseos en la que el nombre de la semielfa estaba presente.

Cayó en ello, pues relacionó la venida de Hash hacía pocos días desde Weldazh y la urgencia con la que necesitaban de ella.
Y ahí mismo tenía la respuesta ante sus ojos.
¿Quién le había dicho a Hash que fueran directamente a buscarla a ella y no a otro imbuidor para realizar aquel trabajo?

Recordó así aquel día en que vio la ciudad entre el bosque por primera vez. Aquellos altos árboles que acogían entre sus ramas los puentes elevados de tal ciudad. Las casetas construidas cuidadosamente sobre las más grandes ramas. Las luciérnagas entrando por las noches en sus pequeñas casas de cristal que servían de luz para los demás. Y los elfos, unos descansando, otros apostados vigilando, otros bendiciendo la noche, otros vigilando el bosque, a los animales, escuchando el cántico de los búhos mientras pasaban las horas.

Un arco se levantó al ver a la recién llegada, luego otros dos más.

Aioleth solo había seguido el camino que le dijo que siguiera Elenthyl para encontrarle. Uno de ellos bajo el arco y se lo hizo bajar a los demás compañeros.

- <Es amiga>

La figura se acercó en la noche hasta ella. Elenthyl apretó su cuerpo contra el suyo en señal de amistad mientras pedía disculpas por el recibimiento, pero era algo que se debía hacer.

A la mañana siguiente la semielfa recorría con su mirada cada una de las casetas que se encontraban a su vista. La gran ciudad de los elfos del bosque, tal como su tío le había explicado que era. Un lugar magnifico y tranquilo donde los pájaros susurraban a las personas. Donde todo animal era sagrado para ellos, los druidas.

Se acercó a un carpintero que a buenas horas de la mañana estaba cortando la madera formando palos alargados y flexibles. Arcos, buenos arcos. La semielfa acarició uno de esos recién creados arcos. El carpintero sonreía mientras pensaba que esa mujer, con rasgos semiélficos no habría visto ninguno tan magnífico en su vida.

- <¿Con quién debo hablar para intentar imbuir una de estas maravillosas armas?>

El elfo miró al cielo, bueno, mas bien a lo alto de los árbole. Allí, una figura tranquila apoyada en un bastón miraba desde la altura a la hembra que había llegado la noche anterior. Las noticias le habían llegado nada mas despertarse.

Las hadas revoloteaban formando círculos desde lo alto hasta la superficie plana de la tierra captando toda información extraña. De una a otra y de ésta a él, la palabra imbuición llegó a oídos de Tomar. Éste pensaba que más valía tener dos compañeras aliadas que no una. La figura hizo un gesto con la cabeza diciéndole al carpintero que estaba bien, que la mujer podía acercársele a él para ver qué tenía que ofrecer.

La mujer vio a la figura en lo alto de una terraza, allí esperaba el. Un paso tras otro sobre aquellas maderas insertadas en la gran corteza del árbol milenario formando una escalera de caracol hasta lo más alto.

Era un hombre ya mayor, entrado en buena edad. Una capa verdosa pero ...algo extraña para ella le cubría el torso. Unas ropas ligeras le abrigaban del aire frío de la mañana y un bastón al parecer sencillo le ayudaba a mantenerse en pie. O eso pensaba ella.

- Decid dama Aioleth. ¿Qué decías allí abajo?. Tengo buenos amigos que me han hablado bien de vos. No temais si ya he averiguado cosas. Ya se que sois mujer del bien.

- Mi señor, no tengo el gusto de conocer su nombre, pero así es. No hay mayor belleza que esta ciudad. Le comentaba al carpintero si podría tener la amabilidad de probar la magia de mi dama sobre sus armas, por si un día necesitáis de una arcana como yo.

El druida se quitó la capucha, el pelo blanquecino asomó sobre su rostro. Mostraba una cara de serenidad completa, de sabiduría inconmesurable. Los años lo decían.

- Me llamo Tomar. Y así pues quereis probar vuestros trucos sobre las armas de nuestros ciudadanos. Pues, tenéis mi aprobamiento.
- Gracias Tomar. Si un día necesitáis de mi, solo hacédmelo saber. Haré con mucho gusto el trabajo que sea necesario para beneficiar a vuestro pueblo en la defensa del mismo.

El viejo Tomar la sonrío sin dudar de que aquellas palabras eran dichas de todo corazón, pues él sabía leer los gestos, el rostro de los seres. Era un druida, y sabía ...lo que era necesario saber de todos, de todos los seres vivos con los que se había cruzado.

- (Una mañana especial, Aioleth ha visto lo que yo vi desde el primer día, la grandeza de este pueblo. Se bienvenida buena amiga, se bienvenida.)

Los pensamientos de Tomar se alejaban con él en la distancia mientras Aioleth escudriñaba esas nuevas armas. Las armas protectoras de Weldazh. [/i:1614479dd3]

davidsanesc

29/10/2006 23:50:24

[i:9b2840264a]Anotaciones en hojas sueltas guardadas dentro del libro de magia de Aioleth.

Semidragones argenteos:

[color=orange:9b2840264a]Jame[/color:9b2840264a]: hace tiempo que no le vemos. No sabemos si se encontrará bien. Esperemos que nuestro amigo de bronce esté a salvo bajo sus preciadas escamas.

Semidragones cromáticos:

[color=red:9b2840264a]Earaniel[/color:9b2840264a]: la última vez que nos cruzamos con ella Delduil y yo parecía algo más arisca, aun siendo una vieja amiga algo me dice que está cambiando.

[color=yellow:9b2840264a]El semidragón blanco[/color:9b2840264a]: no se su nombre. Según mi viejo amigo y difunto Earyl pretende atacar Weldazh unido a los dragones de Mir. Ese dragón de aliento de hielo lo más seguro tenga un amigo llamado Abele, el cual sabía mucho del estado actual de Mir y de la Dama presa. Aún así, ese pequeño Mefit parecía un mentiroso, pero ...algo de verdad hubo en sus palabras.

[color=blue:9b2840264a]El semidragón azul[/color:9b2840264a]: un nuevo ejemplar, caminando y sobrevolando a sus anchas el camino. Aun no se sabe nada de él. Esperemos sea como Jame. [/i:9b2840264a]

//espero que nadie haga uso de esta info ofrol; es decir:0 metagaming. Yo la escribo para que quede constancia de todo lo que se y lo que hago

davidsanesc

30/10/2006 23:25:53



[i:7e03adb01c](Los amigos de mis amigos son mis amigos. ¿Pero hasta que punto esto es cierto?, ¿hasta que punto puedo meterme en los asuntos de los demás para ayudarles sin salir perjudicada?. Ahora mismo la ciudad de Calim me estará buscando. Ya no podré volver a pisar más esas tierras. Tal vez anuncien mi búsqueda por Aguas Profundas, de donde ponía mi permiso de residencia en Calim que yo era. Ahora, soy una fugitiva. )

(El Regugio. Creo que debo volver. Allí me acogerán hasta que todo esto pase. Pero antes...)

(No creo que en Weldazh esté segura. Los aventureros viajan de una ciudad a otra sin cesar. Allí podrían reconocerme y apresarme. )

(Lo siento Tomar. Hice mi primer encargo, pero no creo que pueda pisar una ciudad en mucho tiempo. Lo siento.)

(Ni siquiera podré asistir a las clases de mi compañero. Seguro que la recompensa por mi captura va a ser alta. Según lo que me contó Rusco, aquello es un infierno, un infierno en el que no quiero caer.)

(Ahora Rusco, te he metido en un problema. La gente me vendrá a buscar a mi a nuestra Torre, a la torre en la que practicamos magia. He de avisarte antes de que te encuentren por mi culpa. Lo siento.)

Tras pensar esto en las afueras de Aguas sentada junto al río, la semielfa coge un par de pergaminos y se dispone a escribir unas nota, que luego se las da a Oery diciéndole que estas notas son muy importantes. Que se la tiene que dar a “Tarto”y otra a Willhelm, pero que si la cogen, no debe decir que son de ella, si no que son unas simples notas que encontró por el camino y le gustaron.

*Nota a Tarto*

[color=yellow:7e03adb01c]SURCABA EL CIELO EN EL RIO DEL NORTE, DONDE VEÍA LUCES DE COLORES.
PEQUEÑAS VIDAS ABARCAN LA TIERRA DEL DESTINO.
VUELO AL CIELO AZUL, MYSTRA ME ACOGE.
SE RAPIDA COMO LA LUZ, HUYE DE LA OSCURIDAD PERSONIFICADA.
SOY YO PERO SERÉ OTRA EL DIA QUE ME UNA A TI. [/color:7e03adb01c]

*Nota a Willhelm*

[color=orange:7e03adb01c]VOLVERÉ, NO OS PREOCUPEIS[/color:7e03adb01c][/i:7e03adb01c]

davidsanesc

01/11/2006 16:06:26

[i:113147fec5]Pasaban los días. De vez en cuando se escuchaban a algunas personas correr y lanzar flechas en la caza de jabalís. Los gemidos de estos últimos al ser atravesados por las saetas eran inconfundibles. Las hadas que revoloteaban en medio del atardecer se acercaban a esos cazadores a hacerles la vida imposible. Estaban protegiendo el bosque. No querían que demasiadas personas se acercaran a sus casas.

Mientras tanto Aioleth esperaba a su amigo. No tenían porque llegar mercenarios desde Calim hasta Aguas en su búsqueda, pero así se aseguraba de no acabar entre las mismas rejas en que su amigo se encontró un largo tiempo.

¿Y si Oery no le había dado la nota a sus amigos?
¿Y si no ocurría nada malo en la Torre de Aguas?
¿Y si se había alejado hasta las cercanías de la ciudad de Vado por temor a lo que le contó su amigo?
¿Y si tenía más miedo a una ciudad que a las propias umbras y al destino de Mystra?

Comenzaba a sentirse sola en aquel recóndito lugar.

Era por la mañana. Estaba tumbada en medio de una gran cantidad de hojas. Un par de hadas le acariciaban el pelo. Una de ellas era ella: Oery.

- Aio, Aio. No he encontrado a Tarto, pero sí a los demás. Dicen que dentro de poco habrá una reunión. Quieren que estés presente. Dice Will que teneis que debatir muchas cosas. Parece que las cosas se están poniendo feas en Calim, vais a tener que acoger a más refugiados.

- Oery, gracias. ¿Dónde están Will y los demás?

- Deben estar en Weldazh, o Will en su casa en Tirdodarco, aquella a la que entré una vez para dejarle una nota.

La semielfa asintió. Era cierto. No podía estar huyendo siempre. Debía afrontar los peligros de cara, como algunas veces lo había hecho. Iría a esa reunión.

(Las clases de magia. No puedo perder la oportunidad de asistir. ¿Y si un día nos salvan la vida a todos?. ¿Y si Mystra me ayuda a esconderme de los mercenarios que puedan haber por las distintas ciudades?. La magia es muy poderosa, y mis amigos también lo son. Si alguien se atreve a tocar un cabello mío, lo pagará muy caro)[/i:113147fec5]

davidsanesc

12/11/2006 22:36:11

[color=cyan:395f7b7363]AGUAS PROFUNDAS, REFUGIO DE SUPERVIVIENTES. EL FUTURO DE LA JUSTICIA[/color:395f7b7363]

[i:395f7b7363]La justicia era un valor que se debía haber ido trasformando en el transcurso de las épocas, tal vez de los años, que variaba entre una ciudad a otra, entre una organización, pequeños grupos de gente o simples familias.

El Brazo de los Justos, antes instalados en las cercanías de la ciudad Calishita pensaban comenzar su nueva vida en Aguas Profundas, ciudad en la que Aioleth residía desde largo tiempo ya.

Pocos eran los que habían sobrevivido a aquella gran batalla. El poder de las sombras no se había alzado gracias a la cooperación de todos y cada uno de nosotros. Amigos, compañeros, y demás habían dado su vida por este mismo valor: La Justicia.

Pronto llegaría Dante a Aguas para hablar con los gobernadores acerca de su instalación allí, de la del resto, del Brazo de los Justos.

- Aioleth, buen día. Os andaba buscando amiga. Me dijeron que estaríais por aquí en Aguas.
- ¡Dante! ¿Qué haces tu por aquí? Me alegro mucho de verte. ¿Cómo está Aldarion? ¿Y los demás?
- Bien bien.

El joven Dante sonreía esperanzador, al ver aquella magnifica ciudad. No tenía nada que ver con aquel gran fuerte en medio del desierto. Sí, tal vez era cierto que desde allí pudieran ayudar a muchas personas venidas de aquella ciudad, en la que la palabra Justicia era algo que no se debatía. Las leyes sumían a la ciudad en un repleto gobierno por parte del Pashá. La ciudad calishita no contemplaba la prosperidad de la ciudadanía hacia la felicidad, si no más bien al enriquecimiento de los nobles, y al martirio de los pobres.

- Necesitamos un favor Aioleth. Bueno, dijiste que podíamos contar contigo aquí en Aguas. La verdad es que necesitamos algo de dinero para comenzar a fundar nuestra organización de nuevo. Ya sabes, hacer prosperar ...
- No digas mas. Ven conmigo, creo que tengo algo en un baúl algo escondido.

Ambos se dirigieron a la torre de magos de la ciudad. Dante, giraba la cabeza de un lado a otro, fascinado por la construcción, viendo a la vez como la gente estaba tranquila allí. Era de admirar como el bien reinaba en aquellas tierras.

Sacó el dinero, levantándolo como pudo. Un par de notas bancarias, y unas cuantas bolsas de dinero, debían ser suficientes por el momento.

- Te lo devolveremos amiga, te lo aseguro.
- Dante, vosotros me ayudasteis cuando estaba enferma. Además, que es un mundo sin justicia. Es un presente. Muchas horas de trabajo sí, pero que valen la pena.
- Gracias amiga, puedes contar con nosotros para lo que quieras. El Brazo te ayudará en lo que necesites.
- Gracias Dante. Me alaga escuchar eso. Pero no creo necesitar ayuda. No por el momento. Además, creced de nuevo ...y cuando seais el Brazo otra vez, ayudad a los indefensos como siempre habéis hecho. Como cuando hicisteis con nosotros.

Todo esto era un recuerdo, que le venía a la mente a Aioleth tras unos días de enterarse que Dante había caído en Mir. Al parecer había salido en la búsqueda de la Dama. Al parecer ...no había vuelto. Había dado su vida por una buena causa. Tanto Dante como Aioleth habían dedicado sus últimos meses de vida a la ayuda de los demás. La Justicia y la ayuda a las demás personas ...era algo que se esperaba conservar para siempre. Pero ...El Brazo de los Justos estaba desapareciendo.

Así que volvió a pisar su tierra en busca de mineral, de carbón para ser exactos. Ideas de locos, por una parte Hash iría a Calim a ver si se hacía con un poco y Aioleth a Aguas, para traer a su burro cargado hasta el lomo.

¿Cómo una maga iba a alejar a los dragones de Mir? ¿Cómo Aioleth podría recuperar el cuerpo de su amigo Dante ante tanto ...dragón?. La verdad es que pensaba cambiar el tiempo: calor y mas calor. Lo que no sabía es que la Dama que allí moraba ...no era una dama cualquiera.

Los herreros habían terminado su jornada. Algunos dejaban el mineral humedecido en las manos de los vendedores para que suministraran a las casas de los nobles. Aioleth compró lo que quedaba, no era mucho, pero tal vez Hash hubiera tenido mas suerte. Alzó el sacó y se lo colocó al animal de carga. Iba caminando cuando un compañero de clase suyo le dijo algo.

- Aioleth, tengo que hablar contigo.
- ¿Va todo bien?. ¿Se sabe algo mas?
- Bueno no, pero...oye ¿qué es eso que llevas ahí? ¿Carbón?
- Sí, para los malditos dragones de Mir.
- Aioleth, ya no hay ....dragones en Mir.

Al parecer se habían marchado. No, los habían abatido como muy bien le había dicho después el mago.

- Entonces, he de ir a buscar el cuerpo de Dante ahora que no hay dragones.
- Ohh sí sí, yo te acompaño. Vayamos en barco, será más rápido. Te invito yo, se que lo debes estar pasando mal.

La semielfa miraba entristecida a su compañero mientras dejada un marcador entre las juntas de los muelles de Aguas, escondidos en una esquina.

El barco zarpaba hacia Calim mientras su mente estaba en otro lugar, en Mir. No se daba cuenta del error que estaba cometiendo. El barco atracaba como siempre en Calim, ciudad en la que ...ya no era bien vista.[/i:395f7b7363]

davidsanesc

14/11/2006 09:40:33

[i:e914b12ebf]La semielfa comienza a escribir apuntes en un cuaderno mientras viaja hacia Calim en barco acompañado de un compañero de clase, aparte de pensar algunas veces en el bosque y en su amigo.

[color=red:e914b12ebf]Orden de los acontecimientos.[/color:e914b12ebf]

Apunte 0.0: El bosque mágico filtra la magia, capturándola para él, y creciendo así. Al parecer todo lo que toca ...desaparece bajo la arena del desierto. Un azote recorre mi cuerpo al acercarme.

Apunte 0.1: entre una desaparición del bosque y su nueva recrecida, un elemental de Fuego mayor aparece en las cercanías de Calim, refiriéndose a ese territorio como suyo.
No es amistoso. Un nombre dijo: “Lonyath”

Apunte 1.0 : Primeras alteraciones de magia vienen de Tezhyr. La energía arcana se concentra formando elementales de agua.

Apunte 2.0: Aparecen las esferas causando el caos en las distintas ciudades y los objetos mágicos comienzan a explotar.

Apunte 3.0: Las ciudades se protegen de ese caos mediante diferentes recursos.

Apunte 4.0: Aparecen Obeliscos en el desierto portando en ellos Runas netheritas de convocación. Una ilusión rodea a una de ellas. Al tocarlas ...salgo despedida.

Apunte 5.0: La gente comienza a contraer una enfermedad, entre ellos yo.

Apunte 5.0.1: El gran elemental desaparece en una noche fría, en la que nos vemos rodeados de elementales de agua.

Apunte 5.1: Tras largo tiempo...un mago realiza un ritual atrayendo mucha energía negativa. Las umbras aparecen pues.

Apunte 5.2: Los obeliscos se destruyen tras esto, siendo imposible recomponerlos y descifrar más sobre ellos. Sus partes se han perdido en el desierto.

Apunte 6.0: Las umbras atacan Bastión. Una gran cantidad de magia aparece ante nuestros ojos. Essael advierte de que esto es culpa de los magos.

Apunte 7.0: Las umbras son mermadas. La inquietud recorre nuestro cuerpo. Llegan noticias a Aguas de que ...todo está volviendo a comenzar.

[color=orange:e914b12ebf]Conclusiones.[/color:e914b12ebf]

0.0: el bosque no ha vuelto a aparecer.

0.1: el elemental no ha vuelto a aparecer. Puede que el atrajera a esas sombras o trajera con sí los obeliscos. O tal vez supiera lo que iba a acontecer y por eso marchara.

1.0: En Weldazh no dejan entrar magos. Hacen bien. Al parecer saben que somos la causa de muchas tragedias. Parece estar todo normal allí.

2.0: Las esferas puede que sean una concentración de energía, un fallo de la Urdimbre al verse altamente alterada en estos días.

3.0: Según Celuldur los conjuros en Abjuración pueden reestablecer la Urdimbre. Magia que evita magia.

4.0: ya no hay obeliscos.

5.0: la enfermedad era parte de algo mayor, para atraer a aquellos seres.

5.0.1: el elemental está perdido, tal vez esté en su plano. Él sabe mas cosas.

5.1: Kandelthor va detrás de los pergaminos de Nether. Son anotaciones de Fibrizo y posibles causas por las que estén ellos aquí.

5.2: ya no hay obeliscos.

6.0: Otra vez se nos advierte de la concentración de energía.

7.0: Todo vuelve a empezar. La Dama de los misterios sigue igual y no hemos hecho nada.

[color=yellow:e914b12ebf]Actuaciones:[/color:e914b12ebf]

a) Eliminar a las umbras antes de que ellas se hagan con los pergaminos. Realizar un plan de ataque con Aldarion y los demás.
b) Encontrar esos pergaminos.
c) Reestablecer la urdimbre con ese poder del que tanto se habla.

La semielfa levanta la pluma del cuaderno y suspira.

Es hora de hacer algo.[/i:e914b12ebf]

davidsanesc

15/11/2006 01:16:22



[i:ed6de36724]Llegó al puerto viendo la humareda o sombra negra entre los muelles. Un manto negruzco envolvía buena parte del distrito portuario. ¿Un incendio?

No era eso. Desembarcaron temerosos ella y su compañero. Se alejaban lentamente de aquel lugar ... pero luego cayó. El manto impenetrable para la vista se posaba donde antes había estado la marca de la diosa, de Shar. Algo estaba ocurriendo como ya hacía un tiempo había pensado. La guerra entre dioses, entre sus lacayos.

- Guardia ¿desde cuándo lleva esa nube ahí?

Su acompañante sonrió. Todo le estaba saliendo a la perfección. Todo había salido según sus planes. Una buena excusa, un buen cebo, y el plato estaba servido en bandeja.

- Señores, mi amiga les ha preguntado. ¿desde cuándo lleva esa ...?

Ambos guardias estaban frente a ella. La semielfa solo pensaba en las cosas qué estaban ocurriendo en ese momento...se había olvidado por completo de ...

Los guardias la aporrearon en la cabeza con el mango de las espadas. Aioleth cayó inconsciente al suelo.

El mago iba recogiendo las cosas que caían de su mochila por el camino a medida que ambos guardianes de la ciudad calishita se llevaban a la semielfa cogida de los brazos, arrastrándola por toda la ciudad. Algunas personas miraban la escena, otras, ya acostumbradas a las maneras, ni siquiera se daban cuenta de lo acontecido.

- Vaya, la señorita tenía dinero. Mirala ahora desnuda. Una arcana sin sus cosas. Parece una simple prostituta.

El guardía la metió en la celda, la puso boca abajo, amordazándola fuertemente, atando sus manos tras la espalda y uniendo sus piernas igualmente. La cabeza chorreaba un diminuto río de sangre, camuflado su color rojizo entre el morado de los pómulos.

Pasaron las horas. El guardia golpeteó las barras de su celda haciéndolas sonar estrepitosamente, acto que despertó a Aioleth.

Sacudió la cabeza sin recordar nada y se vio allí adentro.

- (Calim. Maldita sea. ¿cómo pude ...?)

- Vámos, señora, es su hora del juicio. ¿No se puede mover o qué?. ¿No vuelve a hacer su truquito de mágia?

El guardia la miró riéndose de ella. Amordazada y atada, y sin nada, mas que con unas vestiduras rasgadas y roñosas. ¿qué podía hacer?. Nada.

La cogió de las piernas, arrastrándola hasta los bancos de la primera fila de la sala; allí, el Pashá en persona iba a divisar uno de los juicios realizados en su ciudad. El capitán de la Guardia esperaba las órdenes oportunas para comenzar.

- Señorita Aioleth, ¿cierto?.

La semielfa asentía con la cabeza.

- Ha inflingido las normas de la ciudad. Si no me equivoco usted es una ...mestiza, con permiso de residencia en nuestra hospitalaria ciudad. Si no me equivoco pagó ambos permisos para poder pasearse por nuestra magnifica, y grandiosa Calim para que nosotros “no la tuviéramos en cuenta”. Y usted lo único que hace...es saltarse las normas.

El capitán acercaba cada vez más sus permisos a un candelabro, mientras que a Aioleth le comenzaban a resbalar lágrimas por la mejilla pensando en que podía ser arrestada como un día lo hicieron con él.

- Digamos, que nos quedaremos con todo su patrimonio monetario, además de ...cómo diría el Pashá, tener que volver a pagar los permisos correspondientes por ser una mestiza, la cual no tiene ningún permiso reciente.

Los papeles eran quemados en ese momento.

La mujer se sentía algo aliviada. No iban a maltratarla, pero ...sabía que eso iba a ser por esta vez, por esta única vez.

- Guardias, tráiganle sus cosas. Ahh, señorita Aioleth.

El tono del guardia era de superioridad en todo momento.

- Si se le ocurre volver a hacer mágia ...

El guardia pasaba sobre el aire y frente a su propio cuello una espada corta y afilada.

- ...ya sabe lo que le espera. Y ahora, guardias, llévensela de mi vista y arrójenla cosas sus cosas en el oasis.

Los guardias se la llevaron de nuevo arrastrando. La humillación ante las demás personas era notable. La desataron, la desamordazaron, tiraron sus cosas al agua y ...

- Tiene diez segundos para salir de aquí o ...

Los subordinados se ensañaban con ella. Aprendían rápidamente de los mayores. Ya sabían como tratar a los esclavos, mestizos y otros seres repugnantes.

- 1, ...2. ....3 .....4 .......5 .......

Aioleth recogió sus cosas bajo el agua. La bolsa pesaba demasiado. ¿Qué llevaba allí?. ¿Le habían metido piedras aposta?

- ....6, ......7 ................ochooooo

En ese momento pasaba por detrás de un carromato que llegaba a la ciudad ...y zas, desapareció por fin.

- Maldita sea ....

Se tocaba el corazón, el cual latía fuertemente. Estaba tendida en los muelles de Aguas, con su ropa empapada. Sacudió la cabeza negando lo ocurrido. Se llevó la mano a la cabeza y luego miró la sangre que le surcaba de ella.

- Un día ....me las ....[/i:ed6de36724]

davidsanesc

17/11/2006 01:31:00

[color=yellow:fce48103f9]ABJURACIÓN[/color:fce48103f9]

[i:fce48103f9]Celuldur ya había comenzado hacía un rato. Sus manos se movían en el aire a medida que explicaba las diferentes escuelas de magia. Era por instinto, como si de cada escuela que explicara necesitara mostrar la componente somática de uno de sus conjuros; reservándose para su interior la verbal, por lo que el conjuro no era lanzado a medida que avanzaba la clase.

Tras interrumpir en varias ocasiones, Celuldur retomaba el hilo.

- ¿Por dónde íbamos? Ah, sí sí. “La Abjuración”
La escuela de Abjuración niega cualquier efecto mágico, incluso crea campos antimagia. Sí señores, esos que no nos gustan, pues nosotros los que dedicamos nuestra vida a esto podríamos vernos en serios problemas de entrar en uno de ellos y que por mala suerte dentro del mismo se estuviera librando una batalla.
Sin embargo ....

El profesor ponía cierto énfasis en lo siguiente.

- Sin embargo la escuela de Abjuración es capaz de devolver el estado natural a la Urdimbre, pues es magia que niega a la magia.

¿Por qué nos miraba así a los presentes?. ¿Acaso era porqué no le parábamos de avasallar a preguntas sobre el mismo tema un día tras otro?

Sonriendo y mirándonos veía en nosotros un gran futuro, magos capaces de ayudar a nuestra señora en estos días.

Siguió con las clases hablando de las demás escuelas, la siguiente: Conjuración. Ésta era una que nunca le había gustado a la semielfa. No sabía por qué razón los seres planarios la tenían tomada con ella, si lo único que hacía era estudiarlos cuando los veía y bueno ...hacer un “intento” de imitación de los mismos, por lo que seguramente esa era la razón de los imprevistos.

Se hizo de noche. Celuldur volvió a su habitación a descansar felizmente tras haber visto como sus alumnos avanzaban satisfactoriamente, o eso pensaba él. Aioleth subiría los escalones dirigiéndose al laboratorio, donde su libro estaba bien guardado y protegido bajo el atril. Una vez allí desenrolló varios pergaminos y dedicó unas cuantas horas a inscribir unas palabras.

“Lo real es real, no es hora ni antes ni ahora de que la magia se use, no termines de pronunciar lo que pretendes, cierra tu boca y aprende. Mi magia te cierra las puertas, mi magia el conducto estrecha. Que lo hecho hace un tiempo termine y sea yo quien te disipe”

Un conjuro de abjuración casi idéntico al de Mordenkainen, con la variante presente futuro instantáneo hacia un lanzador de conjuros. Quién sabe si podría funcionar en el futuro.

Enrolló los pergaminos cuidadosamente uno tras otro y marchó a la habitación de la planta baja. Allí, una alumna de las nuevas se había quedado a dormir. Bajó al aula, cogió un par de mantos de su baúl y se tiró al suelo. [/i:fce48103f9]

davidsanesc

17/11/2006 10:58:41

[color=green:10c74245be]DOS NOTAS EN UN DÍA DE CLASE[/color:10c74245be]

[i:10c74245be]Estaba cansada, pues la noche anterior no había apenas dormido. La siguiente clase de magia había vuelto a comenzar sin ella. Un portal alumbraba la sala principal; la puerta de entrada estaba cerrada para curiosos; para curiosos que al ver esa extraña luz se adentraran en ella. Suerte que Aioleth había dormido dentro de la torre.

A una gran distancia de donde Aioleth ahora se encontraba dos magos encapuchados pensaban una táctica antes de comenzar el combate, mirándose el uno al otro, como queriendo averiguar que es lo que pretendía el adversario.

Aioleth cruzó el portal. Ambos ya estaban lanzándose conjuros. La cosa fue rápida. Una tromba de proyectiles y el otro ya estaba en el suelo, acabado esta vez.

Celuldur comenzó a hacer las preguntas, la dialéctica entre los alumnos era importante. Uno veía, el otro respondía sobre lo que había visto. Si habían fallos en las actuaciones se debían decir ahora, pues sería de gran ayuda para todos en el futuro.

Tras la clase práctica, en la que casi todos combatimos en parejas, en las que nos vimos sorprendidos por seres de otros planos convocados por el maestro, en las que luchamos en grupo contra otros varios, nos dimos cuenta de que ...más valía tener una estrategia planeada con antelación a no tenerla, o como mínimo tener un líder dentro del grupo que supiera lo que hacer. Tras esto se nos entregó un valioso pergamino, un gran conjuro. Así pues mientras Aioleth la noche anterior había estado escribiendo conjuros “simples” de Abjuración; el maestro tampoco había dormido y se había dedicado a escribir unos más poderosos. ¿Cómo había podido resistir la noche en vela ...y haber estado presente dando clases al día siguiente?. Bueno, poco importaba eso ahora.

- Este conjuro, el pergamino que les he dado es único en la escuela de Abjuración. Espero sepáis darle buen uso. No dejéis que un oponente se marche cuando no debe.

El maestro sonreía. Estaba facilitándoles las cosas para cuando vieran a un enemigo digno de mención, como podía ser Kandelthor, para que no le dejaran escapar.

Por detrás de la semielfa se acercó una mano, dejándole una nota en su bolsillo lateral, y entre susurros le dijo:

- Leela, es importante.[/i:10c74245be]

davidsanesc

17/11/2006 12:55:12

[color=blue:107ab923a1]REUNIÓN DE MAGOS. REUNIÓN DE ENERGÍA [/color:107ab923a1]

[i:107ab923a1]Los finos dedos agarraban la nota mientras sus ojos se movían lentamente hacia la derecha leyendo las palabras que allí estaban escritas.

“Reúnete conmigo en Tirodarco, dentro de cinco lunas, al atardecer. Dardalion no quiere que demasiada gente se entere de sus poderes, podrían cambiar el destino de las cosas”

Aioleth recordaba en ese momento la charla que tuvo con Laus hacía un mes, en Aguas Profundas, cuando intentaban acceder a la gran torre, a aquella que se elevaba sobre los demás edificios, aquella en la que el gran mago habitaba.

Estaba cerca de la ciudad de Vado, si comenzaba a caminar lentamente por el camino del comercio hasta el poblado llegaría justo a tiempo. Miró su mochila para ver si disponía de al menos lo necesario para el viaje. Pergaminos de trombas, aquellos otros que le permetían crear un pasaje en el tiempo, los de protección mágica, los alejadores planarios, los de ...disyunción y aquel que había recibido hacía un rato. Comida la justa y un poco de agua, cosa que no pudiera conseguir en el trascurso del camino.

La luna ascendía sobre ella, fijándose en las estrellas de la noche, escuchando el monótono sonido de los búhos al pasar cerca de ellos. Mystra donde estuviere podía parecerse a las estrellas, esferas de energía que emitían luz como el conjuro mismo.

Celuldur les había explicado que cada persona, cada mago tenía una percepción diferente de ver a la Dama, pero al final siempre era la misma, la Dama de los Misterior, Mystra controlaba la urdimbre, tal vez fuera la misma Urdimbre.

Llegaba tras unos largos días al poblado de Tidordarco, allí recordaba un lugar tranquilo bajo las grises rocas. Un pequeño refugio para los niños del pueblo, aquellos que disfrutaban haciendo de las suyas, queriéndose parecer a una persona mayor, cuando en realidad eran simples mocosillos que apenas tenían conocimiento del mundo exterior.

Se acercó a una olla que allí permanecía tras largo tiempo, la cogió, la relleno con agua de ese pequeño manantial interior que fluía y la puso sobre los troncos. Luego conjuró una pequeña llamarada trasfiriendo la energía calorífica a la olla y ésta al agua. Sacó de sus bolsillos unas cuantas especias, creando una infusión y esperó hasta que se oyó el sonido de la puerta cerca de ella, dejando visible a una persona entrando por ella.

- Laus.
- Sí, soy yo. ¿quién iba a ser si no?
- No ...me refiero ...¿qué ocurre para tener que vernos en esta situación?
- Aioleth, la Urdimbre. Dardalion. Tu, yo ...los demás. Te he de contar unas cosas.

Laus comenzó a contarle algunos secretos, aquellos que apenas nadie conocía. Lo que le dijo la Dama del invierno referente a la Urdimbre, lo que Dardalion había soñado últimamente. La relación entre ambas historias y el papel que deberían jugar ambos en ellas.

- Dardalion quiere verte. Él te explicará mejor lo que debemos hacer. Mientras tanto no te alejes mucho, no creo que tarde demasiado en venir.

Ambos se despidieron. Al parecer las cosas por Calim estaban feas. La urdimbre estaba mucho más descontrolada por allí que por ningún otro lugar. ¿A qué era debido?. No lo sabía, solo sabía que tenía que hacer algo mientras el jovenzuelo venía, mientras ese elegido de Mystra se acercaba hasta ella para contarle más sobre su diosa.

Recogió provisiones para el camino, una vez llegara al desierto sabía que encontraría aventureros que se alejaban de la ciudad en busca de aventuras y así fue.

Tras largo tiempo sobre la arena del camino se cruzó con un mediano grupo de unos cinco integrantes. Allí se presentó. Conocían su nombre, cosa rara. Al parecer alguien iba contando historias acerca de ella por los alrededores, aparte claro de que sabían también que era imbuidora. Aioleth siempre acababa pensando que la gente la alardeaba por esto último, cosa que ...no le gustaba.

Aun estaba invisible, frente a ellos, hablando los presentes con el aire. De repente la energía se comenzaba a concentrar frente a ellos.

Planarios y más planarios cayeron de las redes de la diosa. Un agujero muy grande debía tener ya la red para que esto estuviera sucediendo.

Comenzaron los ataques. Aioleth cogió rapidamente los conjuros de disyunción junto a los del destierro de los planarios. Primero comenzó protegiéndose tal como había aprendido, luego leyó las palabras.

- Iros iros, no volváis, morid en este plano y no aparezcáis más. No es vuestro lugar, es el nuestro, yo os destierro mediante las palabras pronunciadas. Iros, y no volváis.

Sus palabras atraían más, no caía en que esto que estaba haciendo era la causa de la crecida en número de planarios. Cuatro pergaminos, ocho planarios. ¿Acaso no funcionaban sus palabras? Era un conjuro más que estudiado.

Los cuerpos de los aventureros caían por doquier, otra vez el nerviosismo se apoderó de su cuerpo. Alzó a uno con una varita luego ....cayó al suelo adolorida.

Un elemental de piedra le estaba pisando el tronco contra la arena, otro, un elemental mayor de agua la estaba intentando ahogar.

Había tragado mucha agua aun inconscientemente. Los elementales habían desaparecido con su magia. Los cuerpos de las personasestaban esparcidos por la arena.

Oyó unas palabras en su mente allí tendida.

(Aioleth Meline, levanta, se fuerte, recuerda...es la magia...avisa a los demás. La magia ...usa solo la magia que elimina la magia. Levanta ahora ...sigue tu camino.)

Aioleth escupió el agua por la boca atragantándose. Estaba viva. ¿Mystra la había salvado?. No lo sabía. Vio allí a las personas, cogió el cetro de Tomar y comenzó a apoyarlo sobre la cabeza de los demás mientras seguía escupiendo unas gotas mas. Ella había sido la culpable.

Varios conjuraron confusos por si había algún planario cerca.

- NOOOO!! MAS MAGIA NO!!

Así pues desenrolló los pergaminos de disyunción. Los leyó e hizo desaparecer los efectos mágicos de su realidad envolvente. No ocurría nada. Las palabras que había oído eran ciertas. La escuela de Abjuración salvaría a la Dama.

- Señores, necesito dos lenguas de slaad negro. Quien me las traiga recibirá cien mil monedas por cada una. Y recuerden, nada de magia.

Así pues, ...tenía que adelantar algo de trabajo. Por lo menos debía ir reuniendo los componentes.[/i:107ab923a1]

davidsanesc

19/11/2006 13:01:43

[color=red:33b1f7ac5a]DOS HOMBRES Y UN DESTINO[/color:33b1f7ac5a]

[i:33b1f7ac5a]El destino no era una simple palabra que se pudiera tomar a la ligera. Los últimos acontecimientos llevaban a la semielfa a pensar en que éste existía, tal como podía existir su sangre recorriendo sus venas, el agua que la gente bebía, las personas que caminaban por las calles, o la maldad que recorría las mentes más oscuras del continente.

Una persona pidiendo su ayuda en el futuro, ella accediendo ante la petición. Se uniría junto a ellos por el bien, para defender a los indefensos, por todas aquellas vidas que se habían perdido, por todos aquellos amigos que habían caído.

Pero ...¿en qué podía ayudar ella si la Urdimbre se encontraba en tal estado?. Los magos, ahora renegados, indeseados de recorrer las calles de las distintas ciudades o poblados nos manteníamos alerta de no cometer ningún fallo. Pues un conjuro traía peligro y el peligro la muerte de inocentes.

Colocó anuncios en la Torre de la orden de la ciudad. Algunos leyeron la nota. Se acercaron valientes caballeros.

- Daré doscientas mil monedas de oro por el corazón de un lagarto rey.

El guerrero y el enano asentían con firmeza, sabedores de donde localizar lagartos. Allí, bajo la ciudad, tenían entendido que una ciudad de esas bestias vivían tranquilamente, alimentándose de arañas, ratas y algunos seres inferiores mas.

Volvieron tras casi medio día. Algo magullados, pero impresionantemente alegres por el logro, ofrecieron el corazón a Aioleth, dando ella el dinero prometido.

El maese miraba mal a su compañero que portaba el corazón. Él decía haber sido quien lo había logrado, arrebatar la vida del lagarto. El hombre mascullaba, decía que había sido él con sus “convocaciones”.

- ¿HAN USADO MAGIA? ¿Acaso no les dije que nada de magia?
- No señora, ¿cómo que nada de magia?

Ambos la miraban extrañados. Pero uno de ellos, sabía que los magos estaban preocupados por la Urdimbre, sobre todo una arcana de Aguas Profundas, donde estaban, frente a la que en ese mismo momento estaban.

Cambiando el tema, el hombre la cogió del brazo y subió con ella las escaleras, una vez allí el destino de Aioleth parecía verse claro.

Ahora no solo tenía que investigar sobre la Urdimbre, si no que también iba a ayudar a aquel hombre que la buscó hacía un tiempo. Su destino estaba marcado, ahora ...corría peligro.[/i:33b1f7ac5a]

//creo que este será un último post momentáneo.

davidsanesc

27/11/2006 20:31:52

[color=green:590c04eabb]ATAQUE EN WELDAZH[/color:590c04eabb]

[i:590c04eabb]La semielfa estaba tendida sobre la plana y acolchada superficie del bosque; sobre aquellas hojas que aun caídas se mantenían largo tiempo tiernas. Miraba hacia el cielo adormilada, dejando pasar el tiempo para reunirse en pocos días con Laus y Dardalion en Tirodarco. Mientras tanto se dejaba rodear por ambas razas de las que provenía. Elfos; y humanos, llegados de varias partes en busca de un lugar seguro ante los incidentes que ocurrían en estos tiempos.

Comenzaba a despertarse lentamente; una hoja caía ladeando por el aire hacia ella. Se le posó sobre la nariz, haciendo de ese instante un momento divertido. Se levantó entonces para hacer algo de provecho. Era pronto por la mañana. Varios eran los elfos que despertaban por momentos. Las hadas algo aturdidas estos día comenzaban a dejar paso a los elfos en sus labores diarias.

Varios bajaron de los árboles comiendo algo de pan élfico. Los que antes terminaban comenzaban a practicar el tiro con arco. Aioleth se acercó al lugar.

- (Si no puedo usar magia...debo aprender algo. ¿Cómo me defenderé si no ante el ataque de un simple goblin.)

Le pidió permiso a uno de los elfos. Éste no muy afectivo ante las razas extranjeras acogió a la semielfa en una pequeña clase de tiro. Palabras élficas y no comunes salían de su boca rápidamente diciéndole lo que debía hacer. Si no la entendía ya era problema suya.

- <Coja el arco suavemente, levántelo, déjelo más o menos en posición vertical, coja la felcha, colóquela perpendicularmente al arco, apunte, fíjese bien en el objetivo, mire que la punta de la flecha esté algo por encima del mismo y estiré la cuerda hacia atrás, luego ...suelte>

Apenas le daba tiempo a seguir las instrucciones, pero lo hacía. Aunque en el momento de tirar la primera flecha, ésta cayó a un par de metros, entre la diana y ellos; más bien cerca de ellos que de lo contrario.

- <Fuerza, no ha estirado con fuerza. Ha de llevar el codo más atrás. ¿Cómo pretende alcanzar el objetivo?>

El elfo no había caído en que Aioleth era la arcana que solía aparecer algunas veces por el poblado, pues pocos la conocían o mejor dicho, pocos la conocieron. Entre los que lo hicieron estaba él, el ya caído y amable Tomar que le dejó un gran regalo, algo que aun no sabía ella que iba a deber de usar al día siguiente.

La semielfa miró al elfo. Frució el ceño colocándose un objeto mágico sobre el cuello. El elfo no sabedor de lo que hacía se giró y se dispuso a seguir disparando certeramente a su objetivo, algo inerte, una “diana”.

La mujer ahora cogió el arco, repitió los pasos y clavó la flecha casi en el centro.

- <La suerte del principiante>

El elfo se puso algo más serio de lo normal. No era muy agradable tener entre ellos a otras personas. Una semielfa no era más que una mezcla entre una raza longeva y una poco duradera como la humana. ¿Acaso el elfo había perdido a un amigo o amiga por culpa de algún humano? No se sabía.

Aioleth siguió practicando y disparando a la vez que “no” notaba como su collar comenzaba a calentarse al paso de las horas. Se quitó el collar al atardecer. Se dirigió a charlar con sus amigas sobre todo. Earanyl, las amihas de Earanyl y algunos más. La joven estaba relativamente feliz.

El día siguiente no fue como el anterior. La alarma comenzó a sonar, varios cuernos avisaban de un ataque. Los elfos se mantenían alerta. Varios de ellos avanzaron a la salida del bosque junto a los demás. Allí, varias personas entre ellas la semielfa intentaban contener un ejército de goblins //no recuerdo si eran trasgos//. Lluvias de flechas, magia usada por parte del enemigo. Las flechas de Aioleth se dirigían primeramente hacia los conjuradores.

- A LOS MAGOS!!!

Luego, se iba haciendo la calma, pero algo malo estaba ocurriendo. El collar colocado hacía unos minutos se calentaba ahora más rápidamente. ¿Era por culpa de la magia usada por parte de ellos?. Se lo quitó al instante que sintió como comenzaba a quemar. Luego sobrevino el desastre. Objetos mágicos explotando sobre los cuerpos de sus amigos. Amputaciones y demás. La gente comenzaba a dejar la realidad para irse a otra. Earanyl cayó sin aliento.

Gracias a Tomar, algunos pudieron resurgir de nuevo en estos macabros días de perturbaciones.[/i:590c04eabb]

davidsanesc

01/12/2006 09:49:56

[color=yellow:f1a337a263]PREDICCIONES FUTURAS[/color:f1a337a263]

[i:f1a337a263]- <Aseleth, llévate a Aioleth contigo lejos de aquí, enséñale lo que sabes y por favor, nunca le hables de nuestra devoción a Torm. La batalla va a ser dura esta vez. Los zentharim parecen tener un plan y estamos alerta acerca del mismo. Quiero que viva tranquila el resto de su vida. Haz eso por mí, por favor.>
- <Cuenta conmigo hermana, sabes que si puedo ayudaros me uniré a vosotros por los justos motivos.>
- <No Aseleth, somos suficientes, cuida de ella hermano>

La madre de Aioleth se despedía así de su hermano hacía muchísimos años. Al parecer una cruenta batalla se iba a librar entre los seguidores de Torm y los de Bane.

Pero pasados los años algo estaba pasando de nuevo.

La semielfa hojeaba el libro que había llegado a parar a sus manos. Un día tras otro, mientras esperaba la comunicación por parte de un compañero suyo para ir a ver a aquel pequeño.

Era muy tarde, los párpados comenzaban a moverse muy lentamente en dirección al suelo, mientras frente ella el libro abierto por la mitad se cerraba como por arte de magia, o por alguna ráfaga de aire entrada desde las oberturas en los muros.

- $ La arcana está siguiendo el camino del bien, es leal a sus compañeros. Arriesgaría su vida por muchos de ellos. Es momento de hacerle ver cual es su fututo.$
- $ Viejo amigo, todo a su tiempo. La arcana aun no ha terminado de hacer lo que debe. Se debe a mi señora Mystra. Ambos tenemos ansias de que se una junto a los otros por el deber. La pobre está cegada, cree que tu antiguo seguidor pertenecía ....ya sabes ....dejémosla por ella misma que siga su camino.$
- $ Es cierto. Tomar la forma de Joganth. Jajajaja Vaya ideas. Pero algo me dice que ese ritual que tiene pensado le llevará a unificar a unas cuantas personas. Y la verdad, después de lo que pasó en el Bastión....los necesitamos.$
- $ Primero mi señora, luego, “el Bien”$

Los ojos de la semielfa comenzaban a moverse rápidamente vislumbrando en medio de la noche unas luces que comenzaban a tomar formas en su mente.

- Aioleth, estás aquí.
- Aldarion. ¡Cuánto tiempo amigo!
- Entonces, ¿estás con nosotros?
- Sí.

El sueño parecía tan real...parecía recordar en él las cosas que ocurrían en la vida Real. El libro hablaba de varias cosas referentes al Brazo de los Justos y su enemigo. Y al parecer se rumoreaban cosas intrigantes que de no ser aclaradas llevarían a la perdición de sus amigos.

- Por cierto. Háblame un poco de tu maestro Joganth. Me dijiste que él era el fundador de la orden ¿no?

- Sí, así es.

Bajo el cuerpo dormido de la semielfa, su mente comenzaba a desvelarle posibles actuaciones futuras.

En el sueño Aldarion le comentaba cosas acerca del Bien, propósitos con los que fue creado el Brazo, cosas que... se quedaban en eso, “suposiciones de cómo creia Aioleth que había sido la gente en el Bastión” pues era un sueño.

Al despertarse por la mañana se llevó los dedos a los ojos, restregándoselos mientras bostezaba. El dolor en la espalda era agudo por la posición tomada. Una mala postura la de quedarse dormida en una silla medio cómoda frente a un atril bajo.

Recordó algunas cosas, pero muy pocas.

- Aldarion, Joganth (aun no le he dicho nada definitivo a Aldarion, he de encontrarle para comunicárselo.)

Así pues entre clase y clase la semielfa salió de nuevo de la ciudad volviendo hacia Tirodarco con la esperanza de encontrarse a un viejo compañero.[/i:f1a337a263]

//con este simbolo he supuesto una simple charla entre dioses "$"
Y bueno, es que es sábado 5:55 madrugada, si no escribía mas, pero toy algo cansao. :wink: (a sobar)

davidsanesc

03/12/2006 19:02:59

//al final lo divido en varias partes, no quiero aburriros y además, crei que tardaría 2 horas, pero veo que se me puede alargar mucho y hay mucho que escribir. Aquí teneis 1/4 parte hasta lo que yo considero el final de la quest de la Urdimbre por mi parte.

[color=orange:b845607bb0]
RECUERDOS BAJO UN LARGO VIAJE. JINETES RELUCIENTES (FINAL URDIMBRE. PARTE 1)[/color:b845607bb0]

[i:b845607bb0]Un sin fin de idas y venidas entre tantos días de espera. La no utilización de la magia para ir de un lado a otro se hacía pesada. Aseleth comenzaba a adquirir una maravillosa musculación al trotar sobre las irregulares superficies del camino pedregoso de la Costa de la Espada. Unas millas más al Oeste se divisaba un kilométrico pasaje arenisco amarillento donde habitaban pocas personas en pueblos pesqueros.

Algunos viandantes mostraban su amabilidad a la semielfa para viajar juntos. Ésta durante el camino les comentaba lo que estaba sucediendo con la magia. Impresionados los acompañantes se mostraban interesados queriendo ayudar en lo que pudieran.

- Conozco a un amigo llamado Fain Sel, es un mago, seguro que también tendrá problemas. Es del reino de Amn, tal vez se una a su causa señorita...
- Aioleth. Gracias por la ayuda amigo. Amn nos viene de camino. La gente que conozco se agrupa en el desierto de Calisham, en la costa sur, en puerto Calim.
- Bien, yo pararé en Tethir. Allí me esperan familiares. Espero tenga suerte y encuentren una solución.
- La tenemos compañero, la tenemos, o eso creo.

La semielfa recordaba así las palabras de Laus en Tirodarco.

- He venido aquí amiga porque se que estáis al tanto de lo que sucede y porque veo vuestro interés por el mismo, al igual que yo. He contactado con un joven, dice llamarse Dardalion. El pequeño es como si fuera...un elegido de Mystra. Al parecer tiene sueños donde se le aparecen cosas, pero no cosas cualquiera. Dardalion sabía cosas que ocurrirían. Las umbras, ...el ritual. El joven quiere veros. Está en Puerto Calim, donde si no me equivoco usted no puede entrar.
- Así es Laus. Nada de mestizos que ayudan a la gente. Si ese pequeño es un elegido ...debemos verle.

Laus se acariciaba la barbilla pensando en otras cosas además de esa.

- Tenemos otro problema. Creemos que las umbras están aquí para ir en busca de los pergaminos de Nether.
- Lo se amigo, lo se. Son varios los hechos que me han dicho a mi lo mismo. (Entre ellos Fibrizo). Y esas umbras aun andan sueltas.
- Sí. No tenemos tiempo. La red está rompiéndose, si no hacemos algo pronto, Mystra morirá.

Los ojos de la semielfa recordaban las palabras y mostraban su temor mediante la creación de lágrimas sobre la superficie cristalina de sus esferas blancas. La mente de la semielfa se dividía en dos, por una parte recordaba lo siguiente que le había dicho Laus a la vez que por otra se mantenía alerta frente al camino que se les mostraba.

- Dardalion dice que necesitamos ciertos componentes para un ritual. Lenguas de slaad, un corazón de un gran lagarto descendiente de sangre real entre los suyos, polvos mágicos de hada, algunos pequeños huesos. ...
- No hay tiempo que perder pues. Así sea...comencemos a buscarlos. Creo que en Aguas, en la torre tenemos algunas cuantas cosas, si es que nuestro compañero Tarto no las ha utilizado ya. (Tarto, por favor, dime que aun tenemos cosas. Viejo amigo ¿cómo estarás? ¿preocupado aun porque te encuentren?)
- Bien Aio, dejo en tus manos la búsqueda de parte de esos componentes. Yo ire a buscar a Dardalion. Dentro de tres lunas llenas nos veremos aquí mismo. Por cierto, el pequeño tuvo un sueño. Tu pertenecerás al círculo.

Aioleth miró extrañada a Laus sin saber a que podía referirse.

- El ritual Aioleth. Ya sabes.
- Sí, sí claro.

Ambos cuatro se pararon en el camino.
- Sooooooooo

Unos guardias les detuvieron en el camino.
- ¿Dónde van señores?
- Al Sur. Vamos al Sur.

Los tres guardias giraron alrededor de las monturas sobre las que cabalgaban ambas personas.

- ¿Comerciantes?
- Así es.

Aioleth con su armadura en mithrill se giraba cogiendo una bolsa y mostrando lo que había en su interior.

- Bien. Pueden seguir.
- Gracias.

Los dos cogieron las respectivas riendas de los caballos siguiendo su camino.

Un día y otro más. Así, descansando uno tras otro hasta que se dividieron.

- Suerte señora. Un placer haberla tenido de acompañante durante el camino.
- Lo mismo digo.

Ambas sonrisas salieron al instante despidiéndose tal vez para siempre. Larga era la tierra en la que los hombres se movían, pero si se sabía algo, no algo, tal vez mucho acerca de alguien, se le acababa encontrando. O eso ... es lo que creía Aioleth, y eso, también era lo que creía Laus, el cual a cientos de millas de distancia ahora debía estar buscando al pequeñajo.

Cabalgaba así ahora más rápidamente por la costa como hasta el momento, recibiendo el cálido aire del desierto. Las nubes se mostraban gigantes en la lejanía y diminutas en el comienzo de la planicie desértica. Estaba ya cerca y pronto se reuniría con Aldarion y con Laus y Dardalion.

Mientras tanto, esperaba que los rumores acerca de los componentes que necesitaba corrieran de un lado a otro. Había recibido una visita hacía días, sí, pero solo una. Un gran hombre y un gran enano consiguieron traerle el corazón ansiado. Ahora, faltaban muchas más cosas.

- Soooooo, descansaremos aquí amigo.

Pararon en el desierto, Aioleth bajó de Aseleth bebiendo algo de agua de la cantimplora mientras Aseleth aun aguantaba la compostura, ya robusta por la costumbre de los viajes.

A lo lejos se veían unos caballos acercarse y sobre ellos, varios jinetes de relucientes armaduras plateadas que destelleaban la gran luz del día. [/i:b845607bb0]

davidsanesc

03/12/2006 23:36:16

//bueno gente, parte 2 de 4. espero os guste. Aun aparecen pocos personajes. Por cierto, me encanta escribir con la música que viene en el CD de música del NWN2. :wink: Y leerla mientras tanto queda...pues mas de lo mismo.

[color=orange:679e3bdf66]EL DAÑO AVANZA, EL BRAZO DEFIENDE A LOS ARCANOS (FINAL URDIMBRE. PARTE 2) [/color:679e3bdf66]. //(este título está puesto así porque sin otros personajes que defiendan a un mago ...bueno, ya me entendeis los que usais magos y no podeis lanzar magia)

[i:679e3bdf66]Los elfos cuidaban tanto de las hadas como de los otros seres mágicos que vivían en sus bosques. Oery entre ellas volaba dando tumbos de un lado a otro. Pequeñas nauseas, como pequeños vómitos ahora eran más frecuentes. Su amiga Aioleth no estaba allí para cuidarla, pero sabía que estaba en busca de la solución a sus problemas. La pequeña hada lloraba desconsoladamente sentada en la rama de un árbol.

- (Aio, aiooo, por favor, dateee prisa, por favor).


En el desierto, los jinetes de armaduras brillantes levantaban la arena tras de ellos. La semielfa giraba la cabeza al verles pasar por al lado de ella. Los señores alzaron las manos a modo de saludo sin fijarse muy bien en quien era la señora.

Pero Aioleth lo vio. Era Aldarion, al parecer seguido por unos cuantos hombres más. Estaba reclutando a gente, pues pensaba llevar a cabo la misión de uno u otra forma. Las umbras, aquellos seres que aparecieron tras la enfermedad, aquellos que se habían llevado tanto a sus amigos como a su maestro iban a pagar por lo que hicieron.

Aioleth subió rápidamente al caballo y comenzó a cabalgar hacia ellos intentando darles alcance.

- Rápido Aseleth.


- POR LATHANDER, TORM Y TYR. *dijeron todos al unísono sin darse cuenta de quien venía por detrás*

Los hombres animados elevaban las espadas al cielo. Tal vez estuvieran recordando acontecimientos pasados, tal vez estuvieran pidiendo la ayuda a su dios para el futuro. Tal vez estuvieran nombrando a su dios para que se mostrara ante ellos y les dijera a quienes tenían que ir a buscar ahora. Pero Aldarion sabía con quien contar y Aioleth era una de ellos.

Les dio alcance al cabo de unos minutos.

Cuatro palabras detención se sucedieron al instante frenando los caballos.

- Por Lathander, Aioleth, ¿qué hacéis aquí?

La cara de Aldarion era ahora seria y mostraba una grandeza impresionante, propia de un nuevo líder.

- Os estaba buscando, vuestro dios os ha oido.
- Eso parece.

Aldarion sonreía dándole las buenas nuevas.

- Estoy haciendo lo que puedo intentando reunir a gente para la contienda. Cuando estéis lista solo tenéis que decírmelo y actuaremos todos juntos.
- Aldarion, la cosa no va como pensaba.

En ese mismo momento comenzaba a notar como uno de sus anillos se calentaba más rápidamente de lo normal. Tal vez alguien estuviera conjurando en ese mismo instante.

- ¡!Maldita sea!!

Aioleth comenzaba a girar a Aseleth tirando de las riendas, dando una vuelta por completo, pero no vio a nadie. Se quitó el anillo lanzándolo al cielo y este mientras caía explotó convirtiéndose en cenizas.

- ¿Pero qué está ocurriendo Aioleth?
- Te lo estaba explicando amigo. Las umbras vagaran libremente por estas tierras hasta que esto cese.

En ese momento unas cuantas flechas silbaron alrededor de los cuatro jinetes y de los caballos.

- # Estúpidos humanos, os vamos a destripar vivos, como vosotros hacéis con los nuestros. #

Los caballos se pusieron nerviosos al oír voces trasgas no provenientes de ningún lugar visible para ellos.

- ¡!!!Sooooo, quietos quietos.!!!!

Los caballos alterados se movieron de un lado a otro. Los jinetes intentaban calmarlos elevando sus espadas y esgrimiendo golpes en el aire alrededor de ellos.

- Sal maldito trasgo.

- Aioleth lanzate un conjuro para verles.

- NOOO, sería más peligroso.

- Haz algo por el amor de dios, no sabemos cuantos son.

- No serán más que dos o tres.

Otra lluvia cayó del cielo proveniente de algo más lejos.

- ¡!Jinetes, a por ellos!!

- ¡!!POR TORM, LATHANDER Y TYR !!! ¡!!POR LA JUSTICIA Y POR LA SALVACIÓN DE LOS HOMBRES!!!

El señuelo trasgo se quedó parado viendo como sus planes no habían salido a la perfección. ¿Cómo iban a quedarse quietos buscándole mientras los otros intentaban abatirles?

- # Maldita sea #

Rodaron un par de cabezas, otros cuerpos fueron alcanzados en la distancia por las flechas de los paladines y el chamán salió corriendo en la otra dirección sin ser alcanzado.

Pasado un rato....

- Aldarion. Tenemos que hablar. Hacemos lo que podemos, sin ayuda de la magia poco podéis hacer vosotros solos. Puede que las umbras saquen su poder de otra diosa no enferma. Es algo que aun no comprendo, pero puede que Mystra esté absorbida por el poder de otra. Puede que la urdimbre esté canalizando su poder hacia el plano negativo.

La cara seria de su amigo se quedó inmóvil.

- (Torm, ayúdanos.). Bien Aioleth, vayamos a otro lugar, aquí hay trasgos que no nos dejarán hablar en paz.

Durante el camino hablaron de Mystra, de los componentes necesarios para un ritual, de Joganth, de la Red Negra y de posibles soluciones alternativas para atacar a las restantes umbras en el Erial, sin usar magia.

Tras un par de días se despedirían. Aioleth iría a buscar a Laus preguntando por él cerca de Puerto de Calim y Aldarion iría a buscar a más personas que quisieran unirse a la causa.

Mientras tanto las hadas sollozaban aisladamente entre las ramas de los árboles.[/i:679e3bdf66]

davidsanesc

05/12/2006 21:40:59

//post 3/4. Solo queda uno.

[color=cyan:da655f2afd]CINCO MAGOS REUNIDOS; UN NIÑO EN CALMA; UNA MAGA ESPERANZADORA Y LOS SERES OSCUROS VIGILADOS. (FINAL URDIMBRE PARTE 3.[/color:da655f2afd]

[i:da655f2afd]Oery sollozaba, a la vez que no paraba de temblar. La pequeña hada sudaba cada vez más, acurrucada en un pequeño rincón en uno de esos orificios de los grandes árboles del bosque. Todas las hadas de los alrededores también se encontraban en la misma situación. Algunas de ellas pasaban este último tiempo juntas apenas hablando para no malgastar energías.

- (Aioooo, amigaaaaa, si me oyes, si ....te echo de menos. Siempre te querré.)

El hada cerraba así los ojos mientras los temblores se le agudizaban.

Mientras tanto..., ...bajo la luz de la luna y de las estrellas, la semielfa se mantenía bajo su armadura y capucha cerca de la entrada a la ciudad calishita, mirando con ojos firmes que alguien pudiera salir de allí adentrándose en la planicie arenisca.
El viento como siempre soplando, arremolinaba las partículas, creando una pequeña duna allí y allá.

Los paladines estaban concentrados en una casa, planeando el próximo ataque hacia aquellos seres que les mermaron hasta casi exterminarlos en esas tierras. Pero siempre, siempre, habría alguien, como ahora eran ellos, que velaría por la justicia. Leales a sus antiguos compañeros no dejarían que esas criaturas tomaran el poder. Algo les decía que estaban aquí por algo importante y no iban a dejar que sus planes se llevaran a cabo.

En la casa de al lado a los paladines, un joven rezaba con ojos completamente cerrados una plegarias a su diosa. El joven como cada última noche lloraba a Mystra para que se recuperase. El pequeño, el joven Dardalion, ahora desesperado por la situación en la que se encontraba Medianoche, comenzaba a golpear el suelo con sus manos hasta hacerse sangre. Los paladines extrañados se preguntaron quien sería aquel que causaba tal estrepitoso ruido. Salió uno de ellos y empezó a llamar a la puerta.

- Señor!!! ¿Se encuentra bien?

Tras la puerta una joven voz respondía aguantando los sollozos.

- Sí, estoy bien. No pasa nadaaa.

Así ambos volvieron a lo que estaban haciendo, manteniéndose el joven algo más callado esta vez.

El viento soplaba fuerte ahora, pero Aioleth se mantenía aun alerta de poder divisar a alguien.
Otro, otrooo ser, si es que así se le podía llamar, dejaba al fuerte y frío aire desértico que pasara a través de él, mientras se elevaba sin forma bien definida sobre el Erial de los esclavos. Allí, dentro de la fortificación varias umbras seguían maquinando algo. La sombra en medio de la noche, el alma vagante de la oscuridad mantenía la distancia ante estas, pues sabía el poder del que disponían.

Y lejos...., tan lejos de este lugar, en la Ciudad del Esplendor varios magos, magos elegidos entre muchos, aquellos que poseían gran conocimiento, aquellos que velaban por la seguridad de los suyos, aquellos que mantenían el equilibrio místico; no iban a dejar tampoco que ninguna catástrofe sobreviniera. La reunión estaba a punto de comenzar. Solo faltaba uno, aquel que traía consigo el último pergamino de Nether necesario para realizar el “Ritual”. Se abrió la puerta y llegó al fin.

Todos ellos le miraron.

- <Siento mi tardanza. ¿Cómo está Mystra?.>
- Al parecer mal.
- Rápido, es la hora.

Todos y cada uno de ellos se acercaron al centro del lugar preparado para tal acto, y comenzaron a depositar los componentes por orden.

- Primero el corazón del rey.

Decía uno mientras un dios asentía para sí. Savras sabía que lo iban a hacer bien. Éste estaba presente de una forma u otra mientras los seguidores de su señora la comenzaban a salvar.

- Segundo, dientes de bodak.

Decía otro, mientras Hanali presenciaba junto a Savras el ritual.

- Tercero, nudillos de los muertos.

Decía otro, mientras Isis sonreía al recordar como el mago se los había arrancado al muerto. $Ni Velsharun, ni mi gran amigo podrán hacer uso de este “no ser” $

- Cuarto, polvos de hada. (Las pobres no han aguantado, por vosotras!)

Mientras, Thot, dios del equilibrio mágico asentía para sí. $Todo merece un sacrificio para mantener el equilibrio, estos seres a cambio de la recuperación de nuestra señora$

- Y quinto, ...

Todos los magos se miraron, algunos comenzando a elevar sobre a la altura de sus ojos unas tablas doradas y pesadas.

- Y quinto, el agua de mar. Agua de misterios entre las profundidades de su extensión.

Decía otro, mientras Shaseles acariciaba el pelo negro y largo de su señora Mystra. La piel de Mystra no mostraba su esplendorosa belleza y brillantes propia de antaño, propia de la joven y reciente diosa inexperta, pero inteligente mujer.

Todos ahora alzaron los pergaminos dorados y comenzaron a leer a la vez. Una lucecita amarillenta comenzaba a alumbrar sobre ellos en el techo oscuro de la sala. Luego otra y otra más. Los cinco integrantes del círculo seguían leyendo las tablas.

Los dioses miraron a su señora. Mystra parecía estar despertándose de un terrible sueño. La urdimbre comenzaba a verse bajo sus ojos. Su cara comenzaba a obtener ese brillo característico de las estrellas. Ahora ....ahoraaa ....había resurgido y aquellos que le habían hecho esto lo iban a pagar.

Los magos terminaron con el ritual. Se miraron. Sus cuerpos comenzaban a elevarse unos palmos del suelo mientras sus cabezas se giraban hacía el techo asombrados por la luz de esas estrellas ilusorias, aquellas ilusiones que decían que Mystra ...estaba bien.

Tras una sensación de tranquilidad se miraron.

- Las umbras, Kandelthor.

Savras miraba a los magos, arpistas, a los jóvenes clérigos, a los paladines, a las umbras, a la semielfa, al espectro que vagaba sobre los oscuros seres, al otro mago, ...

- $ Es la hora.$

Las hadas dejaban de temblar. Los paladines habían llegado a una decisión. El joven Dardalion comenzaba a cerrar los ojos sobre su almohada, ahora tranquilo tras la noche, la semielfa comenzaba a caminar en camino contrario tras ver que no había forma de contactar con Laus y mediante él con el joven.

La semielfa miró dirección el Erial. Su caballo, Aseleth relinchó.

- No pequeño, no pasa nada.

Subió al caballo, cabalgó hasta el cruce y paró. Miró las estrellas y giró la cabeza de nuevo mirando otra vez el camino dirección Puerto de Calim. Allí algo, no sabía el que destellaba una leve luz.

Los caballos se pusieron en marcha, y los paladines sobre ellos.

- ¿Aioleth?
- ¿Aldarion?
- Sí, vamos a los restos del Bastión. ¿nos acompañas?
- Sí claro, aunque ...es un poco tarde.
- Sí, ya hemos pensado algo.

Mientras un niño dormía, otro vagaba vigilando las umbras sin cesar, mientras los grandes magos se preparaban para la batalla; paladines y maga comentaban unos planes.

- Aldarion, ya sabes que no puedo hacer magia, ...¿acaso no viste lo que pasó la última vez? ¿no te he contado la cantidad de planarios de infinidad de planos que aparecieron confusos en el nuestro?
- Sí, es cierto.
- Mira, lanzaré un poco de luz sobre nosotros. Como mucho nos puede caer un rayo en medio de la noche. Mientras no nos de a nosotros.

La semielfa conjuró un haz de luz sobre el grupo. Ladeó la cabeza hacia el cielo. El viento, la arena, la noche mantenía su calma ...las serpientes seguían moviéndose lentamente en busca de una presa, el niño dormía tranquilo, los alrededores no abrían ante ellos ningún portal; los ojos de Aioleth miraban sorprendida ahora, confusa a los demás. Los demás la miraban pensando en qué podría estar pensando ella para que se les quedara mirando de esa forma.

Tocó su cara para cambiarse el aspecto.

- (Si pasa algo malo, que pase sobre mi.)

Los ojos se le aclaraban bajo la luz, el pelo se le oscurecía pasando de blanquecino a castaño, los pómulos se le apretaban mostrando una cara más joven.

Los paladines la miraron asombrados.

- Muy guapa, sí.

Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Aioleth. Las hadas ahora bien se asomaban desde los orificios mirando el cielo. Aioleth alzó la cabeza mirando las estrellas. Varias estrellas fugaces comenzaron a caer. Una, otra, cuatro a la vez, luego dos más.

Se puso un par de anillos mágicos y volvió a repetir el conjuro de cambio de aspecto. Éstos no se calentaban, más bien se enfriaban por culpa del aire frío de la noche. Los paladines le ofrecieron una manta y se dirigieron a una zona en ruinas, a aquel lugar que un día fue el Bastión. Allí, pasaron la noche, siempre haciendo guardias por si algún ser oscuro se acercaba.[/i:da655f2afd]

davidsanesc

11/12/2006 19:17:38

//y ahí va el 4/4

[color=yellow:048c068955]OCHO FIGURAS MÁGICAS (FINAL URDIMBRE PARTE 4)[/color:048c068955]

[i:048c068955]El paladín mantenía sus ojos bien abiertos mientras los demás aun dormían. Las armas apostadas a los lados de cada persona se enterraban lentamente bajo la arena traída por el viento desde unos metros mas abajo. Allí, entre las ruinas del Bastión, bajo el cual residían muchos cadáveres; los pocos supervivientes ante la batalla librada anteriormente, descansaban en paz junto a la nueva compañera.

Los ojos del paladín comenzaron a relucir cuando alzó la mirada al cielo. Dos estrellas pertenecientes a un grupo de siete emitían más luz de lo normal.

- (Bonita noche antes de acabar con un par de sombras.)

El paladín despierto comenzaba a repasar mentalmente lo que debían hacer al día siguiente mientras sus ojos permanecían aun clavados en las dos estrellas.

Al mismo tiempo, en la ciudad de los esplendores, Elminster tomaba la palabra frente a sus compañeros.

- Necesitaremos luz, mucha luz. Nos enfrentamos a sombras recordadlo. ¡El príncipe no debe llegar a entrar en la oscuridad una vez le saquemos de su escondite!

Los magos giraron la cabeza hacia la Simbul en ese momento.

- ¿Te ves capacitada de crear un espacio sin sombras?
- ¿Creéis que os voy a dejar toda la diversión a vosotros?

Los magos la miraron otra vez con cara más seria. Khelben, Elminster y su “hermana” Alustriel confiaban en ella.

- Lo haré, sí. Necesito carbón para mañana, una posición elevada y que alguien se encargue de que las umbras no tengan lugar bajo el que esconderse.

Khelben se llevó la mano a la barba tras peinarse el pelo con las manos mientras pensaba.

- He de despertar a alguien. Si me permitís.

Khelben llamó a uno de sus arpistas para que se levantara.

Mientras tanto, en la misma sala... los demás perfeccionaban el plan.


Amanecía y los rayos de luz comenzaban a recorrer la tierra rápidamente. El paladín comenzaba a despertar a los suyos y los que habían cogido más confianza con la arcana a la misma.

En Aguasprofundas los magos estaban ya listos. Uno de los arpistas había sido avisado para que fuera a dejar los objetos mágicos señaladores de espacio cerca del Erial. Allí los marcadores se mantenían ocultos ante el ojo de cualquier ser.

Khelben miró ahora a los ojos de cada uno de sus compañeros.

- ¡Mystra está con nosotros!

Sonrientes todos se miraron y luego tocaron el objeto que les llevaría ante las sombras. El avatar de Mystra en el plano en el que estaban permanecía con ellos invisible con ansias de hacer pagar no con la brutalidad de su poder, si no con el ingenio de sus elegidos, a aquellos que estuvieron a punto de matarla.


- Aioleth. ¿estás lista?
- Sí.

Sobre el desierto unas grandes nubes recorrían el espacio lentamente como advirtiendo de algo malo. Pero eso era algo que ya tenían previsto. La semielfa sacó el carbón de la mochila y lo esparció sobre el suelo, agachándose y tocándolo mientras sermodinaba unas palabras mirando al cielo.

Los paladines se preparaban para la lucha. Todos espada en mano estaban ansiosos de hacer desaparecer a algunas de aquellas criaturas.


Unos cientos de pasos por delante de ellos aparecieron varias figuras de la nada. Éstas salieron corriendo hacia el lugar del ataque. Allí las umbras se mantenían bajo las sombra de las montañas y bajo la fortificación de los esclavistas.

La Simbul consiguió llegar a la explanada superior en un abrir y cerrar de ojos mientras los demás magos entraban en el plano protector y preparaban la ofensiva.

Los trozos de carbón eran esparcidos por todo el territorio y unos cuantos sobre las manos de la gran maga comenzaban a deshacerse por la fuerza con la que los apretaba mientras las nubes comenzaban a moverse dejando un gran claro.

Se estaba maximizando el conjuro debido a que eran dos las arcanas haciendo que el sol brillara y sofocara más que nunca el lugar en el que se encontraban.

La arena comenzaba a calentarse y los paladines a notarlo.

Hasta las umbras veían necesario entrar en la fortificación del Erial debido a este acontecimiento.

Elminster sonreía al ver que los planes salían según lo previsto. Trepó como si fuera una araña hacia donde se encontraba su alumna. Allí ambos finalizaron el conjuro a la vez que lo hacía Aioleth más lentamente.

La semielfa dio el visto bueno al ver que las nubes habían desaparecido de la vista y que sus ropajes comenzaban a estar impregnados en sudor debido al calor.

Comenzaron a acercarse lentamente, resonando las armaduras a solo unos pasos de los paladines al impedir el viento cálido que avanzara mucho más el ruido.
No había sombra que se cerniera sobre la arena. El calor comenzaba a ser sofocante, los paladines comenzaban a pensar que tal vez no funcionara el plan.


Khelben comenzaba a conjurar él ahora. Sus cuerpo musculoso entre los magos, mostraba un cambio repentino a una forma gigantesca de dragón. Expandió las alas al máximo mostrándose intimidador ante la nada.

Tanto paladines como arcana y otros hombres vieron a la criatura alzarse en el cielo. Las caras de admiración no daban crédito a lo que estaban viendo más allá.

Mystra mantenía la mirada fija en el lugar. Eran pocos los magos que se habían dado ya cuenta de que podían disponer de la red para casi cualquier cosa.

Varios de los grandes magos tomaron las nuevas posiciones acercándose sin ser vistos a las cercanías de los muros de la edificación.

En lo alto el dragón Khelben volaba preparado para caer con sus garras sobre la cubierta de la edificación.

Alustriel mantenía su mirada fija en la entrada al edificio mientras la Simbul y Elminster conjuraban ahora tocando el muro posterior y los dos laterales de la edificación dejando solo el frontal sin ser objeto del presente conjuro que salía de sus bocas.


En ese mismo instante el Príncipe Lámorak dentro de la edificación ordenaba a varias umbras que salieran e impidieran que se colaran tantos haces de luces entre los muros.

- ¡Salid! Conjurad la oscuridad completa. Me da igual que sepan que estamos aquí. Nadie se atreverá a acercarse. Pronto marcharemos.

Varias umbras se tapaban el rostro con cascos y capuchas mientras avanzaban con paso firme hacia la salida.

El dragón caía ahora en picado haciendo ceder una fortificación sin muros laterales y trasero donde se apoyara. Khelben rugió al cielo viendo cumplida la voluntad de Mystra, pero algo no había terminado.

Varias umbras salieron entre los orificios asustadas esta vez, sin saber que estaba ocurriendo.

Aioleth y los paladines veían desde lo lejos asombrados lo que estaba aconteciendo y de repente se hizo la gran luz.

Una GRAN explosión solar acabó con aquellas que querían escapar.

Khelben bajo sus pies se concentró y advirtió a los demás que habían varios cuerpos intactos bajo las piedras.

Alustriel, La Simbul, Elminster y él se pusieron frente al muro de la salida que aun se mantenía intacto bajo el cual unas escaleras subían hasta las oberturas.

Cuatro sombras avanzaban enfurecidas habiéndose ya protegido contra el poder de la diosa de los Misterios sabiendo que afuera les esperaba alguien de gran poder e inteligencia.

Ocho ojos frente a ocho ojos. Todos ya protegidos, todos ya a punto de empezar una batalla que parecería sin fin.


Los paladines estaban cegados, al igual que Aioleth por la gran explosión solar de hacía un rato. En la ciudad de Puerto Calim la gente miraba el cielo intentando ver la causa de tal suceso. Varios magos de la ciudad, entre ellos Kaatos sabían desde ese momento que una batalla se estaba llevando a cabo, pues no era normal que la urdimbre se hubiera abierto de nuevo sin efectos catastróficos y alguien estuviera conjurando con tal magnitud de poder en las cercanías justo donde sabían que las umbras se habían asentado.


El calor aun invadía el desierto, el sol no había alcanzado el punto más alto, pero la luz era incesante y las sombras no aparecían más que bajo las rocas derruidas de los muros caídos.

- Los elegidos de Mystra.
- Sí, Príncipe Lámorak.

Los ocho enfrentaban las miradas. Y se desató en unos segundos el poder de las diosas.


Dardalion salió corriendo del cuarto. Se había quedado dormido por el largo sueño en el que varias personas se enfrentaban en una gran batalla.

Corrió hacia el desierto saliendo de la ciudad, así como algunos magos vacilando en acercarse demasiado.

Miraban todos asombrados de nuevo los efectos entre los choques mágicos.

Oscuridad, claridad, ocuridad, claridad, viento trayendo arena incesantemente y creando una neblina sombría, viento en dirección contraria intentando que las partículas volaran hacia el sentido contrario, tornados creándose por el choque de ambas. Manos moviéndose, bocas conjurando, estallidos haciendo caer rocas de las montañas.

El caos sobrevenía durante interminables horas. La tarde se acercaba. El sol se alejaba muy lentamente como no queriendo desaparecer.

Dardalion rezaba a Mystra, pues sabía lo que ocurría. Aioleth al ver el gran poder desatado paró a los paladines para que no se acercaran y dejaran que siguiera la batalla que se estuviera librando, pues no parecía avanzar. Toda la energía que pudieran reservar sería bienvenida mas adelante.
- AIOLETH ¿QUÉ OCURRE?

Los paladines preguntaban a la arcana sin saber si ella había avisado a alguien.

- MAGOS O HECHICEROS LUCHANDO, NO PUEDO DECIROS MAS. SOLO QUE SON MUY PODEROSOS TODOS.

Las palabras apenas viajaban unos metros hasta entrar en los oídos de sus amigos.

Las ojos permanecían clavados en los efectos causados.

Khelben y los suyos parecían tomar el control gracias a una Mystra renovada y enfadada.

El sol ya caía hacia mar. Pero la sorpresa estaba por llegar.

- ¡AHORA!

La Simbul cerró los ojos mientras los tres mantenían una posición defensiva ante los ataques de las cuatro umbras. El pelo se le oscureció volviéndose negro azabache durante un instante, la cara le comenzó a brillar en medio del atardecer y se repitió una nueva explosión solar, esta vez inimaginable.

Los grandes magos se protegieron y tras esto ...no se sabe que ocurrió, por lo menos para todos aquellos que estaban mirando el cielo en ese instante hacia el Erial.


Varias personas quedaron cegadas durante unos días recobrando la vista gracias a buenas personas.

Ese día sería recordado siempre como el día en que aparecieron unas figuras de la nada y acabaron con las umbras.[/i:048c068955]

davidsanesc

16/12/2006 17:45:16

[color=red:544fb5be7c]CUERPOS SIN FORMA[/color:544fb5be7c]

[i:544fb5be7c]Pasados pocos días tras el enfrentamiento de los grandes magos en el Erial...

- Mi nombre es Terence. Es un placer conocerla.

El bardo hizo una leve reverencia hacia la semielfa. Ésta comenzó a verse intimidada por aquellas personas.

- ¿Cómo sabemos que dice la verdad? ¿Cómo podemos fiarnos de usted?

- Señores, me he presentado ante ustedes al haber escuchado que el señor Terence era un bardo. Solo deseo que el señor Terence escriba unas palabras por aquellos que dieron su vida por el bien de las demás personas.

Algunos desconfiaban, otros, como Groshnak habían llegado a conocer a Earyl.

- Yo puedo fiar de usted señora.

- Hace unos días se libró una batalla. No hay porque temer. Señor Terence, ¿acepta el trabajo pues?

- Claro. Vayamos hacia esas ruinas mi bella dama. (además no me viene mal el dinero.)

La semielfa comenzó a rebuscar en su mochila sacando unos pergaminos.

- Tomen esto. Solo por si acaso. Aquellos que sepan hacer uso de ellos que lo lean si nos vemos sorprendidos por cualquier ser.

Algunos estaban inquietos por aquellas palabras de incertidumbre, pero con el poco tiempo que habían pasado con la semielfa había visto sus buenas intenciones.

- Yo querer ir. Ellos merecer entierro digno y palabras llevadas por bardos como Terence.

Algunos desenrollaron el pergamino curiosos.

- ¡Señorita! ¿Qué es esto?

Era de entender que no todos supieran la finalidad de los pergaminos.

- ¡Perdonad!

En ese momento llegaba un hombre seguido de un gran lobo. El lobo pegado a su guardián movía las orejas hacia delante y hacia detrás oyendo cualquier movimiento en sus alrededores.

- (¡Que despiste! Por querer protegerles ...bueno, siempre les puedo hacer invisibles.)

La semielfa miró al lobo, luego al hombre al que seguía.
Varias personas señalaban al recién llegado.

- ¡El druida!

- (¿El druida? Tal vez conociese a Tomar.)

La semielfa pensaba en que tal vez el hombre pudiera acompañarles, además en caso de haber conocido a Tomar podría hablarle un poco de él.

- ¿Nos acompaña? Le ofrezco estas monedas de oro si viene con su lobo hacia unas ruinas.

Todos se pusieron en marcha: el bardo, el cual tenía que mirar el lugar para tener una idea de lo que aquel lugar fuera un día; Groshnack, aquel que había ofrecido su ayuda y deseaba ver el lugar; Fadril, aquel que se presentaría después como residente en Weldazh; y otras dos personas más, junto al lobo y Aioleth.

Se reunieron todos alrededor de la semielfa y todos desaparecieron bajo el sol caluroso del desierto. Se movían lentamente pisando la caliente arena, mientras paso tras paso se acercaban a lo que un día fuera la fortificación del Brazo de los Justos.

El paisaje era horrendo. Piedras esparcidas por el camino, fruto de algún choque entre las rocas y algo más. Olor a pudredumbre venía de lo lejos. Ya llegaban con las miradas distanciadas de la realidad queriendo adivinar lo que allí había pasado.

- (¡Que desastre!)

- Ya queda menos.

Seguían avanzando viendo telas desgarradas en algunas esquinas de la superficie rocosa. El temor a seguir avanzando se hacía presente en alguno de ellos. El lobo seguía a guardián.

Llegaron a la fortificación totalmente derruida. Algunos pájaros carroñeros sobrevolaban la zona; otros graznaban entre las piedras buscando más comida.

- ¡FUERA MALDITAS BESTIAS!

Rodearon el lugar sin encontrar un lugar por donde adentrarse hacia el centro.

- ¿Se fían de mi?

La semielfa preguntó ante las personas y luego comenzó a conjurar. Un gran gigante se hizo visible ante ellos.

- ¡UN GIGANTE!
- No pasa nada, soy yo.

La voz ronca de Aioleth sonaba extraña ahora ante ellos. Sus ojos ya podían divisar desde esa altura lo que había ocurrido allí adentro.
- ¡Súbanos!

Uno por uno las personas fueron subidas hacía lo que había sido una explanada de defensa. Los muros exteriores permanecían levantados, pero con graves desperfectos.

El lobo comenzaba a patalear mientras el gigante lo elevaba, queriendo morderle las manos por inseguridad.

Allí arriba se asombraron y comenzaron a maldecir a aquellos que habían hecho tal cosa.

Al gigante ahora le caían unas lágrimas. Recordó a Essael diciéndole que no conjurara allí mismo. Luego recordó a todas aquellas personas que se mantenían inquietas en la primera fila de los muros, arcos y ballestas en mano deseando acabar con la vida de alguna umbra.

Sus ansias por encontrar a alguien conocido eran ahora mayores.

Groshnak preguntaba para sí dónde podía estar el cuerpo de Earyl. Las demás personas comenzaban a elevar algunas piedras para poder encontrar el resto de algún cuerpo.

El gigante giró la cabeza y les miró desde otra explanada.

- ¡Cuidado!

Aioleth intentó levantar algunas piedras con aquella forma. Tenía fuerza sí, pero no la suficiente. De todas maneras, perdía el tiempo buscando donde no sabía si iba a encontrar a alguien conocido.

El cuerpo del gigante se empequeñeció retomando la forma de la arcana. Luego se volvió a agrandar tras decir otras palabras. El dragón ahora extendía las alas como si fuera la primera vez que lo hacía. Las escamas plateadas hacían de espejo del lugar.

Las personas no daban crédito a lo que veían. ¿Acaso les estaba ahora dejando solos allí?

El dragón sobrevolaba la zona intentando averiguar dónde habían caído más personas. En el centro de la fortificación se veía un gran agujero. Era como si algo grande hubiera caído sobre tal lugar. El dragón argenteo se colocó en aquel lugar y empezó a mover piedras con sus grandes patas. Desde lejos, las personas miraban lo que hacía y siguieron haciendo lo mismo.

- *dracónico* No hay forma.

Sacaba algunos cuerpos, pero era imposible reconocer quienes habían sido. Los amontonaba en una esquina.

Mientras tanto, en el grupo de las personas, el lobo comenzaba a mover la orejas. Gruñía alejándose del grupo. Comenzaba a olfatear las piedras hacia el suelo.

Pero nadie se daba cuenta. Sólo él sabía lo que hacía.

- Nos vamos. Se está haciendo de noche.

Se habían agrupado algunos cuerpos para posteriormente ser sacados de allí.

- ¿Alguien ha visto el cuerpo de Earyl? Preguntaba * Groshnak.*

La semielfa recordaba a su amigo.

- Earyl cayó seguramente en un lugar mucho más peligroso. No donde estamos.

La miraron sin saber al lugar al que se refería. Luego, se despidieron diciendo a la semielfa donde podría encontrarles si necesitaban de ellos. Entre aquellas personas estaba Amendel. Aioleth no había caído que aquel elfo estaba presente.

- Amendel, a su servicio señorita Aioleth.

El elfo recordaba perfectamente a aquella persona a la que trajo una bolsa llena de cosas, de alguien que había muerto hacía un tiempo. Las cosas de Tomar.

- ¡Gracias a todos!

El lobo miraba las rocas sin apartar la mirada del lugar mientras su señor, de nombre no conocido intentaba averiguar el porqué el animal hacía eso.

- Nosotros nos vamos.

- Nos veremos pues. Volveremos a vernos. Señor Terence, tome estas monedas por adelantado. Puede comenzar a escribir algo acerca de las valientes personas.

Luego todos tomaron caminos distintos. Aioleth no había conseguido averiguar quien había sido quien. Los cuerpos ya muy descompuestos, no presentaban rasgos característicos de nadie. Los cuervos y otras aves carroñeras habían acabado con la forma de aquellos que dieron sus vidas por la justicia.

Pero volvería, una vez supiera la forma de dar un entierro digno a cada uno de ellos.[/i:544fb5be7c]

davidsanesc

18/12/2006 19:18:55

[color=orange:cb49bb9b42]CONFIANZAS Y DESCONFIANZAS[/color:cb49bb9b42]

[i:cb49bb9b42]Se habla muchas cosas acerca de los magos en general: que no dejan de estudiar, que pasan días y días practicando para que sus conjuros tomen el efecto deseado, que son alocados, temerarios y muchas otras cosas más, entre ellas, que tienen un gran poder en sus manos.

Hacía ya algunos días que Aioleth estaba en Aguas Profundas. En mente tenía varias cosas, pero en su corazón pocas. Se paseaba a altas horas de la madrugada por el cementerio de la ciudad, examinando los cuerpos de aquellos que se mantenían en pie vagando sin sentido en medio de la oscuridad.

Abría su libro, repleto de conjuros con un ápice de luz conjurada y comenzaba a leer. Frente a ella uno de esos seres quedó paralizado, sin poder verla.

- ¿Cómo te llamas? ¿me escuchas?

La semielfa comenzó a preguntar al ser inmóvil, pero no había respuesta. No había forma de averiguar nada del pasado de aquel ser, no al menos de la manera que ella lo intentaba. ¿o acaso no estaba pronunciando bien las palabras?. Lo que tenía claro es que no solía usar conjuros de la escuela nigromántica. ¿Cómo lo haría entonces para dar un entierro digno a aquellos que cayeron bajo las garras de las umbras? ¿de quién sería cada cuerpo en medio de las ruinas?

Volvió a la torre tras sus fracasos. Allí Oery esperaba sentada sobre el armario repleto de componentes: sangre de dragón, polvos mágicos, lenguas de slaad, piedras de diferentes tipos y otras cosas más.

Ambas empezaron a hablar de varias cosas. El hada estaba haciendo amigas en Weldazh. Al parecer tenía pensado quedarse una larga temporada allí.

- Aio. He visto un cartel donde alguien vendeee cooosas que parecen máaaagicas.

La semielfa sonreía al escuchar como lo decía Oery. Se la veía muy contenta después de que Mystra se recuperara; es como si hubiera rejuvenecido, como si cada instante que pasara lo viviera al máximo.

- Tendremos que pasarnos entonces. Hace días que no veo a Aldarion, a Bariel y los demás. Me pregunto dónde estarán. Lo único que se es que Feathorm está por allí. Tal vez él sepa algo mas.

La semielfa recogió sus cosas de viaje y miró el dinero que le quedaba. Aun no siendo poco, comenzaba a escasear. Si quería obtener algo más de dinero tendría que pasar de paso por Vado de la Daga por si allí algún herrero estuviera vendiendo sus obras.

Antes de salir ...volvió a bajar las escaleras. Su baúl bien cerrado, donde guardaba sus pertenencias, escondía una bolsa, no una cualquiera, si no una bolsa con un libro algo especial. Lo cogió y lo metió en sus cosas de viaje.

- $ No se separa de él, al menos no demasiado. Es lista. Pero si sus nuevos compañeros le pillan con él sospecharán algo malo.$
- $ No te preocupes, sabe lo que hace.$
Fue al establo a las afueras de la ciudad, allí agradeció al cuidador por su magnífico trabajo. La gente miraba raramente a la semielfa en el distrito portuario, pero pronto entendieron hacia donde llevaba el equino.

Deurmont anunciaba la partida; el caballo relinchaba en la bodega. El oleaje era más fuerte a medida que se alejaban, pero no se adentrarían demasiado en alta mar. Ahora el mar se mantenía constante en la Costa de la Espada.

Al llegar, la semielfa cogió a Aseleth y le condujo bordeando la ciudad vadaguense. Allí lo dejó un rato mientras ella, una vez mostrado su permiso de paso entraba en la ciudad.

- (La mujer...aun no tengo su armadura lista.)

Fue rápidamente a ver si el mercader disponía de armas que pudiera comprar, pero nada. Al parecer escaseaban. Los precios subirían por los aires en poco, o eso comenzaba a pensar.

Cabalgó hacia el sur, donde con suerte, en el bosque encontraría el Brazo. Mochila en sus espaldas, era guardada con ferocidad ante el ataque de aquellos muertos andantes que se levantaban de entre las tierras cercanos a la posición adelantada de la milicia de Vado.

Pasó sin problemas tras pagar las mil monedas montada a lomos de su caballo. En unos días mas llegaría a encontrarse con sus compañeros. Pero ahora, mientras cabalgaba, su mente se veía más ocupada que nunca.

El libro rumoreaba acerca de gente, de muchas personas importantes. Los conocimientos estaban siendo compartidos por muy pocas personas. No debían caer en malas manos. Recordaba las formas de tratar a los ciudadanos por parte de la ciudad calishita. Recordaba a los paladines luchando con firmeza antes las umbras sin apenas apoyo por parte del resto de la humanidad, siendo la excepción Aguas Profundas, la ciudad dónde ella residía. Recordaba ...y recordaba ....

Tiró de las riendas hacia un lado haciendo girar al caballo. La tierra de la ascensión a la planicie húmeda de aquel lugar le salpicó al golpear el caballo fuertemente el terreno y se le metió en el ojo justo en el instante en el que varias personas reunidas justo delante de ella la veían pasar hacia el poblado élfico.

Una figura se puso en casi un abrir y cerrar de ojos frente a ella.

- ¡Aioleth!
- ¡Pequeña!

La semielfa bajó del caballo, mientras unos ojos hambrientos miraban de lejos al equino desconocido.

- Aioleth, te buscan. Algunas personas creen que vives en Weldazh. El señor Derek Garamond espera encontrarte. ¡Por cierto, ven ven! ¡quiero presentarte a mi hermana!
- (¿Hermana?. Earyl tiene otra hermana. Por lo menos ahora están las dos juntas.)
- Ah sí y otra cosa más.

La joven elfa sacaba una espada. ¿conoces algún herrero? Quiero darle un toque especial a esta maravilla.

- Eso déjamelo a mi.

Ambas caminaron hacia un lugar por donde Aioleth ya había pasado. Allí, varias personas reunidas hablaban.

- Por cierto Earanyl. ¿Sabes algo de un comerciante que vende valiosos objetos?

Delduil, siete pasos a su derecha sonreía bajo su capucha.

- El mismo señorita. Aquí me tiene.

Una coincidencia, no, mejor dicho, una reunión ya destinada. Allí, en la planicie, varias personas se mantenían erguidas ante ella: Bariel, miembro del Brazo; Earanyl y su hermana; Delduil, viejo amigo; Mindy, mujer de raras costumbres; Aioleth, arcana del Brazo y él, el hombre de negro y rojo oscuro llamado Derek Garamond, cuyo rostro pálido indicaba tener algún problema.

[color=red:cb49bb9b42]- ¿Señorita Aioleth?
- Sí, ¿me buscaba?

El hombre, entrado ya en sus años, tenía unos modales nobles dignos de mención.

- Querría hablar con usted a solas.
- Claro. Le sigo señor ...

Fueron a un lugar algo alejado desde donde las nubes grises apenas se veían avanzar hacia ellos.

La lluvia comenzó a caer sobre sus cuerpos mientras hablaban acerca de una reunión.

- ¿Pero por qué hablar a solas?
- Porque es algo que solo le incumbe a vos.
- Él me dijo que sabría de lo que le hablaba. El señor Nesur quiere reunirse con vos, mi lady.

Hacía tiempo que no había oído hablar de él. La idea de entrar en algo grande le satisfacía aceptando la reunión sin pensárselo dos veces. Aquellos hombres necesitaban a una trasmutadora y ella, era buena en eso.

- ¿Cuándo nos veremos? ¿Le ha dicho el lugar?
- No se preocupe, yo le traeré las noticias.

Las próximas palabras salidas de la boca de aquel hombre le extrañaron muchísimo, pues aquellas personas...aquel señor y aquel lacayo suyo eran ...simplemente diferentes.

- Lleva tiempo persiguiendo su objetivo. Así pues ¿acepta?

- (¿Lleva tiempo ....”persiguiendo su objetivo?”)
Sí, claro. Estaré por aquí unos días, si no hay nada urgente que me requiera por parte de los míos.

La cara de Aioleth, retirada unos metros, cubierta por el saliente del terreno para no mojarse completamente se puso algo seria, dubitativa referente a esto.

Ambos se separaron quedando en que el señor Derek traería noticias.

Aioleth subió a encontrarse con los demás. Allí, la joven Earanyl esperaba junto a su hermana y Mindy.

- Dame eso pequeña.

Earanyl le dio la espada, dejando de pensar Aioleth en aquellas palabras malsonantes.

La semielfa se concentró. Comenzó a pasar su mano sobre la hoja de la espada, y ésta estrechaba muyy lentamente debido al poder mágico.

- ¡Listo!

La miró, le ofreció la espada y vio en ella una gran guerrera. Una gran guerrera, como aquellos...aquellos en las filas.

De pronto se acordó.

Kandelthor, arcano persuasivo, había desencadenado todo. Tantas personas muertas desde que se realizó un ritual en medio de la nada. Ahora ...un temblor le recorrió el cuerpo. Miró a Mindy.

- Earanyl, necesito hablar contigo a solas.

Mindy se fue, rechazada por aquellas palabras ...pero ...

- (Confío en ti pequeña. Confío en ti.)

La cogió de la mano tras haber conjurado sobre ella, ahora sin que nadie les viera. Se la llevó a un lugar a escondidas y le dio el libro.

- Lee esto y no se lo enseñes a nadie. Hazlo por tu hermano. Ellos acabaron con él. Ahora amiga, te deseo suerte y sabes que me tienes para lo que necesites. Perdoname amiga por meterte en peligro. Pero lo entenderás, tu eres clériga, podrás inmiscuirte silenciosamente entre ellos...ten cuidado con los hombres de negro y verde ...adios amiga.

Aioleth se despidió de la joven. Tocó el colgante y apareció en las afueras de Aguas Profundas. No había mentido a aquel hombre (Derek Garamond); pues Aio volvería, pero antes...se aseguraría de no traer el mal a estas tierras.
Se rumoreaba algo acerca de una adivinadora en la ciudad en la que residía. Tenía que encontrarla cuanto antes. O tal vez él, Khelben, el gran mago de la torre. De nuevo en Aguas sintió temor. Se apoderó de ella. Averiguaría las intenciones de esas personas, de aquellas que escondían bajo las sombras las palabras del ritual.

- (¡!!Esta vez haré lo que se debe!!!)

Comenzó a recorrer las calles de la ciudad de los esplendores preguntando a cada anciana que veía. Pronto daría con ella[/color:cb49bb9b42].[/i:cb49bb9b42]

davidsanesc

31/12/2006 00:33:51

//bueno, resumo mucho esta vez. Lo que podría ser un post muyyyy largo lo dejaré cortito. Solo pensar lo que me queda para ponerme al día ...ufff. Bueno gente. Para el que lo siga: aqui va eso.

[color=red:008c2d25bb]BÚSQUEDAS (PARTE 1)[/color:008c2d25bb]

[i:008c2d25bb]Los niños jugaban ahora con los tridentes en la ciudad de los esplendores.

- (Qué he hecho. Ahora hay más alboroto en la ciudad. Hasta la mujer se debe haber asustado de estos críos por mi culpa. Dinero... ¿para qué iban a querer dinero unos críos cuando lo único que quieren es tener un nuevo juego?)

No había tiempo que perder. Si no había forma de averiguar las intenciones de esas personas debía estar preparada ante un arcano como Kandelthor.

Mindy era la clave, poco carismática aunque una avezada guerrera diestra como ninguna en el combate. Viajarían unos días hacia el Sur donde Aioleth escribiría una nota a Willhelm tras saber que él sabía algo sobre esa vidente.

[color=red:008c2d25bb]"Wilhelm amigo. Soy Aioleth. Necesito que vengas a verme a Aguas en cuanto tengas tiempo. Me han dicho que tú sabes algo acerca de una anciana en Aguas Profundas donde yo resido. No la encuentro. Me gustaría que vinieras o me hicieras llegar noticias de cómo es ella. Te lo agradezco mucho.

Tu amiga, Aioleth Meline”[/color:008c2d25bb]

Mindy se quedó en el lugar mientras Aioleth volvía a Aguas tras unos días de batalla.

- (Lo mío no es la lucha con armas.)

Llegó a Aguas donde se encontró con sus nuevos compañeros. Una dama oculta, y varios varones de avanzada edad con armaduras pesadas y porte esplendoroso.

Entraron en el Castillo donde se reunieron con Piergeiron.

- Señores, soy Piergerion, seguidor de Tyr. Mis muy honorables compatriotas síganme por favor, pues a partir de ahora vivirán junto a nosotros.

Todos siguieron al paladín más renombrado de Faerun hasta un edificio ...casi idéntico a lo que había sido el Bastión en el desierto de Calim.

La primera reunión entre los diferentes nuevos miembros del Brazo duró horas. Interminables horas parecían...hasta que todos volvieron a sus deberes.

Aurora, seguidora de Lathander vigilaba incesantemente lo que debía.
Aioleth debía averiguar con premura la finalidad del ritual.
Aldarion, Bariel y los demás estarían alerta ante cualquier suceso aquí y en Weldazh donde aún quedaban varios compañeros ayudando a los elfos por los ataques de demonios.

- Antes de irme mi señor Piergeiron, quería ...pedirle un favor. Tal vez pueda decirle al gran mago de la ciudad que desearía entrevistarme con él, pues ...espero que pueda ayudarnos en nuestro cometido.
- Se lo diré señora Aioleth, aunque es un mago muy ocupado, pero ...se lo diré.
- Muchas gracias. (La anciana perdida y yo ...también.)

Aun así pasaban unos días más y Aioleth seguía buscando tras la pista de la gente a esa anciana que decían adivinaba el futuro. ¿Habría recibido el mago su nota? ¿Cuándo era su hora? ¿Estaba perdiendo el tiempo? ¿La estaba buscando ya ese ...tal Nesur? ¿Le quedaba tiempo para seguir investigando?

Cada vez que llegaba un barco ella estaba allí, mirando a las personas pasar por el muelle.

- (Will, amigo. Te necesito.)

Entre un día y otro pasaba alguna que otra persona llegada de tierras lejanas donde su nombre era conocido entre aventureros. Al parecer el nombre de “Aioleth” la imbuidora de Aguas comenzaba a hacerse famoso.

- (Tengo que hacer otras cosas. Pero ...estos hombres ...si sirven al bien ...si luchan contra el mal ...No me queda otro remedio.)

Unos se marchaban, otros se quedaban esperando la fascinación del presente trasformado en una nueva arma. Y el dinero corría por sus arcas particulares mientras por su cabeza pasaban cosas de mayor importancia.

- Lo siento, he de seguir buscando. Si me permiten.

Y por fin, el barco...llegó con él. El día comenzaba perfectamente, pero algo estaba sucediendo en ese instante.

En otro lugar, tal vez en otro plano unos quasits ordenaban a otros.

- # La adivinadora, coged a la adivinadora.#[/i:008c2d25bb]

davidsanesc

02/01/2007 17:05:18

[i:569b0024eb][color=orange:569b0024eb]SEGUIDORES DE PERSONAS [/color:569b0024eb]
- Will, amigo, por fin habéis llegado. El tiempo apremia. Demasiados quehaceres me invaden en estos días y tu amigo mío puedes ayudarme en uno de ellos.
- Recibí tu nota Aio, la verdad es que ...

La semielfa le interrumpía cogiendole del brazo y llevándole hacia la taberna que estaba unos pasos al frente.

- Hablemos tranquilos amigo, ahora que habéis llegado mi pena es menor.

La ciudad de los esplendores; ciudad de muchas razas, lugar de comercio entre ellas, próspera ya desde hacía mucho tiempo estaba a punto de ...verse otra vez ...

Entraron en la taberna. Aioleth se sentó en su lugar habitual, una mesa algo alejada donde podía estar tranquila inmersa en sus pensamientos. Pero ahora estaba con él.

- Aio, nooo ...se como es en realidad la ...anciana.
- Pero ...me dijeron que lo sabías.

Will la miraba con esos ojos fascinantes. Un gran poder recorría su cuerpo, era algo ...fuera de lo normal. La semielfa se sentía segura cuando estaba cerca de su amigo ...pero ahora...¿qué debía hacer?. Cuando de repente sabía que él podía ayudarla en sus cometidos, sus planes se venían abajo.

- Pero ...¿para qué necesitas a esa anciana?
- Es adivina Will. Tengo el deber de averiguar una cosa ...antes de que pudiera suceder algo malo como cuando apareció ...

De repente la voz se le ponía seria recordando tiempos pasados. Una voz oscura hablaba a través de su boca como imitando a un ser sombrío.

- como cuando apareció Kandelthor.
- ¿Un ritual?

La semielfa asentía explicándole su anterior reunión con un par de magos en una taberna del camino entre dos de las ciudades más importantes de la región.

- Cuenta conmigo amiga por si necesitas protección.
- Te lo agradezco Will. En serio ...te lo agradezco.

De repente algo comenzaba a ocurrir donde estaban. El silencio sobrevino en la sala mientras will seguía hablándole a Aioleth de que hubiera deseado poder ayudarla antes a encontrar a esa señora, pero ...

Los ojos de Aioleth se tornaron blancos mientras su cabeza comenzaba a dolerle estrepitosamente por dentro; y ...comenzó a murmurar algo seguido con una voz extraña, en un tono no utilizado antes, como queriendo avisar de algo, de algo ...

- Los días y los meses se suceden, la vida continua ignorantemente. El jinete de la desesperación traerá el mar despejado lo que nunca uno de su especie ha dejado. Los esbirros de la sombra extinguirán la luz de la luna.

Will intentaba despertarla al ver que no respondía mientras decía las primeras palabras. Asustado por ella la movía desde los hombros.

-Aio Aio, ¿qué te pasa?

A la vez que él hacía esto, una tercera persona entraba en la taberna en el momento preciso para escuchar las palabras que deseaba. Su nombre era Und’eleck, un interesado comprador de armas artesanales para más tarde hacer que se las dotara de magia.

Se paró ante ambos y escuchó, escuchó lo que necesitaba oír y supo..que esa arcana tenía algo que ofrecerle ...

- Llevémosla arriba, a las habitaciones.

Tanto Willhelm como Und’eleck la cogieron de los brazos y ...cuando la estaban levantando...

- ¿Pero qué hacéis? Soltadme, soltadme, me vais a matar.

Los dos se quedaron extrañados. ¿Qué demonios ocurría?
Fue al cabo de unos segundos cuando Aio recordó la situación en la que estaba antes.

- (Pero si solo estaba con Will) ¿qué haces tú aquí?

La semielfa miraba a Und’eleck desconcertada.

- Estabas ...murmurando algo ...

De repente el aire se agitaba con fuerza dentro de la sala y en todas direcciones. Esas pequeñas bestias llamadas quasits aparecieron de la nada. Todas a la vez y conjurando al unísono.

- CUIDADO!!!

Todos se pusieron alerta. Aioleth comenzaba ya a protegerse mágicamente. El tabernero y la camarera corrían a una esquina y las bestias se mostraban agresivas hacia ellos. Una decena, noo, eran cada vez más.

Will, rápido como nadie ni nada hasta ahora visto saltaba hasta la altura a la que sobrevolaban los seres alados y les comenzaba a estampar en un sitio y otro, pero ...eran muchos, demasiados. Und’eleck alzaba la espada haciendo lo que podía por alcanzar a uno y a otro. Y Aioleth ...pronunciaba las palabras exactas, tranquila y conocedora de que los conjuros que esos pequeños pronunciaban no les servirían de nada; en cambio ...
Eran ahora centenares de bolas de energía las que salían de las manos de la semielfa alcanzando a todos y cada uno de esos quasits.

- ¿Más? ¿De dónde salen tantos?

Otra horda se mostraba ante ellos bajo el mandato de unos cuantos.

- # COGED A LA ADIVINA!!!#

La espada se baldía ahora con más rapidez y nerviosismo sobre las manos del guerrero. Will, incesante abatía a uno y a otro. Aioleth seguía pronunciando una y otra vez el mismo conjuro. Pero ...fuego.

- ¡!FUEGO!!!
- SALGAMOS

El fuego se comenzaba a propagar por la taberna. Pronto alcanzaría el piso superior. Und’eleck recorrió la sala donde estaban con la mirada viendo al tabernero y a la mujer inconscientes, tal vez muertos, tal vez golpeados por los muros que hacía un rato se habían comenzado a desmoronar.

Salieron de allí. Afuera los guardias se mantenían unidos esperando a contraatacar, pero ..la calma se olía en el ambiente. Todo era normal bajo la luna que aparecía a lo lejos y bajo el sol que se escondía lentamente en el horizonte.

Una pequeña catástrofe y una cosa más a la que temer. Había algo, quizás alguien que la perseguía a ella, una simple arcana practicante de la escuela de adivinación y experta en el cambio de formas o ...a la adivina de la cual se rumoreaba en la ciudad.

Pasó el resto del día ...y a la mañana siguiente a primera hora alguien ya estaba deseando encontrarla ...para hablar con ella.

Aioleth, intentando hacer que las cosas fueran normales se encontraba en el laboratorio de la ciudad. Allí, su aprendiz practicaba con lo que ya sabía, siempre ansiosa de conocer más de los secretos de la magia sobre los elementos portados por las personas, aquellos que utilizaban en guerras, en la defensa de los pueblos, en ...

- ¿Und’eleck? ¿qué hacéis aquí?
- Vengo a hablaros de vuestras palabras y de otras cosas más.
- ¿De mis palabras?

El hombre asentía con firmeza comenzándole a explicar el porque estaba allí en ese instante. El tiempo apremiaba como para todos. Pero ...sabía muchas cosas.

- El jinete la busca junto a sus huestes de diablos, así como dos semidragones y un arcano.
- (Y tú también. La niña ...tú sabes demasiado. La niña está en manos de Aurora. No dejaré que nadie se acerque a ella. Debe estar a salvo.)
- He de encontrarla. Mi vida corre peligro. He de entregársela, pues me matará si no lo hago.
- Seguro que es importante esa niña, sí. ( Y no dejaré que te la lleves. ¿pero ...por qué la busca tanta gente y tantos seres ...?)
- Tú ....

La semielfa recordaba el ataque de los quasits en la taberna justo cuando él apareció.
- (Ha venido aquí para sacarme lo que no puedo a través de esos diablillos.)

Und’eleck seguía relatando lo vivido en Puerto Calim entre él y el jinete y Lenne mientras Aioleth sostenía un libro dándole la espalda y memorizaba un conjuro para hechizarle y saber exactamente por qué estaba allí interrogándola.

Se giró y comenzó a pronunciar, pero ...¿acaso la mente de un guerrero era tan fuerte como para resistirse a sus encantamientos?.

- (Maldita z ...arcana!)

Se lanzó contra ella espada en mano mientras Aioleth lo intentaba de nuevo, pero ...nada y de pronto desapareció ante los ojos de él y su aprendiz. Ojos abiertos mostrando miedo y ...Drim, no sabía qué hacer. Se mantuvo quieta ...

En otro distrito la imagen de Aioleth se materializaba al instante...luego corría para volver a encontrarse con él y no fallar.

Una vez más, la fortaleza de Und’eleck resistió los intentos de la arcana. Retirándose ambos la semielfa corrió al Bastión a avisar de que ya estaban en Aguas los perseguidores. Dejó las notas a sus compañeros y también a Piergeiron, y se retiró apresuradamente a buscarla ...a ella: la vidente.

Las notas decían lo siguiente:

[color=yellow:569b0024eb]"Soy Aioleth. Están pasando cosas muy extrañas. Me he cruzado de nuevo con uno de los señores que me ayudaron en la taberna del puerto ahora derruida. Él se llama Und' eleck.

Me ha contado que el jinete que mencioné cuando entré en ese estado apareció por Puerto Calim, comandando una hueste de "diablos" montado a lomos de una especie de caballo negro con fuego.

Buscaba a una mujer llamada Lenne Wilkinsbane. Creo que hermana menor de ocho o siete hermanos (de un palacio). Dicho jinete reclamaba su pago y ese pago parece ser esa joven. La señora Lenne suele llevar vestidos de color claro, su tez así mismo es clara también, y habita en Puerto Calim. Lo cierto es que desde ese incidente con ese jinete y tras haber sido raptada por él la he vuelto a ver en la ciudad, pero ha rehuido mis intentos de hablar con ella.

Lenne busca una niña de piel negra que habita en esta ciudad según su última información aparecida en un sueño. Quizás sea un bebé aún.

Además me dice que la buscan un arcano, dos semidragones y una cantidad incontable de diablos.

Creo que ...esos quasits sabían algo más de la cuenta. Tal vez estemos todos en peligro.

Firmado: Aioleth"

Llevad en vuestras manos siempre un arma y estad alerta amigos. Yo llevaré pergaminos que manden a esas criaturas de vuelta a sus planos. Cuidad de la niña, pues la está buscando mucha gente."[/color:569b0024eb][/i:569b0024eb]

davidsanesc

02/01/2007 17:07:24

[i:eb39675349][color=blue:eb39675349]LA PROTECTORA [/color:eb39675349]

El Brazo estaba informado de la llegada de los “buscadores”. La inquietud ahora se cernía dentro del nuevo Bastión, pero ...no había sido visible entre ellos hasta el día presente.

Aioleth abría la puerta entrando en la gran sala. Las columnas se elevaban majestuosas en aquel lugar. Los nuevos miembros acataban las ordenes de los dos pertenecientes al consejo. La orden no había terminado de materializarse y más aun, no se vería reforzada hasta que ...

La semielfa subió las escaleras esperando encontrarse con Aurora y el bebé. Willhel y Mindy esperaban en la entrada, protectores de la “adivina” hablando entre ellos de los acontecimientos ocurridos hacía poco tiempo.

La puerta se abrió. El bebé se balanceaba sobre los brazos de la encapuchada.

- ¿Leísteis mi carta Aurora?
- Lo hice, por encima.
- ¿Por encima?

Aioleth no daba crédito a las palabras que escuchaba.

- No es nada nuevo. Ya sabíamos que la perseguían.
- Pero están ya aquí Aurora.

¿Qué era eso que tantos buscaban? ¿Por qué era tan especial el bebé? Era algo que se tenía que aclarar cuanto antes. La semielfa avanzaba unos pasos hacia Aurora.

- ¿Puedo? ¿Puedo verla?
- Espera.

La desconfianza era visible entre compañeros. Era normal en el caso de ellas dos. Al fin y al cabo Aioleth aun no creía que esa marca sharita le hubiera desaparecido del cuerpo aun no siendo visible. Aurora le preguntó por algo, para asegurarse de que era Aioleth la persona que tenía en frente y no otra.

- Lathander.

La semielfa se acercó un poco más pronunciando unas palabras a la vez que tocaba el pequeño ser. De pronto se asustó.

- (GRAN PODER. ¿Qué es esta criatura? .....)

Dio unos pasos hacia atrás mientras el temor la embargaba.

- ¡!NO VUELVAS A HACER ESO JAMÁS!! SI NO TE MATA ELLA LO HARÉ YO.

¿Qué ocurría? ¿Por qué decía eso la que se suponía era una nueva amiga entre los Justos? ¿Quién era ella? ¿Era Aurora? ¿Era alguien que estaba entre ellos para llevar a acabo otra masacre?

- ¿Tienes miedo? ¿Te he asustado?

Risas, risas se oían en la sala de esa planta. Aurora reía viendo en los ojos de la arcana el temor infundido a través de esas palabras, a través de esos actos.

- Aurora, queda mucho por comprender.

Aioleth señalaba a la pequeña.

- Y queda poco tiempo. Dentro de poco ya no estaré aquí.

Otra vez risas. Esa voz, la voz oscura del Brazo. Aurora sabía algo más. Algo pasaba. Ahora Aioleth lo sabía. Ella estaba ahí por algo. Bajó corriendo las escaleras mientras Aurora balanceaba a la pequeña y la hacía dormir de nuevo, manteniendo tal vez el poder oculto en la ciudad.

- Will, Mindy, os necesito. Esa bruja oculta algo. Nos espera la muerte. No me fio de ella. Esta vez no caeremos de nuevo.

Will se preparaba mentalmente dispuesto a ayudar a Aioleth mientras Mindy empuñaba sus kukris y recordaba las palabras tenidas hacía muy poco tiempo con Aioleth.

[color=cyan:eb39675349]- Vos Mindy ¿prometéis por Tempus defender al BRazo, es decir, a una parte de él mediante los vuestros de guerrera cuando os llame?
- Todo lo que el Brazo considere se pueda arreglar con mis artes de combate que nunca dude en pedírmelo, así era antes que cayera y así sigue siendo. puesto que además al antiguo Brazo debe la vida. [/color:eb39675349]

Subieron las escaleras sabiendo que iban a tener un enfrentamiento. Ocultos dos de los tres Aioleth se plantó delante de Aurora.

- ¡SUELTA A LA NIÑA! ¡HAZLO!
- (Maldita estúpida)

Aurora susurró unas palabras cogiendo fuertemente al bebé y desapareció.

- NOOO. (¿Qué he hecho?)

La semielfa miraba a sus amigos detrás de ella cayendo al suelo sin saber dónde buscarla, donde encontrarla. ...

La búsqueda comenzaría, la alerta se daría en todo el Bastión y en toda la ciudad. Ahora Aurora sería buscada para ser interrogada de ser encontrada.

Al cabo de dos días de búsqueda incesante, rumores acerca de una caravana a un lugar oscuro y peligroso llegaba de oído a oído comenzando desde los barrios bajos.

- Se necesitan aventureros para crear una caravana que llegue sana y salva a Puerto Cadavera, se recompensará por el trabajo.

- (Sea como sea, tal vez estos rumores hayan llegado a Aurora y se haya escondido allí. He de averiguarlo.)

La caravana salía temprano. Iba gente, mucha gente. No despertaría a Will de su sueño, pues con todos los que eran se sentía segura, y más estando Mindy con ella.

- (Mindy, “la protectora”.)

Se miraban y asentían al guía para comenzar el camino. Tras largas horas entre caminos peligrosos bajo la oscuridad y enfrentamientos entre drows y ellos mismos, llegarían a la zona neutral que el guía les había hablado. Allí Aioleth seguiría a la persona que tenía que hacer el recado importante, para descubrir al final que caería en manos de la compradora.

El minotauro, trasformada ella misma, lo cogió rápidamente y lo llevó tras las indicaciones pagadas en oro a la zona de los seguidores de Elistrae. Allí la maestra cuidaría del hombre. Al día siguiente sabría noticias de él y tal vez le explicaría qué era esa “Reliquia” que acababa de caer en otras manos.

El venado la llamaba ...

- ¿Maestra?

La semielfa de pronto cayó al suelo ...[/i:eb39675349]

davidsanesc

05/01/2007 15:55:51

[color=brown:e731a08ddb]LOCURAS ANTE UN BEBÉ[/color:e731a08ddb]

[i:e731a08ddb]La sala estaba envuelta en vapores. Daba igual ahora si eran perjudiciales o no para la salud. Delante de ella se erguía de nuevo la intrusa acunando al bebé sobre sus brazos. Estaba un poco oscuro pues no se veía ni un ápice de luz que entrara en aquel lugar, únicamente el fulgor de la lava rugiendo bajo la tierra que pisaban.

- ¡!LA NIÑA!!! SUELTALA AURORA!!! ESTA VEZ NO ESCAPARÁS!!

Recordó la clase de Celuldur. Un pergamino para ser utilizado en casos excepcionales. Lo tenía ahora siempre a mano desde que sabía que “la madre” del bebé podía escapar de ella.

Aurora siempre quieta, segura de sí misma, se mostraba grande y poderosa mientras la arcana pronunciaba las palabras.

- (Ahora no escaparás tan fácilmente.) LA NIÑA!! SUÉLTALA!!!

Risas otra vez. ¿Por qué reía cuando debía temer? ¿Por qué comenzaba a caminar pasando al lado de ella mientras era amenazada?

Aioleth siguió sus pasos a través de los estrechos caminos cerrados por gruesos muros mientras comenzaba a sacar pergaminos para abatirla si no le hacía caso.

- ¡!NO TE LO REPETIRÉ MÁS VECES!! HAZLO AURORA!!!
- ¿Amenazas a la madre de la niña? Soy su madre.
- NO MIENTAS, NO HAS ESTADO EMBARAZADA!!

La carne de la semielfa se le comenzaba a erizar por lo que iba a hacer. Pero no atendía a razones. Su compañera del Brazo no atendía a nada. No era ella. ¿Quién era entonces?

Decenas de esferas rodearon el cuerpo de la seguidora de Lathander estrellándose contra ella. El bebé parpadeó llevándose el dedo a la boca y siguió durmiendo.

- ¿Pero qué .....?

Volvió a conjurar esta vez segura de que acabaría con la portadora de la cría. Pero nada ...Aurora seguía caminando. La ropa ...se tragaba la energía desatada. Tal vez no fuera la ropa. ¿Y si era ella? ¿Y si era el bebé?

- ¡!SUÉLTALA!!

Se paró en el fondo del pasadizo, cerca de una sala cuadrada tras la cual se escondía un baúl de madera de grandes dimensiones y al parecer de cientos de años de antigüedad.

- (Una vez más. No puede ser que sus protecciones duren tanto.)

Aioleth recordaba las clases de magia junto a los demás alumnos y las palabras en ese instante de Celuldur.

- ¿Qué ha fallado?

Los alumnos levantaban la mano y respondían certeros de la respuesta.

- La protección maestro. No se ha protegido.
- Así es. Pero recordad, las protecciones mágicas se ven alteradas ante la eficacia de un gran número de conjuros ofensivos.
Los alumnos asentían.

Aioleth volvió a lanzarle otra tromba de nuevo. A ella, a ella, siempre a ella. No era Aurora desde hacía muchísimo tiempo. Tal vez siempre hubiera sido así de arrogante, pues no la recordaba de otra forma.

Nada, ... ...

- Alba, duerme hija mía.

- (¿Alba?)

Era la primera vez que oía su nombre. ¿Se lo había puesto ella acaso?. ¿Por qué seguía atacándola sin cesar? Aioleth estaba segura de lo que hacía. Siempre iba el mal por delante. Esta vez no se le escaparía.

Recordó aquellas magníficas criaturas llegadas de los cielos en la cruenta batalla librada en los exteriores de la antigua fortificación del Brazo de los Justos contra las umbras. Aquellas criaturas de los dioses bajaron del cielo. Aquellas armaduras, la luz que les rodeaba, aquellas grandes armas soportadas con gran firmeza. Los vengadores celestiales habían sido minuciosamente estudiados durante el combate mientras la segunda fila se mantenía intacta.

Ahora la semielfa era uno de ellos tras haber dicho una variante entre sus palabras de trasmutación.

Se lanzó a por ella, espada en el aire, bajándola repentinamente sobre el cuerpo de la encapuchada. Y ...la fuerza, el poder, la magia se le vino encima, pues la arcana, la bestia celestial salió despedida con tal brutalidad hacia atrás que chocó contra la pared y se desplomaron unas pequeñas rocas tras ella.

La criatura miró al frente ensangrentada.

- ¿Tú .....también?

Und’elek estaba ahora hablando con Aurora. ¿Qué pretendía ese maldito embustero?

- Esta es mi hija Alba.
- Alba ehh. Es preciosa.

Und’elek, un hombre que ocultaba algo dentro de sí. Un aliado de los tana’ri. Alguien que quería a la niña para fines propios. ¿Pero qué fines? ¿A quién se la vendería de conseguirla tener en sus manos?

Un anciano se acercó entre sus ropajes sucios y rotos. Un mago loco se acercaba a ellos cada vez más. Mirada fría e impasible.

- Conozco a una niña, sí sí sí. Conozco a una niña, síiiiiiiiii

¿Qué le pasaba? ¿Sólo loco? ¿Quién era el que se mostraba ante ellos?
Mientrastanto la arcana seguía tendida en el suelo intentándose levantar bajo la forma celestial. Und’elek y Aurora miraban asombrados al viejo que seguía hablando solo.

- ¿Quién eres tú?

Los traidores preguntaban a esa persona llegada de la nada.

- ¿Yo? ¿Sabéis una cosa?
- ¿El qué?
- Conozco a una niñaa. ¿Me la dejas ver?
- Sí ...mmm claro.

El viejo se acercaba al bebé. El bebé negro comenzaba a sonreír para acabar riendo ante la presencia del anciano. ¿Alegría? ¿Poder? ¿La inseguridad de la niña ante algo desconocido para ella?

- Se llama ...Alba.
- Síiii, conozco a otra niña. Mi ...jajaja, síiiii es ella.

Asombrados todos en el momento. ¿Acaso había otra niña como este bebé?

- Síi, mi Mystra es más bonita. Síii síii, pero mi Mystra es blanca.
- Vaya, ¿es hija de la diosa Mystra?
- Ohh, mmm .... mmm pues ...
- Esta es mi niña, yo soy su madre.
- Maldita, tú no eres la madre de nadie. Eres una traidora.

La conversación entre las personas era casi una pelea ante un desconocido.

- Malaaaaa tú eres malaaaa, sí sí síiiii
- ¡!Cállate anciano!!
- Ella es malaaa, síiii sí síiii

La semielfa era mala al parecer. ¿Con qué propósito era mala? ¿Acaso era ella la mala? Sí, había atacado a Aurora incesantemente muy poco tiempo atrás. Pero ...

- Mis compañeros me la quieren quitar. La quieren para hacer el bien.

¿Qué estaba oyendo ahora? Eran las palabras que quería oír, por fín dichas por ella.

- Tú no perteneces al Bastión. Eres una traidora.
- CÁLLATE YA!! NO HABLES!!!

La boca de Aioleth se cerró al instante. Labios unidos, sonidos sordos bajo un ser deseoso de decir la verdad. ¿Quién era ese viejo con semejante poder para hacerla callar de esa forma contra su voluntad?

Los otros siguieron hablando mientras Aioleth escuchaba la conversación.
Al parecer había otra muchacha más. No se sabía de su paradero al parecer. No se sabía el poder que ambas tenían. Por lo menos no se había mostrado en todo su esplendor catastrófico. Lo que si se sabía es que por lo menos eran un escudo para ella.

- ¿Sabéis sabéis? Tengo dos amigos. Sí sí, jajaja. Tengo dos amigos.

Asombrados todos ante la locura del anciano y el poder que había mostrado tener preguntaron acerca de los mismos.

- Tengo un amigo en Aguas, sí sí sí.
- ¿Khelben?

¿Und’elek conocía a Khelben?

- Sí sí sí ....¿tú también le conoces?
- Khelben no puede ser amigo tuyo. Él es bueno y salvó a Aguas hace poco de unas esferas de poder. (Maldito anciano loco.)

Los pensamientos de Aioleth eran escuchados por la mente enloquecida de esa persona que ahora se giraba hacia ella.

- ¿Me has llamado viejo? ¿Me has llamado loco? Eres malaaaa.

El anciano levantó un dedo a la vez que la levantaba a ella. Aioleth se vio a unos cuantos pasos de altura, en posición totalmente horizontal. No se podía mover. ¿Quién tenía tanto poder?

Pero de pronto ....mientras se mantenía suspendida en el aire....

- ¿Lo oís?

Nada, nada se escuchaba. Solo el anciano podía escuchar esa voz. ¿Esa voz o era su locura?

- ¡!Si por mi fuera estarías en la lava!!!
Ohh no no no, digo sí sí sí, ya , ahora ....

La semielfa cayó dándose un terrible golpe. El viejo hablaba solo...no, ...hablaba con alguien. Khelben pesaría Aioleth al decir que tenía un amigo en Aguas. Pero bueno ...a diferencia del presente sabía que Khelben era una buena persona, capaz de haber acabado con las umbras, pues recordaba aquellas formas en la lejanía. El poder desatado.

- Tienes suerte malaa!! Él lo sabe. Quiere que te saque de aquí. Tienes suerte malaa.

Khelben su salvador. Seguro que era él quien se comunicaba con el mago loco.

La semielfa se levantaba con gran dolor en el cuerpo. Ese maldito viejo la estaba destrozando con su magia.

- ¿Sólo sabes hacer eso?

El viejo la miraba. Luego ...chasqueó los dedos y la vida ....la vida de Aioleth se paró. Un último aliento impredecible ante el chasquido de dos dedos.

Aurora y und’elek miraron al anciano sabedores de que era mejor hacerle caso y seguirle la corriente que hacer lo contrario como había hecho la arcana.

La voz ...otra vez...

- Sí siii sii. Tienes suerte!!

Otro chasquido y el corazón le comenzó a latir de nuevo. Tomó aire esta vez no deseando que el anciano volviera a hacer eso nunca más.

Pero ...se acercó a ella, pues problemas era lo único que al parecer le estaba dando. Le puso la mano sobre la cabeza ante la total incapacidad de la misma por moverse y ...

- Aguas Profundas, Bastión, Brazo de los Justos ....Mystra ....Torm ....Will

- ¡No, él nooo. No os ha hecho nada!

El viejo se acercó a la niña deseándola tener entre sus manos.

- ¿Me la dejas?

Aurora sabía que era poderoso. ¿Dejársela o no dejársela? Dejársela ...

El anciano la cogió y la pequeña comenzó a reír con esos dientes escarpados, afilados como el filo más fino del arma más mortífera.

- ¿Es bonita verdad? Pero mi Mystra lo es más ...si siii siii

El manto que la cubría parecía tener algo dibujado. ....no, algo escrito, algo en lo que cayeron en ese momento; pero no podía leerlo. El anciano no podía ..o ¿no quería leerlo?

- Mira Aurora. La niña ...¿ves? Mira, tiene ...medio circulo de convocación, síii síii. Mira la espalda, mira las muñecas, sii sii, jajaja
- Yo también tengo algo parecido.

Aurora se arremangaba mostrando sus muñecas otra runa.

- Mystra seguro que tiene otra. Síi, mi bonita Mystra.
- (Maldito anciano. Mystra...ella es mi diosa. Malditos todos. Por favor Mystra ven, ayúdame y sácame de aquí.)
- Si siii, Mystra ven, ven ven, hazla caso, ven Mystra ven.
- (Maldito anciano, deja de leerme la mente.)

El anciano se giró ...

- Síi síi, ya voy ....

¿Con quién hablaba de nuevo? Chasqueo los dedos una vez más y abrió un portal delante de ellos.

- Síi siii, vinieron ellos. Yo no fui.

La arcana miraba deseosa el portal, con ganas de salir de aquel maldito lugar de una vez por todas. Pero ..

- Ese portal es mío, síi, jajaja

- Enséñame a hacerlo gran mago.

Ambas otras personas habían mantenido una conversación cordial con el mago loco desde que le seguían la corriente. ¿Por qué no hacerlo ahora ella para poder salir de esa situación?

El mago creaba uno, ...otro ...luego otro ...hasta cinco portales delante de las narices de los presentes.

- ¿Cómo lo haces?
- Enséñame un truco y te lo diré.
- (Pero ...sí, las armas imbuidas, que vea de qué soy capaz)

Sacaba un arma, una de aquellos regalos de Tarto, o mejor dicho, Rusco, aquel Rusco que se mantenía oculto tras su nuevo nombre desde hacía ahora años. Nadie le encontraría al fin. Su destino ...estaba marcado por la seguridad en aquella ciudad ....por lo menos hasta ahora en que estas personas...este bebé había llegado.

- Piensa un lugar y ya está. ¡Eres una maga mediocre!
- (¿Mediocre?) (Aguas, Bastión ...)

Luego chasqueaba los dedos, ...pero nada.

- ¿Si le doy algo me enseña a hacer eso?
- ¿Darme algo?

Und’elek le ofrecía algo...al parecer era conocedor de trucos ...o tal vez de algo mas que eso.

Pero ...¿qué demonios pasaba? ¿De dónde había salido ese bastón que portaba ahora bien cogido en su mano?
Und’elek mostraba su bastón, cuya escritura era indescifrable para él.

- Sii sii, no noooo. ¿qué pone? ¿qué pone? A ver a ver, déjame mirar.

El arcano mencionaba una traducción, inseguro de la misma. Pero una traducción que traería una esperanza a la semielfa a la vez que una desesperanza muy grande viendo que no estaba en su poder.

- (¿Un cuchillo también? He de ...hacerme con ese bastón y el cuchillo.)
- Tal vez Nesur sepa algo más.
- (¿acabo de oír lo que acabo de oír? ¿Nesur? ...)

Ligado, todo ligado, el ritual, las niñas ...ahora lo sabía ...debía hacer lo posible y lo imposible por acabar con esto cuanto antes. Necesitaría la ayuda de todos los suyos y toda la que pudiera ...algo iba a ocurrir. Y unas palabras grabadas ...

- (Quieren la niña para hacer el bien.)

No harían el mal, no mientras ella pudiera impedirlo.

- MYSTRAAA, QUIERO SALIR DE AQUÍ!!!

Nerviosa estaba ahora. Pasaron más horas ante aquellas personas en una situación indeseada. Hasta en ese tiempo se escondió invisible ante ellos y se acercó a ese baúl por si tenía la respuesta ante sus plegarias. Pero ...cayó al suelo de nuevo. El maldito chasquido y las siguientes palabras.

- NO ME GUSTA QUE ME ROBEN EN MI CASA!! ¿HAS ENTENDIDO?

Su casa, era su casa. La oscuridad eterna, la casa de un loco desquiciado. Era normal su estado ante tal lugar. Al final acabó creando un portal.

- Yo me voy. ¿queréis venir? ¿queréis venir?

Loco desquiciado, pero ...con la salida en sus manos. Y Aurora siguiéndole y ...Und’elek haciendo lo mismo a la vez que decía ...

- Le diré a los tana’ri que ...

Algo de los tana’ri. ¿Quiénes eran los ...

Atravesó el portal antes de que se esfumara ...

De pronto abrió los ojos. Los animales merodeaban alrededor de ella. Se llevó las manos a la cabeza ...miró alrededor ...drows seguidores de Elistrae. Estaba en Puerto Cadavera ...y no sabía nada del hombre al que salvó la vida indirectamente ...pero ...debía marchar.

Dijo unas palabras y se esfumó de aquel lugar.

El Bastión, gran edificio de la ciudad de los esplendores, la cobijaba del mal. Sus compañeros eran informados de la situación y ante todo él: Willhelm.[/i:e731a08ddb]

davidsanesc

09/01/2007 14:42:01

[color=orange:0850a9d6ab]TREGUA ENTRE PERSEGUIDORA Y PERSEGUIDO[/color:0850a9d6ab]

[i:0850a9d6ab]- Aléjate de Halaster si es posible. Pero de volverlo a ver ...síguele la corriente. Pues ...es uno de los magos más poderosos, tal vez el que más ...si no fuera porque ...Y recuerda si estás viva es porque él ha querido.

- Así lo haré. Traeré más información acerca del Bastón e intentaré encontrar “el cuchillo”.

Las horas hablando dentro de la torre de “vara negra” se habían sucedido lentamente tras explicaciones por parte de ambos. Una niña, ...y un niño. Portadores ambos de un secreto muy bien guardado. ¿La reencarnación de alguien o ...el poder de alguien en ellos?. Se tenía que encontrar la fuente si se quería acabar con el mal de ser los pequeños ...pero ...son dos vidas.

¿Se ha de acabar con ellas para erradicar un mal antes de que aparezca sobre nosotros?

- (Los Tana’ri. Si son diablos y quieren a los bebés es que tal vez sea un diablo el que esté detrás de todo esto ...y Und’elek está intentando llevárselos. Hay que hacer lo que sea para adelantarnos.)

Partieron los tres de la torre. Semielfa, Will y uno de sus “hermanos”. Ahora unos más estaban al corriente de lo que sucedía. Todo apoyo era poco ante la situación que se venía encima.

Sobre la cama y ya tumbada miraba el techo pensando por dónde empezar a buscar.

- (Puerto Cadavera. De paso preguntaré por el guía de la expedición. La última vez tuve que partir sin saber nada más de él. Y ...quizás él pueda ayudarnos.)

Cerró los ojos cayendo en un sueño profundo.

Se levantó y se preparó para la expedición. Aquellas criaturas bajo montaña. Había que estar alerta en todo momento, ...quien sabe si Halaster estaba mirando.

- Recuerda. Halaster lo ve todo allí. Sus clones están siempre vigilando. Y ...siempre podrá aparecer ante ti, pues es “su mundo” y puede crean un portal donde quiera ...

Eran cuatro los que se embarcaban hasta la ciudad en la que diversas razas iban se entrelazaban caóticamente pero protegiéndose ante cualquier imprevisto. Una ciudad neutral, de refugio, ...de comercio. ¿De refugio?. Tal vez un lugar donde esconderse y perderse en el olvido ...para siempre.

Volvieron de la ciudad sin haber averiguado nada. Al parecer el “guía” estaba bien. Con suerte vendría a verla a Aguas para agradecerle su vida. Con suerte sabría algo ...sabría de alguien por el que empezar a preguntar acerca de ...”la otra mitad”.

De nuevo en Aguas y un cartel. Aioleth colgaba así un cartel en la torre de magos.

[color=yellow:0850a9d6ab]A todos los magos y hechiceros os espero en el Bastión de los Justos de la ciudad desde ya "hasta que salgamos".

Si tenéis amigos que sepan hacer uso de la misma que también vengan.

Todos sabéis que hasta hace poco la Urdimbre estaba dañada ...pues ahora tenemos más problemas.

Aioleth Meline[/color:0850a9d6ab]


Y ...se fue al Bastión a esperar. Los largos días ante la llegada de ayuda ...se repetían mientras seguramente en otras ciudades Und’elek y ...tal vez Aurora seguían el proceso del “final”.

Tomar la acompañaba por las calles oculto ante la vista de los transeúntes. La pantera negra como la noche y llamada como el protector de los elfos del bosque caminaba ahora al lado suya. Paso tras paso hasta abrir las puertas.

- ¿Ha venido alguien?

La paladín señalaba a la derecha. Un hombre erguido con armadura esperaba junto al pilar girando ahora su mirada hacia ella. Se acercó Aioleth hacia él pensando que era algún arcano con la capacidad como ella de conjurar sin necesidad de moverse.
El hombre hizo gestos de llevar su mano a la empuñadura de la espada, ...pero no le había reconocido.

- ¿Viene por el anuncio?
- ¿Ha pasado tanto tiempo que no me ....reconoces?

La arcana dio unos pasos hacia atrás mirando a Tomar y luego a los paladines.

- ¿Qué haces aquí?
- Vengo a darte una tregua. No te metes en los asuntos de otros y no se derramará sangre.
- ¿Acaso no lo entiendes Und’elek? Habrá sangre. ¿Y el “bastón?
- ¿Acaso no me has oído?
- Und’elek. El bastón, has de ir a hablar con “vara negra”. Por favor, nada de entregar los bebés a los Tana’ri. Aquí estás a salvo.

La semielfa trataba de convencer a aquella persona que tenía una de las llaves en su poder. “El bastón”, ¿media llave ante la llegada del mal? No se sabía con certeza, pero para eso estaban los grandes sabios. Si no Khelben, pues Elminster el sabio: Él sabría a que nos enfrentábamos.

- Tú no sabes nada. Estás ciega. Has atacado a Aurora. Me has atacado a mí. No pretenderás que confie en ti, ¿no?
- Und’elek. Yo ....lo hice porque ...

El silencio en la antesala reinó durante un instante.

- Tal vez tengas razón. Tal vez sea únicamente el bebé quien le esté haciendo mal a Aurora. Y tú ...los Tana’ri. ¿Qué quieren de ti? Quédate aquí a salvo. Aquí te protegeremos.
- No! Ya tengo mi propia protección.

El miedo le embargaba. Debía salvar su vida. No ...no era su vida lo que temía, era lo que pretendían hacer con ella. Servidor de un diablo si no se las entregaba. Ahora lo sabía...se lo acababa de contar. Pasó más tiempo mientras se convencían el uno al otro...hasta que ...el Brazo; Aioleth le mostró su ayuda, pues no tenían nada en sus manos. En cambio Und’elek tenía parte del puzle, tenía una llave para poder decidir si parar el ritual ...o no. ¿Pero cambiaría el destino de hacer desaparecer “el bastón”? Era algo que no se sabía aún.

La semielfa le acercó parte de sus posesiones. Protégete. Usa esto debidamente. Und’elek “hijo de Mystra” cogió únicamente un par. Entrelazaron las manos y se desearon suerte. Se había logrado una alianza a primera vista, y si no esta, un ofrecimiento de ayuda por parte de la arcana hacia “el hombre destinado a servir a los Tana’ri”.

- Ya sabes donde ...

La semielfa se calló sabiendo que Und’elek comprendía el resto de la frase.

- Estaré por la ciudad estos días.
- Espero que Khelben te ayude y recuerda...cuenta con nosotros.

Tranquilidad, tregua por parte de ambos, ...pero ¿le informaría Und’elek acerca de lo que trataba el ritual de saberlo a partir de “la llave”? Eso ...no se sabía.

Mientras tanto al día siguiente ...a Aioleth le rondaba algo por la cabeza:
- (Un grupo de arcanos capaces de frenar rituales. Capaces de averiguar las intenciones. “El Brazo arcano”)

La idea de un grupo de arcanos dentro del Brazo de los Justos, capaces de frenar el mal mágico.[/i:0850a9d6ab]

davidsanesc

14/01/2007 12:11:42

[color=orange:d03d7faacd]CUARENTA BANDIDOS Y UN HECHIZADO[/color:d03d7faacd]

[i:d03d7faacd]¿Llevaría Und’elek el Bastón ante “vara negra”?

Era una de las preguntas que se hacía la semielfa estos días mientras seguía estudiando en su habitación dentro del Bastión. Pasaba una página, luego otra...

- (¿Qué es esto? ¿De donde han salido estas páginas?)

Había mandado a un joven arcano que le trascribiese sus viejos conjuros a un libro nuevo pues las hojas de su viejo libro ya estaban deterioradas por el paso del tiempo.
Sí, el libro lo cuidaba bien ...pero ...entre tanto viaje inesperado ...todo se desgasta ...hasta el cuerpo del más avezado guerrero en un combate.

Eran conjuros de adivinación de los cuales no había oído hablar. Al parecer eran poderosos, pero ...¿hasta qué punto? Leía entonces los materiales necesarios para la correcta conjuración, se levantaba de su sillón y salía cuanto antes por las puertas del la fortificación de los Justos en la ciudad de los esplendores.

Allí en el mercado apenas conocían el lugar donde poder obtenerlos. Pero ...

- (Probaré en el tablón de anuncios.)

Iba a dejar una nota cuando leyó lo siguiente:

[color=cyan:d03d7faacd]“Los recientes asaltos a las caravanas y transeúntes que frecuentan la ruta entre Aguas y Vado han ido en aumento, por tanto, se convoca a los aventureros y guardias a una batida por los alrededores para encontrar su guarida y posibles motivaciones.

Firmado: Capitán de la guardia de Aguasprofundas”[/color:d03d7faacd]

- (Al parecer hay problemas. Iré a avisar a los míos. Mientras Und’elek no enseñe el Bastón no tenemos mucho que hacer, puesto que Alba está en manos de ...y no se sabe nada del niño ...pero ...revisaré estos conjuros de nuevo.)

Mientras volvía a ver a sus compañeros para avisarles de la batida de bandidos iba dando ligeras palmaditas a su libro nuevo de conjuros ...esperando encontrar algo que le ayudara en estos momentos de incertidumbre.

- Ve con ellos si así deseas amiga.
- Gracias compañeros. Estad alerta y recordad : Armas siempre en mano. Cuidaos

Se despedía en el Bastión partiendo al mercado no sin antes aprovisionarse del equipo para el viaje: varitas, pergaminos, más pergaminos, “su libro de conjuros”, ...

Pasadas unas horas en el distrito portuario en el cual había estado repasando unos cuantos conjuros acompañada ahora de Mindy y muchas otras personas se presentaba ante la guardia.

- Aioleth Meline, arcana del Brazo de los Justos. Les ayudaré en lo que pueda.
- ¿Una arcana en una orden de paladines?
- Así es mi señor. No es únicamente de paladines, estoy con ellos en la búsqueda del mal y pretendo frenar todo aquello indebido que esté en nuestras manos.
- Bueno bueno ...el siguiente por favor. Señorita, póngase junto a sus compañeros, en nada partiremos. Recuerden hablen fuera de la ciudad acerca de este tema ...no queremos alertar a todo el mundo.

Pasaba uno tras otro ante el guardia de la ciudad, nombre y profesión, nombre y profesión hasta que se formó un gran grupo de personas todas decididas a ayudar en este cometido. Pero lo más importante para Aioleth es que Mindy estaba con ellos. La había visto acabar con multitud de vidas allí abajo en territorio oscuro, en terreno de drows, minotauros y aquellos seres de un solo ojo. Sabía de lo que ella era capaz y se sentía segura. Además también su amigo, aquel que corría más rápido que el viento les acompañaba: Willhelm, fiel amigo y bondadosa persona como ninguna hasta ahora. ¿Qué le quedaba en la vida tras la desaparición de su esposa y su hija? El pobre Will lo estaba dando todo, tal vez fuera para intentar olvidar del pasado. Su otro yo ...al parecer ...

Abrían las puertas de la ciudad para todos ellos. Althiem, aspirante a guardia junto a otro más daban las ordenes:

- Primero irán los mercaderes, acompañados de un escudero como es lógico. Usted enano, usted señorita, usted señor, ustedes a caballo.

Althiem pedía a la semielfa que le acompañara junto a Mindy en la segunda fila.

- Usted arcana, usted señora, ambas junto a mí. Les seguiremos de cerca por si tienen problemas.

Luego se ordenaba a los demás que se les siguiera desde atrás algo más alejados por si algún bandido lograba escapar se les diera alcace.

- Los mercaderes se adelantarán, pensando que se les va a acorralar por parte de esos sucios rastreros. Los demás iremos invisibles como bien ha dicho la señorita. Así pues pongámonos en marcha.
- ¡A POR ELLOS!

La semielfa sacaba una varita y posaba la punta sobre cada uno de los presentes aplicando una ínfima fuerza para que desaparecieran de nuestras vistas. Se conjuraba a si misma para poder verles y luego conjuraba sobre ellos utilizando las mismas palabras.

- Estamos todos listos.

Los mercaderes ya habían partido. Althiem y Mindy le llevaban un trecho mientras la última hilera se ponía en marcha junto a ella ...

Pasaron horas y horas de camino. Los efectos de la invisibilidad desaparecían. Aioleth tenía que volver a hacer desaparecer de la vista a aquellas trece personas que eran. La varita comenzaba a escasear en poder mágico...¿qué haría después? ¿habrían dado con los bandidos antes de que el plan se fuera al traste?
Al parecer unos guardias en la frontera entre Aguasprofundas habían alcanzado a un par de bandidos. Poca ayuda les pudieron dar, pues los bandidos se les habían perdido de vista. La guardia había tenido que reagruparse en su vieja posición ante tal suceso y ahora era el gran grupo de personas invisibles la que cruzaba la frontera sobre aquel puente inapreciables a los ojos de cualquier persona.

Al final alguien lo dijo:

- Los guardias dijeron que habían abatido a dos de los bandidos. Lo más normal es que luego volvieran junto a sus compañeros. Busquemos rastros de sangre.

La semielfa no había caído pues demasiados eran los pensamientos que cruzaban por su cabeza en estos días. (El ritual, “el cuchillo”, Aurora, Alba, “el niño”, “el bastón”, Und’elek, Halaster, Nesur, Derek, los nuevos conjuros aparecidos sin más en su nuevo libro..., la forma de identificar cadáveres, Earanyl en las tierras del sur preocupada por ella y por “el libro”, ...)

Todos aparecieron ante la vista de los pájaros. La varita era ahora un simple hueso trabajado con una forma particular. Los guardias se asombraron del número de personas que ahora les ayudaban a encontrar a esos bandidos.

- Al parecer otro grupo venía desde Vado de la Daga.

Frases como esta se rumoreaban entre la guardia del puente, pues no encontraban otra explicación.

- ¿Dónde vieron por última vez a los bandidos cuando les abatieron?
- Por allí señor.

La guardia señalaba a Althiem. Varias personas se acercaron rápidamente a la posición. Allí varios encontraron rastros.

- Mirad, la sangre....van hacia esa zona rocosa.

Seguían todos la sangre ...y ...sí ...allí un grupo numeroso planeaba algo. ¿Tal vez acabar con los guardias que les habían alcanzado?

Las miradas furtivas por parte de los nuestros se sucedían en ese corto periodo de tiempo. No eran muchos ...no tantos como nosotros...y de repente nos lanzamos hacia ellos.

Aioleth unos pasos más atrás conjuraba...al ver que los bandidos comenzaban a caer en nuestras manos. ...pero ...los queríamos vivos. Por lo menos a un par. Rápidamente decía unas palabras y unas manos grandiosas agarraban fuertemente a un bandido, luego a otro, luego a otro y a otro más.

- Seréis ...!!! ¿Acaso no escuchasteis? Necesitábamos saber los planes de estos mal...

Las mandíbulas de la guardia se cerraban a la vez que apretaban los puños mirando entre el grupo y deseando saber quien había sido el culpable de tal atrocidad de no haber dejado un cuerpo en pie cuando ya se les había visto atrapados bajo las garras de la arcana.

- No os preocupéis. Atadme este cuerpo pues le traeré de nuevo a la vida.

El clérigo se agachó sobre el cuerpo e hizo unas plegarias ...

El bandido abría los ojos. La sangre le corría por los pómulos. Le levantaban y lo ponían contra la pared.

- Habla ...¿quiénes sois? ...

El bandido les miraba fríamente. Deseaba degollar a todos aquellos que estaban allí a la vez que miraba como sus compañeros estaban en el suelo todos muertos.
- (Estúpidos.)

- Por favor. Dejadme a mí. Yo conseguiré que hable.

- (Es cierto. La arcana les puede hechizar)

Aioleth pronunció unas palabras mientras el bandido le miraba ahora a ella...Seguía mirándola fijamente como deseando intimidarla...Su mente al parecer era fuerte, pero ...tras varias repeticiones ...su mente se vio ...

- Althiem, preguntadle ahora.
- ¿Quiénes sois? ¿Cuántos sois? ....

Una lista de preguntas y unas respuestas por parte de aquella persona desconocedora de ser víctima de un conjuro arcano.

- Somos unos cuarenta más, quince jefes, ...No se como se llama el líder.

La entrada a la guarida estaba siendo vigilada por un par de los nuestros y ...

-¡Voces voces!! ¡Se acercan!!

La arcana cogió al bandido aun bajo los efectos del conjuro, dijo unas palabras mientras pensaba memorizaba el lugar en el que estaba, luego aun recordando el lugar de regreso en Aguas, rodeó al bandido con sus brazos pensando que así sería un objeto a llevarse con ella y .....
Atadas sus manos fuertemente y sus rodillas apenas podía moverse. Una vez en Aguas la guardia vino corriendo a ver que ocurría.

- Uno de los bandidos mi señor. Llévenle al calabozo. Serán alrededor de unos cuarenta, contando con los quince jefes del clan. Avisen al capitán. Tal vez necesiten ayuda los que han ido, pues los bandidos son más de los que teníamos previstos. Yo he de marchar ...necesitan mi ayuda...

Luego desapareció ...y apareció al cabo de muy poco tiempo entre los suyos. Habían tomado formación ante la entrada a la gruta de los bandidos. Una buena posición defensiva ...pero las voces habían cesado ...¿tendrían miedo los bandidos al no escuchar las voces del resto en el exterior? Allí abajo ...seguramente estaban haciendo lo mismo...prepararse para un encuentro.

Bajamos, todos bajamos y comenzó todo ...la magia y las espadas se hacían visible en aquella gran sala de paredes rocosas. Uno, otro, muchos cayendo a manos de Mindy. Era impresionante. Los demás haciendo lo que podían y Aioleth buscando a los arcanos ...¿dónde estaban? De pronto una gran sacudida mágica...y su cuerpo desfalleció en aquel lugar. La habían alcanzado...Menos mal que un clérigo la trajo de vuelta.

- Señorita tenga cuidado. Al parecer hay arcanos ocultos.
- Sí, gracias. (Maldita sea...los efectos del conjuro se ...)

Sacó un pergamino para ver toodo lo que allí habitaba. Maldita sea...tras acabar con las personas una multitud de azotamentes y un ...¿qué era eso?. Mindy acometió con aquel gran ser una vez acabara con los azotamente con gran facilidad...los demás terminaban la labor. Pero ...la arcana conjuraba deseosa de apresar a aquel ser.

- (Resiste toda la magia que le lanzo ..)

La arcana miraba la forma de aquel ser mientras seguía conjurando ...e intentaba recordar los dibujos de los libros de seres mágicos capaces de resistir todo aquello que se les conjuraba...

- (¡!Un Phaerimm...!!)

Mindy frente a él le asestaba golpes y más golpes. El Phaerimm se veía preso de aquellas manos rápidas y efectivas. Al fin y al cabo era ella “la protectora”.

La sangre rodeaba el lugar. Cuerpos tendidos y entre tanto desastre y caos una nota en el suelo. Al parecer debían frenar cualquier ayuda entre Vado y Aguas. La nota firmada por “el siervo” les traía malas nuevas.

Volvieron a la ciudad. Todos aquellos seres que habían caído habían sido hechizados por el gran ser mágico. ¿de haber más Phaerimm seguiríamos nosotros vivos?. Se decía que los Phaerimm habían arrasado hacía muchísimo tiempo parte del sur.

Ahora la preocupación era grande. Se debía avisar cuanto antes tanto al Brazo como a la guardia de la ciudad.[/i:d03d7faacd]

davidsanesc

03/02/2007 14:50:22

[i:2a3e9f81ed][color=red:2a3e9f81ed]//RESERVA PENSAMIENTOS EN IR A LA INFRA A POR HALASTER DEL CUAL SE CREE QUE TIENE EL CUCHILLO (info por Kelerz) E IDA TRAS EL ENCUENTRO DE UNA NOTA "TARDíA" A LIAM-GILIAM DONDE SE "ENCUENTRA AL SIERVO"

AÑADIR: ENCUENTRO SABBAT- UND'ELEK (tema YV) Y VALA[/color:2a3e9f81ed][/i:2a3e9f81ed]

davidsanesc

20/02/2007 12:28:09

[color=green:870d2458ca]UNA BÚSQUEDA EN LA PRIMERA ALDEA SUREÑA [/color:870d2458ca]
[i:870d2458ca]Mientrastanto, en la aldea de Tirodarco la semielfa comenzaba a buscar junto a Oery restos del posible paso de semidragones, pero sabía que sin la ayuda de un buen explorador acabaría por encontrar “nada”.

Los suyos debían estar ultimando los preparativos para la batalla. ¿Debía permanecer buscando o debía volver al campamento?

Si moría en la batalla, los Tana’ri vagarían libremente en poco tiempo sobre la faz de estas tierras.

Sabía que su búsqueda junto al destino de otros hombres estaba unida.

¿Qué haría si la encontraba un miembro del Brazo reclamándola para la batalla? ¿Huír? ¿Desaparecer?

Todo acto era importante. Pero si estaba allí es porque sabía que los demás se las podían apañar sin ella. Al fin y al cabo, era solo una arcana. Una arcana más.[/i:870d2458ca]

davidsanesc

22/02/2007 02:40:26

[color=green:777c0d9231]VARIOS RECUERDOS TRAEN UN REGRESO (Parte 1 Final Vado) [/color:777c0d9231]

[i:777c0d9231]Había dejado una nota a sus nuevos amigos. Otros más a los que ayudar, otros más a los que defender con sus artes.

Llevaba unos días ya en el poblado. Ni Oery, ni ella daban con rastro alguno del paso de semidragones y menos con aquel del color de las hojas.

Granjas había por todas partes, eso era cierto. Pero una adivina era una adivina, si no tenía nada en lo que basarse...¿cómo iba a dar con el “refugio” de la misma? ¿Qué guardaría esa caja? ¿El “cuchillo”? ¿Algo más importante? Si fuera algo más importante esa información no le hubiera sido revelada por aquella persona de la que aún dudaba. Sus modales habían cambiado hacia ella, ...tal vez hacia todos. Su vida, temía por su vida ...así es como lo dijo Willhelm.

- (Nada, ningún rastro ...necesito la ayuda de exploradores para este cometido...tal vez la de mis amigos ...mis amigos ...)

En ese momento recordaba haber dejado a la suerte del destino al Brazo. Existía un conjuro en su libro, sí, aquel que decía...aquel que veía y escuchaba. Un cuerno y un ojo. Con solo eso podría saber si ellos estaban bien, ...solo debía conocer el lugar donde escuchar o mirar...en este caso era hacia “el campamento”, aquel que se encontraba en Gilian.

Gilian...poblado desde donde se les fue echados, poblado desde el que se retomaría la ciudad de Vado.

La semielfa recordaba en ese momento el día en que el ejército de Vado se asentaba ante tal posición. Un gran contingente avanzaba sin cesar. Días aquellos en los que los mestizos nos reuníamos en la posada de aquel lugar...Wilhelm, Jame X, Earaniel, Delduil, yo, ...Aioleth Meline.

Aquella mujer ...la recordaba. ¿Cómo se llamaba? Tenía en sus manos el permiso de entrada a la ciudad desde hacía años, pero hacía tiempo que no se acercaba demasiado por varias razones ...notaba algo extraño al estar cerca de la misma...magia; y la otra...aún no le había proporcionado esa armadura de gran poder a aquella mujer...resultaba extraño, pero ...no entraría mas en la ciudad por el momento, no sabiendo que había sido aquella persona al mando del ejército de Vado quien dispersara a mis amigos, a mis viejos amigos. Todos y cada uno de ellos había tomado un camino distinto ...ya no había unión ...ahora ...todos teníamos nuestro camino marcado ...aún así seguía viendo a Will, aquella persona que perdió su familia, gran amigo; a Jame X, cual semidragón abatía incansablemente a los dragones que se cruzaban en su camino; Delduil, del cual apenas sabía nada, cuyo rostro vio por última vez a las afueras de la ciudad de los elfos, aquel día en que un hombre la venía buscando porque ese mago ...aún parecía estar interesado en realizar el ritual. Aquel del cual había escuchado decir su nombre bajo la boca de Und’elek y del cual sabía que algo extraño estaba pasando. Sí, en aquel sueño, ante Aurora, portadora de “Alba”. Y Earaniel, vieja amiga, poco conocida, aquella que le hablaba con un tono diferente, pues al parecer sabía que yo, pertenecía al nuevo Brazo, al Brazo de los Justos, aquel nombre ...aquellas personas que al parecer la tuvieron retenida por un justo deber, por mi nuevo deber.

Salía de su ensimismamiento. Giraba la cabeza hacia Oery.

- Oery, no dejaremos que nadie caiga. Volvamos al campamento. (Ya cayeron suficientes personas en el Bastión para que un nuevo amigo caiga y “desaparezca” para siempre.)

Bajaba por el terreno escarpado mientras el viento acariciaba su rostro, mientras pensaba en los Tana’ri haciendose con el cuerpo de aquella persona. No era justo dejarla sola en esto, pero tampoco era justo dejar a sus amigos sin el poder de una más.

La mochila le colgaba de la espalda. Allí, un amasijo de pergaminos habían sido colocados de una manera ordenada. Distribuidos por esferas y colgando de unas cuerdas bajo la misma un par de cetros. Cetros de convocación. Aquella escuela que nunca se le había dado bien.

Se adentro junto a Oery en la casa de Wil. Descansaría unas horas...No, ...se prepararía para ayudarles. Sacó los pergaminos cuyas caras estaban intactas. Acercó un candelabro al centro de la mesa y diciendo unas palabras hizo que todas las mechas prendieran. Sacó una pluma y comenzó a escribir mientras sermodinaba las palabras exactas recordando el poder que tenía cada conjuro. Ceguera, sordera, meteoros caídos del cielo como si de montañas en erupción se tratasen, conjuros de protección mental, ....
Luego sacó unas varitas echas con hueso. Las astillas rasgaban día a día sus bolsas. No era hora de pulirlas, ...era hora de conjurar sobre ellas.

Alzaba una en el aire diciendo unas palabras:
“Esconde lo que se ve ante la luz y las sombras, haz que el ser que toque desaparezca entre todo y se vuelva nada”

Sacaba otra y repetía otra vez con unas distintas:
“Vuela sin alas, se más rápido con tus mismas patas. Tus músculos se ensancharán, tú más veloz serás, yo te tocaré y tú mismo te sorprenderás”

...estaba lista. La oscuridad se había apoderado del exterior. La luna se alzaba ante esa posición. Recordó el lugar exacto donde hacía unos días había estado preparando pociones para sus nuevos amigos, aquellos en los que debía confiar, ...aquellos que aún no sabía toda la verdad. Preocupados ellos por ella y ella por ellos, pero sin haberles contado los últimos acontecimientos. Vala...aquella semidragón, tenía algo relacionado seguramente con ...él.

Salieron de la casa de Wil. Oery divisó algo en el cielo, algo extraño ...

- Aio me voy, ya volveréeeeeeee.

La semielfa extrañada asintió, al fin y al cabo no quería que su pequeña se pusiera en peligro y tras decir una frase estaba allí, ante la multitud preparada.

Ahora entre sus amigos, viejos y nuevos, la ayuda por su parte sería prestada.

El semidragón aclamaba la ayuda de su compañera y la de alguno de los suyos a la vez que la de un mediano: Mer.

Al parecer habíamos recibido ordenes de ser una distracción para parte del ejército de ...orcos.

- ¿ORCOS?

Althiem, Barek, Rondon y Khilak asintieron junto a Jame y Meroippi.

¿Hacía cuánto tiempo Aioleth no sabía nada de la ciudad de Vado?

Al parecer todo había cambiado. [/i:777c0d9231]

davidsanesc

22/02/2007 10:42:06

[color=red:cf6242b51d]ARMAS DE MANO, CUERDAS DE ARCOS ESTIRADOS, CONJUROS LANZADOS Y LOS DIOSES EN EL BOSQUE LUCHANDO CONTRA ORCOS ENRABIADOS (Parte 2 Final Vado) [/color:cf6242b51d]

[i:cf6242b51d]- ¡Alzad las armas amigos!
- ¡Sí!

La arcana miraba los filos alzados sobre los cuales ya comenzaba a conjurar.

- “Se hoja más fina que una hoja, se hoja más degolladora que una cuerda, se hoja ahora una fina trampa mortal para todo aquel que roces, se ahora una aliada cortadora”

El filo de las armas terminaba por formar un ángulo ahora casi invisible al ojo del ser vivo.

La arcana hacía un gesto para que aún no las bajaran.

- “Se un arma equilibrada, comienza por tu punta, termina por tu mango, haz que tu portador sea un gran adversario, pues te porta como estoque, espada, hoz u espadón doble,...tal vez otra arma seas, no dejes de ser la más magnifica hoja que puedas.”

Las armas equilibraban su peso a manos del portador haciéndose armas más mortales. La gente últimamente hablaba de runas sobre las armas. Se marcaban estas según fuera un arma más preciada. ¿Acaso los herreros sacaron símbolos arcanos o runas para decir cuál era mejor que otra?

El semidragón Jame se adelantó sobre la pequeña llanura que frente a ellos se presentaba. Las hojas se movían bajo sus alas cada vez que las movía con la intensidad en la que lo hacía. Los demás nos pusimos en marcha tras él.

- ¡El bosque!

Señalaba uno a la vez que los demás asentían temerosos de no saber qué esperaba tras la espesa arboleda, cuyo único sonido era el paso del viento arrastrando las hojas secas de la superficie sobre la que nuestros pasos dejaban una silenciosa huella.


- Esta calma no es normal.

A los susurros entre ellos se unían los presentimientos de la semielfa y los del mediano.

- (Trampas nos esperan.)

El mediano, cuerpo tapado en ligeras ropas se adelantaba observando cuidadosamente el terreno. Una trampa frente a sus pies...y un giro de cabeza asintiendo hacia los demás.

La semielfa alzó la varita que ya tenía preparada en la mano, pues sabía que algo así les podía esperar. Tal vez una trampa sónica que alertara a los orcos.

La alzó concentrándose en el terreno y aquel artilugio se deshizo quedando en varios objetos sin uso.

El pequeño dio su visto bueno. Unos pasos más, pero ....shuuup shuuuuuuuuuup shuuuuuuuuup. Las flechas caían por todas partes.
Estábamos rodeados. Orcos apostados sobre el terreno firme y tras los árboles nos habían sorprendido. Tal vez alguien los alertara, tal vez estuvieran esperando allí desde hacía horas, tal vez días ...¿semanas?.

- ¡Cuidado las flechas de fuego!

Jame rápido como el viento blandía su espada larga como si de un látigo se tratase, a la vez que sus amigos del Brazo hacían lo posible por resquebrajar una vida y otra orca. Brazos moviéndose al ton y son de la guerra. Gritos de batalla se unían al sudor de los cuerpos. Un mediano alcanzando desde la distancia, varios grandes luchadores, una arcana defensora de los suyos y una gran hueste acercándose desde la lejanía.

Chamanes, grandes bestias orcas y otras menos diestras se unían a la contienda.

Las armaduras cedían hacía el interior de los cuerpos de sus amigos. Los escudos se resquebrajaban tras los golpetazos de aquellas moles. Nada de eso era tan curioso como que ....la vieran a ella. ¿Cómo podían saber los orcos en qué plano se movía Aioleth?
¿Acaso esperaban ese tipo de ofensiva? ¿Qué había detrás de todo esto que ella no supiera? No eran orcos normales, era “un gran ejército”.

- “Vosotros que lo veis todo, que escucháis mis pasos al caminar y los pájaros al cantar, como los rugidos de un dragón enfurecido; dejad de ver, dejad de escuchar, ciegos y sordos os vais a quedar”.

Los orcos agitaban la cabeza de un lado a otro como si de perros con rabia se trataran. Sus armas seguían golpeando, seguían hiriéndoles a ellos, sus amigos.

- “Bestia inmunda, tú que te alzas ante mí, que tu mente sea mía y no desesperes en tu cercanía, pues yo te diré qué debes hacer. Escucha esta voz mía...ven a mí y haz lo que diga”.

Las palabras de dominación mental ... tanto hacia bestias como hacia humanoides no surtían efecto. Demasiada era la voluntad a la que se enfrentaba. Y ella que creía que se iba a encontrar a un ejército de humanos ligeramente dóciles...¿por qué no se habría informado antes?. Demasiados quehaceres para una sola persona.

Caían al suelo ya, ....Barek....luego Khilak....más adelante Jame ....ella misma envuelta entre la sangre la derramada por los suyos y entre la de los orcos.

Los chamanes les estaban haciendo la vida imposible con aquellas protecciones mágicas. Pero siempre....uno de los nuestros estaba de pie para poder levantar a otro.

Más orcos se acercaban. Moles, tremendas moles, grandes músculos y armas gigantescas agarradas de las garras de las bestias.

Pensaba ....y pensaba tan rápido como podía la semielfa; pues al menos tenía unos segundos antes de que otros tantos se les abalanzaran.

- (Mi magia apenas les afecta...¿qué hago mal?. Son demasiados ....¿qué hacer sin dañar a los míos? ...)

Cerraba los ojos para ver su respuesta en la oscuridad de su mente, ...concentración ....necesitaba concentrarse, ....respirar y encontrar una solución. Abrió los ojos ...allí la tenía, ...colgada en los bajos de la mochila, en las cuerdas....los cetros de convocación.

La escuela que no dominaba era puesta ahora en sus manos.

Miró como los demás se dejaban la piel y alzó el cetro....

“ Ven ahora gran armado, ven de tu plano pues te he llamado”

Los ojos del planario se encendían para adaptarse a la oscuridad de aquel lugar....la batalla estaba servida entre planarios y orcos, pues los suyos la imitaron. Tendrían un respiro, ...pero ¿hasta cuándo?

Aún así los valientes se enzarzaban para hacer desaparecer esas viles criaturas de la faz de estas tierras.

Varias miradas alrededor. Muchos caídos. Orcos, orcos, decenas de orcos, ...tal vez un centenar ...y amigos ... Esas bestias ....¿de dónde venían? ¿a qué tribu pertenecían?

Buscando entre las pertenencias de los oscuros seres se encontraba vida ...sí, ....¿pergaminos? ¿cetros? La arcana no lo sabía, pues aún no daba crédito de lo que veía.

- ¡Todos en pie amigos! ¡Es hora de seguir! ¡Nuestros compañeros nos esperan!

El Sur de la ciudad estaba más cerca.

Estaban atrayendo un gran contingente de la misma. Tal vez fueran la mejor distracción ...tal vez no....pero lo que sí sabían era que estaban haciendo una gran labor pues habían dejado atrás lo inimaginable.

Agacharon las cabezas....

- Shhhhhh, hadas. Y no se las ve de muy buen humor.
- Hadas sí.
- ¡Cuidado! ¡Conozco el lugar! Cuidado las hadas....

Antes de que pudiera terminar la frase, ...las perspicaces “señoritas” del bosque comenzaron a hacer de las suyas. Ahora algunos de nosotros nos peleábamos por cualquier cosa.

- ¡BASTA!

Recobrando la conciencia corrimos hacia ella, pero ...más orcos.

De nuevo ...la sangre se servía en el terreno. Cinco, seis....Cora les había seguido hasta allí....ahora tenían más ayuda. Seis, y uno más y otro, y otro ....
El número de aliados crecía gracias a Mystra. La diosa de los Misterios les estaba permitiendo recoger almas uniformadas de acero en bruto para derrotar a aquellas cosas de aliento pútrido y mentes indecentes.

A cada paso que daban el efecto visual del bosque en llamas se acrecentaba...pero únicamente era un efecto ...efecto que al ser atravesado por un ser era acrecentado en otro de calor sobre la piel ...al fin y al cabo ...el fuego era fuego aunque permaneciese poco tiempo.

- Barek!!!
- ¡Lo siento! ¡Yo no puedo hacer más!
- ¿Jame X, Aioleth?. !Haced algo por el amor de dios! ¡¿Mer?!

Una vida menos, o eso solo por el momento. Allá, un poco más lejos, tras los matorrales, tras la última hilera de árboles del bosque se oían unas voces...

- ¡MALDITOS MORID!

Corrimos como pudimos...allí, los cuerpos habían sido abandonados a la suerte de los futuros pájaros carroñeros que ya sobrevolaban el cielo esperando que todo acabase.

La unión ...ahora eramos más. Pero ...a la vez menos.[/i:cf6242b51d]

davidsanesc

01/03/2007 18:33:21

[color=red:1fd44e78a8]REVIVEN A UNA ARCANA ENTRE EL BOSQUE ACECHANTE Y VADO DE LA DAGA
(Parte 3 Final Vado)[/color:1fd44e78a8]

[i:1fd44e78a8]- ¡MALDITOS MORID!

Los cuerpos esparcidos por la tierra en una cruenta batalla. Orcos y más orcos y compañeros pertenecientes al ejército de Corwin y a las demás ordenes.

El rugido de Jame al ver la atrocidad se oyó en la espesura del bosque que habíamos dejado atrás.

Allí en la lejanía, tras los arbustos, escondidos tras la maleza la lluvia de flechas caía sobre el resto de supervivientes.

La semielfa giró la cabeza al ver su brazo alcanzado por una de las mismas.

Sus compañeros y amigos levantaban los escudos para evitar el desgarre en sus propios cuerpos.

Flechas y más flechas caían sobre los ya muertos orcos, humanos, enanos, ...

No había momento para dudar, pues a lo lejos aparecían orcos de mayor tamaño con hachas ensangrentadas.

Arqueros por un lado, bárbaros por otro. ¿Qué hacer ante ....

Conjuró y se hizo invisible aún a sabiendas de que esos orcos podían verla donde muchos otros no podían hacerlo.

Salió corriendo dejando atrás a sus amigos que se encaraban chocando espada contra hachas entre los enemigos. La maleza crecida estaba cerca ya. Seguro que había una decena de orcos escondidos, ...tal vez más ...pero saldrían de allí, ...

- ( Saldrán, seguro que lo harán....)

Sus ropajes ondulaban mientras avanzaba hacia la línea enemiga ...unos cuantos pasos más y estaría a distancia.

Giró la cabeza...las figuras de sus amigos se veían acosadas en todo momento. Jame, Althiem, ...Cora, ...resistían entre otros el ataque de esos inmundos seres. Apenas se habían dado cuenta de que una arcana había desaparecido entre ellos.

Aioleth sacaba de la bolsa unos pergaminos ...

- (Aquí están!)

Lo sacó en medio de la explanada, tal vez a la vista de cualquier dragón si lo hubiera, ...pero no era el caso. Miró al cielo y conjuró...

- “Viento de las montañas desérticas...aquellas de las que emana el calor, tráeme ahora tu explosión ...que las rocas en llamas caigan por doquier sin dilación ...termina con aquellos que no han visto tu poder de destrucción”

De pronto las rocas en llamas caían del cielo a unos metros por delante de Aioleth...los orcos rugían en la desesperación al verse golpeados por aquellas grandes rocas ...pero ...se mantenían firmes en su posición. Ahora con rasguños se veían, tanto como los chamanes comenzaban a ver a la semielfa en la cercanía.

Así ...pues ...el orco pronunció palabras de poder oscuro sobre algunos de sus camaradas.

- @ Ve aquello que está ahí y desgarra su cuerpo con la mirada y con tu arma al fin @

Los arqueros fijaban el objetivo ...a “cazar”. Se habían dado cuenta ...estaba allí. La estaban viendo de nuevo.

Zassssss zassssssssss...... tres flechas...una en el vientre, otra en el pectoral y otra entre las costillas.

Aioleth cayó de espaldas sin vida cerrando los ojos. Había causado ....rasguños entre todos aquellos que se escondían, ...pero ...solo rasguños. Había sido una arcana, de poder, pero ...nunca ofensiva...

Su sangre salía de su cuerpo mientras sus amigos hacían lo que podían en la lejanía de su cuerpo.

El charco se hacía más y más grande ...pasaban las horas ...y de pronto algo la arrastró, ...pero ...arrastraba un cuerpo muerto, sobre el río de sangre ...el río que abarcaba ahora varios pasos hasta un lugar seguro.

Y unas plegarias entre varios amigos ...amigos que la miraban allí tendida....entre las hojas teñidas en rojo.

La estaban trayendo de nuevo a la vida...abrió los ojos mirando su cuerpo. El traje del Brazo de los Justos teñido en rojo y orcos cayendo de nuevo tras los golpes de los demás.

Fijaron la mirada en la ciudad a lo lejos. Vado esperaba la llegada de más adversarios.[/i:1fd44e78a8]

davidsanesc

04/03/2007 12:37:36

[color=orange:28da92fbad]DE GILIAN A VADO Y DE VADO A AGUAS (Parte 4/4 Final Vado) [/color:28da92fbad]

[i:28da92fbad]Caminaron hacia Vado todos juntos, temerosos de lo que podrían encontrarse.

Comenzó de nuevo a brotar la sangre tras los muros de la ciudad.

Los gritos de los orcos envolvían a todos los demás. El caos reinaba fuera, ...tal vez dentro. No se podía hacer nada ante tal multitud de seres del caos. Aioleth se pegó al muro junto a otra mujer. Allí estarán a salvo durante unos instantes, tras saber en qué podían ayudar.

Se miraron las mujeres. Pero los orcos ya salían, ...ya recorrían el exterior entrechocando espadas. Los demás iban a morir. Aioleth allí, con la mente envuelta en miles de cosas. Mystra seguramente estaría ofreciendo sus favores a otros arcanos en este momento.

Y de pronto una explosión, trayendo a una multitud de orcos hacia la salida.

Salió de su escondrijo al ver un orco pasar junto a ella. La veía, ...corrió corrió, ...pero logró escaparse, dejando que fuera tras otra persona. Ella no era una paladín, ...tal vez daría su vida por un amigo de antaño como los que seguía teniendo; tal vez por uno de los nuevos, ...pero siempre sabiendo que lo que hiciera serviría para algo.

Jame y los demás ya estaban entrando en la ciudad, pero allí les abatieron. Nada que hacer.

Éramos tres o cuatro intentando esquivar la nueva oleada que se avecinaba. Nos escondimos de nuevo, ...y los orcos entraron de nuevo en la ciudad mirando de lado a lado para ver si alguien más se había colado.

La arcana se acercó a la puerta y vio los cuerpos del semidragón, su amigo y unos cuantos más. Alrededor de ellos los orcos parecían estar diciéndose algo ...

Ahora, estábamos perdidos. Sin saber cómo traer vida, sin saber cómo entras en Vado sin ser vista. La muerte estaría servida, ...

La puerta se abría sola, o eso debían pensar algunos orcos de los que allí ahora moraban y salieron algunos de los mismos.

La olieron, sabían que estaba allí, ...les acabó atrayendo hacia sus compañeros de batalla. Error por parte de ella; gran error.

Tenía la espada ya sobre su cabeza, ...la iban a matar...y fue cuando dijo unas palabras a la vez que se agachaba para dejar más espacio entre la espada del maldito orco y ella, ...y cayó de espaldas en el camino del comercio frente al desvío de Gilian.

Estaba a salvo pero ...seguramente todos los demás habrían muerto.

La pena recorría su cuerpo. Demasiadas muertes, ...todas las de sus amigos, viejos y nuevos.

Se acercó al poblado, ...

- ¡!SIERVO!! SI ESTÁS AQUÍ AHORA AYÚDALES. TE DARÉ MI VIDA, PERO SACALES CON VIDA DE ALLÍ, A TODOS MIS AMIGOS. HAZLO, ...POR FAVOR.

Se caía de rodillas al suelo al ver que el silencio se apoderaba de ella. Su bolsa estaba llena de sangre, ...los pergaminos desordenados. Empezó a sacarlos y a lanzarlos lo más lejos que podía...arrugados...al fin y al cabo, Mystra no había podido hacer nada para que los demás salieran con vida...


Pasadas largas horas ...conjuró volviéndose un dragón de medianas dimensiones. Podría recorrer largas distancias en cortos periodos de tiempo.

Los orcos, ...habían sido brutales, y muchos de ellos estaban yendo seguramente hacia el sur, ...así que dio un rodeo acercándose a la costa...pero ......un dragón salido de algún lugar la divisó en el cielo y fue a darla caza.

Las zarpas de ambos, se rasgaban en medio del aire. Aioleth conjuró cambiando a una forma de dragón mucho mayor. Recibió un zarpazo del otro mientras su cuerpo comenzaba a mostrar escamas rojizas color sangre, ...duras como el acero, ...giró su cabeza hacia esa “criatura” y se deshizo de ella al morderle fuertemente en el cuello.

...Volvería a Vado derramando algo de sangre por el camino.

Los orcos habían desaparecido. Pero ...¿dónde estaba la gente? ...

Recorrió las calles, desérticas hasta que encontró a algunas personas. Al parecer el Brazo de los Justos había partido a Aguas Profundas.[/i:28da92fbad]

davidsanesc

06/03/2007 11:41:46

[color=orange:2ecae03b9e]LA AMENAZA DE SET[/color:2ecae03b9e]

[i:2ecae03b9e]Entró por el portón. Había sangre derramada por los suelos. Los paladines le dijeron donde estaban.

Bajó las escaleras con premura.

Las voces sonaban sombrías en el corredor de la justicia.

- ¡Por favor, haced algo!
- ¡No se me ocurre nada más! ¡Va a morir! ¡Va a morir!

El cuerpo de Und’elek se veía rodeado en sangre, salida de su boca. Ese bastardo esta maniatado y amordazado, ...era imposible que se moviera ni conjurara en ese estado.

Llegaba Aioleth corriendo al ver a lo lejos que sus amigos estaban allí, en una de las celdas con alguien.

La situación se presentaba fea, pero ....era aquella situación que tanto había deseado. La muerte de un arcano que le recordaba a Kandelthor, ...tal vez menos listo, y ...¿qué era eso?.

Und’elek, nigromante de estas tierras, ...no sería bien recibido. No por lo menos por parte de ella.

- ¡Serpientes, serpientes! ¡Le han mordido, se está muriendo! ¡Aioleth!

Algo no cuadraba. Le dijeron que le habían mordido. Pero si ellos no le habían podido curar con sus plegarias a sus dioses, ni Aioleth había podido ayudarle mediante un conjuro general de eliminación de maldiciones. ¿Qué tenían entonces frente a ellos?.

- Tal vez sea una maldición que escape a mis conocimientos. (Hace tanto tiempo que no ...)

Pero tal vez fuera otra cosa ...tal vez sí.

La arcana comenzó a conjurar. Y allí sí, ...estúpidos de nosotros. Todo era falso.

- ¡Maldito!

Conjuró sobre los demás.

- Nos ha estado engañando.

Ganas de dejarle morir o matarle sobrevinieron en la sala, pero ...por el momento Aioleth haría algo especial. Acarició su colgante de cobre, ...mientras las palabras correctas se sucedían. Y la mente de aquella cosa era toda suya sin que se diera cuenta.

- (Malditos. ¡Dejadme salir! ¡Así no! ¡Así no!.)

- Está deseando salir sea como sea. Aldarion, ...no se está muriendo, haznos caso. Es su magia la que te ha mostrado esto. Cortémosle la lengua para que no se vaya, ...siempre puede escribir.

Pero algo comenzaba a ocurrir. Él no había conjurado, ...¿cómo estaba ocurriendo? ¿se estaba quemando? ¿iba a morir por culpa de esas “mordeduras de serpiente”?

Aldarion le quitó la mordaza. Aioleth corrió a ponerle unas vendas dentro de la boca para que no se fuera.

Miraron a Aioleth.

- ¡Deja que hable!
- Como querais, pero desaparecerá de nuestra vista en cuanto tenga ocasión. Se lo que piensa, o lo que acaba de pensar hace un rato y lo único que desea ahora es salir de aquí.
- Und’elek...

Le puso la espada entre los dientes intimidándole para que no se le ocurriera conjurar y le daba paso a que dijera lo que sabía. Pero ...olía a quemado. Se estaba quemando por dentro, ...¿por fuera?. La sangre no dejaba de recorrerle de boca a garganta, ...se iba, se iba.

Entonces habló cuando pudo.

- SET ¡PROTEGEDME!

Una energía recorrió la sala haciéndose la oscuridad en las sombras. Algo rajó el cuello de Und’elek y este cayó al suelo desangrándose.

La arcana estaba cegada. ¿Quién había hecho eso? El maldito de Und’elek había llamado a ese dios, ¿el del chacal?.

Seguía cegada, ...

- ¡Le he matado! ¡Ahora no sabremos nada! Haced algo, traedle a la vida.
- ¡Pero si se está desangrando! ¡Mira su cuello!
- ¡Hacedlo!

Trajeron al sin vida a la vida. Aioleth recordó lo que se siente tras morir. Se llevó la mano al corazón sintiendo la sangre pasar a través del mismo.

Y corrieron con el cuerpo escaleras arriba. Ahora medio moribundo se mantenía en pie.

Allí, ...Alanius miró el cuerpo y les recordó el pasado.

- Thoram. Pero le quemamos, desapareció por completo junto a sus cosas.

Señalaba las marcas en el cuerpo del mismo. Und’elek era uno de ellos. La maldición estaba echada.[/i:2ecae03b9e]

davidsanesc

07/03/2007 20:28:22

[color=green:0ef0b45487]EL COMIENZO DE LA BÚSQUEDA[/color:0ef0b45487]

[i:0ef0b45487]Nos reunimos como así se precisaba.

Tirodarco sería el comienzo, deseando todos que fuera el mismo final donde encontrar lo que se le había robado al nigromante. Lo sabíamos. Era eso y no otra cosa....pero ...¿dónde lo había hecho?, ¿en qué recóndito lugar había colocado lo que tanto se estaba buscando en estos días por ...demonios, arcanos, hombres de fe, semidragones, ...por ...?

Estaban en un lugar que ya conocían de tiempo atrás. La cueva, donde Aioleth se reunió con ese mago ....¿cómo era? Shonell; aquella recubierta por plantas que caían sobre ella enredándose y dejando paso a una obertura que estaría cerrada unos metros más adelante por una puerta blindada en puro acero.

Allí, Willhelm, viejo amigo de Aio; Paskinel, el elfo cuya casa presentaba la soledad del mismo ser, pero repleta de riquezas interiores y ella, una semielfa curiosa y esperanzadora para aquellos que la conocían, aunque ...desde que cayó y fue rescatada de la muerte hace ya tiempo, años ...en el viejo Bastión, su sangre, su ser ...se estaba convirtiendo en alguien más recatado, más deseoso de la vida, cuya sangre era lo más preciado que le podían robar a ella.

- Oery pequeña! Siento haberte despertado. ¿Recuerdas esa puerta? ¿Crees que puedes abrirla con tus pequeñas ...?
- ¡Aio! ¡Por Mystra que puedo abrirla! ¡Parece mentira que siempre me hagas la misma pregunta!

El trío sonreía mientras el hada manejaba con agilidad unas pequeñas herramientas mirando la forma de abrir esa puerta, y ....así se hizo.

Se movió todo: mesa, barriles. Se miró el techo, se tocaron todas las paredes. Sí, parecía el refugio de alguien. ¿Pero de ella? ¿de Vala?. Estaba demasiado visible para que viviera allí, pero ...la fresca arboleda verde que hacía de fondo podría camuflar su entrada desde el cielo perfectamente.

Se pronunciaron las palabras de la trasmutadora y ésta se hizo una gran araña, la cual trepó en un abrir y cerrar de ojos a esos pequeños lugares inaccesibles sobre el mismo refugio. Allí comenzó a excavar incesantemente. ¿Dónde se escondía?

Lo mismo en las estrechas llanuras que abrían paso al poblado, allí, cerca de donde los semiorcos solían asentarse tanto de día como de noche, para algún día hacerse con las riquezas de alguien como ellos, de Wil, de Paskinel o de la semielfa, Aioleth Meline.[/i:0ef0b45487]

davidsanesc

13/03/2007 01:02:43

[color=green:90c8ff4144]SEGUNDO DESTINO: WELDAZH [/color:90c8ff4144]

[i:90c8ff4144]Mientras se preparaban con lo necesario para el próximo viaje Aioleth leía cada una de las palabras escritas en aquel libro que recogía las pistas de un posible lugar de residencia de un semidragón verde en Tezhyr.

Y allí mismo estaba, el nombre de un dragón verde que vivía en una de las cuatro guaridas de dragones entre muchas otra: La de Linnussaxannol.

Así pues dejaba una nota en la mesa de Willhelm, mientras partía junto a Oery y sus pequeñas herramientas abrepuertas para dejarle otra nota a Paskinel.

La nota decía así:

"Vamos a Weldazh, es nuestro próximo destino"[/i:90c8ff4144]

davidsanesc

16/04/2007 20:30:11

[color=red:f3941c9ade]LA PÉRDIDA DE SU AMIGA MÁS QUERIDA. [/color:f3941c9ade]

[i:f3941c9ade]Llegaba tras la noticia en Aguas Profundas de que tanto sus nuevos amigos como ella marchaban en poco a Puerta de Baldur. Pero ...¿y la búsqueda de la pista de la semidragón?

Vado ...el barco se había dado prisa en llegar hasta allí. Sabía que Corwin ...podía tener alguna información más.

Paseaba deseosa de obtener esa información.

Los guardias le indicaron que en ese momento no estaba en aquel lugar, que volviera algo más tarde, así que se dispuso a recorrer la vieja ciudad cuyo renacimiento se veía constante en sus muros, en las calles, en las personas, en la Orden del Fénix, cuyo compañero Edwin mantenía una cercana relación con su amiga, con ...con su amiga sí, la de siempre ...Aioleth y Oery, Oery y Aioleth.

Y allí estaban las tres personas, con un grupo de guardias protegiendo cada flanco de aquel lugar ...y una puerta que no se abría.

- ¿Podéis abrirla señora Aioleth?
- Esto es cosa mía, bueno y de Oery.

Hacía unas semanas que habían marchado por el momento de una búsqueda incesante y ahora se encontraban allí, dispuestas a mostrar un favor antes de seguir con la búsqueda del bastón. Aioleth trajo a su amiga creando el pequeño portal y ésta vino enseguida.

Mientras Aioleth sacaba la varita para abrir la puerta Oery comenzaba a pedir miel a su nuevo amigo. Aioleth se acercó, tocó la puerta, pero nada.

Entonces fue cuando ocurrió. El pixie revoloteó hacia donde siempre lo hacía...su habilidad iba a hacer el resto pero ...zas!!!! nada. Ya no había nada. Oery había sido presa de algún conjuro, de algún ...¿de alguna trampa?.

Por qué demonios no se habían asegurado antes. Rápidamente la arcana sacó una nueva varita, apuntó sobre la puerta e hizo desaparecer lo que allí atrás hubiera.

Nada, la puerta no se abría. Maldita sea, no había forma. Un conjuro de pasamiento y podrían ver que se escondía allí detrás. Pero ...estaba cansada.

Protegida tras el magnifico cuerpo del semidragón, otro viejo amigo, aunque nuevo comparado a su pequeña pudo descansar durante gran parte de la noche. Por la mañana intentaría averiguar si su pequeña estaba allí detrás ...detrás de la puerta encantada, paralizada, convertida en piedra. Por Mystra que Aioleth deseaba que así fuera.

Pero ...escuchaba las palabras de:

- Es una ilusión. No hay puerta ninguna.

La gente atravesaba la puerta con las manos, comenzando a ver la fría piedra que allí se encontraba. El muro de piedra seguía a lo largo y alto de la pared.

- (¿Y Oery? ¿Y Oery?)

A su lado pasó esa cosa. Un golem, un protector, el protector de un arcano tal cual como ella se alzaba mirando a los presente. Cogió a uno de ellos mientras una vieja alarmada por los golpes en su casa hablaba con el coronel.

La arcana no daba a crédito de lo sucedido. Tal vez esa cosa tuviera la respuesta. El protector recibía una orden tras otra...pero ¿qué podía hacer paralizado? Nada.

Pasaron las horas...no se sabía nada, ...el golem atravesó el muro por la antigua puerta ilusoria y allí no se vio nada. Una trampa, estaba segura.

Creó un portar y llamó de nuevo a ...la pequeña. No respondía, la había perdido.

La gente de Vado seguí pensando la manera de saber qué ocurría en el lugar mientras los ojos de la enfurecida, triste y deseosa de ayuda, de ...sentimiento compartido por parte de tal vez sus amigos ...por ella, se hiciera visible en cierta medida.

Dio unos pasos atrás, ...mientras largos ríos recorrían sus mejillas. Discutían allí, frente al portal derruido, ...pero ...más roto estaba un ser por dentro.

Aioleth había visto la muerte pasar sobre ella un par de veces, recuperan la vida de nuevo gracias a los compañeros, pero ...¿y oery?. Ella ya no la recuperaría jamás.

¿Era cierto eso?...El corazón le latía más rápidamente, más fuertemente ...la sangre comenzaba a fluir, ...una parte de ella se había perdido ...para siempre.

Se fijaron tras largo rato...pero ...echó a caminar desconsolada hacia atrás...un mediano mirando la escena, un hombre ofreciendo a ¿Eara?....esa semidragona que iba a saber de traer a la vida a un ser que no tenía cuerpo ...

No era una semidragona, era la pixie de aquella persona. Salió corriendo hacia el sur de la ciudad. Le abrieron las puertas ...salió corriendo. ¿Qué era eso que sentía?
¿Rabia? ¿Tal vez cólera?
¿Hacia quien? ¿Hacia ella? ¿Hacia los vadaguenses? La culpa había sido de ella, por no tomar toda precaución, pero ...¿y los demás? ¿La tenían a ella como a conejillo de indias? ¿Qué era Aioleth en Vado?

Gritó unas palabras apoderándose de la forma de un dragón rojo y comenzaba a destrozar los cuerpos de esos seres trasgoides al igual que el de algunos osos asustados que querían defenderse de la horrible bestia. Allí la carnicería se hacía mayor por momentos. Alzó el vuelo tomando altura, gran altura sobre Vado. Y recorrió la ciudad mirando si veía algo extraño a la vez que unas gotas caían de sus dientes hacía el suelo, extremo inferior de desgracias. Nada, nada que abatir. Ningún ente extraño, solo ella y su culpa.




[color=cyan:f3941c9ade]Se dice que se veía un ser trasformándose en varias cosas en el exterior alejado del norte de Vado gritando en sus respectivos lenguajes, para acabar quedándose el terreno despejado sin saber a dónde había ido a parar esa criatura.[/color:f3941c9ade][/i:f3941c9ade]

davidsanesc

18/04/2007 13:18:28

[color=cyan:9ad8b811de]UNA ELFA DESILUSIONADA Y TODO UN BRAZO PONIÉNDOSE AL DÍA. [/color:9ad8b811de]

[i:9ad8b811de][color=yellow:9ad8b811de][size=18:9ad8b811de]Tras la muerte de la pequeña ...en Vado, la arcana sobrevoló el cielo surcandolo sobre el mar dirección Puerta de Baldur donde sabía que tenían un nuevo lugar de residencia ...tal vez de descanso. [/size:9ad8b811de][/color:9ad8b811de]

Dicen que el tiempo cura ciertas heridas cuando los clérigos no pueden hacer nada.

Llevaba ya bastantes semanas sintiéndose deprimida por la muerte de su pequeña habiendo dejado de lado las búsquedas y cualquier otro quehacer.

Althiem se acercaba a ella de vez en cuando para conversar y traerle algo de comida.
La arcana...no era la misma desde hacía un par de meses.

Alejada de cualquier realidad cogía su libro de magia y revisaba conjuro por conjuro la posibilidad de alguna unión para atraer a un ser mágico ...pero hasta ahora nada.

Se arroparía bajo las mantas un día más, esperanzadora de que algún día pudiera volver a ver a Oery.

Mientras tanto los demás debatían los temas pendientes. [/i:9ad8b811de]

//OTRO PARA AURORA (ANDAAA ...¿PERO QUÉ ES ESTO? Y CREO QUE NO POSTEE NADA REFERENTE AL BEBÉ PARA QUE NO HUBIERA METAGAMING ...QUE SI NO HABRÍAN 10 POST MAS. xD

davidsanesc

26/04/2007 00:57:27

[color=orange:f74edb8c5a]LAS PALABRAS DE ALDARION[/color:f74edb8c5a]

[i:f74edb8c5a]Y fue tras el desánimo cuando aparecía el ánimo por parte de Althiem ...pero fueron las palabras de Aldarion las que le llevaron a ser ella de nuevo, ...a emprender la búsqueda de su más querida amiga.

- Ella quería ser como yo.
- Pues se tú. Ella estaría satisfecha de que fueras como eras. Ella está en tí. Ve y búscala. Tómate el tiempo que necesites Aioleth.

La semielfa recogió sus cosas y se puso marcha a Vado de la Daga ...Oery, era parte de ella ...si Aioleth recaía, su pequeña sería olvidada, moriría verdaderamente. Pero si seguía en su corazón ...tal vez hubiera alguna forma de atraerla de nuevo. Además ...

¿quién aseguraba que había muerto?[/i:f74edb8c5a]

davidsanesc

26/04/2007 19:36:31

[color=orange:490b2d48a2]DE PUERTA A VADO Y DE VADO A PUERTA EN POCO TIEMPO[/color:490b2d48a2]

[i:490b2d48a2]Y cuando llegó a Vado ...para buscar indicios de su pequeña Aioleth fue avisada por sus viejos amigos de que se subastaban casas en Vado ...

Y de pronto el Bardo comenzó a narrar la historia en que ...

Y ella volvió conjurando y entrando en su cuarto como gran arcana que se trataba.

Corrió las escaleras y allí fue a buscar rápidamente a Aldarion.[/i:490b2d48a2]
[color=violet:490b2d48a2]Entre una cosa y otra se enteró de que una tormenta se avecinaba

davidsanesc

29/04/2007 01:20:05

[color=green:0e3ae82e5b]HACE YA UNOS AÑOS ...CUANDO LAS HADAS SUFRÍAN POR SUS VIDAS[/color:0e3ae82e5b]

[i:0e3ae82e5b]Hace ya unos años que las umbras aparecieron cuando la vasta red mágica, o la urdimbre, o la propia Mystra como quisieran algunos llamarla estaba seriamente dañada.

Criaturas mágicas descontroladas en las tierras de Faerun; y no solo eso, si no apunto de morir.

Las hadas ...Oery ....en aquel árbol, sola, sin Aioleth a su lado. Sabía que su amiga bien poco podía hacer por el momento, pues la misma enfermedad de las sombras la había alcanzado como a muchos otros.

La muerte rondaba los caminos. Kélemvor se preparaba para recibir una multitud de almas ...viendo lo que acontecía por todos los lares.

Oery sollozaba, a la vez que no paraba de temblar. La pequeña hada sudaba cada vez más, acurrucada en un pequeño rincón en uno de esos orificios de los grandes árboles del bosque. Todas las hadas de los alrededores también se encontraban en la misma situación. Algunas de ellas pasaban este último tiempo juntas apenas hablando para no malgastar energías.

En las alturas de la arboleda los elfos pedían a los dioses de la naturaleza que interviniera y les diera cobijo a todas esas pequeñas. Que las cuidara.

Chalea apenas tenía fuerzas para seguir adelante. La lluvía le caía incesantemente sobre su nuevo frágil cuerpo debilitándolo aún más.

- Ayuda, ayuda. Por favor!.

La pequeña lloraba mientras pedía socorro con su aguda voz.

¿Dónde estaba la gente? ¿No la oían?

Pero la Mystra es toda una, y su presentimiento de malestar atravesaba cada uno de los cuerpos. Si uno moría ...otro decaía.

Se percató Oery de la presencia de Chalea unos pies más abajo. Se asomó por la obertura y se puso a mirar para saber qué ocurría.

Más joven que ella. Era una de los suyos. Ser mágico en peligro ...debía hacer algo.

El agua resbalaba por la corteza como si de rocas caer por un barranco se trataran.

Se dejó llevar lentamente siempre aferrada con las fuerzas que le quedaban para ir a buscar a la joven hada. Chalea logró ver un destello sobre el árbol.

La recién llegada se tapaba la cabeza con sus frágiles brazos mientras avanzaba por la tierra fangosa en la que se encontraba. Riachuelos y más riachuelos.

Allí, sobre esa superficie no estaría a salvo y menos sin poder tomar el vuelo.

Oery la cogió de la mano y ambas subieron a la par mientras se miraban a los ojos para saber que podían llegar hasta lugar seguro. La lunoscura se hacía larga ...muy larga. El agua caía sobre sus cabezas por las hendeduras de aquel gran árbol, pero ya quedaba menos.

- Gracias por ayudarme.
- Me llamo Oery, tú habrías hecho lo mismo por mí.

Chalea sonreía en medio de aquellos momentos de infortunio e incertidumbre ante la muerte pues las hadas caían con facilidad en estos días en que los animales feroces se hacían con un buen manjar.

Las dos entraron allí en ese pequeño recoveco, se taparon con un par de hojas cada una mientras no dejaban de temblar e intentaban mantenerse en calor.

Por Mystra que cada ser vivo hacía lo que podía para sobrevivir.

El fin de la noche se acercaba y las dos jóvenes habían hablado a tartamudeos.

- Aioleth dice que Mystra está enferma ...y que hará lo posible para que nos recuperemos.
- Tu amiga debe ser una maga muy poderosa entonces.
- No lo se, pero confío en ella.
- (Aioleth ...bonito nombre.)

Chalea pensaba en ese nombre a lo largo de la conversación y en lo mucho que le gustaría tener una amiga como ella.

Los días pasaban y Oery le contaba las aventuras pasadas junto a su amiga. Una tras otra. Chalea entre temblor y temblor sonreía al sentir amor entre seres tan distintos como eran ellos y la raza humana que todo aniquilaba, que todo arrasaba.

Pero Aioleth era semielfa...aún mantenía el corazón de un elfo. La nobleza de la estirpe élfica era ante todo un regalo que los dioses habían mantenido a lo largo de la historia.

Los lazos entre las dos moribundas se hacían cada vez más fuertes.

- No te preocupes Chalea ...yo estoy contigo. Yo seré tu protectora. Ya verás como no pasa nada. Ya verás!

La pequeña asentía sin saber si aquello era verdad ...pero por dentro se hacía una promesa en aquellos instantes.

(Señora ...si te curas...si te ayudan a curarte los arcanos, aunque sean los humanos, si ellos hacen que te pongas bien, yo Chalea y Oery, claro ...estaremos siempre con ellos, para que nunca más te vuelva a pasar nada. Lo prometo, pero ponte bien y no dejes que muera nadie más. Por favor, por favor.)

Las lágrimas resbalaban sobre Chalea mientras escuchaba los gritos de un hada allá lo lejos y un lobo con las fauces más grandes que jamás hubiera visto se apresuraba a cazarla.

Así pasaba el tiempo: alba, mañana, solana, tarde, anochecer, ocaso, noche, medianoche, lunoscura y el final de la noche para dar paso a otro ciclo de derrumbamiento de moral entre algunas pequeñas y de levantamiento entre otras.

Hasta que se curaron y Oery escuchó la promesa que se hizo su joven amiga Chalea.

-Oery. Si necesitas algo de mí, recuerda venir a visitarme.

La pequeña asintió feliz en ese momento. Tenía una nueva amiga: se llamaba Chalea.

....................................................................................................

Y ahora, tras la desaparición de Oery, Chalea escuchaba la llamada de su amiga por parte de una voz desconocida.

La mujer parecía sentirse triste mientras la llamaba desde algún lugar.

¿Por qué escuchaba el nombre de Oery ella? ¿Acaso estaba en peligro su amiga?¿Era Aioleth quien la llamaba? ¿Quién era? ¿Debía seguir aquella voz por alguna razón?

La pequeña sacudía la cabeza. No era normal ...¿qué ocurría?[/i:0e3ae82e5b]

davidsanesc

12/05/2007 12:17:31

[color=green:a49cced8f7]ESPERANDO RESPUESTAS EN VADO[/color:a49cced8f7]

[i:a49cced8f7]La ciudad de Vado de la Daga ya se mostraba en todo su esplendor y frente a ella él, Sir Corwin de Vado. Ahora nuevo gobernador.

A él apenas lo conocía. No obstante tanto Willhelm como Jame X habían compartido junto a ella innumerables aventuras.

Estaba recogiendo información acerca de esa casa; allí donde desapareció su pequeña. La casa no mostraba magia alguna. Algo no iba bien. Lo que en principio habían sido esperanzas por encontrar un portal mágico se veían desvanecidas por la ausencia de la misma.

Se encapuchó con aquella capucha rígida cuyo interior escondía un cráneo ensanchado. El cráneo de un liche. Volvió a conjurar sin encontrar nada.

Comenzaba a pensar que detrás de todo esto estaba la orden del Intelecto. Nueva orden de arcanos de tal ciudad cuyos propósitos no eran visibles para los demás. ¿A qué se dedicaban? ¿Qué ocultaban?

- (Ese constructo ...tenía los mismos símbolos marcados que los que tiene la torre de la ciudadela.)

Se dirigió hacia el lugar. Se encontró de camino a dos personas importantes en su vida. Tal vez una menos que la otra, pero a esa misma le debía algo: Lyan y Willhelm.

Fibrizo fue un gran guerrero, tal vez a sueldo, aquel que sacó a Rusco de Calim en sus días, ahora se veía desvanecido para la eternidad allá donde estuviera, pues en la cueva donde desapareció ya no se encontraba resto alguno; ni de él, ni del maese Groanor.

Dentro de la orden esperaba un hada. Un hada ...vaya ironía. Le dejaron unas notas y esperaron por las cercanías unas horas. Pero nada. Aioleth tendría que volver más adelante.

Rencor hacia la ciudad, algo que por dentro la corrompía poco a poco hacia ellos, los desconocidos. Aquellos que no se dejaban ver o no mostraban preocupación alguna por “simples” hechos que no marcaban un peligro evidente para la ciudad.

Mientras tanto, la semielfa no se daba por vencida. Durante un día entero se colocó junto a la puerta donde la pequeña desapareció y nada.

Willhelm ahora sabía lo que le había pasado a oery. Jame también lo sabía. ¿Lo sabía él?

- Haremos lo que podamos al respecto Aioleth.

¿Haremos?

- (Puedo yo sola ...)

Pasaron los días en la ciudad Vadaguense, sobre la cama de la casa de Jame durmiendo. Sobre las calles de la ciudad paseando, esperando respuestas, sobre los bancos de la torre de la orden.

Si no hay respuestas ...jamás habrá ayuda. [/i:a49cced8f7]

davidsanesc

05/06/2007 12:54:13

[color=red:3479934048]//RESERVA ESPACIO PARA SALIR A MINAS LOCURA CON WILL Y VUELTA A VADO PETRIFICADA.

//SIGUIENTE: SHIRESS

//SIGUIENTE: CHALEA Y EDWIN.[/color:3479934048]

davidsanesc

05/06/2007 22:14:07

[color=red:3cf441c326]EL PLANO DEL FUEGO NO ES UN JUEGO. [/color:3cf441c326]

[i:3cf441c326]Les seguía a ellos desde hacía tiempo: Jame marcaba la dimensión, por lo que se le veía fácilmente y Will volaba sobre la arena dejando pequeños ríos secos por donde pasaba, pues su velocidad hacía que las partículas saltaran a su paso.

Éramos más, algunos desconocidos. ¿Darían su vida ellos por ella como ellos dos lo habían hecho por ella y viceversa?

La torre oscura mostraba pasadizos irremediables de cruzar por donde se movía la muerte andante y otras criaturas más.

Al final el juego se servía en bandeja a todas nuestras cabezas.

- Preparaos para pasar calor.

La voz grave se hacía eco en aquella sala al fondo de los túneles antiguamente trabajados y bajo aquella ciudad desértica.

El ser pronunciaba unas palabras a la vez que mostraba su poder creando un portal de paso hacia ...el “plano del fuego”.

- (¿Prepararnos? Calor, y no me ha dado tiempo a buscar nada especial. Tres días aquí no dan para mucho y menos siendo quien soy. Una buscada.)

Parecía el desierto, pero el calor era tres veces más molesto que aquel día en el desierto hace ya mucho tiempo, día Cumbre del Escudo, cuando el tío se enfrentó a su viejo amigo Oralae, padre arcano de la rebelde hija Maya, cuyo mechón delantero se teñía de negro cada año bisiesto para mostrarse “la diferente” entre las grandes mujeres guerreras. Maya, la joven guerrera, cuya envidia era plausible ante todos los jóvenes, incluso arcanos como yo.

Las gotas caían por la frente de todos. Jame dio unos pasos hacia delante. La arena en ventisca nos cubría a los demás tras unos pasos del semidragón. Allí dos seres en llama viva aparecieron cruzando los mares de arena y se enzarzaron contra nuestra bestia, nuestro Jame, viejo protector. Eran fuertes; los gritos desde atrás comenzaban a sonar en son de ayuda al mi amigo, a nuestro amigo.

No eran solo un par. Quién sabe cuentos se escondían crecidos en aquel océano de fuego.

- (Demasiados. Y parecen demasiado fuertes. Mi daga y mis dotes de combate no tienen nada que hacer frente a ellos. Debí haberme traído todos los pergaminos desde el Baluarte. Tal vez tuviera alguno para congelarles.)

Aioleth se miraba el cinturón. Nada, todo lo que llevaba eran pergaminos en sus especialidad, pero los leía y esos elementales los resistían. Ninguno en piedra. Tal vez ya fueran piedra en sí. En llamas, pero piedras.

Pisó un charco.

- (¿Qué es esto?)

Invisible como iba se puso a remover la arena dentro del agua junto a un mediano, pensando que tal vez el ánfora de Umberlee, si es que era eso precisamente lo que buscaban estaría sumergido bajo agua para no acabar con el poder de la reliquia.

- No hay nada mediano. Tal vez hayan más charcos.

Corrieron juntos e invisibles ante el ardor del cuerpo. Ardor del cuerpo por completo, pero aún más en la espalda. Era rara esa sensación. ¿Les pasaría lo mismo a los demás?

Habían perdido de vista a los suyos, los cuales estaban en medio de una encrucijada jamás vista excepto cuando nos tuvimos que enfrentar a tal cantidad de orcos en Vado.

Cuatro ojos como platos al ver a esa magnifica criatura ardiente frente a nosotros. El mediano y la semielfa quedaron paralizados al ver la magnitud de tal bestia.

- Tenemos que hablar con él.

El mediano había comenzado su discurso. ¿Acaso estaba loco? o ¿sabía lo que hacía?.

- NECESITAMOS EL ÁNFORA. DÁNOSLA.

- (¿Pero qué ...recorcholis hace?)

Parecían unos niños frente a aquella mole que comenzaba a hablar. Y más niños aún con esos pensamientos. Tal vez críos en apuros pidiendo clemencia y suplicándole al todopoderoso de aquel lugar.

- IROS SI NO QUEREIS MORIR. SALID AHORA MISMO DE AQUÍ.

Las cosas no iban bien. ¿Cómo estarían los demás?.

Estaba claro que aquella criatura era el guardián de tal reliquia en este lugar. Parecía no querer ser molestado y nos atrajo un par de criaturas hacia nosotros.

- Si no puedo hacerte daño es porque te escondes tras un escudo.

El mediano debía sonreír en ese momento. Sabía tan bien como yo que tras el escudo o conjuro recitado un tiempo antes nada exterior les podría tocar. No a menos que viesen el ente en sí.

El guardián agitó las manos hacia delante creando varias nubes de fuego frente a él.

Algunos de los demás gritaban ferozmente librando una cruenta batalla.

Las nubes tomaban poco a poco la forma de bolas de fuego, separándose las partículas de energía mágica de nuevo para distraer la atención sobre ellas. Como si se tratase de una trampa, una luz que atrajese a los animales.

- (Esa cosa controla el fuego como si de un conjuro se tratase. Está creando nubes que se trasforman en bolas de fuego al cruzar una criatura sobre ellas.)

Rápidamente desenfundó dos pequeñas varitas de su cinturón y se dispuso a hacer desaparecer aquellas bolas en creación.

Parecía estar enfadando al guardián. Más bien lo estaba consiguiendo. Tal vez si conseguían alejarle de aquel lugar sobre el que no se movía podrían buscar el ánfora.

El mediano ya recorría el camino de vuelta, y Aioleth también al ser perseguidos por varias criaturas de fuego. Aparecer y desaparecer. Invisibles, ocultos. Y de nuevo a despejar de fuego la zona.

Veían a los demás. Algunos parecían agotados. ¿Cuánto tiempo aguantarían?.

Necesitaba un descanso. Pensar qué hacer y así fue.

Inhaló aire, aire caliente, pero al fín y al cabo aire en medio de aquel horrendo lugar.

¿Por qué no podrían estar ahora dándose un baño en un riachuelo en medio del bosque?

Cerró los ojos bajo el manto invisible. Los abrió de nuevo y examinó al guardián.

- (Parece magma puro, pero el magma se sustenta sobre algo. El fuego podría volar y extinguirse con una ráfaga de viento y cuando despejé la zona frente a él apenas noté nada raro. Roca ...roca y fuego. Roca magmática.)

En ese momento la espalda la bullía.

- (¡Maldita sea! ¡Que calor! Claro ...es el maldito carbón. El conjuro. Crearé un pasadizo a través de él. Es roca y la roca se separa. Todo se separa ....menos el metal claro.)

Se acercó hacia él. El carbón quemaba, quemaba demasiado y más cuanto más cerca de él se encontraba.

Paró el tiempo relativo y avanzó justo frente a él. Una vez allí sacó el carbón y este comenzó a bullir haciendo que soltara los mismos fragmentos antes de que sus manos desaparecieran entre el fuego.

Gritó de dolor antes de decir cuatro palabras del conjuro y se retiró cuanto antes de él.

Calor y más calor. Sudando, ensangrentados debían estar todos. ¿Estaban haciendo tiempo o estaban intentando acabar con el número de seres “infernales”? Si los nueve infiernos eran como aquel lugar, ya estaba deseando no tener que cruzar un portal a ninguno de ellos por adelantado.

Algunos caídos en la batalla. Quemaduras graves, de muerte recorrían sus cuerpos.

- (Hay tiempo para todo. Hay tiempo para todo. Además, está Quiara. Ella los traerá de nuevo. Sí, lo hará. Y Will, y Jame, y quien sabe si este mediano que está conmigo.)

¿Estaba despejado? Los demás resoplaban angustiados porque no aparecieran más. Tenían un descanso. Tal vez las demás criaturas se movieran cerca del guardián.

Estaba cansada. Su cabeza apenas la dejaba pensar. Debía ser el calor.

No estaban para perder el tiempo. Sudaba como casi la que más. Sacó otro saquito mejor guardado de carbón y lo dejó sobre la arena. Los demás hablaban; ella solo conjuraba.

- Que la lluvia caiga, que el frío avance bajo las gotas entre nubes nacidas, sobre suelo escondidas. Sobre montañas, sobre ciudades, sobre arena o sobre mar. Que nazcan nubes de lluvia ya.

Seguía con el conjuro. Nubes oscuras ahora tapaban el cielo. Al cabo de un rato comenzó a llover. Las gotas caían, pero no llegaban al suelo. El vapor se hacía sobre los pulmones un infierno, un invernadero y todo por su culpa.

Aparecieron justamente más elementales. La batalla seguía sin dejar “respiro” alguno.

¿Pensar más o ayudar a combatir? Tal vez pensar más. Era arcana. Le había salido algo mal, sí. Pero ...paró de nuevo y recordó a alguien lanzar un rayo sobre las criaturas de fuego. Recordó ver un desprendimiento de unas rocas, de unos pilares tras el guardián.

¿Y si la electricidad deshace ....?

No tenían mucho tiempo. Y por probar no pasaba nada. Bueno, sí....que sudaran más como ahora estaban haciendo.

Sacó un cetro del trueno y lo activó frente a él.

- (¡Funciona!) MEDIANO! ¿Sabes usar trampas?

El mediano estaba al lado de ella, invisible para los demás, visible para ella.

- Sí, respondió. Trampas de frío, seguro que le hacen daño. Seguro que lo petrifican y luego las eléctricas.

El guardián estaba muy enfadado. Estaba luchando contra todos los demás. Los demás resistían esquivando y golpeando y viéndose golpeados. ¿Qué sería sin ellos? Eran claramente los protectores de Vado. ¿Era ella protectora de Puerta de Baldur?

- Señora, no tengo trampas de frío.
- Pues las eléctricas. Toma esta.

No perdieron más tiempo. El mediano se dispuso a enterrar esos artefactos algo lejos de los cuerpos de sus compañeros caídos mientras los otros distraían a la bestia. Y zas ...
Un rayo atravesó la arena al verse la trampa activada por la mole. Aquel atravesó varios cuerpos, pero la roca terminó por deshacerse mostrando entre sus pequeños trozos resquebrajados lo que tanto esperaban: La vasija; el ánfora; la reliquia.

Del cielo caían rocas. ¿Habían acabado con el señor del plano de fuego y ahora se veían sorprendidos por todo aquello que no era controlado por su poder?

-FUERA TODOS!

Los cuerpos eran levantados de entra la arena. Todos terminaron por buscar entre sus pertenencias para traer de nuevo a la vida a aquellos que habían perecido. La suerte había estado de nuestra parte justo hasta este momento.

Los temblores acabarían por dejarles allí, entre las rocas, entre la arena. Era volar como Will hacia la salida o quedarse allí “dentro”.

Una roca golpeó a la arcana en la cabeza mientras seguía a los demás hacia el portal. Cayó al suelo y vio como otra gran roca se dirigía hacia su cuerpo. Conjuró y desapareció de la vista apareciendo en el suelo del Baluarte.

- Mystra, ayúdales a salir de allí.

Suspiró, cerró los párpados y sus amigos, el Brazo de los Justos se acercaron a sanarla. [/i:3cf441c326]

davidsanesc

17/06/2007 14:01:27

Una vez comenzada la búsqueda acerca de ...

[color=orange:ff85e6f325]ALLÍ DONDE AIOLETH ESTÁ [/color:ff85e6f325]

[i:ff85e6f325]Lo único que podía hacer allí dentro era pensar.

Se le ocurrieron varias cosas.

La primera, ...crear un portal chascando los dedos, tal como se lo había visto hacer a ese viejo loco, Halaster. Se preguntaba si tendría poder suficiente para crearlos.

Los sonidos de los chasquidos tras de su espalda no paraban de sonar cada cierta tiempo, la frecuencia aumentaba a medida que pasaban las horas hasta acabar con sus dedos doloridos. Debía pensar un lugar al que ir, chascar los dedos, y en principio ...tal vez algún día, eso funcionaría. Además, se seguí preguntando en el papel que ella jugaba contra los demonios, junto a Khelben tal vez. El viejo deliró y la dejó marchar una vez.

Los dedos le dolían. Se sentía cansada.

La segunda posibilidad es que uno de ellos la reconociera. [/i:ff85e6f325]

davidsanesc

17/06/2007 14:02:54

[color=orange:47c6b06736]CÁNTICOS ALLÍ DONDE AIOLETH ESPERA [/color:47c6b06736]

[i:47c6b06736]Y allí donde está recuerda que sabe que los bardos obtienen el poder de su diosa através de sus cánticos y sus notas.

Aioleth, bajo la oscuridad, entona una leve canción de tristeza saliendo la misma de su garganta.

Al cabo de un rato se atraganta con la saliva, pero esta vez ...espera, se prepara y comienza de nuevo el cántico como queriendo llamar a un ser preciado, su vieja amiga Oery, su nueva amiga Chalea.

Pasa calor, pero sigue, no impidiéndole este terminar algo por una vez en su vida. [/i:47c6b06736]

[color=orange:47c6b06736]
EL NACIMIENTO DE UN BARDO. [/color:47c6b06736]

[i:47c6b06736]La melodía parecía coger forma en aquel lugar. Era como si ésta le llevase al pasado y le hiciera recordar todo lo vivido anteriormente.

La melodía de garganta comenzaba rápida y fluida mientras Aioleth cogía aire por los huecos entre la boca. Aguda y no más carismática que el resto más próximo de lo que iba a venir seguía ella con el tarareo.

Los años de su juventud, ...un aprendizaje rápido junto a los grandes arcanos y sus pequeños amigos en las clases de magia ...y también su tío.

Luego seguía el mismo con un tono mucho más grave pero tatareado desde lo más interior de la garganta que podía; rememorando sus creaciones, tal vez malas creaciones por aquellos efectos que producían de regeneración en el cuerpo a través de cualquier criatura.

Luego le vino una visión de su viejo amigo Rusco a la cabeza, y se puso a tatarear la siguiente estrofa dentro de aquellos sonidos sin palabra pronunciada pero salida del alma de un arcano seguidor de Mystra. El sonido salido de garganta ahora daba pena ...era melancólico....parecía que se repetía mil y una veces ...cayéndole las lágrimas a ella por la mejilla y manchando la tela en agua. La pena la embargaba en esa parte de su historia como estando sobre la piel de él....y cuando dejó de llorar pasó a la siguiente parte de la canción.

Repentinamente el cántico tomaba una cierta fuerza, un cierto énfasis resurgido de la nada, como naciendo de nuevo. La melodía era parecida a la primera pero con más intensidad, ...era como si algo se hubiese parado ante sus pies, ella lo hubiese cogido de repente y hubiera cogido fuerzas para hacer con ello lo que deseara. Recordaba así los mil enigmas que se mostraban en estas tierras. El sonido de garganta ahora era cantado con bruscas paradas, con sonidos cortos ...eran esas pequeñas averiguaciones que en un principio no llevaban a nada.

Y luego ...la enfermedad y decadencia de la canción. La canción se mostraba dulce cuanto podía, recordando su ayuda hacia las personas enfermas ...comienzo de persona desinteresada hacia los demás ...allí en el antiguo Bastión, reunida junto a sus amigos, buscaban ella y los demás la causa de aquella desgracia. Su sonido ahora jugaba al viento de aquella manta que llevaba sobre su cabeza. Cerraba los ojos y cantaba ....y seguía cantando como sin querer parar, como sin querer darse por vencida ante los sucesos que ocurrían. Los enfermos debían ser salvados y merecían eso. Hasta que la enfermedad cayó sobre ella.

La canción tomaba un rumbo monótono otra vez, de tristeza, pero sin llorar, ...cantada con mucha fuerza para hacerse notar que estaba allí, tanto en ese mismo instante, como en el pasado, para hacerle recordar a sus amigos la existencia de los presos, de una enfermedad.

Y de pronto, la canción oscura ...Kandelthor en su mente, haciendo de las suyas ...de sus artimañas mientras los demás eran títeres de su música envenenada. De su boca salían ruidos alargados, como el viento del desierto, como el siseo de las serpientes.

De repente le vino a la mente entre tantas cosas, la palabra serpiente; luego el símbolo de Shar marcado en cierta persona. La diosa oscura le había traído hasta donde ahora estaba. Le había jugado una mala pasada.

De entre la oscuridad, ella se enfureció y comenzó a soltar sonidos seguidos en tarareo ahora medio fuertes, como siguiendo la canción, que mostraban cierta antipatía ante los sucesos que habían acontecido a partir de aquel momento.

Y la lucha se hacía ahora sonar en su garganta, algo que aún tenía. Lucha entre paladines y los seres oscuros. Y retomó fuerza para llevar ella su acción mientras los demás la cubrían. Estaban bien, retomaron las fuerzas entre la incertidumbre ...

¿Y si Mystra fuese dañada por nuestra culpa a partir de aquel momento en la que tuvimos esa gran lucha? Pues así lo advirtió Essael.

Un canto de perdón acontecía ahora entre su historia particular. Un perdón a Mystra por usar la magia tal vez como no fuera debido, pero mostrando un sentimiento de amor hacia ella cuando estaba mal, queriendo ayudar en lo que pudiera. Al fín y al cabo hizo lo posible por restaurar su poder.

Allí, en medio del caos mágico, Aioleth se unió a los paladines, seguidores de la Tríada para llevar a cabo la recuperación de la diosa entre otras cosas.

Y la magia nació de nuevo ...de la mano de dos criaturas. Eran poderosas como nadie, y ella se veía ahora como una hormiga en un hormiguero bordeada de todo un mundo inexplorado. Cántico bajito, como sintiéndose una más. Pues aunque estuviera dentro del Brazo de los Justos, se sentían indefensos ante todo. No sabían por donde empezar.
No sabían cómo acabaría todo. Ella haría lo que fuera.

Eran varios arcanos en la mente....pues lo recordaba como si fuera el día anterior. Los dedos se lo recordaban. Los chasquidos que comenzaba ahora a dar se lo estaban recordando. DE REPENTE .....a los chasquidos de los dedos se unía una voz penetrante, aguda y grave como jugando con el espacio de su minúsculo lugar. Era como si recordar a Halaster le diera fuerzas, y de repente lo estaba consiguiendo. ¿Acaso ese era el poder de los bardos? ¿Acaso los bardos obtenían el poder de Mystra de esa forma? Tal vez Aioleth no pudiera hablar, tal vez no pudiera conjurar, pero sentía como una fuerza crecía ahora en su interior mientras chascaba los dedos y cantaba dejando fluir todo sonido por su garganta, ............[/i:47c6b06736]

[color=orange:47c6b06736]LOS CÁNTICOS ATRAEN LA FE [/color:47c6b06736]

[i:47c6b06736]¿Cuánto tiempo llevaba allí? La fe crecía hacia Mystra, pero sabía que no se debía acrecentar su fe en ella solo para que las cosas salieran bien por las causas en las que ella podía estar metida allí dentro.

Leer la mente a un dragón ...idea tal vez descabellada, pero ...era eso o poner en juego muchas más vidas allá en el mar.

Había jugado varios papeles a lo largo de su vida. ¿Debía retirarse a la soledad en un futuro? O ...¿debería seguir haciendo lo que hacía?

Ojos cerrados, oscuridad en mano se puso de nuevo a cantar otra melodía rememorando de nuevo el pasado para quedarse charlando en la soledad hacia su tío.

La Fe era otra de las cosas que le quedaba y ésta acudía a ella entre los cánticos sin palabras dichas.[/i:47c6b06736]

davidsanesc

28/06/2007 22:59:08

[color=cyan:1c8e9a05fe]EN EL MÁS ALLÁ[/color:1c8e9a05fe]

[i:1c8e9a05fe]Estaba todo gris. Caminaba y caminaba buscando el camino hacia algún lugar, pero bajo sus pies no había camino alguno. Nada, un vacío inmenso. Un sueño que perduraba durante horas ....y más horas.

Paseaba sin cansarse y meditaba sobre lo último sucedido, pero no recordaba apenas nada ...solo el haber estado cantando. Así que se puso a cantar ....esta vez con una voz dulce, como la de una niña ...y desde el fondo de lo apenas visible algo se acercaba ....una joven ....que la venía a buscar con los brazos abiertos...decía que la había estado esperando y que alguien vendría en poco a buscarles. [/i:1c8e9a05fe]

//Un placer con los que pude rolear con este pj.